- Es usted el tipo más despreciable que conozco, no sabe cuánto lo odio señor Kim.

- Pero bien que se olvida de eso cuando está gimiendo en mi cama y pidiendo más, señorita TN- me dio una mirada tan pícara que sentí mis piernas temblar.

- Además de eso es un grosero- estaba a punto de darle una bofetada.

- y puedo ser más grosero aún, si usted lo desea- me guiñó un ojo con altanería.

- En mi vida volveré a permitir que me toque un solo cabello.

Había ido a su oficina a dejarle claro que no quería que me buscara más, pero se acercó a mi y todo mi cuerpo tembló, es que solo él tenía ese poder sobre mi, de hacer que lo odie pero al mismo tiempo me rinda ante él sin impedimento.

- Si no quisieras que te toque no estarías temblando como lo haces en este momento, apuesto que está tan mojada como siempre- me tomó de la cintura con una mano y me atrajo hacia él, con su otra mano tocaba mi rostro dulcemente, acercándose a mis labios.

Solté un leve gemido en sus labios...

De repente se escuchó tocar la puerta- ¿señor, está ahí?