O4
Jiminnie🍇
Tú
Hola Jiminnie
¿Cómo va todo en casa?
Jiminnie🍇
Hola hyung👀
Todo bien
Tú
¿Podrías decirle a Sounie que se arregle, por favor? Iremos al cementerio y voy a salir antes del trabajo
Jiminnie🍇
Claro, no te preocupes
Después de ver el último mensaje que el menor le había enviado, Yoongi apagó su celular y lo dejó de lado sobre el escritorio, preguntándose de nueva cuenta si sería prudente el preguntarle lo que le quería preguntar.
Había pasado una semana desde el primer beso que ambos se dieron frente a la entrada del edificio de departamentos del rubio, no habían dicho nada negativo al respecto, solo habían continuado con la forma especial de tratarse entre sí, subiendo al siguiente nivel de compartir besos dulces en la mejilla, en los nudillos y en la frente, ya que aún se sentían tímidos a la idea de siquiera compartir piquitos de una manera frecuente, sin embargo, todo iba de maravilla entre ellos, avanzaban a su propio paso y estaban bien con ello, no pensaban de más para quemarse el cerebro y solo se preocupaban de disfrutar las bonitas y agradables sensaciones, dejaban que las cosas fluyeran como debían y eso se sentía bien.
Claramente, Sounha estaba al tanto de todo, y a pesar de sus celos hija a padre, no le veía nada de malo, pues, desde que tiene memoria, jamás había visto a su padre estar con una pareja y le parecía bien que estuviese teniendo algo con Jimin, ya que, como hija celosa que era, "aprobaba" que fuese alguien como el rubio, porque le conocía desde hace ya un mes, la trataba muy bien y, sobre todo, le hacía peinados muy lindos y preparaba una cena deliciosa, también se ponía a jugar y a dibujar con ella. Para ella, su niñero era un chico perfecto para su papá, aunque eso no significaba que dejara de tener celos sobre su padre.
Asociaba las sonrisitas tímidas de Yoongi hacia la pantalla de su celular cuando estaba chateando con Park a una escena de un dorama donde el chico se retorcía nervioso y feliz sobre el colchón de su cama al recibir mensajes de la chica que le gusta, así que intuía que a su papá le gustaba mucho Jiminnie. Para ella, mientras su papá sonriera así de lindo tan seguido, todo estaba bien.
Volviendo al tema de la crisis existencial de Yoongi.
Sabía que Jimin era una persona especial; él era amable, comprensivo, empático y sencillo, pero eso no hacía que sintiera menos temor de su respuesta cuando le pidiera que le acompañara a su hija y a él al panteón; si bien el tema de la muerte de Daerin nunca dejaría de dolerle, quería compartir eso con él. Había muchísimas cosas que platicar que eran demasiado importantes. A su parecer, el pedirle a Jimin que les acompañe sería una buena forma de avanzar hacia donde quería llegar, sería un poco tedioso pero lo haría y lo intentaría a menos de que el menor impusiera una barrera para evitar el paso, y, aunque dudaba un poco que lo hiciera, eso no dejaba de tenerle con los nervios en las yemas.
Finalmente, se armó de valor y se dijo que entre más rápido le preguntara, sería mejor. Tomó de nuevo su celular, lo desbloqueó y entró al chat con Park.
Jiminnie🍇
Tú
Hola Jiminnie
¿Cómo va todo en casa?
Jiminnie🍇
Hola hyung👀
Todo bien
Tú
¿Podrías decirle a Sounie que se arregle, por favor? Iremos al cementerio
Voy a salir antes del trabajo
Jiminnie🍇
Claro, no te preocupes
Tú
¿Crees que puedas acompañarnos?
Jiminnie🍇
Síp😊
🍂
—¡Ya llegó tu papá, linda!— Sounha escuchó la voz de su niñero desde la planta baja de su casa y se apresuró a terminar de escribir.
—¡Ya voy!— contestó la castañita.
Terminó de escribir la carta y la dobló en cuatro partes iguales, luego corrió a aventarse sobre el colchón de su cama para alcanzar el globo azul que descansaba sobre esta, lo tomó y se llevó el pico a la boca, abultando sus suaves mejillas en el proceso de inflarlo. Poco después se detuvo al recordar un importante detalle y dejó que todo el aire se escapara del globo, recibiéndolo de lleno sobre su carita y soltando una risita divertida por la situación.
—¿Cómo haré que el globo vuele, si lo lleno de mi aire?— se cuestionó a sí misma, sintiéndose boba. Se rascó detrás de la oreja en tanto pensaba en una solución que estuviese a su alcance, como hacía su padre Yoongi.—Creo que tendré que pedirle a papá que me ayude con esto— concluyó.
Finalmente tomó el globo en su mano junto a la carta que había escrito y sacó un listón blanco de su canasta de moños para después salir por la puerta de su habitación y bajar rápidamente por las escaleras.
En esa ocasión en particular, estaba emocionada de ir al cementerio donde estaba descansando su mami. Normalmente no sabía cómo sentirse exactamente o cómo demostrar una nostalgia y tristeza que no sabía identificar en sí misma como tal, porque muchas veces los niños no saben cómo identificar y dar a conocer ciertas emociones. Ella solo sabía entender y demostrar que la extrañaba y que aún la recordaba vagamente, que aún estaba dentro de su mente y su corazoncito, pero esta vez estaba emocionada porque iba poder enviar su carta.
Al bajar, pudo observar a su padre entrar por la puerta principal de la casa y hacer el mismo ritual de siempre, dejando sus cosas sobre el sillón individual y desabotonando los dos primeros botones de su camisa verde manzana. Como siempre, ella corrió hacia el pálido y se abrazó a su cintura en forma de darle la bienvenida a casa, luego se separó y miró de frente a ambos mayores.
—¿Podrían revisar si está bien escrita?— le pidió a los dos hombres frente suyo, extendiendo su carta hacia ellos en espera de que alguno la tomara primero.
—Claro— contestó Jimin con una pequeña sonrisa en tanto tomaba la hoja doblada, y Yoongi se acercó a su lado justo a tiempo para también leerla.
"Hola dios, me e portado bien y e sido obediente con mi papá, tambien rezo antes de dormir, aunque confieso que lo ago cada que me acuerdo, lo siento jiji
Me gustaria pedirte un favor, ¿podrias dejar que mi mamá baje del cielo un dia? Solo uno, para verla y platicarle todo lo que e echo desde que ya no esta, ¡incluso creo que se me acaba de aflojar mi primer diente! Y me gustaria contarselo, tambien contarle que mi papá ya sabe acerme trensas, quiero contarle muchas cosas
Bueno, eso :D
Atentamente: Sounie♡"
Al terminar de leer, la hoja temblaba entre las pequeñas manos de Park y los ojos finos del pelinegro estaban llenos de lágrimas que no se permitió derramar frente a su niña. Yoongi le regaló una sonrisa de labios cerrados a su hija y le acarició el cabello antes de dejarle un besito en la frente, tragando saliva para aminorar el nudo que se comenzaba a formar en su garganta.
—Aún te fallan los acentos y el uso de la letra "h"... ve por tu lápiz y te ayudo a corregir los errores— le contestó de primeras, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que su voz sonara como siempre y no se quebrara.
—Okay— asintió Soun.—¿podríamos ir a ese lugar de globos para que inflen el mío? Quiero mandar mi carta al cielo con mi globo— pidió en tanto mostraba el objeto celeste desinflado a los mayores.
—Claro, cielo— le dijo el pálido y poco después la menor salió corriendo escaleras arriba hacia su habitación en busca de su lápiz con una sonrisa.
Yoongi se mantuvo congelado en su lugar, sentía que si respiraba muy fuerte se rompería a llorar como un niño pequeño, y pensaba que no era momento de hacerlo. Por su parte, el rubio le miró con mirada comprensiva y lentamente le tomó de la mano, entrelazando firmemente sus dedos con los contrarios y dándole un ligero apretón de apoyo. Min le dio un asentimiento, como si le dijera que todo estaba en orden, cuando en realidad quería soltar las lágrimas hasta que estas dejaran de nublarle la vista; Jimin simplemente se estiró hacia la barra que dividía la sala de la cocina como pudo con tal de no soltar su mano y alcanzó una servilleta, extendiéndosela al pelinegro a su lado para que pudiera limpiar el agua salada que seguía estancada en sus ojos.
Poco después, Sounha regresó con su lápiz decorado con imágenes de burbujas y Yoongi le ayudó a corregir los errores ortográficos que había en su carta. Ya todo listo, los tres se subieron al coche del mayor y partieron hacia el negocio de arreglos de canasta, donde compraron helio para poder inflar el globo de la castañita, y antes de salir, Jimin hizo un nudo simple del listón que sostenía al globo en la muñeca derecha de Soun para que no fuese a perder el globo y volara antes de tiempo.
Esta vez, en el auto no hubo cantos infantiles por parte de todos, solo de la más pequeña, y no porque estuviesen amargados y no quisieran seguirle el juego, solo que era un silencio cómodo y necesario para Yoongi que el rubio respetó, un silencio reconfortante que solo fue interrumpido por los cánticos de la de ojos redondos y las canciones que sonaban a bajo volumen desde la radio. El viaje tardó aproximadamente poco más de media hora para llegar al cementerio, pues era un lugar algo apartado.
Min aparcó el auto en el estacionamiento externo del lugar y el niñero ayudó a la pequeña a bajarse del vehículo, mientras tanto, el más alto se dirigió al maletero y lo abrió, sacando de ahí unas tijeras de jardín, un trapo limpio y una garrafa llenada hasta la mitad de su capacidad con agua del grifo.
—¿Cuáles eran sus favoritas?— preguntó Jimin en tanto se acercaban a la pequeña florería que estaba justo en la entrada.
—Las dalias— contestó el pálido. La menor iba tomada de la mano de ambos mayores, uno a cada lado suyo, por lo que estaba en medio de ambos.
Entre Park y Min, se compraron tres ramos de flores de distintos tonos: azules, moradas y rojas, pues esos eran los colores más bonitos en las flores según el criterio de Ha.
Ya teniendo todo listo, se adentraron al panteón y caminaron por unos cuantos minutos, siendo guiados por el pelinegro, hasta que este se detuvo.
—Es aquí— avisó.
En tranquilo silencio, Yoongi y Jimin fueron cortando y arrancando las malezas y hierbas que habían crecido alrededor de la tumba. No eran muy altas, ya que la última visita había sido tres meses atrás, en enero, pero aún así se tomaron su tiempo en hacerlo. Sounha humedeció el trapo con el agua de la garrafa y empezó a limpiar el cuarzo con cuidado y dedicación, quitando el polvo y tierra que se había adherido a la superficie de la lápida de su madre. Luego, colocaron los ramos de flores en los espacios creados precisamente para ese propósito.
Estando todo listo, la menor pidió ayuda a su niñero para que desatara el nudo alrededor de su muñeca, y cuando su extremidad estuvo libre, enrolló cuidadosamente su carta y la amarró al listón que sostenía al globo.
—Uno,—comenzó a contar, tomando con su mano libre la de su padre.—dos, tres...— y soltó el listón.
Los tres miraron al globo comenzar a volar hacia arriba, alejándose poco a poco. Jimin tomó de la mano a ambos Min y miró a Soun, observaba con sus grandes ojitos redondos ese punto celeste que cada vez se hacía más pequeño, ella esperaba con ansias que su carta fuese recibida y que le dieran permiso a su mamá de bajar para verla. Quería abrazarla y contarle muchas cosas. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que fue cargada en brazos por ella, ya había olvidado la sensación.
Los tres decidieron sentarse en la banca de piedra que estaba justo enfrente del cuadrante en el que la difunta descansaba, el de mejillas abultadas al costado zurdo de Yoongi y la castañita sentada en la pierna derecha de su papá, recargada sobre su pecho. Todo se sentía tranquilo, escuchaban sus propias respiraciones y las ramas del árbol que estaba detrás de ellos chocar entre sí, con ese toque de nostalgia por parte de los Min. Jimin se aseguró de que los contrarios estuvieran bien y finalmente desvió su mirada hacia la lápida, leyendo lo que esta tenía grabado.
"Han Daerin.
Amada madre y amiga.
3 de enero del 2018."
El apellido de su nombre era Han, no Min, así que dedujo que Yoongi y ella no habían alcanzado a casarse antes de que falleciera, ni siquiera por el civil. La fecha de su partida era un dato más, pero no era momento de armar conclusiones, Jimin sabía que Yoongi hablaría con él cuando fuera tiempo y no se preocupaba por ello. Entendiendo que el par de los Min se sentía nostálgico, el rubio les abrazó a ambos suavemente y dejó un beso sobre la frente de cada uno, sin decirles o preguntar nada, solo estando ahí para ellos.
🍂
—¿Puedo ir al área de juegos, papá?— preguntó Sounha después de beber de su jugo de naranja.
—Sí, pero primero termínate el puré de papa— le indicó el pelinegro, recibiendo un asentimiento obediente de su hija. Luego miró al rubio sentado frente a él.—Por cierto, dijiste que tu hermano es universitario, ¿qué está estudiando?
—Oh, Jihyunnie está estudiando medicina, quiere ser pediatra— contestó Jimin antes de tomar un poco de su soda.
Después de la visita al panteón, decidieron ir a comer a un lugar de pollo frito, pues Sounha había avisado a los mayores que comenzaba a sentir hambre después de que su pancita gruñera, ya que Yoongi había vuelto del trabajo antes de que el niñero pudiera comenzar a preparar la comida, por lo que su estómago estaba vacío al igual que el de los otros dos hombres, pues ellos tampoco habían ingerido alimento alguno desde el almuerzo.
—¿Tu hermano quiere ser doctor, oppa?— preguntó la castañita después de comer una porción de puré.
Soun quedó un poquín embarrada de comida sobre su mentón, así que Yoongi tomó una servilleta del dispensador y la limpió sin más, como hacía naturalmente cada que algo como eso sucedía.
Jimin sonrió enternecido por la escena entre padre e hija, luego volvió a la pregunta de la menor.—Síp, quiere ser un doctor que cure a los niños.
—Umh...— asintió pensativa la niña, abultando inconscientemente sus labios corazón en una trompita de pato.—Cuando sea doctor nos avisas por favor, oppa, para ir con él cuando yo me enferme— le pidió antes de tomar una de sus papas fritas con ketchup y ofrecerla a su papá.—Di "aah~"— le indicó y Yoongi sonrió antes de obedecer, recibiendo gustoso la papita que su hija le daba.
Aún recordaba aquella vez que Sounha había comenzado a darle muchas pequeñas porciones de comida. De primeras era un lindo recuerdo, hasta que llegaba la parte en donde se daba cuenta que toda la comida la había estado sacando inocentemente del cesto de la basura de la cocina.
Wakala.
Sounha tomó otra papita con ketchup y la extendió hacia el rubio, repitiendo la misma indicación hacia él.—Aah~— repitió Jimin y abrió la boca, recibiendo la papa y masticándola.—Ñamis ñamis— dijo una vez que la pasó.
La castañita sonrió satisfecha y procedió a terminar de comerse su puré de papa como su padre se lo había pedido, luego corrió hacia el área de juegos cuando cumplió con la condición que se le había puesto para que pudiera tener el permiso de ir.
Observándola irse hacia el área de juegos, Yoongi sonrió.—Con eso de la competencia de baile que se viene, Sounie ha puesto mucho esfuerzo... y aunque pensé que estaría cansada por ello, tiene más energías de lo normal— habló hacia el rubio.
Jimin rio cortamente.—Suele pasar. Es la emoción de la competencia, cuando pase estará exhausta— le dijo con una sonrisa.
—A veces creo que lo que corre en sus venas no es sangre, sino azúcar... ha llegado a tener muchísimas energías, y yo ya estoy viejo— se lamentó dramáticamente.
—Yah, si dices eso estando en tus veintes, no sé qué será de ti cuando tengas treinta o cuarenta, hyung— se burló el menor.
—Dices eso siendo joven, pero tú también envejecerás y también serás un viejo perezoso como yo— le recriminó, apuntándole con su alita de pollo frito.
—¡Pero si tenemos casi la misma edad!— dijo Jimin entre risas.—además, perezoso ya eres.
El pálido jadeó indignado y se llevó una mano a su pecho como si le hubiera dolido su comentario, dramatizando y haciendo reír con un poco más de fuerza al menor.—Lo peor es que no te lo puedo negar...
En ese momento, Yoongi reafirmó que oír la risa de Jimin era una de las mejores cosas del universo. No le importaría si su risa fuera a causa de que se burlara de él cruelmente, aún así la adoraría con todas ganas. Le encantaba verlo sonreír, ¿pero verlo y escucharlo reírse? Uff... era perfecto, le gustaba mucho la bonita sensación que esa acción causaba en su corazón, era como comer helado traído de las estrellas.
Jimin estaba consciente de la mirada que el pelinegro le regalaba y sentía sus mejillas ruborizarse tontamente, pero estaba bien, y así lo estuvo hasta que notó que Yoongi desvió su sonriente mirada hacia otra dirección, poco después sus ojos perdieron ese brillo y se vio alarmado, molesto y confundido.
—¿Pasa algo, hyung?— le preguntó, teniendo una mal presentimiento.
El más alto miró a todas direcciones en busca de esa persona, pero no la encontró.
—¿Hyung...?
Entonces reaccionó y observó al chico frente a él que le miraba preocupado. Le sonrió y negó con la cabeza.—Nada, creí haber visto a alguien... pero creo que aluciné. No te preocupes— dijo y le restó importancia con un movimiento de mano diestra.
—¿Seguro?
—Claro, no te preocupes, todo está bien.
Después de eso, estuvieron alrededor de quince minutos más en el restaurante, ya habían terminado de comer, pero le dejaron tiempo a la menor de que jugara con los niños en el área de juegos.
—¡Nos vemos la próxima vez que venga, amiga nueva!— prometió la niña a la pequeña con la que había estado jugando antes de que Yoongi y Jimin fueran a recogerla. Tenía esperanzas de volver a toparse con ese niña y poder invitar a Minyeon con ella para que los tres jugaran juntos.
De regreso al hogar Min, el niñero supo entender que el mayor estaba cansado física y emocionalmente, así que le ofreció que se fuese a recostar a dormir y que él ayudaría a Ha con sus tareas, argumentando que eran pocas y que después ambos irían a hacerle compañía en el cómodo colchón. No sería la primera vez que los tres duermen juntos en la tarde.
Yoongi le tomó la palabra y subió las escaleras con pasos sosos, yendo a su habitación para dormir un poco, y Jimin le pidió a la de ojitos redondos que sacara sus libros y cuadernos de las materias en las que le habían dejado tarea.
Realmente sí eran pocas tareas muy simples las que le habían encargado a la niña, así que no tardaron mucho en hacerlas. En el proceso, Jimin les había servido a ambos un vaso de jugo de naranja con agua mineral, así que se encontraba lavando los vasos usados en el fregadero, mientras tanto, Sounha estaba regando las plantas del patio con su mini regadera de plástico morado.
Ella estaba tranquila, mirando las suculentas que su papá había sembrado hace poco.
—¿Min Sounha?
Al oír la conocida voz, la mencionada se tensó en su lugar y por poco dejaba caer la regadera al suelo. Sabía perfectamente a quién pertenecía y lo que estaba haciendo ahí. Se giró lentamente en su lugar y le mostró su sonrisa infantil.
—Hola— saludó la pequeña con su mano derecha.
—Hola, linda, ¿dónde está tu padre?— preguntó la mujer detrás de la reja del portón que cerraba el hogar con seguridad.
La castañita miró por la ventana de la cocina que daba hacia el patio, observando a Jimin aún refregando los vasos usados.—Él está... en la cocina— dijo, jugando con sus manos nerviosamente.
Era la segunda vez que le mentía a un adulto, no se sentía orgullosa de eso, pero sabía que, en esa situación, era necesaria una mentirilla blanca. Se supone que, de no estar disponible su papá, ella solo debía estar en compañía de sus tíos, no de alguien más.
—¿Puedo pasar o... hay alguna razón por la que no pueda?— inquirió la mujer, recargándose ligeramente sobre el portón, percibiendo el nerviosismo en la niña.
—Umh, no, nada de eso— dijo y rápidamente dejó la regadera en el suelo, yendo hacia la entrada del portón para abrirle a la mujer de vestimenta elegante y desapercibida al mismo tiempo.
Al oír el click que emitían los botones del panel que estaba en el portón cuando se le ingresa el código, Jimin se alarmó de inmediato y ni siquiera soltó la toalla con la que estaba secando los trastes recién lavados ni se quitó el delantal de cintura, solo salió a toda carrera de la cocina hacia el exterior de la casa, escuchando una voz femenina llamar: "¿Señor Min?".
Al estar afuera en la cochera, el niñero tomó a Sounha de la mano y la colocó detrás de su espalda, pues la desconocida ya estaba dentro de la propiedad.—Disculpe, ¿quién es usted?
La mayor alzó levemente una de sus bien marcadas cejas e hizo una venia frente suyo antes de tomar el gafete que traía pellizcado en la solapa de su saco arremangado color crema.—Soy Kim Chansu, trabajadora social especializada en casos infantiles y familiares, ¿quién es usted? ¿dónde está el señor Min?
Escuchando su respuesta, Park no supo cómo reaccionar ni qué pensar, solo atinó a forzarse en no tartamudear.—Soy Park Jimin— se presentó y correspondió la venia, luego se inclinó hacia la pequeña Min.—Nena, ¿puedes llamar a tu papi, por favor?
—Síp— asintió y salió corriendo a toda prisa hacia dentro después de dejar un besito en la mejilla del rubio.
Ante esa acción, la señora Chansu se reprimió una expresión analizadora.
El rubio carraspeó y le sonrió a la mujer.—Adelante, pase— le pidió, apartándose y dejando espacio para que ella pasara al interior de la casa.—Tome asiento, por favor... vuelvo en un segundo— dijo después de cerrar la puerta detrás de sí y, sin esperar respuesta, se apresuró a subir por las escaleras hacia la habitación del pálido.
Al entrar, vio a Yoongi salir del baño secándose rápidamente la cara con la mini toalla, ya estaba cambiado de su traje formal del trabajo a ropa casual y su cabello estaba algo revuelto por el momento de sueño que tomó.
—Hyung, la trabajadora social está esperando allá abajo, apresúrate— le gritó en susurros en tanto se acercaba a él para arreglar como pudiera los pelinegros cabellos del mayor.
—L-lo sé... mierda, lo olvidé— masculló con inquietud mientras le entregaba la mini toalla a su hija para que la colgara de nuevo en su lugar de favor.
Cuando Yoongi estuvo presentable, rápidamente salieron de la habitación del pálido y bajaron por las escaleras a un ritmo normal, viendo a la trabajadora social aún sentada en el sillón de dos plazas en la sala, esperando pacientemente por ellos.
—Buenas tardes, señora Kim— saludó Yoongi a la pelirroja y ella se levantó del sofá para estrechar su mano con la del menor.
Sounha, sintiendo que era un ambiente nervioso en el que no quería estar aún, llamó la atención de los mayores.—Iré por mi cuaderno de dibujos— les avisó, más que nada a su papá y al niñero, antes de irse a paso tranquilo por las escaleras.
Yoongi se sentó en el sillón individual y Jimin fue hacia la cocina a quitarse el delantal de cintura y a dejar el trapo que usaban para secar los trastes, pues entre tanto no lo había soltado en ningún momento.
—Umh... quizá sea momento de que me retire, veo que tienen asuntos por atender y yo podría interferir— habló Park bajo el arco de la cocina, pellizcando la tela de su pantalón con nerviosismo escondido.
—No, nada de eso— dijo la pelirroja con una pequeña sonrisa amable.—Al contrario, me gustaría hablar con usted también... conocerle.
El niñero no tuvo de otra más que aceptar, la mayor se mostraba amable y con cierta actitud neutra y profesional, no quería causar problemas que ni siquiera sabría cómo causar. Ahí, se quedó de pie en el límite de la cocina sin saber qué hacer o decir, y el silencio inundó la escena.
—¿Desde cuándo formalizaron?— preguntó Chansu de la nada, haciendo que los contrarios le miraran con los ceños fruncidos en confusión.—Me refiero a su relación, chicos— aclaró y ellos atinaron a no boquear como peces fuera del agua, debían esperar a que ella terminara de hablar y no meter la pata.—Sounha me dijo que su papá estaba en la cocina, y quien salió de la cocina fue usted, Jimin... me imagino que la relación entre ustedes debe tener el tiempo suficiente para que ella lo acepte como su otro papá, sin embargo, me pregunto por qué no me notificó de esto, señor Min.
Yoongi realmente no sabía qué decir, no había estado enterado de ese -al parecer- malentendido hasta ese mismo instante, y encima hacía poco que había estado durmiendo profundamente, su cerebro aún estaba en un estado somnoliento, se encontraba estúpido aún.
Entonces, Jimin se apresuró a sentarse junto al pelinegro en el sillón individual como si este fuese más grande de lo que era su tamaño real, pero no pensó en eso y simplemente le tomó de la mano, dándole un claro mensaje de "Cálmate y confía, hyung".
—Realmente no fue hace mucho que formalizamos, solo que... ya teníamos mucho tiempo saliendo, supongo que es esa la razón de la confianza de Sounie hacia mí— intervino con una tranquilidad de la que él mismo se sorprendió, pues nunca había sido un buen mentiroso.
—Me disculpo por no haber notificado el cambio, señora Chansu, pero he estado ocupado con un nuevo proyecto importante en mi trabajo como arquitecto y, cuidando de no dejar de lado el tiempo con mi hija y... y mi pareja, sin darme cuenta fui postergando el avisarle de mi estado hasta este momento— agregó Min, acariciando el dorso de la mano más pequeña con su pulgar.
—Comprendo— asintió la mayor, analizando la información que acababa de oír.—¿De qué trata el nuevo proyecto importante en su trabajo, Yoongi?— preguntó con real interés. Más allá de ser un chico de uno de sus casos, le tenía cierto afecto a él y a la niña
—Umh...— soltó una risilla avergonzada al darse cuenta de lo entusiasmado que estaba por responder.—Una pareja me contrató para ser el arquitecto encargado del montaje de un hotel a su nombre, estamos en vista de saber si la próxima semana iniciamos con los yacimientos de la construcción y... como sabe, para un arquitecto de mi edad y tiempo laborando, es un gran avance que me abrirá las puertas a nuevos proyectos— le contó con ánimos.
Chansu le sonrió pequeño.—Me alegro por eso, Yoongi— le dijo con sinceridad.
—Gracias— miró la hora en su celular.—Se acerca la hora de la cena, ¿gusta quedarse?— ofreció.
La pelirroja sonrió y asintió.—Si no es mucha molestia— contestó y fue guiada por el pelinegro hacia la mesa del comedor.
Sintiendo el ambiente más ligero y sabiendo la razón por la que seguramente la de labios corazón había huido a su habitación, Jimin se levantó del sillón y caminó hacia las escaleras, subiendo solo unas cuantas.
—¡Sounha, baja!— la llamó en voz alta.—¿Nos ayudas con la cena, por favor?
—¡Voy!— contestó la niña y poco después se escucharon sus pisadas hasta que se le vio bajando con pequeños brinquitos por las escaleras.—¿Qué hago?— preguntó al estar frente a frente con el niñero.
—Pon la mesa, por favor— le indicó con una sonrisa y dio una caricia en su suave mejilla antes de irse a la cocina, siendo seguido por Yoongi, quién imitó casi exactamente las mismas acciones del rubio, solo que él dejó un beso en la naricita de su hija.
La menor sonrió por los gestos de los mayores y les siguió por detrás, yendo hacia el cajón de la cocina en donde estaban los manteles que usaban a la hora de comer, ya teniéndolos en mano, fue a colocarlos en el comedor y luego regresó a la cocina en busca de los vasos que se utilizarían, y regresó a ponerlos en donde debía luego de que su papá se los diera, pues ella no alcanzaba la alacena en donde se guardaban a menos de que fuese con ayuda de una silla.
—Soun, ¿podemos hablar por un momento?— le pidió la trabajadora social una vez que ella terminó de colocar el último vaso.
La menor la miró con confusión y asintió, tomando asiento junto a ella cuando se lo indicó con unas palmaditas en la silla que tenía a su lado.
—Dime,— comenzó a decir.—¿qué piensas sobre Jimin?
—Mmh... él me agrada mucho— contestó de primeras, en realidad no sabía muy bien a qué quería llegar la señora Kim.
—¿Hay algo que quieras decirme sobre él, en especial?... no lo sé, ¿te ha hecho algo malo?
Soun frunció el entrecejo y negó de inmediato, después se mostró pensativa e inclinó su cabecita a diestra.—Él una vez no me quiso dar chocolates, pero mi papá dice que no debo comerlos tan tarde... esa vez ya era de noche, así que supongo que fue por eso— dijo, arrugando la nariz y rascándose detrás de la oreja en un gesto pensativo.
—No, linda, me refiero a algo más importante que unos chocolates... ¿lo has visto discutir seguido con tu papá?— ella negó, de hecho, nunca los había visto discutir.—¿ha hecho algo que no te guste? ¿te ha tratado mal?— volvió a negar a ambas preguntas.—¿segura?— asintió sin dudar.—¿y qué piensas sobre la relación entre él y tu papá?
Sounha permaneció callada por unos momentos, miró hacia la cocina donde estaban los dos hombres, sintiéndose feliz de ver a ambos simplemente conviviendo entre ellos con naturalidad, compartiendo sonrisas pequeñas. Esa escena -antes de Jimin- solo la había visto en sus tíos Hobi y Tae, y en sus abuelos; ni siquiera las películas le llegaban a los talones a eso que veía, lo que transmitía.
—Mi papá es un gran papá, él aprendió a hacerme nuevos peinados...— comenzó a decir.—Siempre me arropa antes de dormir y siempre se queda conmigo en mi cama cuando tengo una pesadilla, también sé que se desvela revisando que mis tareas estén correctas... por las mañanas, él se levanta temprano para prepararme mi desayuno favorito, plancha mi uniforme y se asegura de que mi mochila esté en orden, me lleva a clases de danza con mi tío Kookie y al acuario, a veces miramos videos de cosas interesantes sobre animales marinos... él colgó mi dibujo en la pared— dijo orgullosa, señalando el cuadro que tenía su dibujo y que se situaba en la pared cercana a la barra de la cocina.—También salimos juntos al parque, él me columpia y se sube al balancín conmigo, y se aprendió la letra de las canciones que yo canto...— suspiró y apretó los labios.—Mi papá es un gran papá,— dijo de nuevo.—él se merece a alguien que sea igual de bueno... y creo que Jimin oppa es bueno para mi papá— agregó finalmente y sonrió.
Sounha desconocía el embrollo que se había armado entre la trabajadora social y los mayores como para que esta pensara que estaban en una relación formal y que ella había aceptado referirse a Jimin como su otro padre, sin embargo, todo lo que había dicho era verdad, eso era lo que ella pensaba de la pequeña relación que iba naciendo entre su papá y su niñero. Ella no veía lo extraño en que a su papá le gustara Jimin, más allá de como estaba siendo educada, no encontraba una razón para verle lo anormal a una relación entre dos hombres. Su papá seguía siendo su papá, Jimin seguía siendo Jimin, el tío Hobi seguía siendo el tío Hobi, y el tío Tae seguía siendo el tío Tae.
La señora Chansu sonrió sincera a la pequeña y asintió.—Me alegra que hayas compartido tu opinión conmigo... gracias, linda.
Después de que Yoon y el rubio terminaran de preparar la cena, todos se sentaron a comer tranquilamente, la trabajadora social hizo unas cuantas preguntas más para actualizarse de todo lo que había sucedido desde la visita pasada, y dijo que debía irse luego de diez minutos charlando después de que la comida en sus platos se terminó. Sin embargo, ya que la hora de dormir de Sounha ya había llegado, los dos menores fueron a recostarla, pues al día siguiente debía levantarse temprano para la escuela.
—Felicidades por su relación, chicos— les dijo con sinceridad la pelirroja una vez que estuvo en la banqueta frente a su camioneta.—Las cosas hoy en día... no son sencillas— dijo con una sonrisa algo cómica. Vaya, ella misma estaba en trámite de divorcio con su -aún- esposo infiel, sabía sobre cosas difíciles en relaciones.
—G-gracias...— habló el pelinegro.
—Bueno— suspiró la mayor.—Es hora de que me vaya. Nos vemos en la próxima visita, señor Min— dijo en tanto le daba la vuelta a su camioneta para subirse en el lado del piloto.
—Claro, hasta luego y vaya con cuidado— se despidió el más alto.
Ambos vieron a la trabajadora social marcharse y la despidieron con una venia y movimientos de mano al aire, después, regresaron al interior de la casa.
—Tienes muchas preguntas en tu cabeza, lo sé...— dijo Yoongi, cerrando la puerta detrás de sí.
Jimin asintió en silencio, sus brazos estaban cruzados entre sí y había recargado su peso en su pierna derecha. No sabía exactamente qué decir porque, bueno, de verdad que sí tenía muchas preguntas y no sabía por dónde empezar.
—¿Por qué... vino una trabajadora social, hyung?— preguntó de primeras con voz suave, nunca imaginó estar en una situación así y no sabía cómo debía actuar.
El más alto apretó los labios y señaló el sofá de dos plazas en una muda petición de que se sentara, cuando fue obedecido, también se sentó a su lado.
Yoongi se rascó detrás de la oreja y se miró las manos, se suponía que ese día le contaría un par de cosas al de mejillas abultadas, pero al parecer el destino quería que le explicara todo en una sola charla. Después de ordenar rápidamente sus pensamientos, le miró a los ojos y suspiró.
—No soy el padre biológico de Sounha, Jimin.
🍂
Tres años atrás
Estaba cansado, había sido mucho papeleo por arreglar, pero finalmente todo estaba en orden otra vez. Le dolía la espalda y el cuello a horrores, y sus ojos estaban exhaustos de tantas letras que leyó ese día. Solo quería tomar una ducha e ir a dormir, quedarse sin cenar no le afectaría tanto.
Estacionó el auto en la cochera y retiró la llave para apagar el motor. Suspiró cansino y abrió la puerta para finalmente bajarse, cerrándola cuando verificó que no olvidaba nada. Se dirigió a la puerta principal que daba la entrada a su casa y se sacó las llaves del bolsillo delantero de su pantalón, pero antes de que pudiera retirar el seguro, Hoseok abrió la puerta desde adentro.
—Hola, hyung— saludó primero el peligris con una pequeña sonrisa, apartándose para dejarle lugar a que pasara.
Yoongi se adentró a su casa y dejó caer el maletín lleno de carpetas y papeles importantes al sillón individual, pues este era el más cercano a la puerta.—Hola, Hobi... ¿dónde está Sounie?
—La acabo de acostar a dormir— contestó, señalando con la cabeza hacia las escaleras.—¿Cómo te fue?— le preguntó en tanto ambos se sentaban en el sillón de dos plazas.
Min volvió a suspirar con fuerza y se estiró en su lugar, intentando destensar sus músculos adoloridos.—Bien... al fin todo está en orden, creo que ya no tendré que ir a las oficinas, a menos de que la trabajadora social me llame y me diga que hay otro trámite pendiente.
El silencio inundó la sala y Seok titubeó en preguntar, pero finalmente lo hizo.—¿Necesitas hablar?
El pálido inhaló aire profundamente y negó.—Nop, aún estoy bien... pero gracias, Hobi.
Y el menor solo pudo asentir resignado. Él sabía que Yoongi no estaba bien, que necesitaba descansar, estar acompañado y dejar salir todo lo que apretara a su mente y corazón, pero si él no le permitía aún ser ese hombro para llorar que necesitaba, no podía obligarlo.
Finalmente Jung se levantó del sofá y abrazó a su amigo en forma de despedida, porque aunque dijera que estaba bien, sabía que necesitaba un abrazo, y luego se marchó con un "Buenas noches, hyung, descansa".
Después de cerrar la puerta, Yoongi se aseguró de que todo estuviera bien cerrado, apagó las luces del interior y dejó encendidas las del exterior, luego subió las escaleras a pasos sosos.
A medio camino, escuchó a la pequeña Soun de tres años recién cumplidos comenzar a lloriquear desde el interior de su habitación, así que apresuró el paso para llegar hasta ella. Por suerte, ya que Han había salido de viaje por unos pocos días, había trasladado la cuna de la niña hasta su pieza. Aún era una batalla entrar a la habitación de Daerin sin romperse a llorar.
—Sh sh... ya estoy aquí, linda— comenzó a decirle a la pequeña que lloraba en su cuna, apoyada en los barrotes.
La niña alzó sus bracitos con un puchero tembloroso e hizo la seña de abrir y cerrar los puñitos, pidiendo por ser cargada. Lágrimas caían por montones de sus grandes ojitos redondos y se resbalaban por sus suaves mejillas de bebé.
Yoongi la cargó de inmediato y se sentó sobre el colchón de su cama, apoyándola sobre su pecho y dándole suaves golpecitos pausados en su pequeña espalda mientras tarareaba para arrullarla. La castañita había detenido el llanto al estar entre sus brazos, pero no daba señales de que volvería a dormirse pronto, se notaba un poquín incómoda y él estaba comenzando a desesperarse; le había intentado dar el biberón, había buscado hacerle sacar gases, su pañal estaba limpio, no había señales de cólicos y no la había dejado dormir tanto durante el día, por lo que se suponía que debía caer rendida a esas horas. Ya no sabía qué hacer.
Jadeó al darse cuenta de un detalle importante y la apartó de su pecho, viéndole la carita apachurrada en un gesto fruncido de incomodidad.—Ya sé lo que tienes— dijo sin esperar respuesta, pues la niña aún no hablaba.
La recostó sobre el colchón y cuidadosamente comenzó a quitarle el mameluco que traía puesto, tomó una de las pequeñas almohadas de la cuna y la usó como un abanico, echándole aire suavemente.
Y entonces, el gesto de la niña se relajó e incluso suspiró.
—Tenías calor... eso era, ¿no es así?— le dijo con una sonrisa, dando suaves caricias sobre su pancita. Luego, bajó su rostro hasta el abdomen de la menor e hizo pedorretas sobre su suave piel.
Las risas cantarinas de la bebé no tardaron en escucharse en toda la habitación con fuerza, y Yoongi finalmente olvidó su cansancio.
—Papá...
Había sido tan de repente, que el pálido no supo si había oído mal.—¿Qué d-dijiste, p-puedes repetirlo?
Sounha sonrió, mostrando sus pequeñitos dientes de leche y repitió:—Papá.
En ese momento, quien lloraba esta vez era Yoongi. La tomó en sus brazos y la abrazó suavemente.
—No, mami... n-no llores— le dijo cuando la escuchó sollozar y le limpió las pocas lágrimas que había comenzado a soltar de nuevo.—Mientras papá esté aquí... nadie te hará daño, ¿okay? Nadie. Te lo prometo, Sounie— y selló la promesa con un beso sobre su frente, acariciando sus castaños cabellos.
No había tenido el corazón para intentar corregirla y que le llamara por su nombre a como pudiera. A la mierda todo, él era su papá y punto, nadie iba a cambiar eso.
Holaa:D
¿Cómo están? Espero que bien, que estén durmiendo y comiendo bien, y que les esté yendo bien en las clases virtuales, el trabajo, etc💕
Realmente sigo estando algo insegura con el ritmo con el que estoy haciendo avanzar la historia, pero desde el inicio había decidido que en cada capítulo se avanzaría con algo y pues esta ya es la quinta parte publicada, así que no hay vuelta atrás xd
En fin, no tengo mucho que comentarles, mi cumpleaños se acerca y publicaré un OS ese día uuuuh 😳 jsjsj espero les haya agradado el capítulo, si ven un error, no duden en decirme:3
¡Cuídense muchoo!
—Adem🍂
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro