Estaba molesto, mas bien frustrado. Lleva un mes detrás del trasero del rubio buscándolo una y otra vez como para que pudieran hablar de sus sentimientos, pero ahora todo se había complicado de la nada.

¿Había hecho algo mal?

Sea como sea, está en el departamento del rubio. Está más organizado, pero hay unas camisetas en el sofá que lo dejan inquieto.

Katsuki las recoge, las hace bola y las guarda dentro de un closet.

—¿Son tuyas?

—No, me tocó lavar la ropa y todavía no las doblo.

—Oh, eso suena muy... organizado.

—¿Traes condones?

El pecoso desvía la mirada, nervioso.

—¿Estás saliendo con tus exs de nuevo?

—Creo que aún tengo en mi habitación.

Eso fue un claro sí.

—¿Pasó algo con nosotros?

El rubio ha entrado a su habitación y el pecoso le sigue. Ve que saca de sus cajoneras una botella de lubricante que va por la mitad y una caja de condones ya empezada.

—No, ¿por qué?

—Creí que te gustaba.

—Me gustas, por algo vamos a coger.

—Ya, pero creí que de forma más como de novios y así.

Katsuki rueda los ojos.

—Me molesta que seas la perra buena, Deku. La que no rompe ni un plato, pero quema la ciudad entera.

—¿Por qué lo dices?

—¡Oh, vamos! Todos hablaban de que yo te estaba pervirtiendo.

—¿Cuándo pasó eso?

—Hay que estar sordo para no escuchar qué tantas veces se dijeron.

—No comprendo...

—Qué caballero me saliste.

—No, Kacchan, sé más claro.

—Que mientras estabas comiendome la boca, las porritas hablaban de nosotros, de como YO te me aprovechaba del SER MÁS PURO de la universidad, que me aprovecho de ser extremadamente PUTA para agarrar a los más varoniles del instituto y que le había puesto las "garras" al único que valía la pena, o sea, a TI.

Midoriya no comprende. ¿Kacchan se había ofendido por chismes?

—Pero ellos no saben...

—¡Claro que saben! Por algo me alejé, me sentía muy mierda que mientras a mí me señalaban como puta, a ti te tuvieran endiosado. Nunca callaste a las porristas, ni a tus compañeros, a nadie, me dejaste a mi suerte. Digno de un caballero, ¿no?

—Te alejaste un mes... ¿por qué no me lo dijiste?

—Estaba por contarte todo eso cuando me sentí más tranquilo, entonces te fuiste a tu juego con Shiketsu, ganaron y te cobraste el premio gordo.

—Kacchan, basta.

—No, no, querías hablar de ello, ¿no?

—¡Estaba frustrado!

—¡Vaya manera de descargar la frustración, te tiraste a todo el grupo de animadoras de la escuela y las de Shiketsu!

—¡Fue una apuesta!

—Pues yo no te vi taaaan sacrificado.

—Te habías alejado de mí, me sentía muy mal.

—Igual que Inasa.

El pecoso lo mira bastante sorprendido. ¿De dónde había salido tanta familiaridad?

—¿Lo conoces?

—Digamos que mientras tú te despachabas al premio gordo, él tuvo el del segundo lugar en las duchas.

***
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