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—¡Mierda!
Katsuki se hace para atrás mientras se pone la mano al pecho. Se ha quemado con el cautín por andar pensando en la pelea que tuvo con su novio hace unos minutos. Todoroki se levanta a toda prisa y se mete en el cuarto del rubio mientras que Kirishima corre a la cocina.
—¡Kacchan! —el pecoso rápido salta a su lado—. Déjame ver tu mano, podemos solucionar esto —el rubio se la da. Está roja, por andar de distraído lo tomó de la parte metálica y no del mango.
Todoroki regresa y se sienta del otro lado. Trae consigo el botiquín de primeros auxilios que Katsuki guarda celosamente en su habitación. Izuku sabe que tiene uno en cada cuarto del departamento, aun así le sorprende que sepa en dónde se encontraba el más próximo.
—Kirishima, agua.
El pelirrojo sale de la cocina con un tazón lleno de agua, el rubio mete su mano dentro.
—No creí que me pasara esta mierda.
—Nos puede pasar a quien sea, Katsuki, sé más cuidadoso.
Izuku puede ver el cariño que el bicolor aún le profesa a su novio, puede ver esa dedicación de querer ayudarlo aunque la quemadura no sea la gran cosa. Mierda, él debería estar siendo el que ayude a su novio, no Todoroki.
—Me lo dice el que fue a humanidades.
—Estudié primeros auxilios en el instituto, no entiendo porqué siempre lo olvidas.
—No es como que te las des de médico siempre y es divertido porque te enojas —se burla Katsuki.
—Puedo amputarte la mano si sigues.
—Quiero ver eso, bastardo.
¿Por qué mierda parece que coquetean? Izuku siente que le hierve la sangre con sólo ver las risitas de su novio dirigidas a su ex.
—¿Te sientes mejor? —pregunta Kirishima.
—Sólo me quemé un poco, no es para tanto.
—Kirishima, toalla.
El pelirrojo le extiende la que tenían en la cocina, está limpia, por lo que no ve problema de que la usen. Todoroki saca la mano de Bakugō y con cuidado la seca.
—¿No debería estar húmeda? Quiero decir, estoy fabuloso.
—Te voy a vendar, no seas idiota.
—Pero estoy de puta madre.
—Mira, me vale, te acabas de quemar la mano y me preocupa mucho porque... —calla, Katsuki se da cuenta que se ha frenado porque justamente Izuku le mira con muy mala cara. Rápido la seca, le pone áloe vera en loción y pronto le ha vendado la mano.
—Todoroki.
—Olvídalo, me voy.
Toma su mochila, desconecta su cautin y pronto empieza a guardar sus cosas. El rubio se levanta aun cuando su novio se pregunta por qué le interesa tanto.
—¿Eh? —el pelirrojo lo mira sin entender—. Pero aun no acabamos...
—Ya es tarde, el viejo me va a cagar.
—Nunca te ha importado —insiste Katsuki—, quédate.
El bicolor se pone la mochila al hombro, se llevará el cautin en la mano porque sigue caliente. Suelta un estruendoso suspiro por lo que dirá a continuación.
—Bakugō, eres consciente que sigo sintiendo algo por ti, no quiero hacer sentir mal a Midoriya sólo porque quiero seguir expresando mis sentimientos hacia ti.
—¿Dejarás el proyecto así? —pregunta Kirishima.
—Llegó antes —sentencia Bakugō—, así que está bien —el rubio anda hacia el bicolor a la salida—. Regreso en un momento.
Y se retira detrás del ex ante la atenta mirada del actual novio.
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