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Extra O2

Muchos padres aseguran que la etapa de la adolescencia es difícil, los especialistas dicen que es la última oportunidad de los padres para conectarse con sus hijos como no lo hicieron cuando estos eran pequeños y que esta etapa es tan importante para su desarrollo como lo fue la niñez, que es fundamental para la formación de su inteligencia emocional y su personalidad.

Jimin sabía todo aquello, él también fue adolescente y trató con su hermano menor cuando lo fue, pero bien dicen que cada cabeza es un mundo, y con Sounha la situación era algo más... delicada.

—¿Cuántas veces te he dicho que no metas a lavar tus sostenes así nadamás porque las varillas se les salen y atrofian la lavadora?

Ese era Yoongi.

—¡Ay, se me olvidó y ya! lo siento, ¿sí? No te pongas intenso.

Esa era Sounha a sus quince años.

—Pues ahora tendré que llamar a alguien que arregle la lavadora, porque gracias a que se te olvidó meter a lavar tus sostenes en la bolsa de red que te di precisamente para eso, la lavadora se dañó— se quejó Yoongi, estaba molesto, con el ceño fruncido y la voz firme.—Ni creas que vas a salir, eh.

La castaña desvió la mirada y apretó la mandíbula antes de comenzar a comer rápido lo último de su plato. Cuando se acabó todo, no demoró en lavarlo y luego se subió a su habitación sin decir ya nada.

Jimin se mordió el labio. No le gustaba que Yoon y Sounha pelearan, por desgracia, lo hacían seguido por cosas mínimas.

—Hyung, puedo pedirle a mi papá que la revise y ya está, no pasa nada. La vez pasada también la revisó y la reparó— le dijo calmado.—Y creo que es demasiado el que le quites el permiso a Soun de salir, ella no metió los sostenes así a la lavadora con la intención de descomponerla, no es su culpa.

—¡Pero no es la primera vez! No se trata de que tu papá venga y repare la lavadora cada que las varillas se metan debajo de las aspas, ¡ya le he dicho que no lo haga y hasta le di una bolsa especial para evitar esto!

El menor retiró su mirada amable y tomó una postura firme.—No me alces así la voz, Yoongi. No estás discutiendo conmigo.

El aludido suspiró y él fue por su celular para llamar a su padre y pedirle el favor de revisar la lavadora, este aceptó.

En cuanto el de labios pomposos terminó la llamada, el pelinegro ya estaba más tranquilo y se le acercó por la espalda, tomando su cintura gentilmente y pegando su frente a su cuello.—Lo siento. Tienes razón, cielo. Es mucho de mi parte no permitirle salir, me pidió permiso desde la semana pasada... y mi molestia no es contigo como para desquitarme.

Jimin se giró para encararle y le sonrió comprensivo, peinándole el cabello que estorbaba en su frente y mandando los mechones detrás de sus orejas.—Claro que tengo razón. Ahora ve y termina de comer— afirmó y le dio un golpecito en el hombro.—La ropa que más usamos es la de color y esa sí se lavó, la demás podemos lavarla a mano o esperar a que mi papá mire la lavadora.

Yoongi asintió, se regresó a su plato a medias en la mesa, y Jimin subió al segundo piso hacia la habitación de Soun, tocando la puerta con sus cortas uñas en señal de que era él.

—Adelante— se escuchó en el interior y el bailarín pasó.

—Hablé con tu papá, sí vas a salir— le dijo de primeras cuando cerró la puerta detrás de sí. La observó sentada sobre su cama, con un brazier en las manos además de una aguja e hilo.—¿Qué haces?

—Nada, los estoy reparando— contestó simple y luego suspiró.—Aunque no importa, las varillas vuelven a salirse... creí que había cosido bien los que metí a lavar— soltó una risita irónica sin gracia.—pero ya vi que no fue así.

Jimin torció los labios y se sentó en el colchón, observando los demás sostenes que ya había cosido la chica.

—Lo que pasa es que estos ya están muy usados, incluso les has cambiado los tirantes... ¿tienes uno decente para salir?

Ella negó.—No, papá no me ha comprado nuevos... hace dos semanas le dije— su voz salió baja y resentida.

Jimin adivinó que esa era la razón por la que había metido a lavar los sostenes así y no en la bolsita de red, porque Yoongi metería la ropa a la secadora y esperaba que ahí se diera cuenta de que ya no tenía buenos brazieres. Claramente eso no sucedió.

—Está bien, tíralos. Iremos a comprarte unos nuevos, yo te llevo— se levantó de la cama y se acercó a la puerta para salir y darle privacidad de que se cambiara, pues estaba en pijama.—Sounie, cuando discutas con tu papá hazlo con seriedad y respeto, intenta no cortar el tema con frases cortas y tonos desinteresados, es grosero, lo hace molestar y te quita seriedad. Hablando se entiende la gente, pero se tiene que hablar correctamente, ¿de acuerdo?— habló cuando estaba por salir.

La chica asintió, percibiendo el regaño en las palabras calmadas del rubio, y entonces este salió y cerró la puerta.

Jimin también fue a cambiarse de ropa para salir, y mientras lo hacía suspiró.

Las pequeñas discusiones eran algo de casi todos los días, y estas en ocasiones eran grandes, haciendo que padre e hija estuvieran molestos entre sí por varios días hasta que uno de los dos decidía ignorar el tema, mas no resolverlo.

Todo inició cuando Yoongi le explicó a la de ojos redondos cómo se conciben los hijos, cuando entraron a los temas de la educación sexual.

Sounha no había tardado en intentar unir cabos y despertar un sinfín de preguntas. Ella siempre supo que su padre y su madre habían sido mejores amigos y no una pareja romántica, por lo que no creyó que ambos tuvieran relaciones sexuales para concebirla. Se armó varias teorías pero decidió hablar con el pálido en busca de aclarar sus dudas. Así era ella, analizaba y pensaba mucho para al final consultar sus ideas con su papá, y también hacía eso en el ámbito académico con sus profesores, era su forma de pensar y resolver.

Yoon sabía que aquello se avecinaba una vez que le habló del tema, y pensó estar preparado para contarle la verdad, para decirle que no era su padre biológico, pero nada había salido como imaginó. Al parecer, Sounha se había molestado.

Creía que Soun estaba molesta con él por no ser su padre, sin embargo, no hablaban mucho como para poder asegurarlo o desmentirlo. En realidad, desde entonces que no platicaban de muchas cosas, había surgido una barrera invisible entre ambos que no les permitía ser cercanos como antes. Ahora su hija hablaba mucho más con Hoseok y un poco con Jimin, y eso no le molestaba, no, eso le dolía, porque no se dio cuenta en qué momento se distanció de su adorada niña, y lo peor es que no hallaba la forma, o más bien el valor, de reparar las cosas.

Por eso las cosas en la casa se rompían seguido. Las bisagras de la alacena, las chapas de las puertas, los baños, y ahora la lavadora. Y él se estresaba reparándolas o buscando cómo hacerlo, se distraía en eso, porque no lograba arreglar la relación con su hija.

Sounha se había refugiado en su tío Hobi que se había vuelto su confidente, en Minyeon por ser su mejor amigo de casi toda la vida, y algo en Jimin, pues era quien ponía orden en las discusiones y quien constantemente se acercaba a ella para hablar.

El rubio, por su parte, siempre dijo que jamás le gustaría estar en medio de los dos Min, y sin embargo ahora lo estaba, pero no para que alguno de ellos lo escogiera, sino para que él escogiera a uno de los dos, y él no quería eso, no quería tomar un bando. Odiaba estar entre la espada y la pared, y ansiaba que todo mejorara porque no sabía cómo resolver un problema que no era suyo.

Para cuando Cheolji fue a revisar la lavadora para repararla, se descubrió que la razón para que esta se descompusiera no fue la varilla de un brazier de Sounha, sino una USB perdida de Yoongi.

🍂

—Entonces hyung te llevó a comprar sostenes— recapituló Minyeon en tanto caminaban por la banqueta.

Sounha asintió.—Ajá, ya no me estoy perforando un pecho.

—Sigo pensando que los sostenes son una prenda muy peligrosa— bufó el chico antes de lamer su helado.

—Pienso lo mismo, por eso solo los uso cuando salgo... aunque muchas veces ando por la calle con tops deportivos— concordó la castaña encogiéndose de hombros.

Hubo un pequeño silencio en el que Choi estuvo por hablar, pero no lo hizo porque conocía bien a su mejor amiga y sabía que estaba por decir algo más.

—¿Sabes qué es lo que más me molesta?— y no se equivocó.—Que Jimin fue a hablar conmigo... que él fue quien me llevó a comprar, no mi papá.

Y Minyeon se mantuvo callado, presintiendo que habían más palabras que su mejor amiga se guardaba.

—Y... no lo sé, a veces siento que Jimin oppa sobrepasa una línea que ni siquiera sé qué divide. Hace mucho por mí y se comporta conmigo de una manera que me agrada, en serio, pero al mismo tiempo me hace enojar...

—Creo que a estas alturas es normal— habló Yeon ahora sí.—Ha estado a lado de tu papá y de ti desde que tenías seis, son casi diez años con ustedes. Son una familia, SouSou, tú misma lo has dicho antes.

—Mi familia no es muy convencional, pero sí es grande— dijo ella con una risita.—Son casi diez tíos. Tengo tres pares de abuelos, pero los padres de mi mamá nunca han estado presentes en mi vida, así que se descartan...

—Sí, pero no nos desviemos del tema inicial— volvió a hablar el pelinegro, deteniendo su andar y haciendo que la otra hiciera lo mismo para mirarle.—¿Por qué el trato de Jimin hyung contigo te hace enojar? Hasta donde sé, él jamás te ha hecho algo malo, ni lo haría, y cuando se equivoca lo reconoce y pide disculpas.

Ha se encogió de hombros.—No lo sé.

—¿No sabes o me quieres cortar la charla?

—Te quiero cortar la charla— dijo y miró hacia la derecha.—Oh mira, ya llegó Miok con sus amigos, vamos— le tomó de la mano y lo jaló para ir hacia donde estaba la chica, y Minyeon suspiró.

Al llegar donde Ahn Miok se encontraba arribando al parque con su grupo de amigos, la joven de cabellos ondulados sonrió y también se acercó para alcanzar al par de mejores amigos, saludando a su novio con un pico en los labios y a la castaña con un abrazo.

Sounha se separó del abrazo y alegremente le tendió su regalo a su mejor amiga, una cajita cuadrada no más grande que la palma de su mano de color blanco con un moñito dorado en la esquina.—Feliz cumpleaños, Okkie.

—Ows, muchas gracias, Soun~ no debías molestarte— chilló la chica apegándose emocionada la cajita al pecho antes de abrirla, revelando un brazalete.

—Espero te guste, la hice pensando en que combinara con los pendientes que Minyeon te regaló en la mañana.

—¿En serio la hiciste hoy? No me lo creo. ¡Está genial, me encanta!— exclamó Miok en tanto se colocaba el brazalete, causando una enorme sonrisa feliz en Sounha.—Vengan, nos acomodaremos en las mesas que están de este lado del parque.

Había varios amigos de la cumpleañera que ambos bailarines de jazz no conocían, por lo que Miok no demoró en presentárselos, en especial a Lee Youngbeom, su mejor amigo, diciendo que entre pares de mejores amigos debían llevarse bien.

A Yeon no le agradó ver a Youngbeom hablar con Sounha como lo hizo durante toda la celebración. Recién se conocían y había estado demasiado cercano, rozando lo normal al invadir el espacio personal de la de labios corazón, e incluso la apartó de los demás, hasta de él.

No es que Choi fuese un chico celoso que quisiera acaparar a su amiga para tenerla a su lado todo el tiempo, esa no era su forma de ser y ambos sabían que a veces debían estar separados para tener privacidad, tanto él para pasar tiempo con su novia, como ella para estar con sus demás amistades, nuevas o ya establecidas. Sin embargo, había algo en el amigo de la cumpleañera que Minyeon simplemente no lo terminaba de tragar.

Para cuando la celebración terminó y se acercó la hora en la que la madre del pelinegro llegaría a recogerles, ambos ayudaron a la familia y a Miok a recoger todo lo que habían montado en las mesas mientras los demás amigos de esta última se marchaban, a excepción de Youngbeom.

—¡SouSou, necesito ayuda!— le llamó Choi en voz alta, sosteniendo con su mano izquierda la cajuela de la camioneta de su suegra y con la derecha un par de cajas.

La castaña se disculpó con el mejor amigo de Miok y fue a apoyar al propio, corriendo para llegar a él y sostener la cajuela antes de que se le cayeran las cajas.

Cuando todo estuvo acomodado, Minyeon cerró el maletero y la tomó por el brazo suavemente cuando estuvo por marcharse.

—¿Qué?

—¿Cómo que "qué"? Quiero hablar contigo, niña— aclaró soltándola y cruzándose de brazos.

—No me digas niña, soy mayor que tú por varios meses.

—Ajá, sí— le dio por su lado.—Directo al grano. No me gustó cómo te estuviste llevando con Youngbeom.

Sounha mostró un gesto indignado y sorprendido.—¿Por?— preguntó alargando la letra "o", también cruzándose de brazos.

—Sou, te apartó de todos durante la fiesta, casi no estuviste con nosotros... ¡y es dos años mayor!— dijo.—Sus intenciones contigo no son precisamente de amigos, y tampoco creo que sean buenas.

La chica sonrió enternecida por los celos y la preocupación de su mejor amigo. Negó.—Dos años no son mucho, Yeonie... además, todo este rato me ha tratado muy lindo y me ha hecho sentir bien— le contó, reprimiendo una sonrisa al morder su labio inferior, haciendo que el otro resoplara y rodara los ojos, aún para nada convencido. Ella bufó.—¿Qué malas intenciones puede tener?

—¡Ay, pues no lo sé, Sounha!— reclamó insistente.—Pero, en serio, él no me ha agradado desde que Miok me lo presentó la primera vez... no lo sé, tiene un no sé qué que simplemente no me gusta, me da una mala sensación y...

El chico interrumpió sus palabras cuando escuchó la risa de su novia acercándose. No supo por qué se calló, pero algo en su interior le hizo hacerlo, y por alguna razón, Sounha también guardó silencio. Era como si estuvieran conectados y sospecharan al mismo tiempo.

—Así que... Min Sounha, ¿eh?— se escuchó la voz de Youngbeom. Los dos estaban en la parte delantera de la camioneta, no cargaban con nada y parecía que solo estaban charlando.

Al escuchar el nombre, el par de bailarines prestó aún más atención.

—Sí, es la mejor amiga de mi novio, ya te había dicho— fue la respuesta de la de cabellos ondulados.—Te hablé de ella la vez pasada, cuando hicimos pastel en tu casa.

—Oh sí, la chica que tiene padres gays— concordó el mayor.—¿Sabes? No creo que sea lesbiana, se comportó muy normal conmigo. Digo, se notó que la atraje con mi trato.

Sounha y Minyeon se miraron sin saber qué decir pero con la indignación brillando en sus ojos. ¿Estaban especulando sobre su orientación sexual? ¿Y qué rayos era eso de "normal"?

—Nah, quizá es algo así como bisexual, creo— habló.—En serio, sé que está enamorada de mí— insistió Miok entre risas y se escuchó que fingió una arcada.—Sus padres son gays, ella también debe serlo— declaró.—Juro que casi se le salían corazones por los ojos cuando me regaló este brazalete— comenzó a quitarse el mencionado con una mueca de asco.—Dios, está horrible— su voz se escuchó llena de diversión y aventó la pulsera a sus espaldas con desdén, haciendo que esta cayera a los pies de Soun aún escondida en la parte trasera del vehículo.—Se escuda en que soy su mejor amiga, pero ¡já! Solo me involucré con ella para estar cerca de mi Yeonie y ser su novia. Por suerte él sí es normal.

Youngbeom rio por el dramatismo de Ahn.—Yah, si quieres puedo acostarme con ella... te apuesto a que no es lesbiana, lo sé.

Con el corazón rompiéndosele y la mirada aturdida de su mejor amigo encima, Sounha levantó del suelo el brazalete que había hecho con los materiales más bonitos del set nuevo que el tío Hobi le había regalado, y salió de su escondite.

—No, gracias. Lo siento, oppa, pero yo paso— habló en voz alta, llamando la atención de los otros dos que pegaron un sobresalto al oír la voz a sus espaldas.—Realmente me gustaste, pero ahora que lo pienso... ¿quién querría estar con un tipo que no puede con las chicas de su edad?— soltó una risita nasal sin pizca de gracia.

Lee boqueó sin saber qué decir, entonces dirigió su mirada a la cumpleañera.

—En cuanto a ti... mi querida mejor amiga— le aventó con rabia el brazalete a la cara, importándole poco si la lastimaba, y en medio de su coraje y decepción esperando hacerlo al menos un poco.—¿Qué tiene de malo que mis padres sean dos hombres homosexuales? Yo los amo, mientras que los tuyos ni juntos están, llevan meses peleando el caso de divorcio— le encaró.—Una personal normal merece mi amistad, no una asquerosa homofóbica como tú. Lamento haber creído que sí.

—¿A mí qué me importa tu enamoramiento hacia mí disfrazado de falsa amistad? Ya tengo lo que quería, ¿y sabes qué? al menos mi mamá sí está viva.

—¡¿Y a ti qué mierdas te pasa?!— saltó Minyeon a defender a Sounha, colocándose en medio de ambas antes de que su mejor amiga fuera a soltarle una cachetada o algo así de lo cabreada que debía estar. Hasta Youngbeom se sorprendió por el comentario de su amiga.

Miok no se había enterado de la presencia de Choi, por lo que fue de esperarse su rostro palideciendo y su mirada asustada.

—Y-yo...

—¡Tú nada! ¡¿Quién te crees que eres?!— le reclamó molesto, sin inmutarse al ver sus ojos llenándose de lágrimas, más bien preocupado por las que sabía su mejor amiga evitaba soltar de la mera impotencia. Con el rostro reflejando cólera, tomó a ciegas la mano de Soun y comenzó a retroceder.—No te atrevas a buscarme, Ahn.

Y antes de irse, le dedicó una mirada filosa a Youngbeom.

🍂

—¿Ya te sientes mejor, cielo?

Dando un sorbo a su malteada, Sounha sonrió con ojos cansinos.—Ya me siento mejor. Gracias, señora Choi.

—Oh, no es nada, linda— le regresó la sonrisa, luego miró a su hijo.—En la guantera hay un paquete de toallitas húmedas de tu hermano, Yeonie. Pásaselo para que se limpie la cara.

El chico obedeció.

—Bien, ahora que están más calmados los dos— habló la madre de Minyeon, encendiendo el auto de nuevo cuando Ha hubo terminado de limpiarse el rostro. Estaban en el estacionamiento de un McDonald's, donde habían ido a comprar unas malteadas para acompañar las emociones de los menores.—¿Quieres que ya te lleve a tu casa, Sounie?

Muchas cosas habían estado rondando dentro de la mente de la mencionada durante todo el rato, quería resolver sus pensamientos.

—Síp, pero no me lleve a mi casa, lléveme a la de mis abuelos por favor— dijo.—Mi papá y Jimin oppa están allá esperándome.

—Oh, ¿tendrán una cena con tus abuelitos?

—Ujúm, algo así.

Minyeon miró por el espejo retrovisor a su mejor amiga cuando su madre echó a andar el auto, no muy seguro de la veracidad en sus palabras.

🍂

Moviendo la cuchara sobre el sartén, miraba la cebolla fritándose en este cuando se escucharon unos toques a la puerta.

—¡Jungwei, tocan!

—¡Estoy desnudo, me voy a bañar!— le contestó su marido desde el segundo piso.

Heesook viró los ojos con una risita divertida antes de apagar el fuego de la estufa, retirarse el mandil de cocina y dirigirse a abrir la puerta, sonriendo con sorpresa cuando vio a su nieta del otro lado.

—¡Sounha! ¿Qué haces aquí? ¿Y tu papá?— habló sonriente en tanto se apartaba para dejarla pasar. Una vez que cerró la puerta detrás de sí, pudo observarla mejor, notando lo sonrosado de su piel alrededor de los ojos.—¿Estás bien? ¿Te sucedió algo?

La menor negó con una pequeña sonrisa.—Vengó a hablar contigo, abuela.

Sook, aún mostrándose preocupada, asintió.—Claro, vamos a la sala— indicó y allá fueron a parar una vez que la chica se retiró los zapatos.—¿De qué quieres hablar, mi niña? ¿Por qué veniste sola a estas horas?

—Estuve hablando con mi papá, abue. Ya me contó la historia sobre mi padre biológico— con ello, la señora Woo creyó tener una explicación a las huellas en su rostro que evidenciaban un llanto reciente.—Y... quería que me dieras información sobre él, ya sabes, su dirección o dónde trabaja.

—Oh, no puedo hacer eso sin la opinión de tu papá...

—Tranquila, él está de acuerdo— le restó importancia con un ademán diestro.—Él iba a llamarte para pedirte la dirección porque quiero conocerlo, pero ahorita está muy ocupado en el trabajo y me dejó de paso... así que aquí me tienes.

Heesook le miró no muy convencida.—¿Estás segura de que quieres conocerlo?

Sounha quería saber por qué todos se mostraban reacios a ello, por qué nadie le contaba la historia de su padre biológico o por qué no hablaban de él ni siquiera sus abuelos paternos de sangre, por lo que asintió decidida.

🍂

—Oigan— ante su llamado los dos mayores le miraron. Yoongi alzó su mirada de los planos y Jimin dejó de practicar en la sala. Con la atencion encima, comenzó a rebotar el lápiz en su mano contra el cuaderno.—¿Puedo salir?

—Sí.

—No.

El pálido miró serio a su pareja cuando los dos hablaron al mismo tiempo y este dio una negativa sin dudar. Sounha, por su parte, arqueó la ceja confundida, pues esperaba que las respuestas fueran al revés. Usualmente Jimin era el que se ponía de su lado.

—¿Cuándo?— continuó el arquitecto.

—Hoy. Quiero ir a casa de Minyeon... a una pijamada.

Era bastante habitual que Sounha fuera a la casa de Choi, a veces en ocasiones muy frecuentes como lo sería el diario, y sí, ambos chicos ya habían dormido en una misma habitación, pero solo había sucedido dos veces y ahí mismo en la casa. Como padre, obviamente la idea no le era muy atractiva, pero Minyeon era alguien a quien veía en su hogar casi todos los días y él confiaba en su hija.

Desde ayer con el tema de la lavadora que no discutían, pero tampoco se dirigieron frases muy largas. Uno por orgulloso y la otra por distraída en medio de todo lo que había pasado y todo lo que estaba planeando. Yoongi quería estar bien con la menor, así que terminó por asentir.

La pequeña sonrisa que su hija le dedicó fue suficiente para él, un gesto que extrañaba tantísimo.

—Pero me contestas el celular cada que te llame, ¿bien?— condicionó también con una pequeña sonrisa, casi con ligera diversión por la emoción de la de labios corazón. Recibió un asentimiento.—Y haces caso a su mamá.

—Claro— asintió risueña.—Gracias, papá.

—Jiminnie te llevará— Ha asintió en tanto cerraba sus cuadernos. De todos modos tenía el fin de semana para hacer esa tarea.—Hoy en la noche tengo una cena con los señores para los que estuve trabajando la vez pasada... me hicieron la invitación de que los llevara a ustedes dos conmigo, pero creo que iré solo— contó jovial, luego miró al rubio.—¿O crees que alcances a llevar a Sounie para ir conmigo? Claro, si quieres.

Park le observó en silencio, y la Min menor se fue a su habitación cuando dio por terminada la conversación por el permiso, yendo a preparar sus cosas para pasar la noche con Choi.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así?— cuestionó el de ojos finos ante el escrutinio de su pareja.

—Hyung, sé qué quieres estar mejor con Sounha, pero cederle un permiso así de significante en un mismo día para estar contento con ella no es lo ideal.

Jimin antes ya había visto ese tipo de comportamiento en su madre cuando se divorció. Ella al inicio solía aceptar todo lo que sus hijos le pedían, como si debiera compensarles por la ruptura de su matrimonio, una forma de mantenerlos contentos.

—No tiene nada que ver— él sabía que sí, que el bailarín tenía razón, pero no quiso aceptarlo.—Seguro que ayer no pudo pasar mucho tiempo con su mejor amigo porque él estaba con su novia y hoy quieren reponer el tiempo, es todo.

Park se mordió el labio inferior y ya no dijo más. Yoongi iba a estar reacio al tema, así que al menos se encargaría de hablar con la menor de algo importante.

Sounha dijo que había planeado con Minyeon llegar a su casa en la tarde y no exactamente en la noche, no se les hizo raro y aceptaron, pero se mantuvo en pie que el de mejillas abultadas fuera quien le llevara, por lo que estando en el auto Jimin creyó que sería un buen momento para charlar.

Para beneficio de lo que planeaba Soun, estaban a dos cuadras de llegar al edificio en el que vivía Choi cuando el mayor se orilló y detuvo el auto. La castaña le miró interrogante y él suspiró, retirándose el cinturón para removerse en el asiento y poder acceder a su bolsillo.

—Quiero darte algo— dijo de primeras antes de sacarse una tira de tres condones, haciendo que la castaña abriera sus redondos ojos en grande.

—¡Es mi mejor amigo!— refutó la chica separando el torso del asiento, inevitablemente avergonzada por la suposición del otro.

Jimin resopló bajito y le tomó la mano para colocar la tira en ella, insistiendo en que los tuviera.

—Sé que es tu mejor amigo, Soun... pero yo también usé la fachada de ir a la casa de un amigo— exclamó.—Y aunque no estoy muy de acuerdo en que tengas tu primera vez con alguien dos años mayor que tú y que por cierto nunca antes te escuché mencionarlo hasta ayer, es tu vida, es tu cuerpo, y quiero que estés segura— la menor analizó sus palabras y él siguió hablando.—Si hay algo que no te gusta debes decirlo, ¿sí? Y si te arrepientes y él no lo respeta puedes presionar su gargan-...

—Alto, alto— le interrumpió ella, dando manotazos al aire con diestra y frunciendo el ceño, despegándose más del asiento.—¿Dos años mayor? ¿Escucharme mencionarlo hasta ayer? ¿De qué rayos estás hablando, oppa?— cuestionó y el rubio no respondió. Luego tardó unos cuantos instantes en armar una hipótesis.—Acaso... ¿anoche me escuchaste cuando hablaba con Minyeon?

—Sounie...

—¿Lo hiciste?— insistió incrédula y al bailarín no le quedó más que asentir, entonces arrugó mucho más el ceño, completamente molesta.—Oh por Dios...— jadeó, dejándose caer contra el respaldo para justo después volver a despegarse de este. Parecía querer echar chispas de lo enojada que estaba.—¡¿Quién te crees para invadir mi privacidad?! ¡¿Por qué lo hiciste?!

—¡Fue sin querer, lo juro! Ayer llegaste y te vi rara, quise ir a ver si te sucedía algo y entonces te escuché hablar de un tal Lee Youngbeom diciendo que se acostaría contigo...

—¿Y a ti qué te importa?— se quejó ceñuda.

—¡Me preocupé por ti!— eso la molestó más.

—¡No eres nadie!— dijo.—¡No eres nadie para invadir mi privacidad y pegarte a mi puerta a escuchar mis conversaciones!— reclamó, luego tomó con fuerza la mochila que había tenido que llenar con cosas necesarias para una pijamada y así mantener su mentira.—No lo puedo creer...— masculló antes de abrir la puerta del copiloto y bajarse del auto del de labios pomposos, cerrando de un portazo.

Jimin quedó hecho hielo contra el asiento, y unos minutos después, sintiendo su corazón punzar, de nuevo echó en marcha el carro para darse la vuelta en U y devolverse por el camino hacia la casa.

🍂

Sounha había mentido respecto a la supuesta pijamada que tendría en la casa de su mejor amigo, también en cuanto al horario en el que se supone llegaría al departamento de este.

Todo estaba planeado para seguir la dirección que su abuela Hee le había dado y llegar con buena hora a donde vivía su padre biológico, en una de las zonas más adineradas de Seúl. Lo había decidido así porque pensaba que se gastaría un largo rato hablando con él, luego entonces sí iría donde su mejor amigo a pasar la noche, asegurando que la señora Choi le permitiría dormir ahí después de que le contara todo no solo a ella, sino también a Minyeon, porque no le había dicho nada sabiendo que trataría de impedirle que llevara a cabo su plan. Además, la mujer le tenía muchísimo cariño, y le contara la historia o no, sabía que la recibiría bajo su techo.

Sin embargo, no imaginó que al final sí gastara mucho tiempo en donde vivía su padre biológico, pero no hablando, sino esperándolo.

Llevaba aproximadamente dos horas y media sentada contra la puerta del departamento, y treinta minutos más desde que lo esperaba, en total tres horas. A través de la ventana al final del pasillo podía ver que el cielo ya había obscurecido, y se distraía con su celular.

Ni Yoongi o Jimin le habían enviado mensajes o llamado. No sabía si aquello era bueno o malo.

Mientras veía videos en el aparato y jugueteaba con una de las correas de su bolso, escuchó el ascensor abrir sus puertas en el piso.

Vio salir a un tipo quizá de la misma altura que su papá Yoongi, de piel tostada y gesto marcado. Su cabello negro estaba teñido con luces rubias en el flequillo y en la nuca, vestía con prendas casuales que podría catalogar como las que alguien usaría para ir a un club, y a la lejanía llegó a admitir que era de buen rostro.

Pero también arrastraba el paso, dejando una estela de aroma a alcohol y cigarros, y quizá no se veía como un borracho vomitado, pero se notaba su estado de ebriedad.

Yoongi no fumaba porque no le gustaba la idea de tener sus pulmones ennegrecidos y porque no le agradaba el olor del tabaco.

Cuando Yoongi tomaba, no olía a borracho, de alguna manera. Quizá olía a whisky o a vino, pero ni esos aromas o el de la cerveza apestaban en él, por muy extraño que fuera eso. Era sólo como una leve evidencia de que bebió alcohol, aparte de su rostro colorado. Para ella solo olía a su humor de hombre, al suavizante que usaban para lavar la ropa, al shampoo con el que lavaba su cabello, y al perfume que con Jimin siempre le regalaban o compraban. O también, cuando hacía frío, olía al cuero de la chaqueta que usaba encima del suéter de lana que el abuelo Jae le regaló hace tres años en su cumpleaños.

Ese era el aroma a su papá.

Yoongi sabía vestirse bien, Sounha creía que tenía un excelente sentido de la moda. Nunca le había visto usando prendas como las que poseía el hombre que caminaba por el pasillo mirándola con el entrecejo fruncido. No se veía mal, pero era un estilo como de... ¿casanova? Divertidamente podría compararlo como el estilo del típico fuckboy de una historia que está a un cigarro de morirse, y el aroma a tabaco en su presencia lo respaldaba.

—¿Qué carajos haces sentada en mi puerta, niña?— preguntó tenaz el pelinegro cuando ella estuvo levantándose del suelo mientras rápidamente se quitaba los audífonos.

Inevitablemente intimidada por su tono agresivo junto a la grosera palabra, la de ojos redondos dio un paso hacia atrás.—Disculpe... ¿es usted Woo Junghee?

—¿Y quieres saber por...?— inquirió con un tono fastidiado y aún agresivo.

Ella, nerviosa, carraspeó y apretó el agarre en su celular en mano diestra.—Yo... mi nombre es Min Sounha— observó el gesto sorprendido del otro.—Usted es mi padre biológico, ¿cierto?

🍂

—¿Le has llamado a Sounie, cielo?

El bailarín contemporáneo despabiló cuando escuchó la voz de su novio desde el vestidor, donde estaba preparándose para la cena que tendría dentro de una hora. El lugar era apartado, así que estaba comenzando a alistarse desde ya.

—Eh... no.

Yoongi desvió la mirada del espejo en el que se miraba y observó curioso al rubio.—¿Sucede algo?— preguntó mientras salía del vestidor, terminando de abotonarse las mangas de su camisa y yendo a sentarse a su lado en la cama.—Has estado muy callado desde que fuiste a dejar a Sounha, y tú hablas hasta por los codos... incluso te terminaste por decidir a no acompañarme a la cena.

—Tuve una discusión con Sounha, es todo.

Min arqueó una ceja, sorprendido.—¿Y eso? El de las peleas con Sounie soy yo— intentó bromear, pero al ver la sonrisa forzada del menor supo que el tema era más serio de lo que imaginaba.

Estuvo por preguntar más, pero el otro se adelantó a sacar su celular.

—Hice algo malo que no debí, invadí su privacidad y asumí cosas que quizás no son en base a algo que la escuché decir...— Yoongi torció los labios, asintiendo de acuerdo en que había hecho mal.—Pero al menos le di los condones, así que...

El pálido frunció el ceño.—Espera, ¿que tú le diste qué?

—Voy a llamar a Minyeon para ver qué tal va la pijamada— le ignoró, ya habiendo seleccionado a marcar el contacto del chico y llevándose el celular al oído.

El arquitecto, sin entender un demonio, se obligó a tragarse la marea de preguntas que quería aventar y miró interrogante al más bajo mientras este esperaba a que le contestaran.

—Hey, hola Yeonie— saludó Jimin cuando la llamada fue recibida, recibiendo un "Hola hyung".—Oye... mmh, no creo que Sounha quiera hablar conmigo, seguro ya sabrás por qué— soltó una risa nerviosa.—, así que te llamo para saber qué tal van las cosas en la pijamada.

Eh... hyung, Sou no está conmigo. No sé de qué habla...

¿Cómo?

—Cielo, ¿qué pasa?

Jimin había acertado en que la pijamada en casa de Minyeon era una fachada, mas no para lo que él dedujo. El error de Sounha había sido no hacer que Yeon fuese partícipe de su plan.

Sí... umh, ella no está aquí. No sé qué le haya dicho, pero nunca planeamos una pijamada en mi casa.

Park masculló una grosería por lo bajo que el otro chico no alcanzó a escuchar.—Entonces sí se fue con el tal Lee Youngbeom, ¿no es así?

—¿Sounha se fue con quién? ¿Quién es ese chico?— preguntó Yoon, otra vez siendo ignorado.

¿Por qué ella estaría con ese? Lo detesta... ¿y cómo sabe de él, hyung? Hasta donde sé, Sou no le ha contado a usted nada de lo que sucedió ayer.

Park soltó un gruñido exasperado y serpenteó sus dedos entre sus rubios cabellos.—No Minyeon, no tengo idea de lo qué pasó ayer— dijo, sabiendo que Yoongi le estaría mirando extremadamente desconcertado y esperando por una explicación a lo que oía.—¿Sabes dónde podría estar?

Con esa pregunta del rubio, el de labios delgados no demoró en ir por su móvil y llamar a su hija. La llamada fue rechazada, volvió a intentar y la respuesta fue la misma.

—No me contesta, Jimin— jadeó preocupado y ansioso.

No realmente. Lo siento, hyung— contestó Choi al otro lado de la línea con voz preocupada.—¿Y ahora qué rayos hiciste, Sou?— se escuchó que murmuró para sí mismo.

Yoongi insistió una llamada más, y cuando esta fue rechazada pasó a enviarle un mensaje a Hoseok, preguntándole si Sounha estaba con él o si le había dicho dónde estaría, pero la respuesta del otro fue negativa.

Luego resonó un jadeo en la llamada de Jimin con el mejor amigo de la castaña.—¡Hyung, sé cómo encontrarla!

¿Sí? ¡¿Cómo?!

Hace tiempo Sou y yo descargamos una app de emergencia por si algo nos sucede. Puedo rastrear su ubicación.

Genial. Cuando la tengas me la pasas por f-...

En ese momento Gi le tomó el rostro por el mentón con zurda e hizo que le mirara.—Jimin, dime qué rayos está sucediendo o me va a dar un ataque.

El más bajo colgó la llamada, habiendo alcanzando a escuchar una afirmación del menor.—Vámonos, te explico en el camino.

🍂

—Mira, Sounha... justo ahora no estoy en mis cinco sentidos, ¿de acuerdo? Y realmente no imaginé verte aquí.

La castaña escuchaba lo que Junghee decía con palabras toscas y lengua arrastrada, recargada contra la pared del pasillo.

—Sé que es muy inesperado, pero no tenía forma de contactarle y...

—Creo que no me estás entendiendo, niña— le interrumpió Woo con una fea sonrisa.—Nunca imaginé verte en mi puerta. No quería verte en mi puerta. No quiero.

Sounha se quedó sin habla.

—Hace diez años quise tenerte de vuelta para que no estuvieras con el marica de tu padre, ¿y qué obtuve con ello? Nada, al contrario... ¡casi perdía todo mi dinero! Resulta que tus abuelitos me amenazaron de quitarme mis cuentas y desheredarme si continuaba con la demanda— le relató.—Así que te pido que te vayas, ¿okay? No quiero volver a involucrarme contigo y que tu padre me demande. Además, estoy esperando a una amiga—observó el gesto desorientado de la chica y soltó una risita amarga.—Santo cielo, eres casi idéntica a la ilusa de tu madre.

—N-no llame así ni a ella ni a mi papá— logró decir en defensa de ambos mayores.

—Eso era... claro, además de una puta que vivía en la misma casa que el marica de Yoon-...

Sounha no iba a tolerar que insultaran la memoria de su madre de nuevo ni a su papá, así que, con el coraje nublando su raciocinio, empujó al sujeto. Lo cual había sido exageradamente tonto, pues en el poco rato que llevaban hablando se había dado cuenta de la clase de persona que era, por lo que fue de esperar que se molestara y la estampara con fuerza contra la pared.

Y cuando la corriente de terror junto al descargue de adrenalina recorrió su cuerpo, pintando en palabras grandes y rojas "huir", escuchó las puertas del elevador abrirse.

Lo siguiente que pudo ver, fue la ancha espalda de Yoongi interponiéndose entre ella y Woo.

—No toques a mi hija— le advirtió el pálido antes de que Jimin llegara a su lado y la jalara de la muñeca para alejarla de ahí.

Junghee soltó una risita.—Llévate a tu hija, Min. ¿Yo para qué la quiero? Fue ella quien vino a buscarme.

Aquello inevitablemente pegó en su orgullo, como padre, hombre y persona.

Hacía tiempo escuchó que los hijos, cuando el padre no está cerca de ellos, buscan una figura paterna en otros hombres. Él no podía evitar tener eso en mente, porque desde que se distanció de Sounha, ella se había vuelto aún más cercana a Hoseok, y que ahora haya buscado a su padre biológico...

Yoongi miró al bailarín y este le dio un asentimiento para darle a entender que la castaña no estaba herida. Entonces, sin decir nada más, tomó las cosas de Soun y se marcharon.

El camino en el auto fue casi una tortura, la única interrupción al espeso silencio fue la voz del pelinegro disculpándose por teléfono con los señores con los que iba a cenar esa noche, pero de ahí en fuera ni la radio sonó. Yoongi impuso que fuera así, no quería tener ni la más mínima distracción mientras manejaba y trataba de mantener a raya sus emociones al mismo tiempo. Sus manos tomaban con fuerza el volante.

Fue entonces cuando llegaron a la casa que la discusión se desató.

—¿Me puedes explicar qué hacías en otro lugar diferente al que me dijiste estarías?— comenzó Yoon.

Sounha se sentó en el sillón con la cabeza gacha y sin saber qué responder. Su padre no le estaba gritando ni hablando mal, sino con una extraña calma que le inquietaba hasta los huesos. Incluso sentado en el sillón de enfrente se veía imponente.

Imponente, nunca intimidante. Esa era la gran diferencia.

—Algo que a mí jamás me ha gustado ni me gustará, es que mi familia me mienta, mucho menos mi hija— continuó hablando.—Te di mi confianza para que fueras a pasar la noche en casa de Choi, y la traicionaste... no solo la mía, también la de Jimin— la chica quiso levantar la mirada hacia al rubio, pero no pudo.—Te llamé tres veces, mismas que me colgaste, Sounha... ¡ni siquiera Hoseok o Minyeon sabían dónde estabas! ¿Qué tal si te sucedía algo? ¿A dónde rayos te iba a ir a buscar? ¡Choi tuvo que rastrearte!

Soun sabía que aquello era cierto. Le había mentido a ambos mayores cuando ellos le cedieron su confianza, y no le había dicho a nadie dónde estaría, si algo malo le ocurría nadie sabría dónde encontrarla.

—Dime algo, Sounha— pidió Yoongi.

La de labios corazón tragó saliva y jugó inquieta con sus dedos, presionándolos como si los quisiera hacer crujir. Park observó aquello y lo identificó como una manía que el arquitecto también tenía.

—Yo... quería saber de él.

—¿Y no se te ocurrió simplemente preguntarme en lugar de armar todo un plan para buscarlo a mis espaldas? Tú no sabes qué clase de persona es y de todas maneras te arriesgaste.

Y de nuevo, ella sabía que Gi tenía razón, pero esta vez pudo contestar con algo mejor.

—¿Cómo sabría qué clase de persona es hasta hace unos minutos? ¿Cómo me acercaría a preguntarte? Todo el mundo ha evitado hablar de él, siempre. Incluso mis abuelos no mencionan a su propio hijo, como si su nombre fuera maldito y trajera desgracia al instante— comenzó a decir, ganando volumen en su voz conforme más hablaba.—Todos saben de él, todos saben su historia... pero a mí desde siempre me lo han negado, me cambian el tema o simplemente no dicen nada, ¡ni siquiera sabía cómo se llamaba! Mucho menos que hace diez años él intentó demandar mi custodia.

Yoongi cerró los ojos con pesadez y suspiró, asintiendo.—Reconozco que hemos actuado mal, en especial yo por no haberte dado información y no contarte sobre él, pero yo nunca te he dicho que no, es más, ni me has querido preguntar a mí— dijo.—Claramente los demás evitarían hablarte de él cuando es algo que me corresponde a mí— agregó.

—Exacto. Te correspondía a ti, papá, pero nunca lo mencionaste hasta que me contaste la historia de mamá y cómo terminaste adoptándome, y cabe decir que muy superficialmente— habló Ha.—Y no sabes cuántas veces quise preguntarte, en serio, pero temí hacerte sentir mal o que pensaras cosas que no son. Además, te siento tan lejano que no reúno valor, papá.

—Pues, al final, termino sintiéndome mal, Soun— confesó Yoongi, arrugando el ceño y mordiéndose el interior de la mejilla. No quería centrar la discusión en él mismo, pero creía correcto dar a entender cómo se sentía. Era la primera vez que hablaba así con su hija desde hace mucho e iban a decir lo que tuvieran que decir, este sería el tirón.—Me termino sintiendo mal porque me has mentido, porque yo soy tu papá y estabas buscando a otra persona a mis espaldas, porque no me tuviste confianza... y lo sé, hace tiempo que hay mucha distancia entre nosotros, y me duele, muchísimo, pero también sé que estás molesta conmigo y hago lo mejor que puedo para darte tu espacio, lo int-...

—Al principio me molestó que no me contaras completamente lo que sucedió— le interrumpió ella en voz baja.—, porque desde el inicio supe que evitabas mencionar cosas, sabía que faltaban piezas... pero eso no importó, lo dejé de lado bastante rápido, de hecho. Me dije que luego podría preguntarte— soltó una risita irónica y agachó un poco la cabeza. El gesto se le apachurró por unos instantes, como con impotencia y como si intentara tragarse el nudo que de repente se había aparecido en su garganta.

Las lágrimas surcaron sus mejillas una a una con una tranquilidad suave al inicio para después dejar paso a las que vinieron luego con apuro. Se encogió en sí misma, apretando los dientes y haciendo fuerza para no soltar el primer sollozo, aún queriendo mantener la estabilidad que había salido corriendo cuando el comienzo del explote de sus emociones llegó. Apretó sus manos entre sí, soltó un agudo pujido y luego jadeó por respirar cuando sintió que los sollozos habían pausado su lucha por brotar, pero luego la sensación y el ahogo regresó más fuerte.

Fue entonces cuando se cubrió el rostro con ambas manos.

—M-me molestó que te apartaras de mí y, y yo no enten-entendía por qué— su voz salió forzada detrás de sus palmas, como si todavía intentara regular cuánto aire dejaba salir para seguir tratando de contener el llanto inminente, pero no pudo más y los primeros sollozos salieron.—¡Y-Yo no quería espacio! ¡Quería a mi papá!— lloró.—Quiero a mi papá...

A Yoongi se le partió el alma al observar el destroce que había generado en su hija.

La había lastimado. Él. Él la había lastimado. La lastimó. Había hecho algo que siempre quiso evitar y que jamás se perdonaría. Ella era lo más precioso de su vida, a quién se había jurado proteger, y la había herido.

Sus silenciosas lágrimas acompañaron las de la menor cuando rodeó la mesa de la sala para llegar frente a frente con ella, donde después se acuclilló. Colocó sus puños encima de las rodillas ajenas, escuchándola respirar entrecortado y rápido tras sus manos.

Abrió la boca y tragó saliva cuando se dio cuenta de lo apretada que estaba su garganta.—Perdóname...

Parpadeó rápido para remover las lágrimas que nublaban su vista y frunció con amargura el gesto cuando la miró enrollar los dedos mientras seguía cubriéndose la cara, aún intentando contener todo.

El pálido se irguió para sentarse a su lado y la atrajo en un abrazo, entonces Sounha dejó de tratar de detener sus emociones y dejó fluir el llanto.

—Te he extrañado tanto, tantísimo, papá— chilló con la voz rota mientras se aferraba a él, enterrándose en su pecho.

Yoongi cerró con fuerza sus ojos y apretó más el abrazo, sollozando ante su confesión.—L-lo siento, perdóname...

Padre e hija no supieron cuánto tiempo estuvieron así, sosteniéndose el uno al otro en tanto lloraban.

Mientras confidentemente aceptaban sus errores y fortalecían los lazos, Yoongi soltaba pequeñas anécdotas que Sounha no conocía o no lograba recordar. Era como si con su voz y las historias intentara consolar su llanto, arrullando a su niña.

Como cuando a él y a Daerin se les quedó ella encerrada en el auto con las llaves adentro cuando apenas tenía un año, siendo unos padres primerizos que no habían tardado en echar lágrimas de desesperación por no saber cómo sacarla mientras se olvidaban que tenían otras llaves de repuesto.

O la vez que Sounha llegó llorando desconsolada con él, explicándose a cómo podía e impotente con un vocabulario sumamente reducido, que no recordaba cuál calcetín iba en el pie derecho y cuál en el pie izquierdo.

Y también la primera ocasión en la que Yoongi visitó a Daerin en el cementerio y la llevó consigo. No habían durado mucho ahí, pues la pequeña niña saludaba con "Hola" balbuceados a la nada, incluso sacudiendo su diminuta manita, y aquello sí que había asustado al pálido muchísimo.

Oh, y no podía olvidar la vez aquella en la que a Sounha le pidieron hojas de colores en el kínder, y ella se encargó de buscar hojas de colores de las plantas en el patio. Yoongi había pensado que esa era la instrucción, después de todo era padre primerizo y para él tenía sentido porque lo relacionaba a una manualidad con hojitas de plantas. Por suerte, el pequeño Minyeon había llevado hojas de colores extra, siendo así el momento en el que ambos niños se conocieron. Desde entonces no se habían separado.

Cuando el llanto cesó y se separaron aún sin romper el abrazo del todo, sus ojos estaban bastante hinchados y rojos, junto a la sensación de lágrimas secas en su mejillas.

Al observarse entre sí, Sounha soltó una risa mocosa por el llanto. Los ojos de su padre eran pequeños y finos, por lo que se notaban hinchadísimos, más que los de ella, y se veía como si lo acabaran de despertar.

—¿De qué te ríes, niña?— Gi reclamó jugando, con voz gangosa.—Mira, tú tienes los mocos de fuera.

—No es cierto, los dejé en tu camisa— dijo y el contrario soltó un "¡Iugh!~" chiflado. Ambos se carcajearon hasta que poco a poco las risas cesaron, entonces la de ojos redondos torció los labios, yendo a mirar al otro sillón en donde se supone estaba sentado el rubio.—Lamento haberles mentido, a ti papá y a ti op- ¿y Jiminnie oppa?

—No me di cuenta cuándo se subió— habló Yoongi, luego sonriendo cuando enfocó un paquete de pañuelos desechables en la mesita de la sala, los cuales el rubio les había dejado ahí sin que lo notaran antes de marcharse.

Sounha se estiró a alcanzar los pañuelos y le ofreció a su padre antes de tomar uno también.

—No lo vuelvas a hacer— dijo el mayor mientras se limpiaba el rastro de lágrimas.—Nos tenías realmente preocupados— ella asintió, ahora comprendía la magnitud del peligro al que se expuso sin darle a conocer a nadie dónde estaría.—Y si quieres que te cuente la historia completa, será mañana, ¿bien? Ahora ya es muy tarde y debemos dormir.

Todo estaba técnicamente bien, habían hablado lo que debían y resolvieron sus problemas, pero Sounha tardó en conciliar el sueño en su cama, pues no podía dejar de pensar en que aún tenía algo pendiente con Jimin.

🍂

El sueño poco a poco dejaba de pesar en su cuerpo cuando escuchó puertas abrirse y cerrarse, las de la habitación principal, las de la alacena y la del congelador.

Anoche se había dormido más tarde, tanto por no conciliar el sueño fácilmente como por estar chateando con Minyeon, contándole todo lo que había pasado y también disculpándose con él por no haberle dicho nada de lo que planeó y por preocuparlo.

Pero el día ya había comenzado y se despertó cuando escuchó las cortas uñas de Jimin chocando contra su puerta dos veces.

—Pasa— dijo más dormida que despierta, tallándose los párpados con suavidad, pues le ardían aún.

El rubio asomó primero la cabeza, sonriéndole pequeño antes de entrar a la habitación.—Buenos días~— le saludó con voz gentil, acercándose hasta sentarse en la orilla del colchón.—Supuse que estarías igual que Yoongi hyung, así que te traje estas— y mostró un par de cucharas.

La chica las tomó y sintió la temperatura helada del metal, dejándolas sobre su buró.

Sonrió.—Gracias.

El mayor le devolvió el gesto, dio dos palmaditas en sus pies cubiertos por la manta y se puso de pie, dispuesto a salir de la habitación, o eso hasta que Ha le llamó.

—No te vayas.

El rubio se giró de inmediato y le miró atento.—¿Sucede algo, linda?

—Yo...— comenzó a decir mientras se sentaba sobre la cama, dejando aún cubiertas sus piernas y acomodándose la playera torcida de su pijama.—quiero hablar contigo.

Jimin asintió y se acercó de nuevo a sentarse en el colchón.—Dime.

—Quiero disculparme por haber mentido y... por cómo me comporté— habló jugueteando con sus pulgares, pero decidida.

—Oh...— No supo cómo responder a eso y se talló las manos en las rodillas, ordenando sus pensamientos.—Bueno, lo importante es que nada malo te sucedió, que no volverás a hacerlo, y que tu relación con hyung está mejor— señaló.—Y lo otro... no te preocupes, tienes razón. Yo no soy quién para invadir tu privacidad, nadie debe hacerlo y no fue correcto. Yo lo lamento, ¿sí? Así que no te preocupes por eso, está bien.

—No, no lo está— refutó ella de inmediato.—Y-yo no... no quise decirte eso.

Jimin sonrió pequeño y se inclinó a acomodar un mechón que estaba en el lado equivocado de su partidura, aunque, bueno, su cabello al recién despertar era un desastre que solo con sus dedos no iba a poder aplacar.

—Cuando estamos enojados hablamos sin pensar. Yo sé que quisieras no haberme dicho eso. Está bien, linda.

Ella negó.—Que no, no lo está— repitió.—Tú sí que eres alguien, es una gran mentira decir que no, oppa. Eres... eres alguien muy especial para mí, no debí decir eso.

El otro volvió a sonreír.—Lo sé, Sounie.

Pero la castaña seguía frustrada, intentado que el sueño reciente dejara de pesarle la lengua y buscando las palabras para darse a explicar.

—Es que... has estado para mí desde el primer día, durante diez años— comenzó a decir.—, siempre velando por mí y escuchándome, formando parte especial de mi vida y ayudándome a ser quien soy ahora. Incluso fuimos confidentes de la muerte del pececito de mi papá... cielos, la primera vez que oculté haber hecho algo malo fue contigo.

Jimin rio.—Que por cierto estuvo muy mal, no debí haberte enseñado eso.

La menor asintió de acuerdo y se relamió los labios antes de continuar.—El punto es que eres una de las personas más importantes de mi vida, oppa. Siempre has intentado ser un mejor ser humano conmigo y enseñarme a serlo en conjunto con mi papá.

Al bailarín le saltó el corazón en un fuerte latido y la punta de su nariz cosquilleó como cada vez que quería llorar, sintiéndose afectado por lo que la adolescente le decía mientras una sonrisita le temblaba en los labios.

—De unos años para acá comencé a sentirme molesta por el trato que me dabas, a pesar de que siempre me has tratado con cariño y dignidad, tal y como lo hace mi papá— Jimin se mostró confundido y preocupado. Sounha soltó una minúscula sonrisa, a sabiendas de que el rubio estaba pensando en que durante todo este tiempo "la ha hecho sentir incómoda".—Al principio no lo entendí, y cuando lo hice no quise ni siquiera contárselo a Yeonie o al tío Hobi... pero la verdad es que me he estado sintiendo molesta porque me tratas como tu hija, pero nunca he podido llamarte mi otro papá. Siempre he tenido un solo papá, y tú cruzas y te retrocedes de esa línea que te divide entre mi oppa y mi padre todo el tiempo. Y eso no me gusta, es como estar con un pie afuera y el otro adentro.

Jimin, nuevamente, no supo cómo responder lo que quería decir, cohibido por la confesión de la menor.

—Y-yo... lo lamento, Sounie... no lo sabía— fue lo primero que dijo, de cajón.

Se rascó el cuello y miró a todas las direcciones posibles menos hacia la castaña, aún afectado.

—He... he intentado no tomarme atribuciones que no me pertenecen, por eso jamás insinué algo como ser tu otro padre, nunca quise invadirte... pero creo que hay comportamientos para contigo que no puedo reprimirme— trató de comenzar a explicarse, sin aún poder mirarla directamente.—Puede que sientas que debes decir eso porque he estado contigo desde chiquita y eso... pero no es necesario que quieras considerarme así solo porque estoy con tu papá y porque he estado presente en tu vida desde hace mucho, o porque quieras disculparte por lo que dijiste ayer. No es necesario, linda.

Sounha negó con insistencia.—No es eso, quiero que seas mi otro papá— afirmó.—Quiero dejar de llamarte "Jiminnie oppa" y cambiar a "papá Jiminnie".

Con el corazón apretado y calientito, Jimin sintió más fuerte el cosquilleo en su nariz y sus ojos lagrimear.

—¿L-lo dices en serio? ¿Tú quieres ser m-mi hija?— la menor asintió.—Y-yo, yo... sí, por supuesto que adoraría que seas mi hija, Sounie... p-pero tu papá, debemos hablar con él y...

Sounha le interrumpió con un abrazo, sonriendo por la idea de que Jimin siempre los tomaba en consideración a los dos, a ambos Min. Y finalmente la espinita en su pecho que no la dejaba tranquila desapareció cuando sintió los brazos del rubio corresponder la muestra de cariño, sintiendo cómo temblaba de la emoción y sabiendo que seguro estaba apretando el gesto para no llorar.

—No es necesario que hablen conmigo— De pronto se escuchó la voz de Yoongi, quien estaba recargado en el marco de la puerta.

Jimin y Sounha soltaron su abrazo, ambos observándolo atentamente en espera de lo que fuera a decir, pero teniendo el presentimiento de que no sería nada negativo por la dulce sonrisa que les dedicó.

—No sabía por qué estaban tardando tanto en bajar a desayunar, así que vine a ver qué sucedía. Escuché todo y estoy de acuerdo— dijo el pálido, acercándose a ellos para abrazarlos.—Y estuve oyendo casi desde el inicio, así que también oí lo de mi pobre Pedro...— suspiró con una calma sospechosa.—Hoy los dos duermen en la cama de Holly y él dormirá conmigo.

La pequeña de Min tiene una familia que no es muy convencional, pero sí grande. Son casi diez tíos, de ellos solo comparte sangre con dos, y dos pares de abuelos -sin contar a los progenitores de su madre-, pero también tiene dos papás que la aman muchísimo, y un par más de abuelos.

¡Hola!

Bien, este es el final definitivo con un segundo extra de nueve mil palabras 👁👄👁

Gracias por leer esta historia, por los votos, los comentarios y por agregarla a sus bibliotecas. Todo eso me ha hecho muy feliz desde hace un año<3

Este es mi primer fic terminado, y aunque creo que puede ser mejor, me agrada el resultado. Siendo el primero pude aprender mucho, y estoy agradecida de que me hayan apoyado y acompañado en el camino.

También quiero agradecerle a Maru_126 porque gracias a ella me animé a publicar este fic. Incluso me apoyó con una parte de la narración en el capítulo OO<3

Hace casi tres años perdí a mi papá, y hay ciertas cosillas de él plasmadas en esta historia.

Espero les haya gustado el extra y deseo que siempre estén con bien<3

Nos leemos en otra historia, ¡cuídense mucho!💕🥰

Esto fue, La pequeña de Min.

—Adem🍂

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