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C12

El inicio de todo....
Las cosas en esta vida tienen un porqué....
Eso es lo que he podido comprender a lo largo de mis muchos años de existencia.
En el transcurso de esta historia ustedes vieron a Yamamoto Takeshi y a Gokudera Hayato un tanto diferentes ¿o me equivoco?.
Todo es gracias a un accidente cuando buscaba a los primeros portadores de los anillos Vongola.
Cheaker Face me advirtió que no tocara los anillos.
Yo no le hice caso y pasó.
Casi todos los anillos entraron en contacto con mis llamas, pero solo dos de ellos fueron los que recibieron más cantidad mientras que otros dos nada.
Años más tarde vi lo que por accidente causé.
Los Vongola de la Lluvia y Tormenta eran poseídos por la parte corrompida de los anillos, haciendo que estos no pudieran controlarse a la hora de asesinar.
Pero no eran tan graves como para que los tuviera que llevar a Vindice.
O eso fue hasta que la décima generación apareció.
La décima tormenta y la décima lluvia eran prácticamente iguales a las primeras, tanto que sus anillos comenzaron a controlarlos más a que a las anteriores generaciones.
Pero por suerte todavía no habían cometido nada, por eso decidí vigilarlos.
Cuando Tsunayoshi los envió a esa misión, los seguí.
Al parecer estaban acorralados, hubo un momento en que insultaron al décimo y eso despertó su lado corrompido.
Cuando acabaron la matanza, note que los dos estaban arrepentidos.
Antes de que decidiera interrumpirlos, fue cuando los fantasmas de los primeros Vongola aparecieron.
Vi a los cuatro hablar, al parecer los únicos que podían ponerlos bajo control eran la Nube y la Niebla masculina.
Decidí no hacer nada y seguir observando.
Y fue allí cuando Rokudo Mukuro y Hibari Kyoya intervinieron por fin.
Ayudaron a ambos chicos al mismo tiempo que el resto de la décima generación lograba estar tranquila de que sus compañeros no cometieron más asesinatos de inocentes.
Gracias a eso yo no tendria que enviarlos a Vindice, después de todo terminaron así por mí culpa.
Un poco irónico que yo, la justicia de la mafia, fuera el causante indirecto de esas matanzas.
¿Quien diría que el odio que me convirtió en el Arcobaleno de la Noche también afectaría a dos de los elementos más puros del trinisette?

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