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Capítulo diecinueve "Me preocupas"

Un mes y medio pasó desde que Alice y Scott terminaron, las cosas no iban tan bien con la joven ni mucho menos con el hombre lobo, aunque eso ella no lo sabía.
Sam estaba ya harto de la situación, su hija apenas salía, comía y se relacionaba con ellos, había dejado de ser su Alicia y la quería de regreso.

—ya, no lo soporto —Sam se levantó de la mesa en la que estaba leyendo unos libros. Dean alzó la mirada observado como se dirigía hacia las escaleras.

—¿Qué harás? —lo siguió con la mirada.

—hablé con Garth —se volteó a verlo sin parar de caminar —la voy a llevar con él, necesita saber que...no todo es blanco o negro en la cacería.

—¿y crees que podrás llevarla?

—nada va a detenerme —aseguró.

—mírenlo, ya es todo un padre —se burló Dean regresando la vista a su laptop. —crecen tan rápido —fingió estar afligido.

—cállate —gruñó el menor asomándose por el balcón.Siguió de largo hasta la habitación de su hija y abrió la puerta, lo primero que vió fue un bulto en la cama completamente tapado. —cariño —se acercó y levantó las mantas dejando a la vista a una devastada jóven.

—vete —le dio la espalda.

—vamos, quiero enseñarte algo.

—no quiero —protestó como niña pequeña.

—no te lo estoy preguntando, hija.

—lo sé —murmuró.

—bien, tu lo quisiste —la tomó y la acomodó sobre su hombro.

—¡¿Qué demonios...?! —exclamó con sorpresa Alice. —¡bajame!

—no —negó saliendo afuera con dirección a la cochera.

—por favor —suplicó.

—vas a venir conmigo, cariño.

Cuando bajaron las escaleras, Dean se acercó divertido ante la escena —lo sabía —sonrió.

—¡ayúdame! ¡el gigante me está raptando! —chilló la jóven.

—lo siento, no cazó gigantes —bromeó su tío.

—¡hijo de perra!

Finalmente llegaron a la cochera y Sam la bajó acomodándola en el lado del copiloto.

—esto es por tu bien —le recordó para luego cerrar la puerta.

—¿Puedo al menos acomodarme? ¡mírame! Parezco cualquier cosa.

—bien, pero si es una trampa... —el más alto la conocía muy bien.

Ambos volvieron a sus habitaciones, Sam para tomar su mochila y Alice para arreglarse un poco y también tomar un pequeño bolso.

Media hora después padre e hija se encontraban de camino a casa del ex cazador.

—¿me dirás a donde me llevas?

—a casa de un amigo —admitió a medias.

—no tengo ganas de hacer sociales, papá.

—lo sé, pero esto es importante —la miró unos segundos —me preocupas, cariño.

—estoy bien —miró sus manos.

—no lo estás.

El resto del viaje fue en silencio, lo único que se oía era el tenue sonido de la radio.
Cuando finalmente llegaron, Sam notó que Alice estaba dormida por lo que muy a su pesar estiró una mano y sacudió su hombro —Al, hija —la castaña abrió los ojos —ya llegamos.

Alice miró a su alrededor y reconoció el lugar en donde estaban pero, no entendía por qué estaban aquí.

—¿Garth? —el más alto asintió.

—¿bajaras? ¿O debo llevarte a cuestas? —la miró divertido.

—creo que usaré mis piernas.

Bajaron los dos del auto al mismo tiempo y caminaron hacia la puerta de la pintoresca casa.
La puerta se abrió a los segundos dejando ver a un muy simpático hombre con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Sam! —exclamó para luego encerrarlo en un abrazo —¿Cómo has estado, eh?

—ah...se puede decir que bien —ambos hombres voltearon la mirada hacia Alice.

—¡hola Garth! —la chica no tardó en abrazarlo siendo felizmente correspondida.

—pequeña Alice, has crecido —notó —la última vez me llegabas aquí —puso su mano a la altura de su cadera —más o menos.

—oh, esto fue...producto de una bruja, larga historia —se encogió de hombros.

—Garth, necesitamos hablar —dijo Sam, mirando a Alice con preocupación evidente en sus ojos.

Garth asintió y se dirigió hacia el sofá, invitando a ambos a sentarse. —Claro, Sam —miró a la chica —tú papá me dijo que no estas pasando por un buen momento.

—así es —admitió la Winchester. —terminé con mi novio porque era un hombre lobo pero, no entiendo ¿En qué podrías ayudarme?

—pues, resulta que yo también lo soy —ante la mirada escéptica de la chica, agregó —te lo mostraría pero, creo que no hace falta.

—te mordieron —afirmó.

—un pequeño error de cacería —asintió —pero ¿Sabes algo? Fue el mejor error que pude cometer.

—¿Cómo?

—sí, porque a raíz de eso conocí a la que hoy en día es mi esposa y tengo tres adorables niños con ella —explicó —ser hombre lobo, no me impidió ser feliz.

—no es lo mismo que me pasa a mí, porque yo no fui mordida —bajó la mirada —soy humana y...y no sé si la vida con un hombre lobo es compatible con la mía.

—lo sé, créeme —intentó darle ánimo.

Alice frunció el ceño. —Pero, ¿cómo puedo estar segura de que no es peligroso?

—tu papá me dijo que el chico es Scott McCall —la cazadora asintió —él es una leyenda para nosotros.

—¿Así? —se interesó.

—es un alfa verdadero y además, su raza no es muy común, lobos como él solo se ven en California.Se convirtió en alfa sin matar a nadie, algo raro en nuestra sociedad. No te preocupes, Alice, no está perdida tu relación con él.

Arqueó una ceja. —¿Alfa verdadero? No entiendo.

Garth se acomodó —como te dije, para que un lobo de su especie sea alfa tiene que matar a otro alfa —explicó —pero él...él sólo se convirtió en lo que es sin tener que arrebatar una vida. No se ven muchos como él ¿Sabes? Además, su liderazgo se basa en  el respeto y la conexión con su manada, no en la fuerza bruta. —tomó la mano de la chica —Scott es un buen chico, es especial. Creo que si vas a estar con un lobo, él es la mejor opción, sin dudas.

—el problema es que le dije cosas que...no creo que puedan ser perdonadas. —sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Cosas como qué?

—le dije que si quería estar conmigo tenía que tomar la cura. No está bien, debí entender que amarlo de verdad implicaba aceptar su lado lobo. —Sam que estaba junto a ella pasó un brazo por sus hombros atrayendola a él.

—eres humana, Alice —la chica lo miró con obviedad —es normal que cometas errores, estoy seguro de que él lo entenderá.

—no...no lo hará, le rompí el corazón —recordó la última vez que lo vio cuando antes de irse del bosque en el Impala —la mirada que me dió, en verdad lo herí.

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