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Partitura #20: Sum 41 - With Me

I want you to knowWith everything, I won't let this goThese words are my heart and soul (I'll hold on)I'll hold on to this moment, you knowAs I bleed my heart out to showAnd I won't let go

Becca estaba muy emocionada por lo sucedería ese día, tenían ya todo planeado y estaban listos para recibir a los que serían sus hijos adoptivos.

Los hermanos que habían llegado de Boston, porque el orfelinato de allá ya no pudo darles un lugar. Tenían aproximadamente ya un año viviendo en los Ángeles; sus nombres eran Nick y April, de siete y cuatro años respectivamente.

El niño Nick era rubio, con ojos verdes, alto para su edad y muy reservado no le gustaba hablar casi con nadie más que con su hermana y cuando iba Christopher o Becca se la pasaba platicando con ellos de libros e incluso de caricaturas ya que a la rubia le gustaba mucho el anime y las cosas japonesas, también amaba el básquet bol, era un chico muy competitivo en ese deporte, le fascinaba.

Por su parte April era una princesa sacada de Disney, le encantaba dicha compañía y soñaba con tener una recamara de todas las protagonistas de los cuentos de hadas de dicha compañía. Siempre lo había deseado por que jamás lo había podido tener, también le gustaba mucho la actuación.

Ese era otro de sus sueños, poder aprender a hacerlo, ser una estrella famosa del cine, siempre que podía ensayaba los libros que podía leer de teatro para su edad, versiones muy resumidas de los clásicos como Romeo y Julieta, o cuentos de Dr. Seuss, pero muchas veces los otros niños la llegaban a molestar por que se veía rara.

Y eso por obviedad creaba conflicto con su hermano que siempre la cuidaba, sentía que esa era su responsabilidad después del accidente de carro que tuvieron sus papás hace más de tres años, que era la razón por la que estaban en el sistema de orfanatos de EUA.

Después de aquel terrible siniestro, ninguno de sus familiares se quiso hacer cargos de ellos, los veían como una carga a pesar de que se sabía que sus padres habían sido muy buenos con todas las personas de su familia, algo que dejó intrigados a muchos de los trabajadores de dicho sistema.

Esto todo lo sabía la pareja, y los puso triste de que ninguna persona quiso hacerse cargo de ellos, pero a la vez felices porque ahora ellos podrían cuidarlos como era debido.

Tenían recursos más que suficientes para hacerlo y siempre darles todo lo que quisieran, estaban cumpliendo con esto el sueño de ambos, que pareciese que se les había arrebatado hace más de ocho meses, que fue el tiempo aproximado que empezaron a socializar más con aquellos niños.

Empezaron a sentir una gran conexión, de cierta manera les recordaban a Becca cuando estaba sola.

Algo que también habían hecho era buscar escuelas para ellos, querían que tuvieran la mejor educación del mundo. Querían que fueran personas de bien y que salieran adelante siempre, les iban a dar las herramientas necesarias para ello, para que se pudieran defender del mundo que estaba cada día más podrido.

No dejarían que se dieran por vencido en ningún momento, y mucho menos que no tuvieran oportunidades.

Llegaron al orfelinato y Christopher bajó del carro para ayudar a bajar a su pareja, cerrando el auto después. Estaban listos para dar este paso y querían hacer todo por aquellos niños que ganaron sus corazones. A pesar del dolor que sentían aún por aquel aborto espontaneo, ellos sabían que no se podían quedar estancadas y con dolor por lo que había sucedido, debían seguir adelante a pesar de todo.

—¿Cómo te sientes Becca? —preguntó Chris.

—Nerviosa, muy nerviosa, amor, pero feliz a la vez, tenemos todo preparado en la casa y ellos amaran todo lo que hicimos.

La sonrisa de Becca era genuina, se notó cómo irradiaba felicidad y estaba lista para poder ser la madre de esos pequeños.

Caminaron hacia la entrada del orfanato para dirigirse a la oficina de Maila quien ya los estaba esperando en esos momentos, con una amplia sonrisa en sus labios.

Alex estaba con ella.

—¡Hola, chicos! ¿Cómo están? —su jovial voz hizo que la pareja se sintiera bienvenida al lugar.

—Hola amigos —dijo Alex.

—¡Hola Maila, Alex! Estamos bien, ¿Ustedes qué tal? —preguntó Becca.

—Todo bien, los niños están muy felices de todo lo que han hecho ustedes y la banda por todos ellos, les dieron muchas esperanzas de poder seguir adelante en todo aspecto —Maila sonrió mientras este Alex puso su mano sobre el hombro de la chica.

Esto extrañó un poco a los chicos.

—A estamos saliendo —dijo Alex riendo.

—¡Wow! ¡Genial! Me alegro mucho por ustedes —dijo Chris mostrando genuina felicidad.

—¡Se ven muy bien juntos! —aplaudió Becca.

—Gracias a los dos, igual eventualmente Fabian les avisará de él y de Ana —sonrió Maila.

Esto puso muy feliz a la otra pareja que los demás integrantes ya estuvieran saliendo sentimentalmente con alguien.

—Y lo de los niños, nos alegra verlos felices a todos, créenos que nos causa mucho regocijo verlos mejor que hace unos meses y más con aquel imbécil diputado fuera de la jugada podemos darles una vida digna a todos los chiquillos de aquí —comentó Chris.

—Si ustedes no hubieran llegado en esos momentos a nuestras vidas, no sé qué hubiera sido de nosotros, de verdad gracias.

Los tres sonrieron muy complacidos.

—Bien, ahora, ya hice todo el papeleo para que puedan adoptar a April y a Nick — sacó un folder con algunos papeles —. Estas son las actas de adopción, si gustan verlas.

Se las dio la chica y fueron tomadas por Becca quien era la más versada en ese tema y leyó todo con detenimiento.

Lo analizó y sonrió al ver que todo estaba en orden, de hecho, sintió ciertas mariposas al ver su nombre en la parte inferior de las actas junto al de Christopher, era todo un sueño hecho realidad.

—¡Todo esta perfecto! —se lo mostró a su novio quien esbozó una sonrisa al ver lo feliz que era su chica.

—¡Excelente! Ahora sólo queda firmar el documento.

Maila le dio un bolígrafo a cada uno de los chicos, Becca firmó primero el documento de Nick y Chris el de April, para después cambiar y cada uno firmar el faltante.

Se voltearon a ver con una felicidad inmensa plasmada en sus rostros, lo habían logrado, no había manera de describir lo que sentían los jovencitos en esos momentos. Era su sueño hecho realidad y más que nada todo lo que estaban por vivir los tenía muy emocionados.

—Es hora de traerlos.

Le dijo a una de las nuevas ayudantes que fuera por ellos, ya los tenía preparados para que fueran con sus nuevos padres.

—No han parado de hablar de que ellos serían adoptados, están muy contentos por ello —dijo la afrodescendiente.

—Eso nos pone muy felices a nosotros —sonrió Becca.

En ese momento la puerta de la oficina después de unos cinco minutos se abrió de nuevo, entrando la ayudante, seguida por los chiquillos, quienes traían sus mochilas con sus pocas pertenencias que poseían.

Al ver al músico y a su pareja se les iluminó el rostro, era cómo si les hubieran adelantado la navidad, sus ojos estaban brillando de adoración al ver a sus nuevos padres enfrente de ellos.

—¿Cómo están niños? —preguntó Chris.

April no respondió y corrió hacia donde ya estaba levantado el vocalista y se abrazó de sus piernas.

—¡Papá!

Era una simple palabra la cual había ocasionó que a Chris se le acelerará el corazón y una pequeña lagrima se le escapara, se volteó para ocultarla.

Por su lado, Nick se acercó caminando con cuidado hacía Becca parándose enfrente de ella, los ojos cafés de la chica se hundían en los verdes de Nick, ambos se sonrieron al estar ya a unos cuantos minutos de irse a vivir los cuatro juntos.

Los ojos de Nick parecieron relajarse, como si supiera que su hermana y el ya estaban a salvo.

—Gracias mamá.

Fue todo lo que dijo aquel niño rubio, y Becca sólo sonrió, haber escuchado aquellas palabras por parte del infante la hicieron sentirse muy feliz, sobre todo realizada ahora que podía llamar a esos niños sus hijos.

—Bienvenidos a nuestra familia, a su familia —dijo Chris quien ya había cargado a la pequeña April en sus brazos, mientras que el jovencito le dio la mano a Becca y la sostuvo, sintiendo en aquel momento que jamás quisiera soltarla, se sentía seguro en ella, su nueva mamá, de la mujer que sabía que los cuidaría a costa de todo.

—Pues todo está en orden en estos momentos chicos, si necesitan algo, no duden en decírnoslo —dijo Maila con un visaje de felicidad pintado.

Todos asintieron y ya estaban listos para irse a casa.

Fueron hacia el auto donde los adultos ayudaron a los niños a subirse y amarrarse con el cinturón de seguridad.

Comenzaron a manejar, hacia el pent-house donde ya les tenían preparados sus cuartos, estaban emocionados de ver la felicidad en los rostros de ambos.

—Gracias papis —era la voz de April.

Todo estaba en orden   

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