xxv
—Disculpa —Izuku toca el hombro de la última persona a la que deseaba hablarle el día de hoy, pero aquí está, tan nervioso por tener que hablarle al cornudo novio—, ¿sabes dónde está Kacchan?
—Katsuki no viene hoy, no tiene clases —responde Shōto, el novio, el legal, el que Kacchan presume de aquí a allá por ser la mejor pareja.
Qué terrible se siente por haberse cogido a su novio, pero bueno, qué se le puede hacer.
—No sabía eso.
—No te preocupes, si hay algo que quieras decirle puedo darle tu recado —¡pero qué amable!
No puede decirle que desea hablar con él por lo que sucedió en su casa, necesita ser sutil.
—Dile que me hable en cuanto me vea para hacerlo en solitario.
Qué respuesta tan rara.
—Ah..., está bien.
—Y felicidades por su noviazgo.
—Gracias, supongo.
—¿Supongo?
—Katsuki y yo estamos intentando algo, no significa que seamos novios y dudo mucho que lo seamos de nuevo.
—¿Ah?
—Por favor, tú le gustas.
Mierda, ¿es un buen momento para decirle que es el otro?
—¿Y por qué están intentándolo?
—Y a ti qué te importa.
—¡Qué borde!
—Si eso deseas decirle a mi casi novio, bien.
—¡Por eso no serán novios!
—Por ti, dah.
—¿Y cómo puedes estar con él sabiendo eso?
—Los gustos son pasajeros.
—¿Por qué siento que me estás declarando tu rival?
—Porque lo somos, Midoriya, no estoy dispuesto a cederte a Katsuki.
***
Amonos, hagan sus apuestas.
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