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Entrenando juntos

Izuku Midoriya, conocido por todos como Deku, y Ochaco Uraraka entraron al gimnasio de la U.A. preparándose para una sesión de entrenamiento intenso. Sin embargo, al verse, ambos se detuvieron un momento. Deku, siempre atento, notó una ligera sombra de preocupación en los ojos de Uraraka.

"Hola, Uraraka," saludó Deku con una sonrisa, tratando de animarla. "¿Lista para entrenar?"

Uraraka devolvió la sonrisa, aunque de manera un poco forzada. "¡Hola, Deku! Sí, claro... lista como siempre."

Deku frunció el ceño ligeramente, percibiendo que algo no estaba del todo bien. "¿Todo está bien? Pareces un poco preocupada."

Uraraka suspiró, bajando la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con los ojos de Deku. "Es solo... que últimamente he estado pensando en muchas cosas. La presión de ser una heroína, mis responsabilidades, y cómo todo eso afecta a mi familia. Es mucho para manejar a veces."

Deku asintió, entendiendo perfectamente lo que ella sentía. "Te entiendo. Ser un héroe no es fácil, y siempre hay mucho en qué pensar. Pero recuerda, no estás sola en esto. Todos estamos pasando por lo mismo, y podemos apoyarnos mutuamente."

Uraraka sonrió un poco más genuinamente esta vez. "Gracias, Deku. Eso significa mucho para mí. ¿Y tú? ¿Cómo te has sentido con todo lo que ha pasado últimamente?"

Deku se quedó pensativo por un momento antes de responder. "He estado bien, pero también ha sido difícil. Trato de mantenerme fuerte por todos, pero a veces es difícil no sentirse abrumado. Especialmente con todo lo que pasó con All Might y el descubrimiento de mi Quirk."

Uraraka lo miró con empatía. "Debe ser mucho para ti, tener que lidiar con eso. Pero debo decirte, Deku, que admiro mucho tu determinación y tu corazón. Siempre das lo mejor de ti y eso es inspirador para todos nosotros."

Deku se sonrojó un poco, rascándose la nuca. "Gracias, Uraraka. Tus palabras significan mucho para mí. Intento hacer lo mejor que puedo, no solo por mí, sino por todos ustedes y por la sociedad que protegemos."

Ambos se quedaron en silencio por un momento, apreciando la compañía mutua y la comprensión que compartían. Luego, Uraraka rompió el silencio.

"Sabes, a veces es bueno simplemente detenerse y hablar. Nos ayuda a recordar por qué hacemos lo que hacemos y a mantenernos enfocados."

Deku asintió. "Tienes razón. Deberíamos hacer esto más a menudo, tomarnos un momento para hablar y apoyarnos. Porque al final del día, somos un equipo y nos necesitamos unos a otros."

Uraraka sonrió ampliamente. "Sí, un equipo. Y como equipo, ¡vamos a ser los mejores héroes que podamos ser!"

Deku devolvió la sonrisa, sintiendo una renovada energía y determinación. "¡Así es! ¡Vamos a entrenar duro y a dar lo mejor de nosotros!"

Con renovado ánimo y un entendimiento más profundo el uno del otro, Deku y Uraraka se dirigieron hacia las máquinas de entrenamiento, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara, sabiendo que podían contar con el apoyo del otro.
El gimnasio de la U.A. estaba en silencio, con la luz del sol filtrándose a través de las grandes ventanas y reflejándose en los equipos de entrenamiento. Deku y Uraraka, después de su conversación, decidieron intensificar su entrenamiento con una pelea de práctica sin usar sus Quirks, enfocados en mejorar sus habilidades en artes marciales.

"Vamos a hacer esto, Uraraka," dijo Deku con una sonrisa, ajustando sus guantes. "Será una buena forma de mejorar nuestra técnica."

Uraraka asintió, adoptando una postura defensiva. "¡Estoy lista! Vamos a dar lo mejor de nosotros."

Comenzaron a moverse en círculos, midiendo la distancia entre ellos y buscando una oportunidad para atacar. Deku lanzó un puñetazo rápido, que Uraraka esquivó con agilidad, contrarrestando con una patada que Deku bloqueó a tiempo.

"¡Buen movimiento!" exclamó Deku, sorprendido por la rapidez de Uraraka.

"Gracias," respondió Uraraka, concentrada. "Pero aún no he terminado."

La pelea continuó, ambos mejorando sus habilidades, concentrándose en cada movimiento, cada golpe y cada defensa. Sin embargo, después de varios intercambios rápidos, ambos cometieron un pequeño error de cálculo. Uraraka lanzó un puñetazo que Deku intentó esquivar, pero su pie resbaló, perdiendo el equilibrio.

Deku cayó hacia adelante, intentando amortiguar la caída con sus manos, pero Uraraka, sorprendida por la repentina pérdida de equilibrio de Deku, también tropezó. En un abrir y cerrar de ojos, ambos cayeron al suelo, uno encima del otro.

Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Deku y Uraraka se encontraron cara a cara, con sus rostros apenas a unos centímetros de distancia. El corazón de Deku latía con fuerza, sintiendo el calor del cuerpo de Uraraka tan cerca del suyo. Los ojos de Uraraka se abrieron con sorpresa, pero rápidamente sus mejillas se tiñeron de un suave color rosado.

"D-Deku..." murmuró Uraraka, su voz apenas un susurro.

Deku sintió un nudo en la garganta, sin saber qué decir. "Uraraka, yo... lo siento, no quería que esto pasara..."

Uraraka negó con la cabeza, sus ojos reflejando una mezcla de emociones. "No te disculpes, Deku. Fue solo un accidente."

Ambos se quedaron en esa posición unos segundos más, el silencio del gimnasio llenando el espacio entre ellos. Pero en ese momento, algo cambió. Una chispa, un sentimiento que ambos habían ignorado hasta ahora, comenzó a florecer.

Finalmente, Deku se movió lentamente, ayudando a Uraraka a levantarse. "¿Estás bien?"

Uraraka asintió, aún con las mejillas sonrojadas. "Sí, estoy bien. ¿Y tú?"

"También estoy bien," respondió Deku, rascándose la nuca nerviosamente. "Creo que deberíamos tener más cuidado la próxima vez."

Uraraka sonrió tímidamente. "Sí, tienes razón. Pero... estoy contenta de que hayamos tenido esta práctica. Me ha ayudado a darme cuenta de algo importante."

Deku la miró con curiosidad. "¿De qué hablas?"

Uraraka tomó una respiración profunda, decidiendo ser valiente. "De que, a veces, necesitamos más que solo entrenamiento físico. Necesitamos entendernos mejor, no solo como compañeros de equipo, sino también como amigos... y quizás algo más."

Deku sintió su corazón saltar un latido. "Uraraka, yo también... he estado pensando en eso. En lo importante que eres para mí, y en cómo no solo quiero protegerte como héroe, sino también estar a tu lado en todo momento."

Ambos se miraron a los ojos, una conexión profunda formándose entre ellos. En ese instante, comprendieron que su relación había dado un paso adelante, más allá de la amistad y la camaradería.

"¿Te gustaría... salir conmigo alguna vez, fuera de la U.A.?" preguntó Deku, su voz llena de esperanza y nerviosismo.

Uraraka sonrió, su corazón latiendo con fuerza. "Sí, Deku. Me encantaría."

Con una nueva comprensión y un sentimiento renovado en sus corazones, Deku y Uraraka se prepararon para continuar su entrenamiento, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro para apoyarse y crecer juntos, tanto como héroes como en su incipiente relación.
El gimnasio de la U.A. estaba casi vacío cuando Izuku Midoriya y Ochaco Uraraka regresaron esa noche para una sesión de entrenamiento adicional. El ambiente era distinto al de la mañana; las luces suaves del gimnasio creaban una atmósfera más íntima y tranquila. Ambos sabían que su relación había cambiado después de su caída accidental y la conversación que siguió.

"Es raro estar aquí tan tarde," comentó Uraraka mientras ajustaba sus guantes. "Pero supongo que tendremos el lugar para nosotros solos."

Deku asintió, tratando de concentrarse en su calentamiento. "Sí, es una buena oportunidad para entrenar sin distracciones."

Comenzaron a entrenar, moviéndose a través de ejercicios básicos y técnicas de combate. Sin embargo, Deku no podía evitar que sus ojos se desviaran hacia Uraraka cada pocos minutos. La forma en que su cuerpo se movía con gracia y fuerza mientras entrenaba era hipnotizante. Notaba cada detalle: cómo su cabello se balanceaba ligeramente, la determinación en sus ojos y la firmeza de sus movimientos.

Uraraka, por su parte, se percató rápidamente de las miradas de Deku. Cada vez que levantaba la vista, lo veía observándola, lo que hacía que su rostro se calentara y su corazón comenzara a latir más rápido. Intentaba concentrarse en sus ejercicios, pero cada vez se ponía más nerviosa.

"Deku, ¿todo está bien?" preguntó finalmente, deteniéndose para tomar un trago de agua y tratando de calmarse.

Deku se sobresaltó al ser descubierto, sintiendo que su rostro se sonrojaba. "¡Sí, sí! Todo está bien. Solo estaba... um, asegurándome de que tu técnica fuera correcta."

Uraraka no pudo evitar soltar una risita nerviosa. "Gracias, Deku, pero me parece que te has asegurado demasiadas veces."

Deku rió también, rascándose la nuca. "Lo siento. Es solo que... es difícil no notarlo. Quiero decir, estás entrenando muy bien."

Uraraka sintió cómo sus mejillas se ponían aún más rojas. "Gracias, Deku. Es agradable saber que lo notas."

Se quedaron en silencio por un momento, ambos tratando de encontrar las palabras adecuadas para continuar. Finalmente, Uraraka decidió romper la tensión.

"¿Sabes, Deku? Creo que deberíamos hablar sobre lo que ha cambiado entre nosotros," dijo, tratando de sonar lo más tranquila posible.

Deku asintió, su rostro aún sonrojado. "Sí, creo que tienes razón. Desde lo que pasó esta mañana, he estado pensando mucho. Me doy cuenta de que... mis sentimientos por ti son más fuertes de lo que pensaba."

Uraraka se acercó un poco más, sintiendo el valor crecer en su interior. "Yo también he estado pensando, y siento lo mismo. Eres muy importante para mí, Deku. No solo como amigo y compañero de equipo, sino también de una manera más... especial."

Deku sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y felicidad. "Me alegra escuchar eso, Uraraka. Porque también siento lo mismo por ti. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para apoyarte, tanto en nuestras batallas como en nuestra vida diaria."

Uraraka sonrió, su nerviosismo desapareciendo lentamente. "Gracias, Deku. Eso significa mucho para mí. Y quiero que sepas que también estaré aquí para ti, siempre."

Con esa comprensión mutua y una nueva claridad en sus corazones, continuaron su entrenamiento. Aunque Deku seguía notando lo hermosa y fuerte que era Uraraka, ahora sentía una conexión más profunda y sincera con ella. Uraraka, por su parte, se sentía más segura y cómoda, sabiendo que los sentimientos entre ellos eran recíprocos.

Al finalizar su entrenamiento, ambos se sentaron juntos en el borde del ring, mirando las estrellas a través de las ventanas del gimnasio.

"¿Te gustaría que cenáramos juntos después de esto?" sugirió Deku, mirándola con una sonrisa.

Uraraka asintió, su corazón lleno de alegría. "Me encantaría, Deku."

Y así, con una nueva chispa de amor encendida entre ellos, se dirigieron a su primera cita informal, sabiendo que era solo el comienzo de algo especial y duradero.
La noche avanzaba, y el gimnasio de la U.A. seguía iluminado por las suaves luces que creaban un ambiente íntimo. Después de hablar sobre sus sentimientos y entender que su conexión había crecido, Deku y Uraraka se miraron con una nueva intensidad en sus ojos.

"¿Qué te parece si practicamos un poco más de combate cuerpo a cuerpo?" sugirió Deku, intentando mantener la calma, aunque su corazón latía rápidamente. "Como la última vez, sin Quirks."

Uraraka asintió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. "Sí, me parece una buena idea. Necesitamos mejorar nuestras habilidades físicas."

Ambos adoptaron sus posiciones de combate, pero esta vez había una tensión palpable en el aire. Deku intentó concentrarse en sus movimientos, pero cada vez que se acercaba a Uraraka, sentía una descarga eléctrica recorriendo su cuerpo. Uraraka, por su parte, también estaba más consciente de la cercanía de Deku, lo que hacía que su corazón latiera con fuerza.

Deku lanzó un puñetazo suave, que Uraraka bloqueó con facilidad. Sin embargo, cuando contraatacó con una patada, ambos se movieron torpemente, tratando de no rozarse demasiado. La incomodidad y la atracción entre ellos eran evidentes.

"¿Todo bien, Deku?" preguntó Uraraka, intentando mantener la concentración mientras sus mejillas se sonrojaban.

"Sí, sí, todo bien," respondió Deku, tratando de calmarse. "Solo... estamos un poco nerviosos, ¿no?"

Uraraka asintió, sonriendo tímidamente. "Sí, un poco. Pero es normal, ¿verdad?"

Deku asintió, y ambos se prepararon para continuar. Sin embargo, cada vez que se acercaban, la tensión crecía. En un momento, Uraraka intentó esquivar un golpe de Deku, pero tropezó ligeramente. Deku, al intentar ayudarla, perdió el equilibrio también, y ambos cayeron al suelo, una vez más, uno encima del otro.

Esta vez, la caída fue más lenta, casi en cámara lenta. Deku se encontró nuevamente mirando los ojos de Uraraka, tan cerca que podía sentir su respiración. Uraraka, con el rostro sonrojado, intentó decir algo, pero las palabras no salieron.

"Deku..." susurró Uraraka, su voz temblando ligeramente.

"Uraraka..." respondió Deku, sus ojos fijos en los de ella. "Yo... lo siento, otra vez."

"No, no te disculpes," dijo Uraraka, sonriendo suavemente. "Creo que es nuestra... nueva forma de terminar los entrenamientos."

Ambos rieron nerviosamente, pero la risa pronto se desvaneció en un silencio lleno de electricidad. Deku, sintiendo el valor crecer dentro de él, se inclinó un poco más cerca, su corazón latiendo con fuerza.

"Uraraka, yo... realmente me importas," dijo Deku en un susurro. "Y no quiero que este sentimiento se quede solo como algo no dicho."

Uraraka sintió una oleada de emociones, y sin pensar demasiado, cerró los ojos y se acercó a Deku, sus labios encontrándose en un beso suave y lleno de ternura. Fue un momento breve, pero lleno de significado y sentimientos profundos.

Cuando se separaron, ambos estaban más sonrojados que nunca, pero sonreían. "Creo que... eso fue mejor que cualquier entrenamiento," dijo Uraraka, riendo suavemente.

Deku asintió, todavía un poco aturdido por lo que acababa de suceder. "Sí, definitivamente mejor."

Se levantaron del suelo, ayudándose mutuamente, y se miraron con una nueva comprensión y una conexión más profunda.

"¿Volvemos a intentar el entrenamiento?" preguntó Deku, aunque con una sonrisa traviesa.

Uraraka sonrió, su nerviosismo reemplazado por una alegría y confianza renovadas. "Claro, pero esta vez, intentemos no tropezar."

"De acuerdo," respondió Deku, riendo. "Aunque, si tropezamos de nuevo, no me importaría en absoluto."

Con esa broma, ambos se prepararon para continuar, sabiendo que su relación había dado un paso significativo. Entrenaron con más confianza, aunque la chispa entre ellos seguía presente, haciendo cada momento juntos especial y lleno de promesas para el futuro. El gimnasio de la U.A. estaba envuelto en un silencio casi reverencial mientras la noche avanzaba. Las luces suaves y el eco de sus propios movimientos eran lo único que acompañaba a Izuku Midoriya y Ochaco Uraraka. Después de su primer beso, ambos sentían una conexión más profunda, pero también una tensión palpable que no habían experimentado antes.

"¿Qué te parece si hacemos algo diferente esta vez?" sugirió Uraraka, su voz temblando ligeramente por la audacia de su idea.

Deku la miró con curiosidad, notando el rubor en sus mejillas. "¿Diferente? ¿A qué te refieres?"

Uraraka respiró hondo, tratando de calmar los nervios. "Podríamos entrenar... solo en ropa interior. Así podríamos concentrarnos más en nuestra técnica y en cómo nuestros cuerpos se mueven."

Deku sintió su corazón saltar un latido, pero asintió, confiando en la sugerencia de Uraraka. "Está bien, si crees que eso nos ayudará a mejorar, lo intentaré."

Ambos se dieron la espalda para cambiarse, respetando la privacidad del otro. Cuando se volvieron a encontrar, la vista de Uraraka en su ropa interior dejó a Deku sin aliento. Sus ojos recorrieron su figura, notando cada detalle con una mezcla de admiración y atracción. Uraraka, por su parte, no podía evitar mirar a Deku, viendo su musculatura bien definida y sintiendo un calor que subía por su rostro.

"Estamos listos," dijo Uraraka, tratando de mantener la compostura. "Vamos a dar lo mejor de nosotros."

Comenzaron la pelea, acercándose y alejándose con movimientos precisos. Sin embargo, la proximidad de sus cuerpos semidesnudos hacía que cada toque, cada roce, se sintiera cargado de electricidad. Deku lanzó un golpe, que Uraraka esquivó hábilmente, pero al girar para contrarrestar, su piel rozó la de Deku, enviando una corriente de deseo a través de ambos.

"Deku, estás mejorando mucho," comentó Uraraka, su voz más suave de lo habitual.

"Gracias, Uraraka. Tú también lo estás haciendo increíble," respondió Deku, sin poder evitar mirar sus ojos, su cuerpo, cada movimiento.

Cada vez que se acercaban, la tensión sexual aumentaba. Sus respiraciones se aceleraban, no solo por el ejercicio, sino por la cercanía del otro. En un momento de distracción, Deku tropezó ligeramente, y al intentar estabilizarse, se agarró del brazo de Uraraka. Ella también perdió el equilibrio, y ambos cayeron nuevamente al suelo, esta vez en una posición aún más íntima.

Deku quedó encima de Uraraka, sus cuerpos casi pegados. La piel desnuda de ambos irradiaba calor, y el contacto era innegablemente excitante. Deku pudo sentir el aliento de Uraraka contra su cuello, y su mirada encontró la de ella, llena de deseo y vulnerabilidad.

"Uraraka..." murmuró Deku, su voz ronca y cargada de emoción.

"Deku..." respondió ella, susurrando mientras sus ojos brillaban. "No puedo dejar de pensar en ti... en nosotros."

Deku no pudo contenerse más. Se inclinó y besó a Uraraka con más pasión que antes, sus labios encontrándose en un beso ardiente y lleno de deseo. Uraraka respondió con igual intensidad, sus manos deslizando por la espalda de Deku, sintiendo cada músculo, cada latido de su corazón.

La intensidad del momento hizo que ambos se olvidaran del entrenamiento, concentrándose solo en el otro. El beso se profundizó, sus cuerpos se movían juntos, explorándose con un deseo creciente.

Finalmente, se separaron, sus respiraciones entrecortadas y sus corazones latiendo al unísono. "Creo que esto... fue más intenso de lo que esperaba," dijo Deku, sonriendo mientras miraba a Uraraka.

Uraraka asintió, sus ojos llenos de afecto y deseo. "Sí, definitivamente lo fue. Pero me alegra que haya pasado. Nos ha acercado aún más."

Se levantaron lentamente, ayudándose mutuamente. "Quizás deberíamos... vestirnos de nuevo y continuar el entrenamiento," sugirió Deku, aunque no pudo evitar mirar a Uraraka una vez más.

"Sí, creo que sería lo mejor," respondió Uraraka, sonriendo tímidamente. "Pero esto fue... especial. Y me alegra haberlo compartido contigo."

Ambos se vistieron nuevamente, pero la tensión entre ellos no desapareció. Al contrario, había crecido, pero ahora estaba acompañada de una nueva comprensión y una promesa tácita de que su relación seguiría evolucionando. Con una sonrisa y una mirada cómplice, continuaron su entrenamiento, sabiendo que lo que habían compartido era solo el comienzo de algo mucho más profundo y significativo. La noche había caído sobre la U.A., y el gimnasio estaba completamente vacío. Solo las luces tenues iluminaban el espacio, creando un ambiente íntimo y privado. Izuku Midoriya y Ochaco Uraraka habían vuelto para otro entrenamiento nocturno, pero la tensión entre ellos se había vuelto insoportable. Ambos sabían que algo más estaba a punto de suceder.

"Es raro estar aquí tan tarde otra vez," comentó Deku mientras se estiraba. "Pero me gusta la tranquilidad."

Uraraka asintió, tratando de ocultar su nerviosismo. "Sí, es agradable. Nos da la oportunidad de concentrarnos más."

Comenzaron con ejercicios ligeros, pero pronto la tensión entre ellos se hizo evidente. Cada mirada, cada roce accidental, aumentaba la electricidad en el aire. Finalmente, después de un intercambio de golpes rápidos, ambos se detuvieron, respirando pesadamente y mirándose a los ojos.

"Deku..." comenzó Uraraka, su voz temblando ligeramente. "No puedo... seguir ignorando lo que siento cuando estamos tan cerca."

Deku dio un paso hacia ella, su corazón latiendo con fuerza. "Uraraka, yo también siento lo mismo. Esta tensión... esta atracción... es imposible de ignorar."

Se quedaron en silencio, solo sus respiraciones y los latidos de sus corazones llenando el espacio. Sin decir una palabra más, Deku se acercó a Uraraka, sus ojos llenos de deseo y ternura. Uraraka cerró la distancia entre ellos, sintiendo una mezcla de nerviosismo y excitación.

El primer contacto fue suave, sus labios encontrándose en un beso tierno pero cargado de emociones. Deku acarició el rostro de Uraraka con una mano, mientras la otra rodeaba su cintura, acercándola más a él. Uraraka respondió envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Deku, profundizando el beso.

La intensidad del momento creció rápidamente. Sus besos se volvieron más apasionados, y sus manos exploraron los cuerpos del otro con una mezcla de necesidad y cuidado. Deku deslizó sus manos por la espalda de Uraraka, sintiendo su calor a través de la ropa.

"Uraraka..." murmuró Deku entre besos, su voz ronca por el deseo. "Te deseo... tanto..."

"Yo también, Deku," susurró Uraraka, sus labios rozando los de él. "Quiero entregarme a ti... completamente."

Con una comprensión tácita, comenzaron a desvestirse mutuamente, sus manos temblando ligeramente por la emoción y el deseo. La ropa cayó al suelo, olvidada, mientras sus cuerpos se encontraban en un abrazo íntimo y ardiente.

Deku llevó a Uraraka suavemente al suelo, sus movimientos llenos de cuidado y adoración. "Eres tan hermosa," susurró, su mirada recorriendo cada centímetro de su cuerpo.

Uraraka sonrió, sintiendo una ola de amor y deseo. "Y tú eres perfecto, Deku. Quiero que este momento sea especial para ambos."

Sus cuerpos se encontraron en una unión perfecta, moviéndose juntos en un ritmo natural y armonioso. Cada caricia, cada susurro, estaba lleno de amor y deseo. El gimnasio se llenó de los suaves sonidos de su pasión, cada momento intensificando la conexión entre ellos.

"Te amo, Uraraka," murmuró Deku, su voz llena de emoción mientras sus movimientos se volvían más intensos.

"Te amo, Deku," respondió Uraraka, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad. "Eres todo para mí."

El clímax llegó como una ola, llevándolos a ambos a un estado de éxtasis compartido. Sus cuerpos temblaron juntos, y finalmente, cayeron exhaustos pero satisfechos, aún abrazados, sus respiraciones entrelazadas.

Permanecieron así, disfrutando de la intimidad y la conexión que habían compartido. Deku acarició suavemente el cabello de Uraraka, sintiendo una paz y felicidad que nunca había experimentado antes.

"Esto fue... increíble," susurró Uraraka, sus ojos brillando con amor mientras miraba a Deku.

"Sí, lo fue," respondió Deku, sonriendo. "No podría haber pedido un momento más perfecto."

Con una última caricia y un beso suave, se vistieron nuevamente, pero esta vez con una sensación de satisfacción y plenitud. Salieron del gimnasio juntos, sus manos entrelazadas, sabiendo que su relación había alcanzado un nuevo nivel de intimidad y amor.

Esa noche, mientras caminaban bajo las estrellas, comprendieron que habían encontrado algo especial y duradero. Una conexión que iba más allá de lo físico, un amor profundo y verdadero que los uniría para siempre.

El sol brillaba sobre la U.A. mientras los estudiantes se dirigían a sus clases matutinas. En el aula 1-A, la atmósfera era animada como siempre, con los estudiantes charlando y riendo antes de que comenzara la clase. Izuku Midoriya y Ochaco Uraraka entraron juntos, intercambiando una mirada cómplice y una sonrisa antes de sentarse en sus respectivos asientos.

Kirishima, siempre observador, notó algo diferente en sus amigos. "¡Hey, Midoriya! ¡Uraraka! ¿Han estado entrenando mucho últimamente? Se les ve... no sé, diferentes."

Deku y Uraraka se miraron rápidamente, sus rostros enrojeciendo al recordar la noche anterior en el gimnasio.

"Bueno, sí," comenzó Deku, rascándose la nuca nerviosamente. "Hemos estado entrenando en el gimnasio. Queríamos mejorar nuestras habilidades físicas."

Mina, sentada cerca, sonrió ampliamente. "¡Eso es genial! Pero, ¿por qué se ven tan nerviosos? ¿Pasó algo interesante?"

Uraraka se sonrojó aún más, pero trató de mantener la compostura. "Nada, solo... tuvimos algunas sesiones de entrenamiento intensas, eso es todo."

Bakugo, que estaba cerca, frunció el ceño. "¿Intensas? Tsk. Más les vale que hayan aprovechado bien el tiempo y no solo hayan estado tonteando."

Deku rió nerviosamente. "No, Kacchan. Nos aseguramos de trabajar duro. Fue... muy productivo."

Iida, siempre el más serio del grupo, ajustó sus lentes y los miró con curiosidad. "Es bueno ver que están dedicados a mejorar. El entrenamiento es esencial para nuestro crecimiento como héroes."

Mientras continuaban hablando, el recuerdo de su última sesión de entrenamiento inundó las mentes de Deku y Uraraka. Cada mirada y cada palabra intercambiada traía de vuelta la intensidad de sus momentos juntos en el gimnasio. La mezcla de vergüenza y felicidad era evidente en sus rostros.

Todoroki, notando el cambio en su comportamiento, intervino con una pregunta directa. "¿Algo más pasó en el gimnasio? Porque parece que hay algo que no están diciendo."

Uraraka, sintiendo que debía ser honesta aunque sin revelar todos los detalles, sonrió tímidamente. "Bueno, realmente fortalecimos nuestra conexión como compañeros de equipo. Eso también nos hizo más fuertes."

Deku asintió rápidamente, respaldando su respuesta. "Sí, nos entendemos mejor ahora, y eso nos ayuda a entrenar más eficazmente."

Kaminari, con su típica actitud relajada, levantó una ceja. "Suena a que se divirtieron mucho. ¿Hubo algo más que entrenamiento?"

Antes de que Deku o Uraraka pudieran responder, Aizawa-sensei entró al aula, terminando la conversación abruptamente. "Bien, es hora de comenzar la clase. Todos en sus asientos."

Con un suspiro de alivio, Deku y Uraraka se sentaron, tratando de concentrarse en la lección. Sin embargo, ambos sabían que la pregunta de sus compañeros seguiría ahí, esperando una respuesta más completa en algún momento.

Durante el resto del día, Deku y Uraraka intercambiaron miradas y sonrisas tímidas, recordando la noche en el gimnasio y sintiendo una conexión aún más profunda. Sabían que lo que habían compartido no era solo un momento de pasión, sino el comienzo de algo significativo y duradero.

Al final de la jornada escolar, mientras se dirigían a sus dormitorios, Kirishima se acercó a ellos una vez más. "Oigan, chicos. Los veo más unidos y confiados."

Deku sonrió, mirando a Uraraka con cariño. "Sí, Kirishima. Lo que hicimos definitivamente nos hizo más fuertes. En más de un sentido."

Uraraka asintió, sonriendo ampliamente. "Sí, hemos crecido mucho. Y estamos listos para seguir mejorando juntos."

Con una última sonrisa y una mirada compartida, Deku y Uraraka continuaron su camino, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían el apoyo y el amor del otro para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

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