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Extra O1

Con el cuerpo y la mente flotando, Jimin había alcanzado a escuchar el teléfono de Yoongi sonar desde el otro buró en la habitación.

Siendo más sueño que persona, el rubio se levantó un poco y se encimó en el cuerpo de Min para alcanzar el celular ajeno y desactivar la alarma. El mayor ni siquiera había soltado el más mínimo quejido por el cuerpo pesando en el suyo.

Cuando el sonido paró, Jimin dejó caer el celular en el buró y en su misma posición se acurrucó contra el calientito cuerpo de su novio, donde pudo pegar sus labios pomposos a la parte trasera del cuello del otro, sintiendo así el aroma de su piel que tanto adoraba.

Así se mantuvo unos momentos, abriendo y cerrando sus labios sobre la piel ajena, disfrutando del calor corporal compartido y de la suavidad de la cálida manta encima de sus cuerpos, hasta que se obligó a dejar la pereza de lado para despertar al otro.

—Yoongi...— le llamó con la voz cortada y ronca, no obtuvo respuesta y volvió a intentar, escurriendo su mano derecha hasta llegar al abdomen contrario para mover sus dedos encima como el rasgueo de una guitarra.—Hyung~ ya es hora de levantarse...— canturreó amable con su voz chocando sobre la tela que cubría el hombro del pelinegro.

En eso el pálido gruñó fastidiado y se volteó, abrazándolo con sus brazos y piernas, inmovilizándolo contra la cama en tanto decía quién sabe qué cosas entre balbuceos adormilados.

Jimin rio pequeño y con dificultad sacó su mano izquierda de entre su cuerpo y el del otro para llevarla a la mata de cabellos de Gi, serpenteando en sus hebras con cariño.

—Querido, es el cumpleaños de Sounie.

El rubio nunca se imaginó decirle así a alguien, pero una vez que conoció el dato de que a su novio secretamente le gustaba ese mote cariñoso no pudo soltarlo y ahora era natural que saliera de su voz.

Y como si le hubiesen dado una descarga de energía, Yoongi se despertó por completo y comenzó a estirarse hasta sentir tronar los huesos de su espalda y hombros.

—Ah, uno aparte de guapo es crujiente— esas fueron las primeras palabras del pálido en el día, haciendo carcajear al rubio.

Jimin entonces también procedió a estirarse y dejar atrás el sueño. El de ojos finos se sentó y luego se inclinó a besar la mejilla del menor, diciéndole "Buenos días".

Ambos con las huellas del sueño y las marcas de las almohadas en el rostro, salieron de la habitación y se dirigieron a la de Sounha después de haberse lavado los dientes. Abrieron la puerta con sigilo y se adentraron lentamente a pies descalzos hasta sentarse cada quien de un lado en el colchón. Yoongi estiró zurda hasta acariciar el dormido rostro de su hija y peinó sus cabellos antes de pellizcar suavemente su mejilla.

—Sounie~— le llamó con dulzura y sonrió enternecido cuando la vio fruncir el ceño, quejándose de la presión ejercida en su cara.—Preciosa, feliz cumpleaños— se inclinó y reventó varios besos en sus suaves cachetes.

—¿Mmh?— apenas hizo ella con el ceño fruncido, comenzando a ser consciente de los labios de su padre sobre su mejilla, del rastro de la barba creciente de este haciendo cosquillas en su piel, y los apretones juguetones que Jimin daba en los dedos de sus pies.

—Hoy cumples ocho años, mamita— le recordó el arquitecto.

La castañita, aún sin despertar del todo, sacó su brazo debajo de la manta e interpuso su mano derecha entre su rostro y el de su padre.—Tu barba me pica, papá...— refunfuñó ella y entonces el mayor frotó su barbilla con insistencia en su mejilla, riéndose cuando se quejó más fuerte.—¡Yah!~

El de mejillas abultadas vio a su pareja apartarse y ambos observaron a la menor bostezar profundo y estirarse para después tallarse los ojos en busca de quitarse el sueño de encima. Sounha se sentó y se pasó las manos por la cara hasta que paró abruptamente, acordándose del detalle importante.

Abrió los párpados de golpe y los miró con grandes ojos redondos.—Hoy es mi cumpleaños— dijo como si fuera el mayor descubrimiento.

—Ujúm— asintió el de labios pomposos con una sonrisa divertida.

Yoongi soltó una minúscula carcajada y la atrajo en un cariñoso abrazo.—Feliz cumpleaños, hija— habló en tanto acariciaba pesado con su mano en la espalda pequeña, haciendo ligera presión en sus hombros.

Ah, Soun amaba cuando su papá le masajeaba la espalda. Tras ambos llegar del horario laboral, había visto una vez a él y a Jimin abrazarse entre sí de una manera extraña que les hizo crujir los huesos de la espalda, dejándose flojos sobre los hombros del otro mientras que este hacía presión con sus manos juntas a lo largo de la columna. Así se tronaban la espalda entre sí, en ocasiones el crujir era abundante y en otras no tanto.

Por cansancio sucedía, le había explicado el rubio. Y como a ella abrazarle así podría lastimarla, Yoongi solía dejar pesadas sus manos sobre su espalda, hombros y cuello. Se había vuelto como una clase de tic, a veces Jimin podía ver al mayor darle ligeros masajes a la niña mientras veían televisión o iban caminando por la calle, una acción sin pensar que para padre e hija era ya muy natural.

Cuando Gi soltó a la de labios corazón, fue el turno del bailarín para abrazarla y desearle feliz cumpleaños, meciéndose a los costados para después picar sus costillas y escuchar sus primeras carcajadas del día.

—¿Qué quieres desayunar, preciosa?— preguntó el pelinegro una vez estaban en la cocina.

—Mmh... hotcakes, por favor.

Él asintió sonriente.—Hotcakes serán— y se puso manos a la obra. Siendo día sábado, entraba un poco más tarde a trabajar y tenía tiempo suficiente para invertir en el desayuno.

En eso entró Jimin, quien había estado buscando su cepillo dental.—Hyung, ¿sabes dónde dejé mi cepillo de dientes?

—Uh, en mi baño— contestó extrañado.—¿Por qué lo buscas? Ya te lavaste la boca.

—No no, el cepillo que me llevo a trabajar— explicó y el pálido hizo un "Aah" mudo en entendimiento en tanto hacía la mezcla para los hotcakes.

—Creo que está sobre el sillón individual en la sala, recuerda que ayer vaciaste tu bolso rápido cuando íbamos a salir por lo que nos faltaba.

—Es verdad, gracias— asintió y luego miró a la castañita.—¿Ya lavaste tus dientes, linda?— le dio el amable recordatorio y con un "Cierto, aún no" ella subió rápidamente al baño del pasillo en el segundo piso.

Estando ahí, Sounha no demoró en tomar su cepillo junto al dentífrico y comenzar limpiar sus dientes con atención.

Ya que ese baño era usado por ella, estaba decorado con el tema que tanto le gustaba, marino. Las paredes eran de un celeste pastel y estaban adornadas con dibujos de animales acuáticos por mano de su papá, el tío Kookie y Jimin.

Este último estaba en proceso de quedarse a vivir con ellos. Con casi dos años de relación, Yoongi había tomado la decisión de hablar con ambos al respecto, primero con Sounha antes de hacer cualquier cosa.

Ella había estado de acuerdo y muy emocionada, casi todos los días en su totalidad Jimin les acompañaba porque seguía cuidando de ella cuando su papá tenía trabajo fuera del horario habitual, así que la idea de tener a su oppa favorito ya con permanencia en su casa le pareció genial.

Sin embargo, ambos adultos decidieron hacer poco a poco ese cambio. Tenían muy en cuenta que Soun siempre había estado en compañía de Yoongi solo para ella, por lo que los celos serían inevitables. Y no se habían equivocado.

En la actualidad, la castañita tenía pequeñas batallas inofensivas contra Jimin respecto a quién tomaba primero la mano de Yoongi, a quién le besaba la frente, o quién dormiría en sus brazos. A pesar de que Ha tuviera su propia habitación, esta última batalla siempre terminaría en ella durmiendo entre los brazos de ambos como la niña consentida que era.

Y aunque hubiese risas en ello, Park siempre le dejaba claro a la menor que en la vida de Yoongi ella siempre iba a estar primero, y que él nunca intentaría quitar su lugar. La sola idea de hacer elegir a cualquiera de los dos Min, Jimin la detestaba. Amaba tanto al par, que no se perdonaría siquiera hacerles sentir a alguno de los dos que él estaba en medio. Eso jamás, primero se fracturaba los huesos.

El proceso de que el rubio se fuese a vivir con ellos estaba por terminar. En ocasiones pasaba el día en la casa y se iba a la noche o viceversa, por algunos días seguidos o intercalados. Yoongi y Jimin siempre tomaban en consideración lo que sentía y opinaba Sounha, pues no querían hacerla sentir invadida o que su pensar importaba menos.

Hasta el momento no ha habido grandes inconvenientes, por lo que la llegada definitiva de Jimin a la casa era muy cercana.

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—Que les vaya bien— dijo Yoongi cuando orilló el auto frente al establecimiento de Hope World, torciéndose un poco en el asiento para dar una mirada a las dos personas que tanto adoraba.

Jimin fue el primero en bajarse del carro con su bolso sobre su hombro y abrió la puerta para Soun, ayudándola a descender al tomar su mano y colocarle su mochila sobre sus hombros.

—Que te vaya bien a ti también, hyung.

—Suerte en el trabajo, pá.

Los dos se despidieron con una sonrisa y el arquitecto les mandó un beso antes de poner en marcha el vehículo y abrirse a la calle para irse al trabajo.

Jimin ofreció su mano a la niña y cuando esta la tomó se encaminaron hacia la entrada del edificio, saludando amables a los guardias y a la recepcionista que ya bien les conocían. Se adentraron al elevador y subieron al tercer piso, donde contigua a la sala que ocupaba Jeon estaba la del rubio.

Después del incidente en el antiguo establecimiento de Namjoon, tanto este como sus trabajadores -entre ellos Jimin- tuvieron que buscar una nueva entrada económica.

Park había tenido dificultades para conseguir empleo, pues a pesar de tener experiencia en trabajos bajo presión y referencias, no le devolvían la llamada. Eso había sido un problema para él y su hermano menor, pues Jihyun no podía costear todos los gastos del departamento con sus ingresos.

Yoongi se había ofrecido a prestarles algo de dinero para completar pero Jimin se negó rotundamente, sin embargo, en secreto le había pedido una pequeña ayuda a su padre, quien con gusto le había prestado un poco más de lo necesario. Luego de eso su comunicación con él fue un poco más frecuente que antes.

Un día, como el sol que era, Hoseok llegó y le propuso que entrara a trabajar en Hope World como ayudante de Jungkook a la hora de enseñar, pues su grupo de niños era el más numeroso ya.

Tiempo después, Jimin sugirió abrir una clase de danza contemporánea -su área- dirigida por él mismo, y recibió luz verde. Hacía unos meses de ello y ya había logrado reunir su grupo de dieciocho nenes, incluso algunos eran pequeños de los cuales alguna vez había sido niñero o lo seguía siendo, como los gemelos Choi.

Durante las primeras horas de la mañana, Jimin ensayaría con sus niños, pues una exposición estaba a dos semanas próximas e iban a participar, sería la primera vez que sus alumnos bailarían en un escenario frente a personas y eso lo tenía muy emocionado. Mientras tanto, Sounha estaría ahí acompañándoles y podía bailar con ellos para no quedarse sentada aburrida, ya antes había sido así.

—Buenos días, Joheon y Warin— saludó cantarín al par de nenes que ya se encontraban estirando por su cuenta, usualmente ellos dos siempre llegaban antes.

Unos diez minutos más bastaron para que la sala de prácticas fuera llenándose rápidamente y así el ensayo comenzó.

🍂

—¡Jimin oppa apúrateeee!— canturreó la castañita sentada en el borde de la cama de su padre, esperando a que el rubio saliera del baño para que le ayudara a colocar un collar en su cuello que ella no lograba abrochar con sus deditos.

En el interior del baño, el bailarín quería darse de golpes contra la pared, no lograba idear una forma de sacar su regalo o esconderlo ahí para que la niña no lo viera. Ah, debió haberlo envuelto antes de dormir para que el arquitecto se lo diera a Seokjin y así ella no lo viera.

Después de volver de Hope World, ambos habían regresado a la casa para bañarse y alistarse para el festejo de ocho años de Sounha. Jimin creyó que podría tener listo su regalo misterioso en tanto la menor se alistaba, pero él había tardado un poco más preparándose y ella había sido más rápida. Tuvo que correr a esconderse en el baño con su regalo cuando escuchó sus pasitos acercándose.

Finalmente le brilló la idea de esconder la caja de mediano tamaño dentro del mueble del lavabo, donde se guardaban rollos de papel, jabones y shampoo.

Ya el objeto escondido, salió del baño y la de labios corazón no tardó en acercarse para extenderle su collar.

—¿Por qué tardabas tanto? ¿Estás enfermo del estómago?— preguntó ella con verdadera preocupación, aunque causando unas risas en el niñero por sus suposiciones.

—Algo así, me duele un poco el estómago pero nada grave— mintió en tanto tomaba el collar que constaba de una cadena que guindaba un dije de almeja y una pequeña perla.

Una vez que le colocó la cadena y ella estuvo satisfecha por cómo le lucía junto a su vestido corto, Jimin la mandó a la sala, diciéndole que en breve le alcanzaría y entonces podrían irse.

Su vestido era de tul color lila muy clarito, casi podría pasar por blanco a vista lejana. Al final de su falda tenía una mezcla de colores azules, mentas y turquesas, y estaba decorado con adornos de estrellas de mar y perlas. La hija menor de los señores Woo, Yunseo, se dedicaba a la confección y le había hecho el atuendo como regalo de cumpleaños.

Cuando la de ojitos redondos ya no estuvo en la habitación, Park suspiró y se adentró al baño de nuevo para sacar de su escondite el objeto secreto. Torció los labios al tenerlo entre sus manos, era una caja algo grande y no podría esconderla fácilmente de la niña, pero luego sonrió cuando vio el bolso que llevaba a las prácticas en el suelo del vestidor, así que lo tomó y ahí metió el regalo.

Se dio una última mirada en el espejo, cerciorándose de que su imagen estuviera en orden, y tras colgarse el bolso en el hombro salió de la recámara y bajó rápido las escaleras, Ha le esperaba sentada en la sala.

—¿Por qué llevas tu bolso?— preguntó al notar que lo traía consigo. Iban a su fiesta, ahí no lo necesitaría.

—Lo dejaré en el auto de tu padre para después que vaya al departamento traer aquí dentro unas cosas que necesito— explicó sencillamente, como si no fuese la gran cosa, luego le hizo un ademán hacia la puerta con la cabeza.—Anda, ya es hora de irnos, linda.

Jimin aún no tenía un auto, pero casi, ya había empezado a reunir dinero y le faltaba poco para ello, por lo que tuvieron que buscar y abordar un taxi libre. El conductor era un hombre mayor de presencia amable que no había tardado en halagar la bonita imagen de la niña, dando así pie al inicio de su charla, donde les hablaba de su hija y su nieta, de lo preciosas que eran y de lo juguetonas que solían ser de pequeñas.

—Usted dice las cosas como un cuenta cuentos, señor— señaló Sounha con una risita curiosa.

El conductor le miró por el espejo retrovisor y alzó a cejas.—¿Verdad? Mi hija me decía eso. Ah, y un día mi nieta necesitaba llevar a un adulto al kínder para que leyera un cuento a todo los niños del salón, así que yo fui— relató animadamente el mayor antes de concentrarse de lleno en la calle. Dio un par de vueltas y luego frenó, se torció un poco en el asiento y les miró sonriente.—Listo, han llegado a su destino... y ten un feliz cumpleaños, niña.

Soun y Jimin agradecieron y se bajaron del vehículo, el cual se marchó cuando el rubio pagó el viaje en taxi.

La celebración del cumpleaños de la castañita era en el actual establecimiento de Namjoon, un restaurante con ligera temática acuática que mantenía la esencia de su negocio anterior, con shows sorpresa cada cierto día y varios de sus antiguos empleados. El pelimorado de hoyuelos también tenía cierto gusto por lo marino, en especial por los cangrejitos, así que cuando hubo cercanía con la hija de Yoongi, no tardaron en sacar un extenso tema para sus charlas. Además, ¡a ninguno le gustaba el helado de chocomenta!

Tomados de la mano entraron al lugar y cerca del fondo en la esquina derecha estaba el especio de celebración, decorado por los tíos como a Sounha le encantaba. Luego un grupo de once niños salió de la nada y corrió a abrazar a la cumpleañera.

—¡Feliz cumpleaños, Sounha!

Jimin sonrió y les dio especio, alejándose cuando vio que echaron carrera hacia el pequeño patio externo del lugar, uno al que también se habían encargado de decorar y colocar unos cuantos juegos. Ahí afuera estaba la pareja Kim, se cercioraban de que ningún infante tuviese un accidente, además de estar acompañados por tres padres de familia.

El bailarín vio a su novio cuando este alzó su mano derecha, haciéndole la seña de que se acercara. Cuando estuvieron frente a frente, el pálido no tardó en abrazarle por la cintura y plantarle un pico duradero en los labios. Por el horario no había comensales, pues abrían más tarde, así que no dudaban en darse muestras de afecto sin temor a ser juzgados.

—Hola, te extrañé— murmuró Yoongi sobre sus labios, haciéndole sonreír a lo grande con ese calorcito en su corazón que siempre causaba.

—Hola— respondió y besó sus comisuras fugazmente antes de que sus cuerpos se separaran, sin embargo la mano del arquitecto se mantuvo suavemente contra su cintura. Siempre se tocaban sutilmente, era una dulce maña entre ellos.—Traigo el regalo guardado dentro del bolso, fue toda una odisea que Sounie no se diera cuenta— le contó risueño, sujetando la correa sobre su hombro.—¿Dónde dejaste tu regalo? Para ponerlo junto al tuyo.

—El mío no puede estar aquí, lo traeré cuando sea hora de que ella los abra— respondió.—Pero déjalo junto a esos—le señaló la mesa, donde había bolsas y cajitas de regalo que los amigos de Sounha habían traído.

Jimin dio un vistazo lento a la decoración y entonces se topó con la mesa en la que los señores Woo junto a sus dos hijas estaban platicando amenamente con los padres de Yoongi y su madre. Los seis notaron su presencia y le sonrieron en saludo antes de que la pareja se acercara.

Park Hyesun había logrado el divorcio con Choi Kyunshi y decidió por irse a vivir con Jihyun durante un tiempo indefinido. Pasó varios años lejos de sus hijos por culpa de su ex, así que no tardó en querer estar cerca de ellos de nuevo.

En cuanto a los adultos, la celebración se basó en estar al pendiente de los infantes y atenderlos en todo momento mientras charlaban y bromeaban un poco. Los niños, por otro lado, fue pura diversión y jugar en el patio.

—¿Y ya se van a casar?

La pregunta de la señora Woo hizo toser a la pareja Minimini cuando se ahogaron con sus salivas, y Hyojin se carcajeó, abrazando a su yernito con ternura. Ahora los dos eran inseparables, no como al inicio que ella se la pasaba molestándolo.

—Apenas viven juntos, mamá— dijo Woo Yunseo con una sonrisa divertida.

—Pero yo me casé un mes después de vivir con Hyunseok— comentó Donghae, la hija mayor de los Woo, apretando su mano en torno a la de su esposo.

—¡Exacto!— exclamó Jungwei.

Los Woo y los abuelos Min comenzaron a parlotear al respecto, hablando de sus bodas y anécdotas de lo que hicieron antes o después de casarse. Mientras los demás en la mesa hablaban, Yoon y Jimin se miraron confidentes, siendo observados de reojo únicamente por la señora Park.

—¿Te gustaría casarnos en un futuro?— preguntó Gi en voz baja para que solamente el rubio le escuchara.

El bailarín asintió pequeño, sintiendo su piel erizarse con el simple hecho de pensarlo.—¿Qué tal en Malta?

—¿Malta?

—Ujúm... nunca he ido, pero dicen que es un lugar muy bonito.

El pálido sonrió y se inclinó a besarle la mejilla, manteniendo los labios pegados a su piel por unos instantes en tanto murmuraba:—Serás el más bonito en Malta— aceptó la idea.

Hyesun sonrió pequeño en silencio, satisfecha de ver a su hijo mayor compartiendo su felicidad con otra persona que también compartía la suya con él.

Las charlas tuvieron que parar cuando llegó la hora del pastel, todos se movilizaron rápidamente. La pareja Kim se encargó de los nenes, haciéndolos formar dos filas para entrar de vuelta al lugar y luego los acomodaron junto a Sounha en el centro de la mesa, controlándolos con ayuda de la señora Park para que no armaran alboroto o se fueran al patio para seguir jugando. Hoseok adquirió la tarea de llevar el pastel y Taehyung cargó con la pala, las velas y con los desechables, mientras que Jungkook hacía que los adultos se acercaran a la mesa decorada.

Yoongi tomó varias fotos y luego Yoonjae le pidió su celular para seguir tomando las fotografías para que él y Jimin se acercaran también. El momento de las fotos fue bastante largo, en realidad.

El de labios pomposos comenzó a colocar las ocho velitas sobre el pastel y una a una fue encendiéndolas, iluminando así la carita de Sounha. Cuando cada mecha estuvo ardiendo, los presentes comenzaron a cantar feliz cumpleaños.

Soun observó a su alrededor. Antes solo era ella con su papá, sus abuelitos y sus tres tíos, pero ahora también estaban Jimin con su hermano e incluso su madre, los oppas Nam y Jin, los señores Woo con sus dos hijas, sus nuevos amigos tanto de la escuela como los de la academia... ¡incluso Jinsan unnie estaba ahí!

Sin darse cuenta su círculo había crecido bastante. No, su familia.

Sintió un beso de su padre en sus sienes y salió de sus pensamientos.—Pide un deseo y sopla las velas, mami.

Ella asintió, juntó sus manitas como el tío Hobi le enseñó alguna vez, y deseó:

"Soy feliz con mi familia, pero quiero un perrito, por favor".

Luego sopló. Los vítores y aplausos no demoraron y ella sonrió alegre. Jimin comenzó a sacar las velas y Yoon le entregó la pala, ella la acomodó en donde quiso sacar la primera rebanada y le miró, el pálido asintió para darle a entender que su movimiento estaba derecho, y cortó.

De las demás rebanadas se encargó el pelinegro. Su novio y Soun le extendían los platos para que las sirviera en ellos y luego los pasaban a Hoseok, Taehyung y Jungkook para que los entregaran a los invitados, primero a los pequeños, quienes habían sido llevados y sentados en las mesitas que se habían puesto para ellos por Namjoon y Seokjin.

Jihyun con ayuda de su mamá se encargaba de colocar servilletas y cubiertos desechables a los niños, mientras que los padres de Yoongi servían y daban vasitos desechables con jugo mineral de naranja a los amiguitos de su nieta.

Y llegó el momento favorito de los niños: abrir los regalos.

Quizá para Soun la parte más emocionante era abrir las bolsas o romper las envolturas, esa adrenalina de saber qué hay dentro. Descubrió los presentes de sus amigos primero, luego los de la familia Woo, después los de sus tíos, los de sus abuelos, y al final los de Jimin y Yoongi.

—Y este es el mío— dijo el rubio, alcanzándole la caja para dársela.

La niña sintió curiosidad, no se le ocurría nada que pudiese ser, así que comenzó a rasgar el papel después de apartar el bonito moño.

Una caja era resguardada bajo la envoltura ya rota, y la examinó. Vio una imagen que le hizo inhalar sorprendida y comenzó a leer lo que esta decía.

—¡Es una lámpara!— chilló emocionada.—¡Un proyector!

Jimin sonrió contento por su reacción y señaló la parte de la caja que mostraba unas cuantas imágenes de distintos estilos.—Hay ocho tiras de figuras y gira 360 grados. Una de las tiras es de temática oceánica.

La niña sonrió en grande.—Me gusta mucho, gracias— agradeció guardando la caja en una de las bolsas de los regalos abiertos, la más grande.

—Muy bien, sigue mi regalo— anunció Yoongi en voz alta.—pero primero debo ir por él.

El arquitecto dejó con la duda a su hija y se marchó a un lugar que Soun no había visto, regresando unos cuantos minutos después con una caja grande entre los brazos, caminando lento.

La castañita recuerda que una vez su papá le regaló algo grande, había sido su bicicleta, pero esa caja no tenía forma de bici, así que estaba con la curiosidad picándole las costillas... oh, no, esperen, era Minyeon fastidiándola con que quería ir al baño pero no quería perderse la revelación del regalo misterioso, así que pasó su dedito en el glaseado y le embarró en la mejilla para que se estuviera quieto.

Yoongi colocó muy cuidadosamente la caja en el suelo y le hizo una seña.—Ven, acércate.

Sounha se bajó de su silla justo a tiempo para evitar que Yeon le embarrara de vuelta el cachete, y llena de intriga se acercó hasta su padre, quien acuclillado le abrazó con su brazo izquierdo el torso, besándole la frente.

—Tienes rato diciendo que te gustaría tener uno...— le dijo y entonces abrió la tapa de la caja, haciendo que las paredes laterales cayeran al suelo.

Una bolita de rizos cafés se dejó ver y Sounha jadeó sorprendida. El pequeño cachorro llevaba un moñito celeste en la parte superior de su collar y no había tardado en refugiarse entre las piernas de Yoongi, no acostumbrado a estar entre tantos humanos. Los sonidos y chillidos enternecidos de los presentes no se hicieron esperar.

El pálido tomó entre sus manos al perrito y le acarició la cabeza para calmarlo, hasta su cuerpecito temblaba un poco nervioso.

—Sounie, este pequeño de aquí fue rescatado y necesita mucha atención, responsabilidad, y sobre todo amor.

La niña, enmudecida, se acercó a cargar al perrito y sonrió en grande cuando se dejó hacer tranquilo de su tacto, como si dejara de sentirse nervioso con la cercanía de ella y su padre. Lo sostuvo entre sus brazos un poco más cerca y soltó una cuántas risitas encantadas por los bonitos rizos castaños de su pelaje, acariciándolo más.

Todos permanecían en silencio, presenciando lo bonito de la escena. Bueno, menos los infantes, que estaban muy emocionados por el pequeño can.

Ha luego miró a su padre.—¿Puedo llamarle Holly?

—Claro que sí, corazón.

🍂

—Sí, adiós pá... yo también te quiero— y colgó.

Se quedó mirando la nada y con un pequeño estremecimiento casi invisible clavándose en su pecho se guardó el celular en el bolsillo del pantalón. Soltó un suspiro y se talló el rostro con ambas manos, antes de finalmente decidirse por salir al patio.

Apenas abrió la puerta las carcajadas dulces de Sounha y los ladridos del cachorro envolvieron sus sentidos, haciéndole sonreír pequeño y destensarse un poco. Al salir cerró detrás de sí y caminó hacia su novio, quien estaba parado a la orilla del concreto de la cochera, mirando a la niña divertirse con Holly y sintiendo ese calorcito en su corazón siempre que la veía contenta y alegre.

Yoongi daría lo que fuera para que su hija siempre fuera feliz.

El rubio se posó a su lado y el arquitecto sin despegar la mirada le abrazó por la cintura, así ambos se recargaron en el otro mientras veían a las castañita batallar con el perro. Sounha está intentando enseñarle a hacer sus necesidades en los lugares indicados, pero con dos días de entrenamiento no había mucho cambio.

—¿Qué tienes?

—¿Yo? Nada.

—Estás enredando tu meñique en mi playera, tienes algo— le refutó Yoongi con paciencia.—¿Qué pasa, cielo?

Jimin sonríe por lo bien que le conoce el mayor.

—Papá me llamó— el otro asintió, ya conocedor de ello.—Y... dijo que quiere venir de visita— suspiró.—No lo he visto en años y también quiere conocerlos, a ti y a Sounie.

—Oh...

—Sí, "oh"— soltó en una risita nerviosa.—¿Qué piensas?

—Suena bien, creo— contestó de primeras.—No es que no quiera,— aclaró.—me tomó por sorpresa...

—A mí igual— se rio Jimin.

El arquitecto inhaló y exhaló profundo.—Dios, ya tengo miedo.

El rubio también sonrió, enternecido y enamorado, abrazándole más cerca y recargando su cabeza sobre su hombro en tanto observaba a Sounha siendo atacada por la euforia de Holly, repartiendo caricias distraídas sobre el abdomen del mayor.

—Espero caerle bien...

Jimin sonrió y se estiró a dejar un beso en su mentón.—Es algo gruñón y no está muy metido con el tema de la homosexualidad, pero lo acepta, es amable y tú la persona que su hijo ama, seguro que le agradarás.

🍂

—¿Lo ven?

Los demás se estiraron en sus lugares para ver entre el cúmulo de gente y negaron.

—¿Tú lo ves, preciosa?— preguntó Jimin tocando la rodilla de la niña para llamar su atención.—Viene vestido con una gabardina beige.

Sounha estaba sobre los hombros de Yoongi, por lo que podía ver un poco más allá que los demás gracias a la altura. Estiró su cuello y paseó su mirada por la gente que iba llegando del tren, achicando sus ojitos para no perderse ningún detalle. Entonces sonrió cuando reconoció al señor de las fotos que vestía como el rubio le había dicho.

—Jihyun oppa, dame el cartel. Ya vi a tu papá pero él aún no nos encuentra.

El chico le entregó el cartón blanco con el nombre de "Park Cheolji" escrito a plumón negro y la niña lo alzó en alto en espera de que el hombre lo viera.

Cheolji movía su mirada por todos lados para encontrar a sus hijos y su ex-esposa, y cuando estaba por moverse de su sitio para buscarlos fue que se topó con la encantadora chiquilla de ocho años sacudiendo el cartel de lado a lado para llamar su atención. No pudo evitar sentir una conocida calidez cuando la observó sonreír en grande para después sacudir su mano en un animado saludo a la distancia.

Conforme más se acercaba el señor, Yoongi lograba ver cada vez mejor a su suegro, notando el gran parecido de los hermanos Park con su progenitor, y sintiéndose cada vez más nervioso. El corazón le latía rápido y el estómago se le revolvió, entonces bajó a Sounie de sus hombros por temor a que se le cayera de los nervios.

El hombre llegó hasta ellos con sus maletas y de inmediato se acercó con una sonrisa enorme a sus hijos, aunque muy tímido. Tenía diez años sin verles en persona y no por una pantalla, no era para menos y no esperaba ser recibido con celebración, por lo que se sorprendió muchísimo cuando sus muchachos lo apresaron en un fuerte abrazo que le hizo desbordar unas cuantas lágrimas traicioneras.

—Perdónenme, chicos... en serio lo siento— murmuró con la voz quebrada en tanto sentía los cuerpos de sus hijos contra el propio, aspirando sus perfumes y sintiendo tan real la presencia de ellos frente a frente.

Jihyun fue el primero en separarse y le sostuvo las manos.—Vivir es ahora, papá— y ambos volvieron a abrazarle cortamente.

El hombre no tenía toda la culpa, en un principio la señora Park no les había permitido visitarle o viceversa gracias a que ella tenía la custodia total, pero cuando ellos crecieron tampoco buscaron reunirse con su progenitor y solo mantuvieron la conexión por llamadas y mensajes poco constantes. Hubieron varios problemas, pero la vida no era para siempre y decidieron afrontar el ahora y el futuro.

—Dios, Ji, estás enorme... no creí que estuvieras tan alto— dijo con voz sorprendida el mayor cuando volvieron a romper el abrazo, mirando hacia arriba a su hijo menor para después sostener la mejilla de su hijo mayor.—Y tú, Minnie... eres todo un adulto, cielos.

Entonces Cheolji desvió su mirada a Hyesun. La mujer le veía sin saber qué decir, con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Hola, Hye.

—Hola, Cheol... ¿qué tal tu esposa y tu hija?

—Bien, ¿y tú?

—Bien.

Silencio.

—Okay...— dijo Jimin con una sonrisa divertida.—Papá, hay dos personas especiales que presentarte.

Yoongi casi se hace en los pantalones cuando el mayor le miró, esperó que el re-encuentro de su suegro con sus hijos y su ex-esposa durara un poco más hasta calmar sus nervios pero no fue así.

—B-buenas tardes, señor Park— habló el pálido antes de hacerle una respetuosa reverencia que su hija imitó.—E-es un gusto conocerle, yo soy Min Yoongi, s-su novio de hijo, ¡no, d-digo! Hijo de su novio, ¡quiero decir novio de su hijo! Y-y... y, y ella es Min Sounha, m-mi hija.

—Papá, te están sudando las manos...— le dijo Soun en un susurro no tan discreto.

Cheolji rio divertido y le palmeó el hombro.—Tranquilo, muchacho... no estés tan nervioso, no te voy a sacar los intestinos o algo así— aseguró con voz jovial, entonces le atrajo en un corto abrazo.—Pero si lastimas a mi niño los primeros órganos que venda en el mercado negro serán tu hígado y tu corazón— le susurró antes de apartarse sonriente y palmearle el hombro amistosamente.

Yoongi se quedó petrificado y más pálido de lo normal en tanto el señor Park se ponía a la altura de la castañita.

—Y tú debes ser la encantadora Sounha, ¿verdad? Minnie me ha hablado sobre ti... él me dijo que te gusta mucho el mar, ¿me cuentas en lo que salimos de la estación?

La niña no tardó en sonreír emocionada, soltó la mano de su padre y tomó la del hombre mayor, entonces Hyesun y Jihyun comenzaron a caminar para salir de ahí. Sin embargo, Jimin antes tuvo que hacer salir de su shock al pelinegro.

—T-tu papá me dijo que... que, que ven-venderá mis órganos en el mercado negro...

Jimin soltó una risotada fuerte que le hizo inclinarse hacia su hyung, llamando la atención de la gente alrededor sin querer.

—No le hagas caso, no fue en serio— le calmó de primeras.—Nunca le había presentado a alguien y siempre quiso amenazar con eso a mi pareja incluso antes de saber que soy gay, solo cumplió su capricho— le besó la mejilla como consuelo y tomó su mano para hacerlo caminar.—Vamos, ya se nos adelantaron.

—Jimin.

—¿Mmh?

—Si tu papá me hace algo, quiero que sepas que te amo a ti y a Sounha más que dormir hasta tarde los domingos.

Y el rubio volvió a llamar la atención sin querer cuando una dulce y ruidosa carcajada salió de sus labios.

Holaaa jsjsjsjsj dos meses sin pasarme por aquí, ay qué pena

¿Cómo han estado? ¿Cómo les va? Espero que bien, yo ahí la llevo más o menos y ya estoy de vacaciones desde hace un rato c:

Tengo en mente hacer otro extra y ya sería el último, no sé si lo haga pero la verdad sí quiero jsjsjs trataré de concentrarme en ello, y después me pondría a editar todos los capítulos por los errores ortográficos y eso xd

No sé si lean Tree Hearts, pero he estado considerando mandarla a borradores para reescribirla por completo o ya de plano no sacarla de nuevo. No quiero hacer lo segundo, pero no me siento satisfecha con la historia y estoy estancada con ella:(

Otra cosa, el mes pasado saqué y terminé un mini fic Yoonmin omegaverse, para que se pasen a leerlo si aún no lo han hecho. Se llama "Nuestro color"👀

En fin, espero les haya gustado, que estén bien y con salud. Si ven algún error no duden en decirme💕

¡Cuídense muchoo!

Adem🍂

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