Cuando encesta, le dedica su victoria a uno de los espectadores que le mira en las gradas. Él se sonroja ligeramente por aquel detalle, le enseña el dedo medio que parece su manera de demostrar su agradecimiento en público a lo que el pecoso se limita a reír y festejar por su victoria.

Izuku Midoriya es uno de los mejores en el equipo de basquetbol. El abdomen de lavadero, pantorrillas que podrían cortar diamante, bíceps, tríceps y más íceps que desconozco bastante bien formados. Si bien es el tipo de hombre que cualquiera de las porristas babea, no es una persona soltera. Bueno, no del todo soltera.

Claro, cómo diantres no. El pecoso, a pesar de su increíble físico, también posee una gran personalidad brillante; amable, cordial, inteligente. Una sonrisa y alguien cae rendido por su encanto.

Aunque existe una sola persona en la cancha que no pensaba lo mismo y ese era Katsuki Bakugō, el tipo más nerd de todos. Si bien las notas de Izuku son buenas, no son para nada comparables con las del rubio, quien tiene las notas perfectas.

Hoy ha sido otro de sus increíbles intentos de conquistarlo, ¿Cómo mierda no le va a atraer el tipo más quejumbroso y odioso? Sólo hay que ver su ceño fruncido para no derretirte por él, su habilidad de decir cuánta grosería sin sonar altisonante, sin ser rebuscada o rimbombante.

Izuku está que babea por ese tipo de mirada fiera, de sólo pensar en él quiere que le baje los pantalones y le meta el pito.

Un pequeño secreto que, si acaso su mejor amigo sabía, es el hecho de que es gay y, para rematar, enteramente pasivo. Odia el hecho de usar su pilin para complacer a alguien, él quiere sentir una verga caliente explotándole el interior y eso era algo que sólo Katsuki podría hacer, si quisiera, claro.

Al menos había ido a su partido, tal y como se lo prometió.

—¿Esperaste mucho, Kacchan? —pregunta Izuku con su usual sonrisa amable, el rubio curvea una ceja.

—Apestas —rueda los ojos, cruzándose de brazos. Izuku lo mira de arriba a abajo. Aunque el rubio lo niegue, sabe que se ha puesto los jeans ajustados y la camisa sin mangas con cuello alto para que se le vea mejor el torso y el culo.

Mierda, mientras no resultara ser tan pasivo como él, entonces la relación iría para mejor.

Aunque también aquello le gustaba, pensar en poner su cabeza en ese par de almohadas delanteras, traseras y bajar mientras se la come entera... Sí, el sueño ideal.

—Ni tanto. —Se huele la axila. Mierda, sí huele fuertísimo. La cara de asco que ha hecho ha logrado que el rubio se ría.

—¿Y bien, Deku? ¿Debo esperar otra media hora en lo que te bañas?

—Mejor báñame. —Su risa se ve interrumpida por el golpe que le da en el brazo. Katsuki está avergonzado, claramente.

—Idiota maloliente.

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