
Capítulo cincuenta y tres "San Valentín"
Alice se despertó con la suave luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas de su habitación, una sonrisa cruzó por sus labios al recordar que era San Valentín, el día de los enamorados.
Abrió los ojos lentamente y se encontró con un ramo de rosas rojas en la mesita de noche, junto a una nota escrita a mano. Sonrió y estiró la mano para tomar la nota.
"Buenos días, mi amor. Hoy será un día especial. Prepárate para una sorpresa tras otra. Te ama, tu Lobito."
La jóven se levantó y, después de ducharse y vestirse, bajó las escaleras. Al llegar a la cocina, encontró a Scott, su novio, preparando el desayuno.
—¡Buenos días, hermosa! —dijo Scott, dándole un beso en los labios —. Siéntate, por favor. He preparado algo especial para ti.
Alice se sentó y observó cómo su chico colocaba frente a ella un plato con sus pancakes favoritos, cubiertos de fresas y crema batida, formando un corazón
—Cariño, ¡esto es increíble! —dijo la castaña, tomando su mano.
—Esto solo es el comienzo, Ángel. Prepárate para el mejor San Valentín de tu vida —respondió con una sonrisa traviesa.
—Entonces, ¿Qué sigue? —pregunta disfrutando del rico desayuno que SCott le había preparado, alzando la mirada hacia él con una sonrisa.
—ya te he dicho que es una sorpresa —responde, devolviéndole la sonrisa. —solo disfrúta tu día especial.
Alice asiente, contenta, y toma un sorbo de su café. De repente, la puerta de la cocina se abre de golpe y Teddy, con el brillo travieso en los ojos de su padre y la determinación de su madre, entra corriendo con una expresión de urgencia.
—¡Mamá, papá! Necesito su ayuda —exclama, deteniéndose frente a ellos, respirando agitadamente.
—¿Qué pasa, campeón? —pregunta Scott, levantando una ceja con curiosidad.
—Necesito hacer un regalo especial y no sé cómo —responde, con voz ansiosa.
Alice y Scott se miran, compartiendo una mezcla de curiosidad y ternura.—¿Para quién es el regalo, Teddy? —pregunta Alice, sonriendo mientras toma otro sorbo de su café.
Teddy toma aire, visiblemente nervioso.—Es para mi novia —dice finalmente, con un brillo en los ojos.
Alice escupe el café que estaba tomando, sorprendida, y Scott se atraganta con su comida.—¿¡Tu novia!? ¿¡cómo que novia!? —exclama Alice, los ojos muy abiertos—. ¡Oh, Dios mío, mi bebé tiene novia! ¡Tú no puedes tener novia, eres muy pequeño aún!
El alfa, todavía tosiendo, intenta calmarse y pone una sobre la de ella.—Tranquila, Ángel. Es normal, los niños crecen —dice, con una sonrisa tranquilizadora.
Pero Alice no puede evitar la emoción que la embarga. Su pequeño Teddy estaba creciendo, y la idea de que tuviera una novia la desbordaba. No quería perder a su bebé, no quería que nadie se lo quitara.
—¿Cómo se llama esta chica? —pregunta Scott, intentando desviar la atención.
Teddy vacila un momento antes de responder.—Se llama Sarah Hale —dice, con una sonrisa orgullosa.
El jóven empalidece instantáneamente, su expresión se torna seria.—¿Sarah Hale? —pregunta, como si no pudiera creer lo que acaba de oír.
El pequeño los mira a ambos, claramente desconcertado.—Sí, ¿por qué reaccionan así? —pregunta, frunciendo el ceño.
Alice y Scott intercambian una mirada cargada de significado antes de que Scott suspire y se incline hacia su hijo.
—Teddy, Sarah es la hija de Derek Hale —explica Scott con cuidado.
Los ojos de Teddy se agrandan al comprender el peso de la revelación.—¿Derek Hale? —repite Teddy, asombrado, el pequeño había oído muchas historias de ese legendario hombre lobo —. Pero... ¿Eso es malo?
Su padre toma aire antes de responder, con una expresión que combina sinceridad y cuidado.—Para mí sí, para ti no —dice, con una sonrisa triste—. Trátala bien, no la hagas llorar y si alguno de los dos termina la relación, que sea ella.
Teddy parpadea, confuso.—¿Por qué? —pregunta, con la inocencia de un niño.
Scott sonríe, aunque su expresión es seria.—Porque si le haces daño, te quedas sin padre —dice, medio en broma, medio en serio.
La Winchester se apresura a intervenir, riendo nerviosamente para aligerar la situación.—Oh, Cariño, tu papá está bromeando —dice, lanzándole una mirada de advertencia a Scott.
—No, no estoy bromeando —asegura Scott, pero Alice le pisa un pie con disimulo para que se calle. El castaño se aclara la garganta y cambia de tema.—Entonces, Teddy, ¿qué te parece si le regalas flores y bombones? —sugiere, sonriendo.
—Sí, y también un beso —añade el pequeño, con una sonrisa.
Alice y Scott se miran y luego miran a su hijo, sorprendidos. —¿Un beso? —preguntan al unísono.
—Sí, un beso en la mejilla —responde Teddy, como si fuera lo más obvio del mundo.Los padres se relajan visiblemente.—¿Y dónde creían que sería? —pregunta, frunciendo el ceño.
Scott se aclara la garganta de nuevo, sonriendo con nerviosismo.—En la mejilla, no—dice Scott.
Teddy mira a su padre y luego comprende, poniendo los ojos en blanco.—Ah, ya veo. Se refieren a un beso de papás —dice Teddy, haciendo un gesto de asco—. No, eso no. ¡Qué asco!
Ambos adultos se intercambian una mirada de alivio y ternura.—Perfecto, entonces. Vamos a preparar ese regalo especial —dice Alice, sonriendo mientras los tres se sumergen en los planes para el regalo perfecto, dejando de lado, al menos por el momento, las complicaciones de sus historias familiares entrelazadas.
Una vez consiguieron el regalo para Sarah, fueron a dejar a Teddy al colegio ya que, ambos niños iban al mismo.
—¿y ahora qué? —inquiere Alice una vez estuvieron en la camioneta de regreso a su casa.
—me falta darte un par de regalos —miró los asientos de atrás pícaro —lo quieres aquí ¿o en casa?
—¡oh por...! —soltó una pequeña risa —mejor en casa —sonrío.
Ni bien entraron a la casa el castaño la besó apasionadamente al tiempo que la tomaba de los muslos y la acomodaba a horcajadas suyo.
—oh sí, de los mejores regalos de San Valentín, sin dudas —sonrió ella para luego volver a unir sus labios con los de Scott.
Pasó sus manos por el pecho del joven y de un tirón abrió la camisa qué llevaba puesta, los botones salieron volando por todas partes.
—demonios Ángel, es mi camisa favorita —dijo con la respiración agitada.
—te compraré otra —prometió mientras terminaba de quitarle la prenda y la lanzaba lejos. —al ver la musculosa qué tenía debajo, soltó un jadeo —oye, esto no es justo.
Scott sonrió y comenzó a levantar la remera que ella tenía puesto mientras dejaba pequeños besos en su cuello.
Caminó hacia las escaleras dejando la ropa atrás, apenas le quedaban algunas cuando llegaron a la habitación. Depósito con mucho cuidado a la joven en la cama y luego el alfa se subió sobre ella.
—cariño —dijo ella separándose de él —no he tomado la pastilla.
—no hay problema, creo que tengo un...—sé inclinó hacia le mesa de luz y revolvió el cajón hasta que dió con el preservativo —¡Aquí!
Alice tomó el sobre de sus manos y lo lanzó lejos con una sonrisa —no lo necesitaremos —tomó su rostro y lo besó.
—espera, eso significa qué...
—sí, ya estoy lista para agrandar la familia —admitió.
—me haces tan feliz, mi amor —finalmente la ropa restante salió de sus cuerpos y Scott tomó sus manos entrelazando sus dedos y se hundió en ella demostrandose todo lo que sentían el uno para el otro.
—¡oh Dios mío! —exclamó Alice abrazada a su chico con las garras de fuera arañando toda su espalda.
—Ángel —jadeó. —te amo —llegaron al clímax, el castaño se hecho con cuidado sobre ella.
—también yo —acarició su cabello.
...
La noche cayó suavemente sobre la ciudad, y Scott se preparaba para la cena especial que había planeado para Alice y su pequeño hijo, Teddy. Revisó los últimos detalles antes de salir, asegurándose de que todo estuviera perfecto para la velada.
—Ángel, Teddy, ¿están listos? —preguntó con una sonrisa.
—Sí, estamos listos —respondió Alice, tomando a su pequeño de la mano —No puedo esperar para ver qué tienes planeado.
Con todos en el auto, Scott los llevó al elegante restaurante en el que habían quedado de encontrarse con Sam, Alex , Dean y la misteriosa chica que él había mencionado. Al llegar, estacionó y ayudó a Alice y a Teddy a salir del auto.
Al entrar en el restaurante, vieron a Sam, Alex y Dean ya sentados en una mesa, con una mujer que les daba la espalda.
—¡Alice, Scott, Teddy! —exclamó Sam al verlos—. ¡Aquí estamos!
Cuando se acercaron, la mujer se giró y Scott sintió que el mundo se detenía. Allí, sentada junto a Dean, estaba su madre.
—¿Qué demonios significa esto? —preguntó Scott, incapaz de ocultar su sorpresa y confusión.
Dean sonrió y dijo:—Te dije que traería a alguien especial, Scott.
—¡No creí que te referías a mi madre! —respondió, claramente molesto.
Melissa intervino, tratando de apaciguar las tensiones.
—Scott, hijo, esto es tan inesperado para ti como lo fue para mí. Dean y yo solo hemos estado saliendo por un tiempo y queríamos ver cómo iban las cosas antes de decírtelo.
El castaño respiró hondo, intentando calmarse. —bueno, no puede ser peor que Peter Hale —murmuró. Su chica le puso una mano en el brazo, transmitiéndole su apoyo silencioso.—Está bien, mamá. Solo... necesito un momento para procesarlo —dijo finalmente.
Melissa asintió y le sonrió con comprensión.—Lo entiendo, Cariño. No era nuestra intención sorprenderte de esta manera.
Una vez sentados, empezaron a pedir la comida. Poco a poco, la tensión se disipó y la conversación fluyó más naturalmente.
Teddy, sentado entre Alice y Scott, estaba encantado con la atención de todos. Alex, le hizo carantoñas, mientras Dean y Melissa conversaban animadamente con Sam y Alice sobre los eventos recientes.
—La comida está deliciosa —comentó Alex, rompiendo el hielo con una sonrisa—. Scott, este lugar es perfecto.
Scott sonrió, agradecido por el intento de normalizar la situación.—Gracias, Alex. Me alegra que todos estén disfrutando.
La cena transcurrió sin más incidentes, y al final de la noche, Scott se sintió más relajado. Melissa y Dean parecían genuinamente felices, y aunque la situación seguía siendo extraña para él, Scott estaba dispuesto a darle una oportunidad.
Mientras Alice se dirigía al baño, Scott aprovechó el momento para hacer los últimos preparativos. El anillo de compromiso que había estado guardando cuidadosamente estaba ahora en sus manos, y los nervios lo estaban invadiendo.
—¿Por qué aún no se lo has pedido? —preguntó Dean con una ceja levantada.
—Ella no quiere pan, —respondió con una sonrisa nerviosa.
—¿Y eso qué? —inquirió el mayor con curiosidad.
—Puse el anillo en el pan —confesó Scott entre risas.
Dean, siempre listo para un buen chiste, no pudo resistirse a la oportunidad de intervenir.—No te vas a casar con el pan, ¡Scott! Solo tienes que agarrar el anillo...—bromeó mientras tomaba el pan y examinaba el anillo—Y se lo pones en su dedo, así— agregó, mirando el anillo con una sonrisa burlona antes de ponerlo en su propio dedo —¡Wow, se me ve fabuloso! —exclamó, fingiendo admirarse a sí mismo con el anillo en su dedo.
—Lo siento, estoy algo nervioso —se disculpó Scott entre risas nerviosas, mientras Dean continuaba con su juego.
—Ya lo noté —gruñó el Winchester, intentando sacarse el anillo.Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando Dean se quedó atascado intentando sacarse el anillo del dedo.—¡Oh! —exclamó, sorprendido.
—¿Como que 'oh'? —preguntó el castaño, preocupado.
—Se me atoró —admitió Dean, intentando sacudir su mano sin éxito.—Tengo una buena figura pero mis dedos son como salchichas —bromeó, tratando de ocultar su propia vergüenza.
La tensión en la mesa se podía cortar mientras Scott, con nerviosismo palpable, intentaba recuperarse de la situación del anillo atascado en el dedo de Dean.
—Ponle mantequilla —sugirió Scott, entre risas nerviosas, mientras intentaba ayudar a Dean a liberar el anillo.
—no trajeron —les recordó Sam.
—¿¡No trajeron mantequilla!? —exclamó Dean, exagerando su indignación con un gesto dramático—. ¡Ahora mismo iré a...!
—¡Dean! —intervino su hermano, con una risa contenida, mientras Alex y Melissa luchaban por mantener la compostura y no estallar en carcajadas ante la situación.
—Demonios, ahí viene —murmura Scott, rápidamente poniéndose delante de Dean y tratando de desviar la atención. —ve a sentarte y oculta la mano.
El mayor fue a su lugar fingiendo naturalidad con la mano guardada en su bolsillo.
—Teddy, ¿recuerdas lo que practicamos? —preguntó el alfa, agachándose a la altura del niño.
—Sí, papi —respondió Teddy.
Scott sonrió y revolvió el cabello del pequeño. —Eres el mejor, hijo. Vamos a hacer esto juntos.
El castaño se dirigió hacia el escenario y tomó la guitarra, pudo ver desde ahí a Alice tomar asiento de nuevo en su lugar.
La jóven llegó a la mesa y miró a todos, un poco extrañada.—¿Dónde está Scott? —preguntó, notando la tensión en el aire.
—Eh... fue a... —intentó decir Sam, buscando una excusa creíble.
En ese momento, una suave melodía comenzó a llenar el aire. Alguien estaba tocando la guitarra y cantando. Alice reconoció la voz inmediatamente y volteó —lobito —murmuró embelesada.
Allí estaba Scott, cantando con una voz suave y llena de amor.—"Alice, wrap me up in all your
I want you in my arms" —cantó, cambiando la letra ligeramente para poner su nombre.
Scott continuó cantando, su voz suave y llena de ternura—"I said I would never fall unless it's you I fall into...
Alice se perdió en la mirada de Scott, era como si el mundo a su alrededor se desvaneciera, dejándolos en un lugar donde solo existían ellos dos
—"I was lost within the darkness, but then I found you, I found you..."
Alice, conmovida por la emoción del momento, comenzó a cantar también, su voz agregándose a la de Scott . La música los envolvía, creando una burbuja de amor y conexión que trascendía el tiempo.
—"Heaven, when I held you again, how could we ever just be friends?" —continuó ella, mirándola profundamente a los ojos. Pasó sus brazos por sobre los hombros de Scott —"I would
Rather die than let you go
Juliet to your Romeo
How I heard you say" —unió sus frentes, una de sus manos retrocedió hacia su mejilla justo donde se marcaba uno de sus hoyuelos y lo acarició.
En ese instante, el restaurante se transformó. La decoración moderna desapareció, reemplazada por un ambiente que evocaba los años 70, con luces suaves y una atmósfera de ensueño. Era como si hubieran sido transportados a otra época, un lugar donde podían redescubrir su amor y su conexión.
—"I'd rather die than let you go, Ángel, you're the one I want..." —cantaron juntos, sus voces fusionándose en perfecta armonía.
Scott dejó la guitarra a un lado y tomó su mano, guiándola en un baile lento y lleno de amor.Mientras se movían al ritmo de la música, susurró las últimas líneas de la canción cerca de su oído.—"I said I would never fall unless it's you I fall into..."
La jóven cerró los ojos, dejándose llevar por la melodía y la cercanía de Scott. Sentía su corazón latir al unísono con el de él, cada nota una reafirmación de su amor y su compromiso mutuo.Cuando la canción llegó a su fin, Alice abrió los ojos y encontró los de Scott mirándola con una intensidad que la dejó sin aliento. No necesitaban palabras; la música y el baile habían dicho todo lo que necesitaban decir.
—Te amo, Alice. —susurró Scott, su voz llena de emoción.
—Te amo, Scott. —respondió ella, sintiendo que, en ese momento, había recuperado una parte vital de sí misma.
Regresaron juntos a la mesa, Scott estaba muy nervioso por lo que se venía, Teddy sabiendo que era su momento se acercó a su mamá —Alice Marie Winchester —dijo, tomando la mano de Dean, el cual tuvo que agacharse por obvias razones, lo cual lo hizo mas chistoso, y apuntándola hacia ella —Queremos pasar el resto de nuestra vida contigo. ¿Te casarías con papá?
Alice, conmovida y riendo a la vez, respondió:—Sí, ¡Claro que acepto!
Dean intentó quitarse el anillo, pero seguía atascado.—Alice, ¿puedes hacerme un favor y sacar esto?
Ella, sin mucha ceremonia, agarró la mano de su tío y de un tirón sacó el anillo, sin ser muy delicada.
—¡Ay! —exclamó Dean, sintiendo el repentino movimiento.
—¡Vaya, lo siento, Dean! —se disculpó Alice, visiblemente avergonzada por su falta de delicadeza.
El mayor se masajeó el dedo con una mueca de dolor, pero luego soltó una risa.—No te preocupes, Princesa. Al menos ahora puedo mover mi dedo libremente de nuevo —dijo, aceptando con humor la situación.
Scott tomó el anillo y, con manos temblorosas, se lo puso a Alice. El restaurante estalló en aplausos mientras él la tomaba de la cintura y se besaban.
—Te amo, Alice Winchester —dijo, mirándola a los ojos.
—Y yo a ti, Scott McCall —respondió ella, sellando el momento con un beso.
Alice volteó hacia la mesa donde estaba su papá, con lágrimas de felicidad en los ojos.—¡Papi, me voy a casar! —exclamó, corriendo hacia él.
Sam se levantó, conmovido, y abrió los brazos para recibirla en un abrazo cálido y fuerte.—Felicidades, Cariño—dijo, con voz emocionada—. Estoy tan feliz por ti.
En ese momento, Melissa, se levantó de la mesa, caminando hacia su hijo y Alice con una gran sonrisa en el rostro.—¡Felicidades, Mi amor! —dijo Melissa, abrazando a su hijo con fuerza—. Estoy tan orgullosa de ti.Luego, se volvió hacia Alice y la abrazó también.—Alice, bienvenida a la familia. Estoy tan feliz por ustedes dos —dijo, con lágrimas de alegría en los ojos.
Todos los presentes se unieron a las felicitaciones, rodeando a Alice y Scott con abrazos y buenos deseos. Sam, con una sonrisa orgullosa, también fue felicitado por sus amigos y familiares.
—Felicidades, Sammy. Tu pequeña ha encontrado a alguien realmente especial —dijo Dean, dándole una palmada en la espalda.
—Gracias, Dean. Y gracias a todos por ser parte de este momento tan especial —respondió, emocionado.
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