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Iba caminando por el estacionamiento del edificio en el que trabajaba, su cuello y espalda presionando con cansancio. Estando a unos cuantos metros de distancia de su auto, sacó el mando inalámbrico de su coche del bolsillo de su pantalón y apretó uno de los botones para retirar los seguros. Abrió la puerta del piloto una vez estuvo junto al vehículo y se deslizó dentro, dejando su portafolio en el asiento del copiloto antes de cerrar la puerta y meter la llave para encender el motor.
Justo cuando estaba preparándose para desaparcar, miró el pequeño peluche en forma de tortuguita que su hija había colgado en el tubo que unía el espejo retrovisor al vidrio del parabrisas, y sonrió. La pequeña junta que había tenido con su jefe en la que este le ofreció ser el arquitecto de los contratistas que irían al día siguiente le daba mucha ilusión a que le estuviese yendo aún mejor, pues al final del día, todo era por y para su niña berrinchuda.
Ahora sí, desaparcó el auto y tomó rumbo hacia la salida del estacionamiento subterráneo. Al estar en la calle, manejó hacia la academia de artes de su mejor amigo Hoseok, donde su pequeña Sounha tomaba lecciones de baile en la categoría de jazz infantil con el profesor Jungkook, también amigo importante para él.
Estaba feliz de que sus amigos lograran cumplir su sueño y dedicarse a ello como profesión, sabía lo mucho que se habían esforzado para estar en donde estaban.
Pronto, llegó al edificio de la academia Hope World y se estacionó en el estacionamiento exterior, se bajó de su coche con apuro y se adentró a la instalación, saludando a la recepcionista antes de llamar al elevador. Esperó con paciencia a que el transporte llegara y se subió en él cuando estuvo ahí, seleccionó el piso en el que sabía se encontraba la sala de danza infantil y miró los números en la mini pantalla que mostraba los niveles que se subían o se bajaban.
Las puertas se abrieron y salió de la caja metálica hacia el fondo del pasillo, donde estaba la puerta que daba acceso a la sala de prácticas donde Jeon daba las clases a los niños, escuchando de fondo la música amortiguada por las paredes de cada sala.
Ni bien cruzó el umbral de la puerta cuando ya estaba buscando con la mirada a su hija, encontrándola al fijar su vista en la pequeña que portaba la blusa turquesa que él mismo había doblado y colocado dentro de su maletita de ropa para las lecciones de baile. Ella seguía con concentración pura los nuevos pasos y formaciones que el profesor les había enseñado e indicado al inicio de la clase.
Yoongi siempre procuraba llegar media hora antes de que las clases de su hija terminaran, pues tiempo antes aún estaba trabajando y así era como veía a la pequeña de seis años mientras practicaba su baile, aunque fueran unos cuantos minutitos. Así que se sentó en uno de los sillones del fondo para apreciar a su niña.
Momentos más tarde, Jungkook apuntó el pequeño control de mano con el que controlaba el equipo de sonido y detuvo la música cuando los niños terminaron la coreografía hasta la parte en la que tenían los pasos.—Bien, mis pequeños saltamontes, eso fue todo por hoy... ¡lo hicieron súper duper bien!— les aplaudió y los pequeños se emocionaron al recibir esas palabras de su joven profesor, dando brinquitos y riendo felices.
Como era costumbre, los alumnos se reunieron junto al profesor, abrazándose a su cintura, piernas o colgándose de su espalda. Jeon sacó su celular y abrió la cámara para tomar una selfie con sus pequeños, quienes salieron con sonrisitas infantiles, a algunas de ellas se les notaba una ventanita donde un diente de leche había estado.
La foto estuvo lista y los niños se dispersaron en busca de sus padres.
Fue entonces cuando Sounha se giró sobre sus talones y enfocó a Yoon de pie en el fondo, esperándola con una dulce sonrisa.
—¡Papi!— gritó emocionada antes de echarse a correr hacia su padre, chocando contra él y golpeando su carita contra el abdomen del pálido, abrazándose entorno a su cintura.
—Hola Sounie— le saludó en tanto acariciaba sus suaves cabellos castaños, peinados en una coleta alta.
A diferencia de sus primeros intentos, ahora se veía como un perfecto peinado sin fallas.
—¿Cómo te fue en el trabajo, pá?— preguntó la menor en tanto recargaba su mejilla sobre la tela blanca de la camisa de Yoongi, su cachetito se apachurró y abultó al hacerlo.
—Mejor cuéntame cómo fue tu día en la escuela— le cambió el tema mientras arrastraba pesada su mano en la espaldita ajena.
A pesar de no tener nada que esconderle a su hija ni problemas en su área laboral, no quería que ella comenzara a enfocarse y preocuparse por su trabajo o cosas de ese tipo, y menos a tan corta edad.
—Bien, hoy la maestra me encargó a Jesun porque él aún no sabe leer— contestó. Torció los labios en una muequita y pensó un poco.—Creo que aún somos muy pocos los que sabemos hacerlo.
—Ya verás que pronto irán siendo más. Por lo pronto, si te es posible y no descuidas lo tuyo, ayuda a tus compañeros hasta que ellos también aprendan a leer, ¿sí?— la pequeña asintió con una sonrisa de labios apretados y rectos, muy similar a la que hacía el pálido.—Anda, ve por tus cosas.
Como su padre le indicó, Sounha se encaminó hacia el gran mueble que contenía espacios cuadrados para las mochilitas, y buscó la suya. Yoongi se acercó a Jeon en tanto esquivaba a los nenes que andaban jugando a corretearse en lo que sus padres llegaban.
—Te noto cansado, Kookie— el mencionado se giró en su lugar para encarar al pelinegro, sonriéndole cansino.
—Lo estoy, un poco— aceptó.—ayer me quedé ensayando cuatro horas más— le explicó y Min arrugó la nariz.
—Estás loco, que te sobre exijas tanto es malo...— le reprendió ligeramente, recibiendo una sonrisa avergonzada. Como su hyung, su deber era preocuparse por su bienestar.—No sé cómo sigues de pie después de ayer y lo que has hecho hoy hasta esta hora, yo estaría tirado en el suelo— bromeó un poco, luego dio una mirada de soslayo a donde estaba su hija para asegurarse de que estuviese bien, viéndola jugar animadamente con algunos de sus compañeros con su mochila sobre sus pequeños pero ya fuertes hombros.
—¡Jungkookie, Yoongi hyung!— se escuchó el llamado desde la puerta y los mencionados junto a algunos padres y alumnos miraron hacia la entrada de la sala de prácticas, donde se encontraba Hoseok.
El peligris se fue acercando con una amplia sonrisa hacia sus amigos, pero fue detenido por un abrazo de koala en su pierna derecha por parte de la pequeña Min Sounha.
—¡Tío Hobi!
El mayor miró a la niña y la alzó del suelo rápidamente.—¡Hola patita! ¿cómo has estado?— le preguntó una vez que acomodó correctamente las cortas piernas de la menor alrededor de su cintura, mientras esta rodeaba su brazo zurdo detrás de su cuello para sostenerse bien.
Reventó un besito ruidoso en la mejilla del mayor.—Muy bien, ¿y tú, oppa?— habló en tanto Jung iba acercándose hacia el par de sus amigos, quienes le veían sonrientes desde su lugar.
—Igual bien, la pulsera que me regalaste me da muchísima energía— afirmó con fuerza su brazo derecho en el agarre de la niña y soltó su mano izquierda para alzarla y mostrarle su muñeca, donde reposaba una pulsera hecha con macarrones crudos.—Gracias, patita— dijo una vez que estuvo junto a Jeon y Min.
—De nada, tío Hobi— contestó sonriente y luego dirigió su mirada a los otros dos hombres.—Por cierto, ¿dónde está el collar que te di a ti, papá?— le preguntó con ojos entrecerrados, mirándole con sospecha y abultando sus pequeños labios en una trompita de pato, haciendo honor al apodo que le había colocado su tío Hobi.—¿y el tuyo, tío Kookie?
Los acusados rodaron los ojos con una sonrisa y jalaron los bordes del cuello de su playera y camisa respectivamente, metiendo la mano y sacando un poco el collar de macarrones crudos para mostrarle a la niña que cargaban con el regalo que ella les había creado en la escuela durante la clase de manualidades el día anterior.
Sounha sonrió y asintió satisfecha.
En eso, se escuchó un gruñido ahogado pero ruidoso, y todos dirigieron la mirada hacia la menor que estaba en brazos de Hoseok, sonrojada hasta las orejas. Soltó unas risitas cantarinas y se cubrió la sonrisa con su manita.—Lo siento, tengo hambre~
—De acuerdo, ¿qué tal si nos vamos todos a comer?— propuso Yoongi a sus amigos.
—Claro, solo que debo quedarme hasta que el último niño se vaya— dijo Jungkook y recibió un "No hay problema".
—¿Creen que Tae pueda venir?— Hoseok pidió la opinión de sus amigos, pues no sabía si su novio tendría oportunidad de ir a comer junto con ellos.
—No lo sé, pregúntale si no está ocupado— respondió el castaño encogiéndose de hombros.
—Cierto— secundó Min y extendió los brazos para que el peligris le diera a su hija y para que así podiera llamar a su pareja para preguntarle si podría salir a comer junto con ellos, recibiendo una respuesta afirmativa.
Esperaron aproximadamente quince minutos más a que los padres fueran a recoger a todos y cada uno de los niños, hasta el último, y luego salieron de la sala para bajar por elevador hasta el lobby del edificio, después de que Jung dejara todo listo con su secretaria y demás trabajadores en su ausencia.
Cada quien tenía su coche, pero los cuatro se fueron juntos en el auto del mayor de todos y pasaron por Taehyung en su trabajo; el edificio de las oficinas de D'CON, pues labora como fotógrafo profesional de dicha revista y se encarga de dirigir muchas de las sesiones fotográficas que se realizan a los artistas y celebridades en los estudios de ahí.
Ya estando los cuatro hombres escuchando "Mucho más allá", tema de la segunda película de Frozen, y cantándola a todo pulmón junto a la pequeña hija de Min, el pálido manejó hacia el McDonald's más cercano.
Al entrar, no pudieron evitar notar que la gente les miraba, pero menos podía importarles, y ya estando en la fila para ordenar en el restaurante de comida rápida, Sounha no demoró en pedirle permiso a su padre para ir al área de niños, corriendo rápidamente hacia el área de juegos cuando recibió la aceptación del pelinegro.
—¿Traes la pulsera de macarrones que te hizo Sounie?— preguntó el segundo mayor a su novio.
—Síp, ¿por qué?— contestó el azabache en tanto mostraba su muñeca derecha como evidencia de su palabra.
—Porque quizá te pida que le muestres que la traes puesta, osito— explicó y Kim hizo un "aaah" al entender.
—¿Por qué le dices "osito", hyung?— cuestionó el menor de los cuatro con el entrecejo fruncido en confusión.
—Aws, ¿mi conejito está celoso?~— Hoseok se acercó al castaño y amasó sus mejillas, haciéndolo quejarse entre risas.
—Ugh, no. Me refierro a porf qué nos ponesh apodos de animalesh— contradijo aún teniendo las manos de Seok apretujando su cara.
—Oh, no lo había notado hasta ahora...
Tae rio divertido y se dirigió al mayor del grupo.—Me deprime ser un adulto y preguntar por cosas laborales pero, ¿qué tal tu día hoy en el trabajo, Yoongi hyung?
El interrogado soltó una risita nasal por lo que había dicho Kim y contestó:—Bien, mañana tendré una reunión con unos contratistas que planean construir un hotel.
De inmediato Jung y Jeon dejaron de lado su repentina mini discusión sobre por qué los Picapierda celebraban Navidad si vivieron antes de la época de Cristo y prestaron atención a las palabras que había dicho Yoongi.—¿Es en serio?— preguntó Hoseok y el pálido asintió.
—¡Eso es genial, hyung! Tendrás la oportunidad de ser el arquitecto de una construcción tan grande como la de un hotel y demostrar todo tu potencial y gran talento que cargas— dijo Jungkook completamente feliz por su mayor y Yoongi solamente sonrió tímido por el halago de su menor al decir que tenía mucho talento y potencial por mostrar.
—Uh... ¿ya van a pedir?— preguntó el chico que estaba encargado en la caja, y fue cuando se dieron cuenta de que habían estado tan distraídos que no notaron que eran los siguientes en la fila y que ya era su turno.
Los cuatro hombres se apegaron a la barra y miraron con grandes ojos las pantallas planas empotradas en la pared detrás del chico de la caja, donde se exponían los tipos de hamburguesas y combos que ofrecían.
—¿Cuál van a querer?— preguntó Yoongi a sus amigos.
—La ocho— contestó Jungkook.
—Yo la doce— dijo Hoseok.
—Yo la dieciséis... ¡no! Mejor la catorce, ¿o quizá la cuatro?— se cuestionaba Taehyung rascando su barbilla en tanto examinaba seriamente cada hamburguesa de las pantallas, confundiendo al pobre chico encargado de tomar las órdenes.
Yoongi suspiró y negó divertido.—Apúntale la siete— le indicó y el contrario frunció el entrecejo para delatar su confusión, pues el chico indeciso no había mencionado esa, pero decidió obedecer sin más.—A ellos la ocho y la doce, para mí la cinco y la tres de niños con nuggets en forma de estrella y cajita feliz. También cuatro papas, cuatro sodas grandes y una mediana, por favor.
El chico confirmó la orden y la registró en la pantalla, la pagaron entre todos, se les entregó el número de mesa y finalmente se fueron a sentar.
—Es excelente lo de tu trabajo, hyung— retomó el tema Taehyung una vez estuvieron sentados en la mesa esquinera grande.
—Honestamente me emociona. Para tener casi dos años trabajando ahí, me ha ido muy bien y he crecido bastante más rápido de lo que imaginaba— contestó Min con un brillo en sus finos ojos.
—Es que tienes mucho talento, hyung, solo era cuestión de tiempo— dijo el peligris con una sonrisa.
—Gracias, aunque no me debo hacer ilusiones ni emocionarme tan rápido, mañana les mostraré mis planos y mis trabajos anteriores... todo dependerá de si a los contratistas les parece buena idea que me encargue de los planos y la construcción— explicó con una pequeña sonrisa.—Por cierto, ¿aún tienes las fotos de mis otros trabajos, Tae? Esas se verán mejor.
—Por supuesto. Saliendo de aquí podemos pasar por ellas a mi oficina, porque están en mis archivos, y luego te imprimo unas copias— contestó de inmediato el azabache.
—Gracias.
—¿Y cómo le ha ido a Sounha en la escuela?— preguntó el menor de todos con real interés.
—Bien, se ha ido adaptando bastante bien al paso de preescolar a primaria y le facilita mucho el que haya aprendido a leer y escribir durante las vacaciones. Ella es muy inteligente, como su mamá— contestó Yoongi tranquilamente, dando una fugaz mirada hacia el área de juegos, donde a través del grueso cristal transparente pudo ver a su hija gateando por uno de los túneles en compañía de otros peques.
Continuaron charlando sobre los proyectos que Hoseok planeaba para su pequeña pero fructífera academia, las sesiones fotográficas que ha dirigido Taehyung en lo que va de la semana y las coreografías en las que está participando Jungkook y lo muy pesado pero gratificante que es eso para él.
—Buenas tardes, aquí está su orden-- habló una chica trabajadora del lugar, haciéndolos salir de su conversación para notar su presencia.
La muchacha colocó las bandejas con las hamburguesas envueltas, las papas, las sodas y la cajita feliz encima de la mesa. De su delantal sacó unos popotes y sobrecitos de salsa de tomate, colocándolos sobre la mesa también.
—¿Se les ofrece algo más?— preguntó amablemente.
—No gracias, estamos bien— contestó Hoseok con una pequeña sonrisa cortés. La chica dio una venia y se marchó.
—Iré por Sounie— avisó el pelinegro antes de levantarse de la mesa y dirigirse hacia el área de juegos infantiles.
Cruzó la puerta y notó que llamó la atención de los padres que estaban ahí, seguramente preguntándose por cuál de los pequeños iba, pero manteniéndose extrañados.
Se plantó frente a la salida del tobogán y se preparó mentalmente para gritar enfrente de desconocidos.
—¡Sounha, ya vamos a comer!— le llamó en voz alta, sintiendo algo de vergüenza, pues nunca acostumbró a alzar la voz ni mucho menos a hacerlo en un lugar público como ese.
La castañita se asomó entre las redes y sonrió.—¡Ya voy, pá!— contestó, se despidió del grupo de nenes con los que había estado jugando y desapareció de la vista. Poco después se escuchó ruido provenir del inicio del tobogán y por él se deslizó, dando un pequeño brinco para bajarse y pararse junto a su padre.
Una señora que estuvo observando todo, no pudo evitar la curiosidad y preguntó:—Disculpe, ¿cuántos años tiene su hija?
—Oh, tiene seis— contestó brevemente Yoongi, sin ser amigable pero tampoco grosero, solo cortés.
—¿Y usted qué edad tiene?
—¿Para qué quiere saber la edad de mi papá? ¿quiere salir con él?— preguntó la pequeña Min con curiosidad e inocencia pura.
La mujer se sonrojó completamente y bajó la cabeza, avergonzada por la malinterpretación de sus preguntas y reprendiéndose a sí misma por saciar su lado chismoso. Bien dicen que la curiosidad mató al gato.
Intuyendo que la señora no hablaría de nuevo, el pálido tomo de la mano a su hija, hizo venia y se marchó sin más, saliendo del área de juegos y encaminándose hacia la mesa donde les esperaban Jung, Kim y Jeon.
—¡Una señora estaba coqueteando con mi papá!— exclamó emocionada por contar la nueva aventura a sus tíos una vez que tomó asiento.
Ella lo relacionaba a la escena de una película que había estado viendo en la televisión el día anterior hasta que su papá le cambió, pensaba en que quizá tenía algo que ver el que la chica del filme estaba actuando extraña con el chico de la película.
El pelinegro rio demasiado apenado, ya que el grito resonó fuerte en el lugar, y negó.—No es verdad, solo preguntó nuestras edades por mera curiosidad y ya— aclaró a su hija y a sus amigos.
Hoseok no le dio importancia a sus palabras.—¡Eso es todo! Nuestro Yoongi siendo todo un rompe corazones— celebró el peligris, moviendo su trasero en un tonto baile aún estando sentado.
El mencionado solo se rio avergonzado, haciéndose pequeño en su puesto. Sus amigos e hija no conocían lo que era hablar en voz baja y no hacer tanto alboroto.
Algunos de los comensales veían chismosos hacia la mesa, pues les parecía extraño y de mala pinta que una niña pequeña estuviese rodeada por cuatro hombres, dos a cada lado suyo. Sin embargo, Sounha no se sentía extraña ni incómoda, tampoco se imaginaba lo que las demás personas pensaban de esa escena, pues a su mente no podía importarle menos lo que pasara dentro de las demás. En su cabeza y cuerpecito solo cabía la felicidad y comodidad de estar comiendo y riendo en uno de sus lugares favoritos con sus personas favoritas: sus tíos y su padre.
Ya que habían esperado a que el par de los Min regresara a la mesa, ahora sí comenzaron a desenvolver su comida para comenzar a comer sus deliciosas y grasosas hamburguesas.
Pasaron un rato platicando entre bocados, hasta que Yoongi notó que los nuggets de su hija estaban intactos.—¿Por qué no te comes tus estrellitas, mami? ¿no te gustaron o te duele el estómago?
Soun negó a las suposiciones del mayor.—Es que son tan bonitas que no me las quiero comer— explicó con una trompita de pato.
—Come, llegando a casa puedes crear más estrellitas con tu plastilina— convencida por la propuesta de su padre, la nena asintió y comenzó a comerse sus nuggets en forma de estrella.
En eso, el celular de Min comenzó a sonar dentro de su pantalón y lo sacó para tomar la llamada.
—Es mi jefe— les dijo a sus amigos y los señaló acusador después de ver quién llamaba en la pantalla.
¿Por qué? Porque a sus idiotas amigos les daba por simular gemidos cada que estaba en una llamada, aunque en esa ocasión ni siquiera habían considerado hacerlo por estar en un lugar público de comida rápida donde había muchos niños, sin mencionar que no querían desatar preguntas curiosas en la hija de Yoongi sobre por qué y qué eran esos sonidos extraños que estarían haciendo sus tíos.
Finalmente atendió la llamada antes de aclararse la garganta.—¿Diga?
—Tengo muy buenas noticias para ti, Min— dijo el hombre al otro lado de la línea y el mencionado aguardó en silencio a la espera de que continuara hablando.—Los Woo me pidieron que les mostrara un trabajo tuyo para darse una idea de lo que verían mañana en la junta, les mostré una de las plazas... ¡y en casi nada me dijeron que te querían a ti como arquitecto encargado de la construcción!
—¿Qué?— su tono de voz se delató incrédulo, pues había sido demasiado rápido.
—¡Que te quieren a ti, bobo! Felicitaciones, Min— dijo entre risas.
—G-gracias, señor...
—Prepárate para la reunión de mañana con tus mejores planos y fotos, quieren comenzar a discutir a la de ya la construcción del hotel... y deja libre el día de mañana porque seguro será una larga charla y no sé a qué hora termines regresando a tu casa, los Woo están muy entusiasmados por planear contigo— le indicó.—En fin, adiós muchacho.
—C-claro... hasta luego— colgó.
—¿Y? ¿qué te dijo?— preguntó con la curiosidad a punta de dedo el azabache, todos en la mesa miraban fijamente al pálido en espera de su respuesta.
—Dijo que los contratistas ya me dieron el sí... y solo vieron una plaza— contestó aún ensimismado por el hecho.
De inmediato se desató un alboroto, Sounha no entendía del todo, pero sus tíos estaban celebrando, así que intuyó que era algo bueno y se les unió.
Luego comenzaron a recibir furiosos ssh para que bajaran el volumen, pues estaban siendo muy ruidosos.
—También me dijo que dejara libre el día de mañana para dar de lleno mi tiempo a la junta... Kookie, ¿crees que puedas cuidar a Sounie hasta que salga del trabajo?— preguntó Yoongi al menor, pues su hija tomaría la clase de danza con él al día siguiente y pensaba que de ahí simplemente se la podría llevar a su casa, cuidarla, darle de comer, ayudarle con sus tareas, bañarla y -si se le iba el tiempo- hasta acostarla a dormir.
Jeon hizo un mueca avergonzada.—No tendré tiempo, mañana daré tres clases más y acompañaré a mi mamá con el mecánico por la falla de su auto. Lo siento, hyung...
El pelinegro negó y le restó importancia con un movimiento de mano diestra.—No importa— le dijo y luego miró al peligris.—¿Tú podrías, Hobi?
El mencionado hizo la misma mueca que el castaño y negó.—Tampoco tendré tiempo— dijo.—Iré a hablar con unos proveedores para los materiales de las salas nuevas y tengo reunión con padres que planean inscribir a sus hijos. Lo siento, Yoongi hyung— explicó.
—¿Tú, TaeTae?
El azabache negó torciendo los labios con vergüenza.—Mañana tengo muchísimas sesiones fotográficas, se me juntaron todas y tampoco sé a qué hora volveré a la casa, lo siento.
Min le dijo que no pasaba nada y ladeó la cabeza en busca de una opción que no fuera posponer la reunión, ya que eso podría causar que los contratistas se retiraran y buscaran a alguien más, pues las cosas eran demasiado buenas para ser reales y tentarlas no sería una buena idea.
—Quizá deba comenzar a buscar una niñera pero... no me da confianza dejar a Sounha con una persona desconocida— pensó Yoongi en voz alta.
—¿Qué tal mi mejor amigo? Él se dedica a eso— sugirió Kim como alternativa.
—¿Jimin? No lo sé... aún no lo conozco, solo sé de él porque ustedes lo mencionan mucho— divagó.
En realidad, podría saber muchas cosas de aquel chico por boca de sus amigos, más que nada Taehyung, pero nunca sería lo mismo el relacionarse con él, ser conocidos, o solo saber de él por medio de las palabras del fotógrafo.
—Eres el único de nosotros que aún no lo conoce, hyung...— señaló Jungkook antes de poner el popote de su vaso entre sus labios y beber de su soda.
—Jimin es mi mejor amigo y lo conozco desde íbamos juntos a la secundaria, te aseguro que es alguien a quien le puedes confiar a Sounha... no es lo mismo el experimentar y dejarla en cuidados de una persona más alejada de tu círculo social o desconocida.
Yoongi lo meditó con labios apretados por unos instantes y concluyó que era lo mejor, el azabache tenía razón.
No podía evitar sacudirse ante la idea de dejar sola a su pequeña hija en cuidados que no fuesen de Hoseok, Taehyung o Jungkook. Y sus padres estaban en Daegu, por lo que no era una opción. Sería la primera vez que la encarga con alguien más, era natural y comprensible que sintiera los nervios susurrándole al oído que debía negarse.
Era dejar encargada a Sounha con Jimin o posponer la reunión y arriesgarse a perder tal oportunidad laboral como la que estaba a milímetros de tener sobre las palmas de sus manos. Y se recordó que todos los esfuerzos que hacía a diario desde el minuto uno, eran de lleno por y para su nena.
Suspiró y sonrió un poco tenso.—De acuerdo.
—¿Sí?— preguntó Kim y el mayor asintió.—Bien, te paso su número para que hables con él— dijo y sacó su celular para enviarle el contacto del rubio.
En ese momento, Sounha alzó la mirada hacia Yoongi y finalmente habló:—Papá, no entiendo de qué hablan... ¿quién es Jimin? ¿Por qué no puedo quedarme con uno de mis tíos?
La castañita era una niña muy inteligente, igual que su madre. Una muestra de ello, es que cuando no entendía un tema del que hablaban las demás personas, no interrumpía para preguntar como normalmente haría un niño de su edad, ella aguardaba en silencio y prestaba suma atención. No simplemente porque fuese de mala educación, un infante muchas veces no se da cuenta de ello y lo hace inocentemente; sino que lo hacía para sacar y analizar sus propias conclusiones por su cuenta y, entonces sí, expresarle su confusión a su padre para que él confirmara sus ideas, las expandiera, las explicara o las corrigiera. Yoongi siempre trataba de hablar mucho con ella y saciar por completo su curiosidad infantil, después de todo, estaba en la etapa del por qué. Era una niña que siempre había demostrado tener una mente y pensamiento que busca independizarse constantemente, algo que era ciertamente sorprendente en una chiquilla de su edad.
—Es que mañana hablaré con unas personas importantes en el trabajo y lo más probable es que salga más tarde de lo habitual, no sé a qué hora estaré libre... y tú tienes muchas cosas que hacer; como tus tareas, comer, bañarte, tender tu cama, alimentar a Pedro, jugar y después dormir... no puedes descuidar hacer tus cosas y tampoco puedes quedarte solita, por lo que necesitas quién te cuide y te ayude, y tus tíos estarán muy ocupados como para hacerlo al mismo tiempo— explicó tranquilamente. Los otros tres ya estaban acostumbrados y familiarizados a la faceta paternal de Yoongi y les encantaba admirarla, era algo lindo de presenciar.—Tae me recomienda que su mejor amigo Jimin sea tu niñero y cuide de ti hasta que yo salga del trabajo y vuelva a la casa— agregó.
La niña torció los labios y miró al fotógrafo con cierto temor.—¿Jimin oppa es como Kwonji, tío?
Los cuatro adultos sonrieron enternecidos por las seguridades de la menor, por muy extraño que eso sonara.
Cuando Sounha iba en preescolar, su "mejor amiga" era una de sus compañeras, llamada Goh Kwonji. El caso era que, cuando Soun no le prestaba su libro de colorear junto con sus crayolas y le alegaba que ella tenía sus propios materiales, la malvada niña le picaba los ojos con un tenedor y le amenazaba con esa terrible acción.
Obviamente, en cuanto la maestra se enteró, notificó a los padres de amabas menores. Sin embargo, Yoongi consideró una mejor opción el cambiar a su hija a otro jardín de niños, pues temía que la otra niña siguiera molestándola durante la hora del almuerzo aún si decidía cambiarla de aula. En cuanto a Kwonji, sus padres tomaron cartas en el asunto y decidieron que lo adecuado era llevar a su hija con un psicólogo infantil.
La maldad en los infantes era algo real, pero cosas así no debían tomarse a la ligera.
Taehyung negó y sonrió dulcemente hacia la menor.—No, Sounie... Jiminnie es un gran mejor amigo. Es divertido y muy amable, seguro te llevarás bien con él— le contestó.
Sounha asintió y luego se dirigió a su padre.—Terminé de comer, ¿ya puedo ir a jugar?
-1Sí, pero no te agites mucho, podrías... p-po... drías... BUAAAAAGG— en cada titubeo Yoongi simuló que sentía algo subir por el interior de su pecho y después fingió una arcada, haciendo reír a la castañita.—Vomitar.
—¡Le hiciste como el video del gato al que le acercan aguacate y parece que vomita!— exclamó emocionada y los otros tres hombres se sumaron a las risas por la comparación.
Después, la niña salió corriendo hacia el área de juegos, prometiendo que no se vomitaría como un gato.
—Listo, ya te envié su número— dijo Tae y justamente sonó el celular de Min para delatar la acción, pues era una notificación del envío que le había hecho el azabache.
—Gracias— y sacó el aparato del bolsillo frontal de su pantalón. Entró al chat con el menor y luego agendó el número.—Dices que es Park Jimin, ¿cierto?— recibió un "ujum" afirmativo por parte de Kim, pues tenía un bocado de hamburguesa en la boca.
P. Jimin
Tú
Hola, buenas tardes.
Salió de la aplicación, apagó el celular y lo dejó apartado sobre la mesa para continuar comiendo, pero sonó de nuevo. En realidad no había esperado que el chico respondiera tan pronto. De igual forma tomó su celular, lo desbloqueó y entró al chat de nueva cuenta para ver la respuesta en mensajes.
P. Jimin
Tú
Hola, buenas tardes.
P. Jimin
Buenas tardes
¿Quién es?
Tú
Soy yo
P. Jimin
¿Qué vienes a buscar?
Tú
A ti...
P. Jimin
Ya es tarde...
Tú
¿Por qué?
P. Jimin
¡Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti!
¡Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vueltaaa!
Tú
😂
P. Jimin
De acuerdo, en serio, ¿quién es usted?😂
Tú
Soy Min Yoongi, amigo de Taehyung.
Verá, él lo recomendó conmigo, necesito que alguien de confianza cuide a mi hija mañana. No sé exactamente qué tanto tiempo la cuidaría, así que usted pondría la cifra.
Claro, si es que no tiene compromisos o a otros niños que cuidar, tengo entendido que se dedica a eso.
P. Jimin
Por supuesto.
¿Cómo se llama? ¿es niño o niña, y qué edad tiene?
Tú
Se llama Min Sounha, ella tiene 6 años.
Si no me equivoco, conoce bien a Jungkook y obviamente a Hoseok, ¿cierto?
P. Jimin
Así es.
Tú
Bien. Jungkook recoge a Sounha después de la escuela y se la lleva a la academia musical de Hoseok, donde le da clases de danza hasta las 3 de la tarde.
Me gustaría que nos reuniéramos ahí, para que conozca a mi hija, y de ahí vamos a mi casa, donde ya le explico algunos detalles importantes y demás. ¿Sabe cómo llegar?
P. Jimin
Sí, conozco el camino. Me parece bien.
Tú
De acuerdo, nos vemos ahí.
Gracias.
P. Jimin
No hay de qué, hasta mañana entonces.
🍂
Iba caminando tranquilamente por la vereda, mirando a algunas palomas que se posaban sobre los anuncios de los negocios. Hacía poco que el calor ligero de la primavera cubría las calles de Seúl.
Miró el edificio de la academia musical de artes de su amigo Hoseok y aceleró un poco más el paso. Por suerte, había dejado tres alarmas puestas que le avisarían a qué hora debía salir de su departamento, pues solía llegar tarde a muchos lados.
Al entrar al edificio, la recepcionista se preparó rápidamente en su lugar mientras los guardias de la entrada hacían lo mismo, pues era la primera vez que lo veían.
—Buenas tardes, ¿en qué le puedo ayudar?— preguntó la señorita detrás del escritorio con una sonrisa amable, atenta a lo que fuera a decir, saludando con una venia que el rubio correspondió.
—Buenas tardes. Soy Park Jimin, el amigo de Jung Hoseok, ¿podría decirme dónde está la sala de prácticas en la que el profesor Jeon da clases de danza a nivel infantil?
—Oh, me notificaron que usted vendría— señaló y asintió hacia los guardias de la entrada para hacerles saber que todo estaba en orden, estos regresando la vista al frente.—Claro. Si gusta puede pasar al elevador, tercer piso, al fondo del pasillo a mano diestra— le indicó.
—Muchas gracias— asintió en despedida a la fémina.
Se encaminó hacia el elevador y lo llamó, esperó y entró cuando las puertas se abrieron. Pulsó el botón para seleccionar el piso número tres y aguardó en silencio en tanto miraba los números de cada nivel mostrarse en la pantalla. Se sentía un poco nervioso, hacía mucho que no ponía pie en una academia.
Las puertas se abrieron de nuevo y salió de la caja metálica, siguiendo las indicaciones de la recepcionista y caminando hasta el fondo del pasillo en tanto escuchaba la música resonar amortiguada desde el interior de las salas. Finalmente llegó a la puerta que tenía escrito en una placa plata: "Prof. Jeon Jungkook".
Abrió la puerta y entró a la sala sin querer llamar la atención de los pequeños, pero sin poder evitarlo lo hizo, pues los nenes no lo conocían y se sintieron expuestos a ser vistos por alguien nuevo.
El castaño lo notó y detuvo la música con ayuda del pequeño control a distancia que tenía amarrado con una correa en su muñeca derecha. Los alumnos rompieron la formación y se fueron acercando hacia su joven profesor en busca de sentir protección en él.
Kook acarició los cabellos de tantos como pudo y sonrió enternecido.—Mis pequeños saltamontes, él es mi amigo Jimin hyung, él también baila— recibió una pequeña mirada de reproche de parte del rubio ante la mención de ese detalle, pero no le dio importancia.—Salúdenlo, por favor.
Los chiquillos se inclinaron respetuosamente ante el niñero y después, la mayoría, retomó su posición insegura.
Sounha se mantuvo en silencio en tanto uno de sus compañeros la escudaba con su propio cuerpo, tratando de mostrarse valiente ante la castaña, cuando en realidad quería llevársela a la esquina de la sala y esconderse detrás de un poderoso escudo compuesto por mochilas.
Jungkook saludó a Jimin rápidamente y le indicó que podía irse a sentar en cualquiera de los sillones que estaban pegados al fondo de la sala de prácticas, donde ya había unos pocos padres y madres esperando a que la clase terminara en tanto observaban a los niños.
Después de que el castaño relajara a los menores, la clase se reanudó y los pequeños continuaron bailando como el profesor se los había enseñado.
Jimin admiró por completo la pasión y empeño que los niños mostraban sin importar nada, ponían más corazón que baile en sus movimientos y aún así sus pasos eran buenísimos. Se sentía orgulloso de ver los resultados del empeño que ponía Jungkook en guiar y enseñar a los pequeños.
En eso llegó Yoongi, entrando a la sala de prácticas por la puerta y yendo a sentarse directamente en los sillones, justo a lado del rubio.
En realidad, esa simple acción le había costado muchos nervios, pues lo había hecho porque desde que entró y le miró le pareció un chico muy lindo. Ya que no le conocía y era la primera vez que le veía ahí, se preguntaba a quién iba a ver.
Park no había pasado por alto al peligro ni su atractivo, pero se mantuvo en silencio tranquilamente después de saludarle amable con un asentimiento.
El arquitecto formuló sus próximas palabras en su cabeza y un tirón de nervios en su estómago lo apretó.
En primera instancia, le parecía sumamente osado de su parte el querer iniciar una platica con el de labios pomposos con claras intenciones de atracción, y es que hacía muchísimo tiempo que no le interesaba alguien, que no tenía idea de dónde había sacando el poquito valor de siquiera pensar en acercársele tan directamente y sentarse justo a su lado. Y en segunda instancia, con lo que planeaba preguntarle, el de mejillas abultadas podría cuestionarle cuál era su lazo con Sounha y el decirle que era su hija podría causar que se alejara completamente.
Que no le malinterpretaran. Él nunca se avergonzó, se avergüenza ni se avergonzará de reconocer y dar a saber a todo el mundo si era necesario que ese pedacito de cielo precioso era su amada hija, pero sabía y había sido víctima de lo fácil que la gente se aleja al saber de un hijo, pues muchos no planean involucrarse en ese tipo de responsabilidades, muchísimo menos cuando solo quieren pasar el rato o tener algo momentáneo.
Decidió mandar todo por el caño, confiar en la humanidad cuando bien tenía razones para dejar de hacerlo, y habló:—¿Con quién vienes?
Jimin le miró.—Umh...— apretó los labios y rio cortamente, encogiéndose de hombros.—En realidad no lo sé, apenas conoceré a una niña de la que voy a ser niñero- bueno, hasta que su padre llegue y nos presentemos correctamente... ¿y tú?
El rubio frunció el entrecejo delatando su confusión cuando el chico a su lado comenzó a reírse. ¿Qué era tan gracioso? ¿O acaso se burlaba de su trabajo? Pues una grandísima disculpa a su majestad Don traje elegante color negro, pero él no necesitaba de estar amarrado a una oficina -como imaginaba que seguramente el chico lo hacía- para ser un trabajador honrado.
—Perdona...— carraspeó y le miró con una sonrisa tímida.—Eres Jimin, ¿cierto?— el rubio asintió confundido por el hecho de que él sabía su nombre, pues no le conocía.—Soy Min Yoongi, el padre de Sounha, la niña que cuidarás.
El niñero abrió la boca en forma de una pequeña sonrisa divertida, cerró los ojos y se echó hacia atrás en tanto se daba una leve palmada en la frente, soltando una risita al comprender.—Un gusto conocerte. Park Jimin— se presentó extendiéndole diestra en tanto con zurda se cubría la boca para reprimir la risa, siendo correspondido en el apretón de manos.
Oh vaya, se sentía atraído por la persona que le había contratado para cuidar a su hija.
No podían culparlo. Nunca imaginó que Yoongi se viera como Yoongi, en su cabeza se había hecho la idea de que era un señor amargado que pasaba tanto tiempo en el trabajo que casi ni tenía tiempo para su pequeña hija. Aunque la idea era algo extraña, considerando la edad de Taehyung, Hoseok y Jungkook, pero los amigos no siempre se forjan de acuerdo a las edades, además, estamos acostumbrados a visualizar un señor a finales de sus treintas cuando piensas en un padre soltero con una hija de seis años.
Pero el hombre a su lado no era nada parecido a lo que pensó. Yoongi se notaba ser un adulto joven. Era pelinegro, de ojos afilados, nariz redondita, labios delgados, cejas pobladas, mandíbula marcada, seguramente de su misma estatura o un poco más alto, de tez pálida, voz grave pero suave y dulce, con buena figura, y sin olvidar mencionar que ahora mismo vestía un traje negro de corbata del mismo color y camisa gris. El tipo era atractivo por donde lo vieras y se notaba ser un alguien con una personalidad cálida.
Oh vaya, de nuevo, y se abofeteó mentalmente.
Sabía por la boca de Jeon, Jung y Kim que él era soltero, o sea, que no estaba casado. No tenía idea del paradero de la madre de Sounha, pero un chico como Yoongi seguramente tendría un noviazgo, además, desconocía su orientación, así que se reprendió mentalmente por ser tan aventado sin saber casi nada.
—¿Quién es la pequeña Sounha?— preguntó el de mejillas abultadas al pálido.
—Es la niña de blusa roja con motitas blancas, cabello café y peinado en cebolla— la señaló sin apuntar y dirigió su mirada a la pequeña que bailaba con mucha concentración en seguir los pasos del profesor Jeon.
Min Sounha era una niña preciosa. Cabellos castaños claros, naricita fina, labios pomposos en forma de un pequeño corazón, lindos lunarcitos en su frente, ojos redondos bajo una fila de largas pestañas, de piel blanca pero no tan pálida como la de su padre y de baja estatura. Bailaba genial y se notaba ser una chiquilla encantadora.
—Te ves joven... Taetae me dijo que te dedicas a cuidar niños, ¿cierto?— preguntó Min en busca de iniciar un tema de conversación.
—Tengo veinticuatro años, cumpliré veinticinco el 13 de octubre— el pálido tomó nota mental del dato para no olvidarlo.—Y sí, me he dedicado a cuidar niños desde que tenía diecinueve.
—Oh, yo acabo de cumplir los veintiséis hace unas semanas, el nueve de marzo... Sounha cumplió seis años el once del mismo mes— contó y Jimin se guardó la información en su cabeza; además de notar que sí, Yoongi se había convertido en padre a una edad temprana como lo serían los veinte años.—Soy arquitecto. De hecho, te busqué porque hoy tendré una reunión importante que no sé cuánto dure. Normalmente después del horario del almuerzo vengo aquí a la academia para llevarme a Sounie y continúo trabajando desde casa... si te soy sincero, me pone de nervios— rio un poco, avergonzado.—Es la primera vez que dejaré a mi hija con un niñero y no puedo evitar ponerme un poco paranoico, pero quiero confiar en ti.
Jimin le sonrió comprensivo, entendía a la perfección esa espinita en los padres de dejar a sus hijos con un niñero por primera vez y estar a la expectativa, había lidiado con esas situaciones muchas veces.
-aNo te preocupes. Mi celular siempre está encendido, puedes videollamar cuando quieras, y Sounha y yo te estaremos mandando fotos de vez en cuando para que sepas que todo está bien— el rubio intentó darle calma de manera comprensiva.—Tengo experiencia en esto y solo te llamaré en caso de que haya una emergencia o tenga un problema que no pueda resolver, para que te estés tranquilo.
Yoongi le sonrió agradecido.
Pronto la música se detuvo, la clase se terminó y sucedió lo mismo del día anterior; Jungkook felicitó a los pequeños por su arduo trabajo y estos se reunieron junto a él para tomarse la selfie de cada clase.
Cuando cada niño fue hacia sus padres -los que ya estaban ahí-, Sounha se fue acercando al suyo. Choi Minyeon, el niño que la había escudado cuando Jimin entró a la sala de prácticas, la llevaba de la mano detrás de su espalda, protegiéndola del nuevo extraño, pues su amiguita le había contado que era mejor amigo de uno de sus tíos y él conocía la historia de Kwonji, listo para defender a la castañita en cuanto el rubio mostrara intenciones de querer picarle los ojos con un tenedor, aún cuando él mismo se sentía inseguro de acercarse a un extraño.
El arquitecto le extendió su diestra a su hija y ella la tomó con su otra mano libre, pues su amigo -que era su mejor amigo, pero evitaban esa etiqueta por la historia de Kwonji- no la había soltado y seguí ahí, dispuesto a reaccionar defensivamente para proteger a la de ojitos redondos.
—Sounie, ¿recuerdas nuestra plática de ayer sobre el niñero?— la castañita asintió.—Bueno, él es Park Jimin, él es el niñero.
La de labios corazón hizo una 'O' con su boquita, se soltó del agarre de su padre y se llevó a Minyeon consigo hasta donde estaba su mochila. Yoongi y Jimin observaron al par de pequeños analizar un dibujo que la castañita había sacado de su mochila, se susurraron entre sí quién sabe qué cosas y luego se acercaron. En ningún momento se soltaron de las manitas.
—No te pareces en nada—
dijo Ha en tanto le extendía el dibujo al rubio.
Jimin observó detenidamente cada trazo. En la hoja se mostraba un dibujo infantil de un monstruo con alas, cuernitos, sonrisa malvada y lo que parecía ser un tenedor en cada mano.
—Eres muy bonito...
Jimin sintió su corazón derretirse ante las palabras de la niña mientras intentaba retener una sonrisota al morderse el labio inferior. Que un infante te diga que eres muy bonito afecta de una manera muy distinta, pues los peques no mienten para "quedar bien". La nena estaba siendo sincera, él lo sabía, y se sentía tan malditamente halagado.
—¿Me picarás los ojos con un tenedor si no te presto mi libro de pintar y mis crayolas, oppa?— preguntó Sounha con un tono de voz que delataba su inseguridad.
El rubio sonrió gentilmente y negó.—Por su puesto que no, linda. De hecho...— tomó el bolso donde carcagaba con las cosas que podría necesitar y se lo colocó sobre sus muslos, lo abrió ante la mirada curiosa de los contrarios y de él sacó un paquetito con una buena variedad de plumones.—Traigo mis propios colores y marcadores, si quieres te los puedo prestar después de que hagamos la tarea— le extendió el paquetito a la pequeña de Min y ella lo tomó entre sus manos con la boquita abierta, eran unos plumones muy bonitos.
Sounha intercambió nuevamente unos cuantos susurros más con Minyeon, luego el último asintió y soltaron sus manos. El pequeño pelinegro aplanó los labios en una línea y entrecerró sus ojos con sospecha, levantó su mano diestra enfrente de su cara y, con el dedo índice y corazón, señaló sus propios ojitos, para luego señalar a Jimin con mirada acusatoria, advirtiéndole que le estaría vigilando en tanto se alejaba lentamente sin darle la espalda, y viéndose sumamente tierno ante la vista del rubio.
Yoongi y Jimin se levantaron del sillón para ir a despedirse de Jungkook en lo que Sounha iba por su mochilita y le decía adiós a Minyeon y a sus otros amigos. Al salir de la sala de prácticas, la castañita se llevó de la mano a ambos adultos, a su padre porque eso acostumbraba hacer casi todo el tiempo, y al niñero porque le gustaban mucho sus manos y quería hablar con él para conocerlo mejor.
Jeon miró con impresión al trío salir del lugar. Si no fuera porque sabía que era la primera vez que se veían y que se acababan de conocer, pensaría que tenían tiempo conociéndose y en confianza, la escena se veía muy natural.
Los Min y Park atravesaron el pasillo del piso y bajaron hasta el primer nivel en el elevador en tanto la de labios corazón le platicaba a ambos mayores cómo había ido su día y lo que había hecho en la escuela.
—Yo vivo con mi hermano menor Jihyun, ¿y tú Sounie?— preguntó Jimin a la castañita una vez estuvieron en el auto de Yoongi.
—Vivo con papá y Pedro— contestó la menor en tanto observaba las calles a través de la ventana, balanceando sus cortas piernas en el borde del asiento.
El de mejillas abultadas enarcó su ceja izquierda confundido.—¿Quién es Pedro?— le preguntó al mayor.
—Oh, es nuestro pez cabeza de león. Le pusimos Pedro de nombre... y ha estado con nosotros desde hace tres años— dijo Yoongi, intercalando miradas sonrientes desde el camino al menor.
Jimin iba observando el camino para guardarlo en su memoria, pues siempre se esforzaba en dejar con un buen sabor de boca a quienes le contrataban para que así le volvieran a buscar para que cuidara a sus hijos de nuevo, y se distrajo un poco al ver el lindo mini peluche de tortuguita que colgaba en el espejo retrovisor.
Pronto llegaron al hogar Min, el auto fue estacionado enfrente y se bajaron, el pálido con un poco más de apuro, pues tenía que irse de vuelta al trabajo en cuanto antes.
La casa no era grande, sino del tamaño suficiente para un padre soltero y una niña de seis años, con espacio para jugar en el jardín y con un portón de reja café chocolate como medida de seguridad a la propiedad. Habían plantas colgantes en los faroles de la cochera y una pequeña bicicleta de color morado con rueditas apoyada en la pared junto a una más grande de color azul. La fachada estaba de color crema con orillas cafés obscuras que rozaban en el tono vino. No era para nada extravagante, solo cálido y de espacio suficiente.
Yoongi abrió la puerta del portón con el código eléctrico de seguridad y dejó que los otros dos entraran antes de cerrar detrás de sí una vez también lo hizo. Se encaminó a pasos largos a la puerta de la casa en sí y con las llaves abrió, dejando nuevamente que los contrarios entraran primero. Se colocaron las pantuflas de casa y la castaña se fue directo a las escaleras, subiendo para ir a dejar sus mochilas de danza y de la escuela en su habitación.
—Bien. Sounha es alérgica a la canela, pero no hay nada en la casa que contenga eso, así que no te preocupes— comenzó a decir el arquitecto hacia el más bajo por cuatro centímetros. Se dirigieron a la cocina.—Anoche dejé preparada la comida para hoy, espero esto esté bien para que coman— dijo en tanto sacaba unos cuantos contendores y los colocaba encima de la parrilla de la estufa, destapándolos para mostrárselos.
—Umh... soy alérgico a todo eso.
Min palideció más de su tono de piel natural y Jimin soltó una pequeña carcajada.
—Es broma, no tengo alergias.
Yoongi suspiró, hizo un pequeño "ts" al pasar aire con los dientes apretados y le miró con una sonrisa penosa.—Por favor no seas así conmigo, es la primera vez que contrato a alguien y me pongo de nervios, no sé si hago bien las cosas— bromeó entre risas, mismas que le contagió.—Puedes tomar lo que gustes de la alacena si tienes hambre y preparar lo que mejor se te acomode para la cenaz Soun come de todo menos aguacate, pero no lo compro, así que sin problemas— le decía en tanto le mostraba dónde estaba cada cosa en la cocina, los platos, vasos, los trastes, las especias, la comida en la alacena y en el refrigerador, el cajón de las medicinas y el de los dulces, todo; y Jimin sonreía enternecido al verle ciertamente paranoico.
El pálido salió de la pieza y se dirigió al comedor, siendo seguido por el menor.
—En este archivero está todo ese tipo de cosas de papelería. En este penúltimo cajón están los libros y cuadernos de Soun de la escuela— le mostró cada cajón, dónde estaban las hojas de colores y blancas, los útiles escolares, foami, cartulinas, reglas... todo lo que se pudiera necesitar.
Luego caminó hacia la barra que dividía a la cocina de lo demás.
—Este es Pedro, y aquí está su comida. Ella le da de comer en la mañana y en la noche— señaló la gran esfera de cristal en la que el pez de león nadaba pacíficamente y el potecito de comida especial que le daban. Caminó hacia la sala y señaló una de las mesitas que estaban a lado de los sillones.—Aquí siempre están los controles de la televisión, el estéreo, el aire acondicionado y eso— se los mostró rápidamente.
El pelinegro comenzó a golpearse los labios con sus dedos índice y corazón diestros en tanto pensaba en voz alta y entre dientes qué más le faltaba por cubrir.
Jimin se vio obligado a tomar de las manos al pálido y le sonrió para que se tranquilizara.—Hyung, no te preocupes— le dijo. El mayor se dio cuenta hasta ese momento que sus manos habían estado temblando y suspiró avergonzado.—Te aseguro que Sounha estará bien, ¿de acuerdo?
Yoongi sonrió, asintió y el rubio le soltó las manos antes de que dejara de estar consciente de que lo hacía, pues ese contacto se sentía muy bien.—De acuerdo— dijo y se sintió más calmado.—Ella sola se pone a hacer sus tareas, ya sabe leer y es muy inteligente, pero como quiera ella te preguntará si tiene problemas para entender algo. Se debe bañar y puede ver la televisión, siempre y cuando se siente derecha en el sofá... tiene la mala costumbre de encorvarse sentada en el suelo y eso daña su espalda y su visión— le informó y recibió un asentimiento en respuesta.
En eso, Sounha bajó las escaleras y se plantó de pie junto a su padre.—¿Ya te irás, pá?
—Síp, solo estaba dándole unos últimos detallitos a Jimin— le contestó en tanto se acuclillaba frente a ella.—Pórtate bien y hazle caso a lo que él te diga, ¿sí?— Ha asintió obediente con una sonrisa.—Anda, dame un beso— le pidió en tanto mostraba ladeada su pálida mejilla hacia la nena, quien no tardó en reventarle un dulce besito sobre su piel.
El mayor se reincorporó y se giró a ver a Jimin, quien veía todo con una sonrisa enternecida.
—Bien, ya debo irme— avisó en tanto se dirigía a la puerta con apuro.
Los tres salieron y solo Yoongi cruzó la puerta del portón, se despidió con un movimiento de mano hacia el par que le miraba desde la puerta interior y se adentró al auto para después encenderlo con llave e irse.
Bsiks holu:))
¿Cómo están? Espero que muy bien, y si no, ojalá que las cosas mejoren.
Hace poco me llegó la idea de hacer un fic con esta temática y decidí comenzar a idear la historia, ya tengo gran parte y solo me faltaría adelantar capítulos, por lo que a eso es a lo que me voy a estar dedicando por ahora. Había publicado ya la parte cero de "Him", aún no estoy segura si regresarla a borradores hasta que termine este fic o si podré ir publicando ambos en actualizaciones intercaladas, pero ya veré qué hago después 😂
Este es el paquete de plumones que se menciona.
Imagínense a Sounha algo así como una versión de Jungkook pero niña pequeña y de labios más gorditos, porque es la imagen más cercana a la que tengo en mi cabeza. Ah, y lo de la historia de Kwonji me sucedió a mí en el kínder, solo que no era una niña, sino unas gemelas xd
En fin, espero les haya gustado y le den una oportunidad a la historia, más adelante se irán aclarando varios detalles, claro, a su tiempo uwu
¡Cuídense mucho!
—Adem🍂
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