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O9

Caminó por el estacionamiento, empujando el carrito de compras con una sola mano hacia su coche en medio de las luces del estacionamiento del super mercado mientras que con la otra sacaba el mando a distancia del bolsillo de su pantalón. Cuando lo tuvo en palma y estuvo ahí, pinchó el botón para que la cajuela se abriera sola, entonces comenzó a meter las bolsas con el mandado.

Estaba por terminar cuando su celular comenzó a sonar en el otro bolsillo delantero, dejó sonar el aparato en lo que terminaba de guardar todo y este siguió insistiendo hasta que pudo tomarlo y ver que el nombre de Jimin brillaba en la pantalla.

Al contestar la llamada, apenas iba a saludarle cuando el rubio habló alterado:—H-hyung... hay un tiroteo en el negocio de Nam hyung, no vengas a recogerme— en el fondo se escuchaban los disparos.

Yoongi sintió su sangre irse a los talones, jamás espero escuchar aquello.

—¿E-estás bien?— finalmente acertó a decir.—¿Estás herido? ¿Y Nam?

—S-sí, estamos bien, yo estoy escondido tras el escenario y hyung con unos compañeros en la cocina, pero sé que él está bien.

El pálido suspiró entrecortado y cuando pudo salir del estupor se apresuró a cerrar la cajuela para ir a dejar el carrito en donde debía, luego regresó rápidamente hacia su auto y se subió en él, arrancando.

—Voy para allá.

El bailarín pareció bufar exasperado a través de la línea.—No. Te dije que no vengas por mí, al menos no aún— le dijo con voz firme, dura.—Ni siquiera rondes por la zona. Esto es algo entre la policía y el crimen organizado, seguro las calles estarán hechas un lío.

El mayor apretó las manos en el volante y evitó echar en marcha el vehículo a toda velocidad hacia donde estaba su novio, suspirando con frustración.—Lo siento. Tienes razón— murmuró quedito. La línea se quedó en silencio en medio de los disparos, con las respiraciones pesadas de ambos como compás.—Yo... avísame todo, iré por ti lo más rápido posible en cuanto me digas que es prudente— pidió después.—Cuídate muchísimo, por favor.

—Tú también— contestó el menor y, antes de que el pelinegro le pidiera mantener la llamada en curso sin importar que no se comunicaran, colgó.

Yoongi se sintió abrumado, nunca había pasado por algo similar y no sabía qué hacer, solo le quedaba esperar otra llamada de su pareja, lo cual le causaba impotencia.

Jimin, por su lado, se mantenía abrazando a su compañera de trabajo, una chica de apenas un año menor que él, estaba embarazada y sumamente aterrada con todo lo que estaba sucediendo, haciéndola mantener la cabeza abajo, temblando. Solo ellos dos estaban ahí, pues ambos estaban próximos a presentarse en el show nocturno con una canción cuando de la nada el enfrentamiento inició.

—Oppa, huele a s-sangre...— había murmurado la menor con voz casi muda, aterrada en tanto zurda la mantenía aferrada a la camisa del rubio y la otra acunando su abultado vientre con el anhelo de proteger la zona, escondida en su pecho.

—Lo sé. Tranquila, esto deberá parar en algún momento— contestó el niñero repartiéndole caricias torpes en el brazo derecho con su mano libre, queriendo transmitirle una calma de la que él mismo carecía.

No supieron cuánto tiempo estuvieron ahí, las sirenas de las patrullas se habían escuchado al arribar, pero el enfrentamiento no hizo más que agravarse. Ninguno de los dos, tampoco los demás trabajadores que estaban refugiándose en distintos puntos del establecimiento, habían sabido qué hacer durante todo ese lapso, solo mantenerse al suelo, aterrados y con las miradas perdidas en espera de que todo terminara, con el pecho apretado y el escenario de ellos siendo señalados con un arma pasando por sus mentes. Todo era posible.

Tuvieron que pasar dos horas eternas para que al fin todo acabara. Para cuando menos Jimin lo esperó, ya estaba sentado en una de las mesas con Soodae a su lado después de que unos paramédicos les habían revisado, ambos incapaces de separarse del otro y de espaldas a la escena, tratando de ignorar el hedor a sangre que había por el lugar mientras que la policía, la ambulancia y otras personas rondaban apuradas en sus asuntos.

El mayor se mantenía al tanto de la chica en estado, preocupado de que toda la horrible experiencia le hiciera daño en su embarazo a pesar de que los paramédicos habían afirmado que se encontraba bien, ya que sabía por confianza suya hacia él que ella había anhelado embarazarse y al fin lo había logrado con la estabilidad correspondiente.

Por otro lado, Namjoon alegaba con uno de los policías, el cual resultaba ser su amigo y quien había planeado el asalto en contra de un criminal que había ido a cenar a Purple Ocean.

—¡¿Por qué mierda no me dijiste nada?!— reclamó el pelimorado con el gesto endurecido, furioso. Se talló el rostro con su mano derecha en tanto la izquierda la posaba en su cintura, luego le señaló acusatorio con su dedo índice.—Pudiste haber colocado a tus hombres en cubierto, pero no, pusiste en peligro a mi gente y a mí... ¡sabes que tengo jóvenes trabajando aquí para que puedan pagar sus estudios!

—En serio lo lamento, Namjoon. Todo esto sucedió de imprevisto, tenía casi dos meses rastreando a este animal y no podía desaprovechar la oportunidad de cazarlo cuando descubrí que estaba aquí.

—Pero sí pudiste hacer todo esto sin consultarme nada sabiendo que este es mi negocio, ¿no?— sin apartar la mirada señaló hacia donde estaban Jimin y Soodae.—Allá hay una chica embarazada— luego señaló a otra dirección, donde unos paramédicos atendían a un muchacho antes de llevárselo en ambulancia, de nuevo sin si quiera tener que mirar, apretando la mandíbula.—Allá, un universitario que tiene una beca por atletismo como corredor, y adivina, recibió una jodida bala... por suerte en el brazo y no en sus piernas— luego señaló hacia donde el resto de trabajadores estaban sentados.—Por allá hay gente que hoy esperaba volver a sus casas tranquilamente y descansar, quizá después de pasar un rato con sus familias, sus mascotas o con quienes vivan... te aseguro que no van a poder dormir— después apuntó el suelo.—Y aquí, es mi establecimiento... por lo que tanto trabajé— dijo, aún manteniendo la vista filosa en él.—Así que espero remedies tu descuido, porque haber atrapado a ese criminal no significa que hayas hecho las cosas bien, no cuando pusiste en peligro a estas personas aún si tenías la oportunidad de llamarme y decirme rápidamente que mandara a todos a sus hogares— finalmente dio un paso hacia atrás de distancia, tratando de calmarse a pesar de todavía sentir la adrenalina quemando en sus venas.

El policía solo bajó la mirada, sabiéndose culpable de la grave falta que había cometido.

Poco después los familiares o amigos de los trabajadores comenzaron a llegar para llevarse a su persona o, en su defecto, preguntar a Namjoon o a las autoridades hacia qué hospital les habían llevado en caso de una herida grave.

Durante todo el tiroteo Jimin había mantenido cortas llamadas con Yoongi para notificarle lo que sucedía y este avisó a su hermano menor junto a Hoseok, Taehyung y Jungkook. Seokjin ya estaba en camino y no tardaba en llegar al establecimiento de su novio.

Park pudo sentirse tranquilo cuando los padres y el novio de Soodae llegaron por ella, apresándola en un abrazo entre lágrimas de preocupación apenas la tuvieron cerca. En eso llegó Jin, entrando al establecimiento con ojos vidriosos y alterado, buscando con la mirada a su novio pero primero encontrando al rubio.

—¡Jimin!— y de inmediato dio anchas zancadas hasta estar frente a él y rodearle con sus brazos.—Demonios, ¿te encuentras bien? ¿Estás herido?— preguntó preocupado una vez se separó.—¿Dónde está Joonie?

—Estoy bien, hyung— dijo el de mejillas abultadas, sosteniéndole con firmeza las manos al sentirlas temblar.—No estoy herido y Nam hyung tampoco. Ven, te llevo con él.

Guio al de labios cereza con el dueño del lugar y pronto ambos se fundieron en un abrazo lleno de angustia. Seokjin era una persona muy nerviosa, así que fue de esperarse que sugiriera a su novio ser revisado nuevamente por los paramédicos, para después preguntar exactamente qué había pasado por temor a que se tratara de algo en contra de su pareja, temor que disminuyó cuando se le explicó la estrategia -descuidada- por parte del amigo del moreno.

Unos momentos después fue cuando Yoongi, Hoseok, Taehyung y Jungkook entraron al lugar, entre todos abrazando sin decir más a Namjoon y a Jimin.

Jihyun no podía estar ahí, estaba en Busan, pero ya se encontraba de vuelta tras haber recibido la noticia.

Todos comenzaron a separarse, siendo Yoongi el último, quien se aferraba a Jimin con fuerza. Y es que se había sentido tan impotente sin saber qué hacer, las manos le temblaban.

El rubio estaba en una clase de shock, por el momento no caía en cuenta de la situación y estaba aparentemente tranquilo, como si no estuviese afectado. Sin embargo, estaba consciente de todo, en especial de cómo se sentía el mayor, quien había estado bajo un estrés constante desde que la notificación de demanda de Junghee llegó a sus manos.

La situación estaba a nada de superarle, hasta antes del juicio o tras la conclusión de este, Sounha no podía estar en su casa por orden del juez, sino con la señora Kim Chansu, la trabajadora social. Tampoco podía ir a las clases de baile con su tío Kookie.

Jimin no se quejó por abrazar al pálido un tiempo más.

Tras palabras de preocupación y alivio, todos se marcharon cuando Namjoon les pidió que se fueran, ya que él debía mantenerse ahí con las autoridades, pero obviamente su novio le acompañaría para que no estuviera solo y pudiese dormir un poco en lo que él se mantenía pendiente.

Ahora Min y Park estaban en el auto del mayor, en silencio.

En esos momentos el bailarín se sentía atrapado sin saber qué hacer para que su novio se sintiera mejor, temía que de hacer el más mínimo ruido este terminara por desplomarse de estrés, pero no estaba en sus manos ni en las contrarias toda la situación.

—¿Me llevas a mi departamento, hyung?— habló al fin.—Y te quedas conmigo, si quieres.

Desde que Sounha ya no estaba con Yoongi, él no quería quedarse solo en su casa, pues sus padres habían tenido que regresar a Daegu por mucho que no quisieron. Jimin lo sabía a pesar de que el mayor trató de aparentar que las cosas no iban tan mal.

—Está bien.

Para cuando alcanzaron a reaccionar y salir del modo automático, ya estaban dentro del edificio de departamentos, entrando al elevador.

—¿Quieres cenar algo?

Era viernes.

Los viernes acostumbraban pedir pizza a domicilio, pero sin la pequeña Soun, tanto Yoongi como Jimin no podían pensar en eso, lo sentían incorrecto.

—No tengo hambre, ¿tú?— recibió una negación.

Las puertas de la caja metálica se abrieron y recorrieron el corto pasillo hasta la puerta del departamento de los hermanos Park, entrando cuando el rubio colocó el código.

Sin mediar muchas palabras, ambos se dirigieron a la habitación del niñero y comenzaron a cambiarse de ropa. Jimin con su pijama y Yoongi con ropa que el menor le había prestado. Al recostarse en la cama, ninguno de los dos necesitó avisar o preguntar cuando ya se estaban abrazando entre sí con los rostros frente a frente y un brazo debajo de la almohada para con el otro rodear el torso contrario.

—¿A tu hermano no le molestará que yo esté aquí?— preguntó el arquitecto en voz baja.

Jimin negó.—Mientras no toquemos su caja de cereales preferida, todo bien.

—¿Estás bien?

El de mejillas abultadas respiró profundo y volvió a negar.—¿Y tú?

—Tampoco.

Ninguno de los dos pudo dormir bien esa noche, uno por todo el estrés que llevaba sobre sus hombros y el otro por la experiencia que había vivido, pero en su desvelo se sostuvieron el uno al otro, de vez en cuando soltando algunas palabras en medio de la noche.

🍂

—Cariño, ¿sucede algo?— preguntó Heesook con gesto preocupado, colocando su mano sobre el hombro del pelinegro.

Yoongi dio un pequeño sobresalto y le miró a ella y a su esposo.

—Has estado bastante ausente estos días— señaló el señor Woo, también preocupado.

—Oh, lo lamento mucho, no volverá a pasar— dijo de inmediato el arquitecto, no queriendo faltarles el respeto o algo similar.

Jungwei negó.—No te lo decimos como tus jefes, sino como tus amigos... se ve que hay algo taladrándote la cabeza y sabemos lo que se siente. ¿Estás descansando bien?

—Uh sí, sí... no se preocupen— contestó con asentimientos y una pequeña sonrisa forzada.

—¿Todo está bien, Yoongi?— preguntó la mayor esta vez.

El pálido jugó con sus manos y, después de unos instantes de silencio, distraídamente negó, como si tratara de mantener la calma. Sus emociones eran un río de corrientes bravas y él una compuerta de concreto que intentaba detener el agua, pero esta chocaba con tanta fuerza e insistencia que lo estaba resquebrajando.

Su corazón latió con mucha fuerza y solo atinó a sentarse en una de las sillas de la mesa, cubriéndose el rostro con las manos para ahogar el sollozo que se le había escapado.

—N-no, no todo está bien...— sonó amortiguado contra sus palmas.

Los señores Woo se miraron entre sí preocupados y se sentaron en las sillas que estaban a lado, colocando ambos una mano sobre el hombro del pálido.

—Y-yo... yo no soy el padre biológico de Sounie y... hace c-casi un mes que el que sí lo es vino alegando con que era su hija, ¡pero él la abandonó! A ella y a D-Daerin...— los mayores mostraron un gesto de sorpresa pura, sin lograr entender exactamente lo que estaba sucediendo, más no dijeron nada aún.—Me impuso u-una demanda para, para pelear por la patria protestad de la niña y... y durante todo este tiempo en el que no ha sucedido el juicio, el juez dijo que Sounie no podía estar conmigo ni con él... a-así que está con una trabajadora social... no he podido verla desde hace cuatro semanas y eso me está matando.

—Yoongi, yo...— balbuceó la mayor con las palabras y la sorpresa atoradas en la garganta.—¿Qué te parece si... si Jungwei va por unos cafés y luego nos cuentas con calma lo que sucede, sí?

Yoongi se retiró las manos del rostro, dejando ver sus pequeños ojos inundados de lágrimas pero aún sin derramarlas, respirando profundo para después asentir con la mirada gacha.

Heesook hizo una seña a su marido para que fuera por los cafés y cuando este se marchó redirigió su mirada al arquitecto.—¿Me podrías contar todo, cariño? Por supuesto, si no te molesta— recibió una afirmación titubeante.

Unos minutos después regresó el señor Woo con los tres vasos en sus manos, los repartió y ahora, en calma, discutieron el tema.

Min les contó desde el inicio como lo había hecho con Jimin, pero esta vez no entrando en tantos detalles emocionales, sino de una forma breve. Les habló sobre su mejor amiga Daerin, lo que había sucedido, con quién y cómo terminó, sobre él siendo tutor legal de la niña y finalmente terminando por adoptarla, con las personas registradas como contactos de emergencia o también llamados "tíos" por Soun.

Estando perplejos y estupefactos, el matrimonio no supo qué decir, quizá más tocados de lo que Yoongi esperó que sucediese.

—N-nosotros...— comenzó a balbucear Heesook.—Conocemos un abogado que... que quizá podría ayudarte, yo, yo hablaré con él.

Gi observó el estado de los mayores, se veían afectados.

—¿Se encuentran bien?

—Uh, sí sí— contestó la mayor en tanto se limpiaba las pocas lágrimas que habían brotado, forzándose a mostrar una sonrisa.—Es solo que... amamos a nuestros hijas e hijos y... y no nos imaginaríamos poder pasar por lo mismo.

🍂

Mirando las calles por las que estaba manejando, estacionó el auto cuando no encontró otro sitio más cercano en el cual hacerlo. Retiró las llaves del auto una vez que estuvo seguro de haberse colocado bien en el lugar, y se bajó del vehículo.

Acomodándose la chaqueta ligera que portaba por estética ante el cálido ambiente del mes, colocó los seguros con el mando a distancia y miró el cartel de la cafetería a la que había sido citado. Revisó la calle antes de cruzar y caminó hasta el otro lado del asfalto. Entró al establecimiento y con la mirada buscó a Woo Heesook, topándola en una de las mesas del fondo del lugar.

Caminando entre las mesas y sillas ocupadas y desocupadas, llegó hasta ella. La mujer se veía tan bien cuidada y arreglada como siempre, quizá esta vez más elegante que de costumbre, o con un estilo más serio y sombrío.

—Junghee— le llamó ella.

Él jaló la silla para sentarse en ella y, ya bien acomodado en esta, con una sonrisa preguntó:—¿Para qué querías verme, madre?

SKSKSK Esto quedó re corto, pero quiero dejar lo siguiente para el próximo capítulo porque esto está a nada de acabarse :((

¿Cómo están? ¿Todo bien? Sino es así espero las cosas mejoren de todo corazón <3

Una tormenta pasará por donde yo vivo así que es muy probable que se me vaya la luz, por lo que revisaré y editaré los errores de esta actualización mañana o cuando regrese la luz (si es que se va xd)

En fin, no es el capítulo acostumbrado pero ya estamos cerca del final y es necesario esto, espero les haya agradado, y si ven un error no duden en decirme, me ayudaría mucho a corregir uwu💕

¡Cuídense muchoo!

Adem🍂

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