La pecadora y el tigre
Posiblemente Kouyo siempre tuvo razón, ella no debió jamás estar en la luz, mucho menos tenerla, al último no solo se quemó ella si no también él, Atsushi se esfumo, la felicidad que el mostró se la llevó, quedando una Kyouka solo y vacía.
Akutagawa fue capaz de lograr su cometido, llevarse al hombre tigre, y con eso la vida de él estaría condenada, la Izumi se pregunta porque al menos no pudo salvarlo a él, porque no logró siquiera una cosa buena en su pecadora vida, le arrebataron a aquel que le dio luz a sus ojos, solo quedó ella y su odio hacia ella misma, Yasha Shirayuki no tenía la culpa, solo era una habilidad que nunca supo usar, y por consecuencia perdió lo único importante en su vida, pensó que podía querer de nuevo, tener esos sentimientos que tuvo hacia sus padres después de perderlos, ella quería ser perdonada y querida, Atsushi le dio todo eso sin condición, pero no sirvió para nada pues no fue capaz de salvarlo, ni siquiera saldar la deuda.
-No te lleves a mi Luz.-Grito afligida, con heridas en su cuerpo, Rashomoon la había atacado, las bombas no sirvieron el barco llegó y la entrega fue hecha, los ojos opacos de Kyouka solo derraman lágrimas, mientras se pregunta que hizo mal, pensando en el hubiera, de haberse entregado desde un principio, de haberse separado de Atsushi cuando cayeron del tren, así su vida habría terminado, y el Nakajima jamás habría salido herido por su culpa.
Pero solo son pensamientos que no se harán realidad, las lágrimas se derraman, él ya no estaba, se fue y solo se quedó Kyouka con el demonio de ojos grises. -Vamos a casa.-Le volvió a decir, no tuvo miedo, ni siquiera tembló cuando Akutagawa la tomo del cabello y la lanzó a donde estaba Higuchi ya con el bote salvavidas, cayó pero no le dolió, solo está su mirada pérdida, cubre su lamentable rostro ahogando su llanto, maldiciendo su existencia, nadie ya la recibirá, la agencia no aceptará a alguien que no fue capaz de proteger a uno de sus miembros, merece está vida, jamás conocerá el descanso eterno.
Entonces se castigará sirviendo a la port mafia, las muertes que provoque siempre la van a atormentar, nunca tendrá paz, no se la merece.
...
-Kyouka, bienvenida a casa.-La Ozaki la miró con tristeza, al final ella no pudo ser salvada, tan triste que se repita la historia, solo la abrazo, Kyouka no hizo nada, no correspondió tan solo acepta la oscuridad, si tan solo lo hubiera hecho desde un principio, ese ser tan maravilloso aún estaría.
-He regresado.-Dijo, su voz quiere quebrarse pero no tiene derecho a llorar, ya no merece desahogarse, se auto castiga, así es como debe de ser su vida.
-Tu kimono quedó estropeado...-Le dice la mujer, después para mirar a Akutagawa molesta. -No te preocupes te daré uno nuevo... Vamos debes de lavarte y curen tus heridas.-Obedece.
Tenía razón Kouyo, debió haberle hecho caso, pero al ser ambiciosa con la esperanza esto le pasó, la única persona que le queda es esa mujer que también entiende la tristeza de haber pedido a alguien, que se quemó con la luz tentadora.
Los días pasaban lentamente para ella, en la espera de que alguien fuerte llegará al fin para matarla, pues también creía el hecho de que no merece morir tan fácil ni mucho menos en paz, quiere terminar de la misma manera que Atsushi, era su manera de pedirle perdón, Kyouka siempre tenía entre sus manos aquel peluche de conejo que ganó él para ella, aún permaneciendo con la salpicaduras de sangre del Nakajima, podía quitarlas, pero no quería, era su único recuerdo que tenía, lo abrazaba mucho, le había puesto de cariño "Shōko", llevándolo a las misiones, ganando a veces burlas de los que enfrentaba aunque no duraban gracias a Yasha Shirayuki, normalmente nunca peleaba con alguien al menos si es un usuario de habilidad.
Dazai y compañía trataron de hacerla volver, que no era su culpa lo que pasó con Atsushi, ella por un momento se vio tentada por tocar la luz de nuevo, pero imágenes del Nakajima sufriendo se proyectaron, muerto, con los ojos vacíos y sangre por todos lados, sus manos manchadas de esta misma, y después a los demás también con el mismo destino, todo porque la quisieron ayudar, salvar, sus ojos dejaban ver todo el miedo y desesperación que sentía, los prefería lejos, no cometería de nuevo la estupidez de tener esperanza, así estaba bien, sola con Shōko.
Alguien apareció, lo suficientemente fuerte como para haber dejado herido a Akutagawa, Kyouka se enteró y con eso su emoción de querer enfrentarse a esa persona, y así tal vez morir de una vez por todas.
Tuvo que irse a escondidas, Kouyo no quería que participará en eso, la mujer se preocupa por ella, pero la Izumi aunque la respeta, quiere al fin recibir su castigo, pero encontrar a esa persona le tomó tiempo, al parecer es un usuario de habilidad demasiado peligroso ni él mismo puede controlarse, y solo es liberado cuando se quiere crear caos.
Pero después de todo lo pudo encontrar, su cuerpo tembló al verlo, las palabras no salían de su boca, sus ojos se abren grande, no puede creer lo que está viendo, abraza fuertemente a Shōko, él está aquí, se pregunta si es su mente jugando con ella, pero no es así, enfrente suyo está la persona que amó y no pudo salvar, Atsushi, pero se veía demasiado diferente, ropas negras, sus brazos y piernas permanecían en su forma de tigre, además de tener cola, había pelo en su cara junto con rayas negras, ojos amarillos y colmillos que se pueden ver, se pregunta si está transformando, apenas diría algo hasta que él le gruño y se acercó peligrosamente, con la intención de atacarla con sus garras, no reaccionó pero Yasha Shirayuki si, lo detuvo con su espada antes de que siquiera tocará a la Izumi. -Atsushi... Soy yo.-Dijo sus palabras son lentas y bajas, pues aún no puede creer que este vivo, está feliz, pero no entiende porque se comporta así, como si no la reconociera, más bien como si no fuera el mismo, pues Yasha tienen que seguir atacando para que no se acerque a la Izumi, ahora que recuerda los informes decían que el grupo se podía catalogar como terroristas, que los conocían gracias a que en el pasado hicieron un trato, Atsushi fue entregado a ellos. -Kyouka, tu y yo... Yo no pude salvarte.-Es ignorada, solo sigue gruñendo, tratando de hallar una apertura para atacarla, es seguro que la quiere matar, pero la Izumi no tiene miedo, en cambio solo quiere saber quién le hizo esto a una persona tan pura como él.
Su habilidad encontró una oportunidad para matarlo. -¡No lo hagas, alto!.-Al dar tan arriesgada orden el Nakajima tuvo oportunidad de acabar con Yasha que desapareció, gritó, parecía furioso aún cuando ganó, sin duda es como una bestia salvaje, rápido sus ojos van hacia la joven del kimono, ella no retrocede, aún cuando ve como la garra de él va hacia su rostro.
Pero por reflejo usó su cuchillo para detenerlo, aunque si alcanzo a dejar un rasguño en su mejilla, soltó a su conejo, para después intentar controlarlo. -Acaso no me recuerdas, a los demás, al menos sabes quién eres.-No hay respuesta, tan solo más gruñidos y gritos, el Nakajima con su otra garra la lanzó lejos haciendo que se estrelle con una pared, pero en ese instante apareció Yasha para amortiguar tal golpe, aún así la sangre se veía en su kimono, le causó una herida al lanzarla.
Entonces sintió de nuevo mucha culpa, porque esto le pasó al Nakajima gracias a ella, ya ni siquiera es una persona, y si los informes no se equivocan se ha convertido en un asesino, lo mancharon, todo para lograr sus ambiciones, y no era justo que Atsushi terminará así, la única persona con tal destino debió ser ella. -Lo lamentó.-Esas eran las palabras que no pudo decir en el pasado. -Lo lamento mucho.-Se levantó muy apenas, el Nakajima al verla de pie fue hacia ella, seguramente para dar el golpe final, Kyouka lo aceptará, era justo, ella le arruinó la vida.
Pero también piensa que al menos debería intentar arreglarlo, pero no sabe si tal cosa se puede, después de todo ya no parece poder regresar la conciencia de Atsushi, aún así quiere de nuevo tener esperanza, no por ella, si no por él, estaba preparada para que la atacará pero inesperadamente se detuvo.
Sus ojos amarillos se quedaron viendo aquel peluche de conejo, realmente todos sus recuerdos fueron borrados después de que le hicieron tantas cosas atroces y así crear a la máquina asesina perfecta y semi-inmortal, ya ni siquiera sabía su nombre, pero por alguna razón ver a ese peluche lo hizo sentir tranquilo, y a la vez nostálgico, vio a la joven que se acercó poco a poco, no le prestó atención pues tomo al conejo entre sus garras, ya no gruñía en cambio está más tranquilo.
Pronto Kyouka ya estaba cerca de la bestia que observa con mucha curiosidad al conejo, lentamente acercó su mano a la garra de Atsushi, el solo levantó su vista por un segundo. -¿Lo recuerdas?... Tu lo ganaste para mí, ese día que yo debí morir.-Habla aunque él no parece entender nada. -Yo fui muy feliz realmente, estaba tan agradecida contigo, quería estar a tu lado, pero todo salió mal y te condene.-Dice entre sollozos que trata de parar, este no es momento para sentirse mal, el único que tiene derecho es Atsushi eso cree Kyouka.
El levantó su mirada nuevamente, miró a la de ojos opacos, parecía que en cualquier momento derramará lágrimas, no la recuerda, pero su garra fue al rostro de ella, creyó que la acabaría, pero está termino en su mejilla, intentando acariciar, pero lo único que hizo fue causarle dos rasguños grandes en su mejilla, sangra, pero Kyouka ni se inmuta, pronto ve un collar que usa Atsushi, no lo había notado antes, pues apenas está parpadeando, se pregunta si será un localizador, mientras él está distraído con el peluche ella acercó su mano al collar, buscando si hay alguna manera de quitarlo y averiguar si es lo que cree. -Ugh.-Se escucha un quejido proviniendo de la Izumi, es la herida que le provocó Atsushi, hasta ahora se da cuenta que no para de sangrar.
Trata de olvidar el dolor y seguir averiguando qué es el collar, se queda atónita y molesta, es una bomba, no puede creer que le hayan hecho tal cosa. -Ah--.-Parece que quiere decir algo, pero solo salen sonidos que no entiende, de repente se escucha un fuerte pitido que no para, aturde los oídos, incluso pone al Nakajima ansioso, sabe bien que viene del collar, y entiende que esa es la cuenta regresiva.
-No te preocupes, no estarás solo ya.-Le sonríe, abraza, aunque la bestia está ocupada tratando de ya no escuchar el ruido, cubriendo sus oídos y quejándose sin parar, no nota que Kyouka lo está abrazando, pero eso a ella no le importa, solo estar a su lado, está vez no fallara.
La luz iluminó aquel sector, todo quedó destruido, heridos y muertos habían, un mensaje que dejó ese grupo para el país sacrificando a su gran arma de matar, o eso pensaron.
Con la ayuda de Yasha Kyouka pudo deshacerse de la bomba y escapar antes de que los liquidarán, huyó lejos, esa fue su decisión, irse de Yokohama y los conflictos que no paraban gracias a personas que quieren el control, se llevó a Atsushi que aún no vuelve en si, tal vez nunca lo haga, pero al menos quiere darle una vida feliz, después de todo el Nakajima siempre dijo que apreciaba su vida, y la Izumi piensa cuidar de esta.
Poco a poco le enseño a leer y escribir, a comer adecuadamente, aunque su apariencia nunca cambio, pero siempre y cuando esté bien no importa su apariencia, aunque conseguirle ropa fue algo difícil, pero los demás estaba bien, era como un niño que empezó a aprender cosas nuevas, le hubiera gustado ayudar para que también recordara pero por más que intentó no habían resultados, aún así siguió adelante, Atsushi ya se controlaba, no había necesidad que estuviera encerrado en casa (pues normalmente atacaba sin discriminar) y como no quería Kyouka que los localizarán tuvo que mantenerlo a raya, hasta que logró progresar con el Nakajima para que volviera algo de su humanidad, estaba muy feliz de verlo mejor, siempre con ese peluche en brazos, le gustaba tanto, y aunque tenía un significado especial para Kyouka se lo regaló a Atsushi, lo tenía todo el tiempo con él, le recordaba a ella.
-Kyouka...-Le escuchó pronunciar su nombre, creyendo que la recordó (pues la solía llamar Crepa aún cuando le dijo su nombre tantas veces, incluso los de la agencia), pero se llevó la sorpresa que hablaba con el peluche.
-¿Que dijiste Atsushi?.-La volteo a ver, él le mostró el peluche.
-Se llama Kyouka, me gusta ese nombre.-Y por primera vez la Izumi derramó lágrimas de alegría, abrazo al Nakajima que estaba en el suelo, tan solo viendo el cielo, le gustaba mucho, le decía que se sentía libre cuando lo veía.
-¿Crepa estas bien?.-Le preguntó, el dulce y amable chico tigre, se separó lentamente para después asentir.
-Yo soy muy feliz... Gracias por estar a mi lado.-Le dijo, el Nakajima tan solo le dio palmadas en la cabeza a la Izumi, que seguía llorando pero sonriendo, hasta se había sonrojado, el solo podía pensar que Kyouka y Crepa se parecían mucho.
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¡Viva el AtsuKyou! 💗💗💗💗💗
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