Al abrazo le siguieron los besos, los pasos inquietos, la incertidumbre voraz. Poco a poco llegaron a la habitación que compartían, se recostaron sin dejar de besarse. No hubo más, no dijeron más, expresaron su cariño como saben hacer bien, el rubio besó desde sus manos hasta sus pies, el pecoso lo rodeó con sus brazos sin permitirle escapatoria. Tampoco había necesidad sexual porque ese no era el punto. Y después de varias horas dándose cariño mutuo, Izuku le da la espalda mientras Katsuki lo rodea por detrás aun dándole besos en la nuca.

—No me gusta que cuestiones mi sexualidad —confiesa de pronto haciéndose ovillo—, suficiente tengo con estarme ocultando con mi mamá como para que mi novio me de más preocupaciones.

Katsuki atrae más a su cuerpo al pecoso quien se remueve entre sus brazos mientras descansa en su hombro. Su cabello golpea su nariz, con cuidado los aplana y besa la coronilla. No les costaba para nada hablar sobre eso, lo saben bien, ahora que Izuku ha decidido romper el silencio tienen muy en claro que eso definirá su relación.

—Lo siento —habla bajito como si temiera que alguien los escuchara.

Izuku se encoge de hombros aun abatido recordando la comida en casa de su madre, él había sido tan cruel por ponerlo en una situación difícil, nadie dijo que declararse homosexual sería tan fácil, aun así lo comprende. Pasar de una relación pública donde hasta el que no debía de interesarle estaba atento a estar oculto por algo tan básico como la familia de su novio debe de ser frustrante, pero no justifica que lo haya tratado de esa manera, pudo hablar acerca de su inconformidad, no hacerle pensar que todo estaría bien y, momentos después, cambiarlo de pronto, lo hizo sentir como un desgraciado que sólo piensa en sí mismo, suficiente tiene con pensarlo por él mismo.

>>No me gusta que estemos ocultos —continúa Katsuki mirando hacia el rincón de la habitación, Izuku ya lo sabía, eso era muy obvio—, me gustan las cosas directas, sin problemas, sin dobles sentidos —y eso también.

Katsuki era muy fácil de leer porque actuaba desde el impulso, desde sus principios lógicos. Si algo no le parecía, lo decía, si algo lo sobrepasaba simplemente lo callaba hasta explotar. Era simple y tan complicado.

—No me gusta que me presiones con eso —toma el mechón de su cabello que golpea su frente, lo estira y deja que vuelva a su posición original—, me da mucho miedo que mi madre deje de quererme.

—Si ella no te acepta que se joda —el pecoso aprieta los labios.

—Para ti es muy fácil porque tus padres no tuvieron problemas, mi mamá es diferente.

—Mis padres no tienen porqué definir mi sexualidad, es mi vida, no soy una extensión de ellos, no pueden ni deben de controlar lo que hago con ella, ellos ya me educaron, ya hicieron lo que debían de hacer, ahora me toca a mí tomar mis propias decisiones para existir. Hicieron un excelente trabajo como para que aborrezca las drogas, el alcohol, el cigarro. Lograron que amara estudiar, que poco a poco cumpliera mis sueños, estuvieron ahí financiando mis estudios por el gusto de ayudarme a verme realizado como profesional. Nunca tuve que decirles que soy gay, pena debe de dar robar.

—¿Y si se hubieran puesto pesados?

—Lo hicieron, creían que si salía con chicas cambiaría de parecer, pero no, tan sólo pensarlo me da mucho asco.

—Joto.

Katsuki ríe bajito, le continúa Izuku un poco más calmado—. No me atraen en lo más mínimo, podemos dialogar, pero algo más allá como pareja... No, qué asco.

—No es tan diferente a salir con un chico.

—Y por eso no creo que seas gay.

—Kacchan...

—Ya sé, ya sé, pero es que no te entiendo y ya me harté de no poder comprender eso.

—Hay personas que salen con personas de su sexo opuesto por años, que tienen sexo y tiempo después se declaran como homosexuales.

—Eso lo entiendo, pero no todos son eso, no porque te guste alguien de tu mismo sexo significa que seas homosexual, la vida no es blanco o negro.

—Soy homosexual.

—¿Disfrutaste del sexo con ella?

—Kacchan...

—Estuviste enamorado de Uraraka, tu madre quiere que vuelvas con ella y tienes miedo de que te rechace por ser gay, ¿Qué pasaría si le tomas la palabra? Es una brecha tan pequeña, han salido, han tenido sexo, le tienes confianza, ¿Qué debería hacer si me desechas? —la voz de Katsuki está quebrada, puede sentir humedad en su cabello. Realmente le importa mucho que se aclare.

Así que alguien como Bakugō puede sentir inseguridad, alguien que parece inmutable a los celos puede sentirse desplazado. Cuando lo siente más tranquilo decide contestar—. Ella y yo ya no nos sentimos así desde hace mucho.

—¿La amabas?

—Sí.

El largo suspiro por parte de Izuku hace que Katsuki suavice más su voz, debe de ser muy difícil para el pecoso aclararse—. ¿Disfrutabas estar con ella? —el de ojos verdes puede notar el evidente interés en ello, ya no podía negarlo más. Sólo debía de ser claro, ¿no?

La pregunta que ha evitado incluso en sus reflexiones.

—Claro que sí —esboza una sonrisa inquieta, nerviosa, siente la mano del rubio pasearse por su cabello, acariciándolo—, ella era mi adoración, la amaba tanto.

—¿Qué pasó entre ustedes?

—Un día la vi y supe que no deseaba seguir, todo era tan rutinario que me había aburrido de ello. Suena horrible, lo sé, pero no sé de qué otra manera explicarlo. Creo que simplemente la llama del amor se apagó.

—Debió ser difícil para Uraraka.

—No, ella también se sentía igual que yo, dejamos de querernos —Katsuki desvía la mirada, él sabe que eso parcialmente es cierto. Había que ser ciego como para no notar la profunda devoción de la castaña hacia su novio.

—¿Te enamoraste después de ello?

—Sí.

—Si dices que de...

—Estuve saliendo un breve tiempo con Iida-kun.

—Oh.

Sabe que eso le ha pillado de sorpresa—. Sí, oh —aun así sonríe, se siente cómodo contándole todo sin sentirse juzgado—. No te preocupes, no funcionó.

—Eso es obvio.

—Salir de mi relación con Uraraka-san sí me afectó, ya no sabía qué hacer, estaba asustado porque me di cuenta que los chicos me interesaban. Me propuso experimentar, me dolió.

—¿Cogieron?

—Era virgen analmente cuando llegué a ti.

—Cierto, pero no significa que... olvídalo.

—Te importa mucho con quienes he estado.

—Mentiría si dijera que no, quiero saber todo de ti y seguir conociéndote.

—Iida-kun es asexual.

—¿Eso te dijo? —la risa de Katsuki llega a sus oídos.

—¿Por qué te estás riendo? —gira el rostro para verlo.

—Nada, nada.

—Cuéntame, si es tan gracioso entonces dime.

—¿Olvidas que me nalgueó?

—No, pero...

—Izu, te mintió —el nombrado se encoge.

—¿Cómo sabes eso?

—Alguna vez me lo cogí, ya sabes, lo de ese señor y sus fetiches raros, desde entonces anda tras mi culo.

—¿Qué?

—Sí, ¿no recuerdas el asunto con Endeavor? Fue duran...

—No hablaba de eso —Izuku se ha dado la vuelta para mirarlo mejor con la boca abierta—. ¿En serio?

—Pues sí, necesitaba material.

—Qué idiota.

—No te merecía —Katsuki lo atrae, besa su frente mientras que el pecoso sigue maldiciendo en voz baja.

—Me hubiera dicho que no deseaba hacerlo conmigo en vez de inventarse eso.

—Ya sabes cómo son los hombres.

—Sí, hombre tenía que ser —ambos ríen bajito, el rubio sigue llenándolo de besos.

—¿Qué nos costaba hablar?

—No tengo idea, es mucho mejor así.

—Lo siento por lo que hice, Izu, te he hecho pasar por tanta mierda; desde hacerte pasar por meses siendo el cornudo, ocultarte mis cosas y una escena de lo más incómoda con tu madre.

—Sí fueron muchas.

—Lo siento.

—Sólo no lo vuelvas a hacer, no me molesta que arreglemos las cosas, pero prefiero evitar los problemas, ¿entiendes?