No sabe que hacer, está asustado. Es obvio que Kacchan fue a tener un trío con pelos de incendio y bastón navideño.
Ha pasado un mes tras de eso.
No ha podido contactarlo, ni siquiera ha logrado que le conteste los mensajes. Visitarlo fue peor porque su vecino adoptó un perro y cada que lo ve lo orina.
Tampoco es como que lo haya hecho siempre, había tenido varios encuentros con los equipos rivales y bueno..., también tuvo algo de sexo con las porristas derivado a la frustración sexual y el rechazo.
¿Acaso mintió acerca de que le gustaba? Bueno, no hablaron acerca de amarse o ser novios, además el tal Kirishima dijo algo que lo dejó con los nervios de punta. ¿Había pasado algo de lo que no se enteraba?
No se concentra. Kaminari termina pasándole el balón por la cabeza dejándolo en el piso. Bien, si las cosas seguían así perderían el siguiente encuentro con los de Shiketsu.
—¿Estás bien, Midoriya? —el pecoso mueve la mano restándole importancia—. Fiu, creí que te había dejado tonto.
—Un poco más y lo logras.
Midoriya se despeina y se medio levanta la camiseta, acalorado. El suelo está fresco al menos.
—Bah, Deku siempre es un idiota.
Levanta la cabeza. Kacchan está ahí frente a él mirándole prepotente. Ya no es tan rubio, las puntas de su cabello oscilan entre el naranja y el rojo quemado. Piercings; dos en cada hélice, uno más en el lóbulo. Un tatuaje que sobresale en su cuello. Lo que más le llamó la atención fue la vestimenta. El crop top negro de cuello alto, los pantalones militares, las botas negras cortas.
Pero, sobretodo, el bulto que antes tanto amaba ya no estaba. Era como si Katsuki hubiera abortado a su pequeño bebé de caca. Ahora estaba un estupendo vientre bien trabajado.
—Hey.
—Quiero coger.
***
La pancita ha desaparecido u.u Dulce anda triste.
***
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