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Capítulo cuarenta y uno "El colmillo flojo"

El suave resplandor del amanecer se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando la habitación de tonos dorados y rosados. Alice y Scott estaban profundamente dormidos, abrazados en la cama, cuando un repentino alboroto los sacó de su sueño. Teddy, irrumpió en la habitación con una energía desbordante, saltando sobre la cama con entusiasmo.

Con un suspiro somnoliento, el castaño murmuró —¿Qué está pasando? — mientras se frotaba los ojos para despertarse.

Teddy, sin detenerse en su alboroto, exclamó —¡Mami, papi! ¡Miren!

Scott, ahora más consciente, se enderezó en la cama y se dio cuenta de la situación. —Teddy, ten cuidado, recuerda que mami tiene el pie lastimado —dijo con voz suave pero firme.

El pequeño detuvo sus saltos bruscamente y, con ojos brillantes, se acercó a su padre. —¿Qué pasa, Teddy? —preguntó Alice, mientras intentaba mantener la compostura entre la ternura y el dolor de su pie.

Scott tomó a Teddy en sus brazos y lo acercó, curioso por lo que el niño quería mostrarles. —¿Qué tienes ahí, campeón? —inquirió con una sonrisa.

Con un brillo de emoción en sus ojos, el niño abrió la boca, revelando sus dientes de lobo mientras señalaba con su dedo el canino flojo. —¡Tengo un canino flojo! —anunció con orgullo.

Alice y Scott intercambiaron una mirada llena de asombro y ternura. —¡Vaya, eso es genial, Teddy! —exclamó su madre conteniendo una risa por la situación. —mi bebito ya está creciendo —lo atrajó a ella dejando besos en toda su carita.

—¡para mamá! —exclamó muerto de risa —¡me haces cosquillas!

—Parece que alguien tendrá un visita inesperada, dentro de poco —canturreó El jóven atrayendo la atención de su hijo.

El rostro de Teddy se iluminó aún más ante la perspectiva de la visita del Ratón Pérez. —¡Sí, quiero que se caiga ya! — exclamó emocionado.

Scott acarició el cabello del pequeño con ternura —te ayudaré a desprenderte de ese colmillo.

—¡sí!

—trata de no lastimarlo —dijo Alice preocupada ante los posibles escenarios que se creaban en su cabeza, respecto a las ideas de Scott para quitarle ese diente a su hijo.

—descuida, está en buenas manos —sonrió y se inclinó hacia el oído de Teddy y le susurró con entusiasmo —¿Qué te parece si preparamos un desayuno sorpresa para mamá?

Los ojos de su hijo se iluminaron con emoción y asintió vigorosamente. —¡Sí, vamos a hacerlo! —respondió en un susurro entusiasmado.

Alice, notó la conspiración entre padre e hijo. —¿En qué andan ustedes dos? Parece que están planeando algo — preguntó con curiosidad.

Scott se giró hacia ella con una sonrisa pícara. —Oh, solo estamos hablando sobre un pequeño proyecto secreto — respondió misteriosamente.

Con una mirada entre divertida y suspicaz, levantó una ceja pero no insistió. —Está bien, los dejo en su misterio —dijo con una sonrisa mientras los veía levantarse.

El castaño tomó en brazos a Teddy mientras se dirigían a la puerta —Vamos, pequeño chef, hagamos algo especial para mamá —dijo en voz baja mientras salían de la habitación.

Mientras ellos estaban abajo, Alice aprovechó el momento a solas para tomar su laptop y llamar vía Skype a su padre.

—¡hey! ¡hola princesa! —sonrió Sam en cuanto vió a su niña.

—hola papá —respondió alegre —¿Cómo estás?

—eso debería preguntártelo a ti ¿no crees?

Antes de que ella pudiera responder, Dean apareció en la pantalla, acercándose tanto que solo se veían fragmentos de su rostro. —¿Con quién hablas, Sammy? ¿Son de esas llamadas? —bromeó con su típico sarcasmo y con algo de picardía en su voz. —Le diré a Alex.

Alice no pudo contener la risa ante la intervención cómica de su tío. —¡Hola, tío! —llamó, tratando de llamar su atención.

—¡Dean! —Sam frunció el ceño ligeramente, mirándolo con una expresión de reproche —eso no fue gracioso. —suspiró —ahora...¡Quítate de en medio! —lo empujó hacia atrás liberando la pantalla.

—oye tranquilo, Salado —alzó las manos en en señal de inocencia soltando una pequeña risa.

—entonces hija...¿Qué me decías?

—bueno, la buena noticia es que a Teddy se le aflojó su primer diente, un canino en realidad —explicó entre feliz y triste —mi bebé, se está convirtiendo en hombrecito.

—¡Wow, eso es genial! —exclamó su padre con entusiasmo. —¡Teddy está creciendo rápido!

—sí, parece que fue ayer cuando dijo "hij..." —al ver la cara enfadada de Alice decidió no completar la frase —"mamá", sí eso —sonrió nervioso. —es lo que iba a decir desde un principio.

—recuérdame que si vuelvo a tener otro bebé, no le deje a cargo tuyo —comentó recordando el momento en que su inocente bebé dijo una horrible palabra por culpa de su tío.

—oye, creo que exageras un poquito.

—volviendo a las novedades —Sam trató de cambiar el tema.

—¡ah sí! Y la mala es que me torcí el pie —hizo un puchero al tiempo que ponía ojitos de cachorro mojado.

—a veces me asusta lo igual a tu padre que eres, en serio, eres más Sam que el propio Sam.

—¿Qué? Dean, eso no tuvo sentido —comentó el susodicho.

—realmente, los extraño mucho —reconoció la jóven.

—y nosotros a ti, cariño. —respondió Sam mirándola con ternura.

—regresando a lo anterior respecto a mi pie, bueno, fue solo un pequeño tropiezo. Nada grave, pero definitivamente me mantendrá cojeando por un tiempo.

Su padre frunció el ceño ligeramente, preocupado. —Espero que te estés cuidando, cariño. ¿Estás tomando las precauciones necesarias?

Alice asintió con una sonrisa reconfortante. —Sí, papá, estoy bien. Scott está siendo un buen cuidador — aseguró, mencionando a su pareja con cariño.

Sam asintió con aprobación. —Me alegra escuchar eso. Y hablando de Scott, ¿cómo está él?

Alice se iluminó al hablar de su chico. —Está bien. Ha estado ocupado ayudándome con Teddy y con mi pie. Realmente estoy agradecida de tenerlo.

Dean sonrió con complicidad. —Bueno, parece que Scott es un buen tipo. Solo espero que no se convierta en un "caso"

—jamás te dejaría hacerlo, lo sabes ¿Cierto? —alzó una ceja.

—lo sé —asintió.

—¿Están cazando últimamente?" preguntó, notando cierta tensión momentánea entre los dos hermanos.

Sam y Dean intercambiaron una mirada significativa antes de que el menor de los dos tomara la palabra. —Bueno, en realidad nos hemos tomado un pequeño descanso últimamente —respondió con cautela.

La castaña frunció el ceño, notando la evasiva en la respuesta de su padre. —Extraño... Los monstruos no suelen tomarse descansos —comentó sospechando que algo ocultaban.

Dean intentó desviar la atención con una excusa rápida. —Bueno, ya sabes, a veces es necesario tomar un respiro para recargar energías —dijo con una sonrisa forzada, tratando de ocultar algo detrás de su respuesta.

Alice asintió, aunque no del todo convencida. —Entiendo —respondió diplomáticamente, decidiendo no presionar más el tema por ahora.
De repente la joven oyó unas pisadas no muy lejos —creo que debo dejarlos, mis amores están regresando.

—adiós pequeña Alicia, ¡cuídate mucho!

—adiós ¡los amo! —cortó la llamada dejando la laptop a un lado, preparada para cuando Scott y Teddy regresaran.

La puerta se abrió suavemente y el jóven entró a la habitación seguido de cerca por el pequeño, quien sostenía con orgullo una bandeja llena de delicias caseras. Alice se volvió hacia ellos con una sonrisa de sorpresa y alegría al ver la bandeja.

—¡Oh, wow! ¿Qué es todo esto? —preguntó ella, emocionada por la sorpresa.

Scott le entregó la bandeja con cuidado, su rostro iluminado por una sonrisa. —Es un desayuno sorpresa, solo para ti — anunció con ternura antes de dejar un suave beso en sus labios.

Teddy, radiante de orgullo, agregó: —¡Lo hicimos juntos, mami!

Ella sonrió con ternura mientras acariciaba suavemente la cabeza del pequeño —Eres el mejor hijo del mundo —dijo con voz suave, llena de amor.

El niño rió, deleitado por la atención de su madre. —¡Tú eres la mejor mami del mundo! —respondió con entusiasmo,

Scott observó la dulce interacción entre Alice y Teddy con una sonrisa, pero luego frunció ligeramente el ceño de manera exagerada y cruzó los brazos sobre el pecho, fingiendo estar ofendido.—¿Y qué pasa conmigo? —preguntó en tono juguetón, haciendo un puchero exagerado. —Yo también estuve involucrado en esta operación de desayuno sorpresa, ¿saben?

Alice se giró hacia Scott con una sonrisa divertida. —Oh, ¿estás celoso, cariño? — preguntó con complicidad, disfrutando del juego.

El castaño fingió un puchero. —Quizás un poco.

Entonces, Alice se volvió hacia el pequeño y le preguntó con una risa suave: —¿Verdad que también amamos a papi y es el mejor papá del mundo?

Teddy asintió emocionado, con una amplia sonrisa en su rostro. —¡Sí, mamá! ¡Papi es el mejor!

Scott se iluminó ante las palabras de su hijo y abrazó a Teddy con ternura. —Gracias, campeón —dijo con gratitud, sintiéndose amado y apreciado por su familia.

—¿y a mi no me vas a dar nada?

—¿Y a mí no me vas a dar nada? —preguntó Alice con tono juguetón, fingiendo una mueca de decepción.

Scott se separó suavemente del niño y se volvió hacia ella, con una expresión cómplice en su rostro. —Por supuesto que sí, cariño. Para ti tengo algo especial  —respondió con una sonrisa.

Entonces, con gentileza, tomó el rostro de la chica entre sus manos y la miró profundamente a los ojos antes de inclinarse y darle un beso dulce en los labios.Alice correspondió al beso con ternura, sintiendo el amor y la conexión entre ellos. Cuando se separaron, sus ojos brillaban con emoción.

—¡agh! —Teddy se tapó los ojos con las manos, ambos soltaron una risa ante la reacción de su hijo.

...

La tarde caía sobre Beacon Hills cuando Scott y Teddy se encontraban en la cocina, examinando el canino flojo del pequeño.

—bueno, empecemos por algo básico —tomó un pañuelo y abrió la boca del pequeño —¿Estás listo, hijo? —Teddy asintió aferrándose al borde de la mesada donde estaba sentando. —a la cuenta de tres ¿Sí?

—si —dijo como pudo.

—uno...dos...y...¡tres! —tiró con fuerza pero, el diente no se movió ni un poco. —¿Qué demonios? ¿Cómo es esto posible?

—¿Qué?

—tienes raíces fuertes —rió —afortunadamente conozco otro método.

Scott fue por hilo y luego amarró un extremo al canino mientras el otro era atado a la perilla de la puerta del baño, pues habían cambiado de lugar.

—bien, aquí vamos —tomó la manija del otro lado y volteó hacia su pequeño —no te muevas —cerró con fuerza y al abrir de nuevo, el hilo se había cortado pero el canino aun seguía en su lugar. —Definitivamente necesito ayuda profesional —sacó su celular y marcó rápidamente antes de llevarlo a su oreja —¡Stiles! ¿Quieres pasarte por casa, por favor?

—Lobito, recuerda que tu hijo tiene tan solo siete años.

—si amor, descuida —sonrió —está en buenas manos —tomó al pequeño en brazos.

Unos quince minutos después Scott, Teddy y Stiles se encontraban en la acera listos para comenzar con una nueva idea.

—no lo sé, Stiles, creo que es demasiado —opinó el castaño —además, si Teddy sale herido Alice me mata.

—descuida, esto funcionará y el pequeño no sufrirá daños.

—papi, tengo miedo —admitió el pequeño.

—papi no dejará que nada malo te pase ¿Sí?  —Teddy asintió aun nervioso

Stiles ató el hilo al colmillo de Teddy con manos temblorosas de emoción. Luego, corrió afuera para asegurar el otro extremo del hilo al parachoques de su auto. Con un suspiro de anticipación, encendió el motor y comenzó a avanzar lentamente.

El hilo se tensó, y por un momento, parecía que la idea de Stiles iba a funcionar. Pero entonces, con un fuerte tirón, algo salió mal.

¡CRUNCH!

Un ruido metálico resonó en el aire, y Stiles detuvo el auto de golpe. Con incredulidad, salió del vehículo y se quedó parado junto a Scott y Teddy, mirando con horror lo que había sucedido.

El colmillo de Teddy seguía firmemente en su lugar, pero lo que colgaba del otro extremo del hilo no era lo que esperaban. En lugar de sacar el colmillo, el guardabarros del auto se había desprendido por completo y ahora pendía precariamente del hilo, balanceándose de un lado a otro.

Stiles dejó escapar un grito de frustración mientras se pasaba las manos por el cabello desordenado
—¿Cómo es posible que esto haya sucedido? —se preguntó en voz alta, con un tono de incredulidad. —Solo queríamos sacarle el colmillo a Teddy, ¡no destruir mi auto en el proceso!

—creo que te debo un auto nuevo —comentó Scott divertido.

De repente Alice escuchó todo el estruendo venir desde afuera y decidió salir a ver que ocurría, no le importaba su pie ni mucho menos que apenas podía apoyarlo, su hijo era más importante, así que cojeó hacía la salida —¿Qué fue todo es estruendo?

—ya valí—murmuró el castaño sabiendo que no saldría ileso de esta situación.

Cuando la cazadora notó el estado en que se encontraba el auto y el colmillo de Teddy aún en su lugar, su rostro pasó de la confusión a la ira en un instante. Sus ojos brillaban con furia mientras dirigía su mirada hacia Scott.

—¡Scott McCall! —exclamó, su voz llena de indignación. —¿Qué demonios pasó aquí? ¿Pusiste en riesgo a nuestro hijo con una idea completamente descabellada? ¡me dijiste que tendrías cuidado!

Scott tragó saliva, sintiéndose completamente atrapado. —Lo siento, Ángel. Fue idea de Stiles, no pensé que terminaría así.

Alice frunció el ceño, claramente disgustada. —No importa de quién fue la idea, ¡eres el adulto aquí! Tienes la responsabilidad de proteger a Teddy, no ponerlo en peligro.

Teddy se acercó a su madre, con una mirada preocupada en su rostro. —Estoy bien, mamá. No pasó nada.

Alice se calmó un poco al ver que su hijito estaba bien, pero aún miraba al joven con desaprobación. —Esta vez, Scott, has cruzado la línea. Necesitamos tener una seria conversación sobre lo que significa ser un padre responsable.

Scott asintió con humildad, sintiendo el peso de sus acciones. —Lo entiendo, cariño. Hablaremos de esto en privado.

Con un suspiro resignado, la cazadora asintió —vamos bebé, ya veremos como sacarte ese colmillo —el niño se acercó a su madre, quién le quitó el hilo del diente, lo abrazó y luego, entraron juntos a la casa.

—amigo, lo siento —Stiles apoyó su mano en el hombro del lobo.

—descuida —suspiró —por cierto, le diré a Derek que pasé por tu auto ¿Sí?

—¿Derek Hale?

—¿Conoces a otro? —alzó una ceja.

Más tarde mientras Scott y Alice discutían en la habitación por lo ocurrido con la "genial idea" de Stiles.
Teddy estaba afuera practicando lacrosse, lanzó la pelota con fuerza, pero un ligero giro en su muñeca hizo que la pelota se desviara y golpeara un árbol cercano.

La pelota rebotó de manera impredecible y se dirigió directamente hacia Teddy, golpeando su mejilla con fuerza. Soltó un grito de dolor y, en un instante, Scott estaba a su lado, preocupado por su hijo, al ver a Teddy en el suelo, su corazón se aceleró de preocupación.

—¿Qué pasó, Teddy? ¿Estás bien?

—estaba practicando lacrosse y lancé la pelota, rebotó contra el árbol y me golpeó —explicó. Mientras hablaba, su voz temblaba ligeramente por la mezcla de dolor y sorpresa.

Scott notó la mejilla enrojecida —vamos campeón, hay que ponerte un poco de hielo —lo tomó en brazos y entró a la cocina, donde Alice apenas llegaba cojeando, cuando el castaño sentó al niño en la mesada, vió sangre en la boca de su bebé.

—¿Eso es sangre? —se desesperó tomando el rostro de su hijito con cuidado para revisarlo —¡oh Dios mío! —exclamó al notar la procedencia de ese líquido, miró en el piso a su alrededor y ya estaba por ir al patio.

—¿Buscabas esto? —Teddy abrió su manito dejando ver su canino.

Ambos de sus padres se sorprendieron al ver en diente fuera de su lugar, el castaño apoyó el hielo que había preparado en la mejilla del niño —al parecer hoy tendrás una visita muy especial —comentó despeinando con dulzura su cabello.

—¡Sí! —festejó.

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