—Soy gay.

—Mientes.

—¡Que soy gay!

—¡Uuuuy, se ve, has puesto la polla en más vaginas de lo que tienes de dedos!

Sí, también a Katsuki se le antoja Izuku, cómo mierdas no. Babea cada que lo ve alzarse la camisa, sólo quiere babosearle el estómago de lavadero que se carga y encajarle el pito para bajarle los humos de grandeza.

—¡Pero sigo siendo gay!

—Quizás bisexual, pero no me vengas con la mamada de que te hice gay, ni que fueras puto tazo.

Aquello hace enojar a Izuku.

Sólo hay una maldita manera de comprobar que ambos están igual de equivocados.

Uno tiene miedo de ser un simple condón usado.

El otro teme de enamorarse y que le rompan el corazón nuevamente.

Pero están ahí, uno frente al otro quitándose la ropa a toda prisa mientras se encaminan a la habitación del rubio.

***
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