Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Un fantasma

RELATO POR LIS:

Desperté con el murmullo y sonidos de pasos afuera.
El sol alumbraba con sus rayos lo que parecía una mañana tranquila, pero estaba frío. Lo noté por los cristales de la ventana de madera al lado de la cama, esa noche llovió.

La habitación estaba relativamente cálida, sobre todo bajo las mantas que me cubrían.

No estaba en una clínica, ni en una oscura habitación de un hospital psiquiátrico. La última vez que desperté hasta tenía mis manos atadas a los costado de la camilla.

Todo allí olía a un hogar. Principalmente el olor de café que entraba por la puerta.

En ningún hospital en el que me han encerrado servían café. En la última clínica sospechaba que mi jugo de naranja tenía alguna clase de medicamento para hacerme dormir.

Respiré profundamente el olor a tranquilidad. Por fin despertaba sin correas, ni máquinas, ni oxígeno, ni dolores de cabeza, ni enfermeros que se turnaban para vigilarme.

Al acomodarme aún más abajo en las mantas percibí que me abrazaban.

El toque era conocido.

Cerré los ojos y pedí el milagro de que fueran los ojos azules como el agua del mar de aquella playa donde nos conocimos. Pero hacia años que ya había dejado a un lado la ilusión de que me encontrara.

Seguramente también me creía muerta, Pilar siempre aseguraba que así era. Que era lo mejor para todos.

El estaría con su familia, amando otra mujer, criando a nuestra hija. Construyendo la vida que se merecía sin tenerme como un lastre o un tormento.

¿Por qué me recordaría?

¿Por qué creería en un fantasma?

¿Por qué querer alguien tan roto como yo?

Tal vez sería otra vez Ethan, intentando juntar todos mis pedazos. Pero fui contundente cuando le mentí que ya no debía esperar por mí.

Hasta mentí que me olvidaba de él en mis peores crisis.

Ethan se merece la oportunidad de estar al lado de alguien que lo merezca y no padecer con mis crisis.

Etham merece una compañera para su vida, no un estorbo como yo.

¿Quién podría ser el dueño de esa respiración en mi nuca y de la mano que se apoyaba en mi cintura?

Sólo espero que Marie no haya tenido problemas con sus fiestas alocadas. Odiaba cuando debía ser yo quien sacaba a patadas a sus conquistas y amigos de una noche de excesos.

Al moverme para zafar de mi acompañante desconocido, él se despierta para ver mi reacción, abrazándome y besando mi mejilla con sumo cuidado.

Como si fuera una niña.

Esto me hizo sonrojar y cerrar los ojos.

Sólo Leo era capaz de hacerme sentir así, desde la primera noche que dormimos viendo las estrellas aquel verano, cuando éramos niños.

-Buenos días, mi hermosa mejor amiga.- dijo con la voz ronca y mi corazón comenzó a palpitar descarrilado al reconocerlo. No quise abrir mis ojos, me aferraba a la ilusión o delirio de que podía estar con mi verdadero amor una vez más.

El comenzó a jugar con unos mechones de mi cabello, tratando de acomodarlos para ver mi triste cara.

Pero yo quería seguir soñando con él.

-Hermosa, ¿por qué estas así? ¿necesitas algo? ¿Te sientes mal?- preguntó mientras me abrazaba, llevándome con su olor, a sentir su aliento otra vez muy cerca de mis plegarias de tantas noches que rogaba por volver con él.

Mi sueño más bello e imposible.

Mi recuerdo más feliz de mi doloroso pasado.

Mi Leo.

-¿Estoy delirando otra vez? Sólo puedes ser uno de mis desvaneos.- dije apretando aún más nuestra cercanía. - Por favor, sólo esta vez quiero seguir delirando un rato más. Por favor, no quiero abrir los ojos.- insistí sollozando.

-Estoy aquí, te prometí que estoy siempre que me necesites. Sólo cálmate. Ya no llores, por favor.- y limpió mis lágrimas.

Aún no me atrevía a levantar la vista.

-Si, lo sé. Como la noche en la playa cuando te conté que a veces oía voces que me daban miedo en las noches.- dije murmurando.

Él por un instante se paralizó. Puse mi mano sobre su pecho y oí si corazón acelerarse.

Por favor, que no sea una de mis alucinaciones. Pero si fuera así  esta vez no quería ningún medicamento para alejarlo de mi psiquis. Hasta aceptaría tomar todas las inyecciones que Ethan decía que me harían mejorar.

-¿Lis?- lo oí murmurar.

-¿Leo?- pregunté sin esperar ninguna respuesta. Mis delirios nunca eran tan reales.

-¿Qué... qué recuerdas de nosotros?- continuó interrogando. Apretando mi cara entre sus afectuosas manos.

-Recuerdo el libro que te regalé la última noche que nos escapamos al jardín cuando éramos niños. Te dije que no era un cuento de hadas, porque no quería ser una princesa. Era muy ruidosa e impaciente para ser una de las niñas lindas que siempre te rodeaban en el colegio.- y reí con un poco de lamento.

Esos días que nunca volverían.

Esas sonrisas que nunca olvidaría.

-Por favor... Sigue hablando, preciosa. Sólo quiero... quiero escuchar que me recuerdas.-rogó con su voz entrecortada.

Entonces abrí mis ojos para animarme a decir lo que tanto tiempo había pasado ensayando cuando lo viera otra vez.

Respiré hondo y me dejé caer en el mar azul de sus ojos.

-Recuerdo el día que nació Camila que estaba feliz porque ella tenía tus ojos. Fue el día más feliz de todos. Nuestra bebé era hermosa. - y sonreí como hacía mucho tiempo no lograba.

Estaba aliviada de confesar lo que tanto tiempo guardé para él.

No importaba si era otro de mis fantasmas.

RELATO POR LEONEL:

Seguía oyendo su dulce voz, frenando las ganas de besarnos, sólo para oír nuestros recuerdos.

Ahora todo sentido o tal vez nada era cierto.

Mi cabeza ya no lograba entender que estaba sucediendo. Era demasiado para procesar en tan poco tiempo.

Pilar nunca me diría que Lis estaba viva, porque creía que él accidente fue mi culpa.
Sin embargo ¿porqué encerraba a su hermana?

Pero ahora Lis volvió.

Nos encontramos.

No era una coincidencia.

Lis es mía, siempre lo fue. Como yo soy de ella.

Mi salvación estaba en mis brazos narrando cómo nos enamoramos desde niños.

Ella sonreía tímidamente, mordiendo sus labios, apretando sus manos en mi pecho.

Hasta que por fin nos besamos. Se sintió como la primera vez, cuando éramos niños. Un vaso tan cargado de esperanzas y expectativas.

Luego de veinte años volvió mi paz.

De repente nos interrumpió la entrada de ciertos amigos que nos alcanzaban el desayuno y nuevas informaciones acerca de lo sucedido.

-Buenos días, mis queridos huéspedes. ¿Están haciendo sus cochinadas? ¿Cómo te sientes,  Lis?- preguntó Louise, sin embargo se sentó en la cama y comenzó a servirnos el desayuno que Lennox cargaba.

-¿Lo sabías? ¿Por qué no me dijiste nada?- repliqué tomando la taza humeante que me alcanzó.

-Porque ella te lo diría cuando se animara a volver. Además estaba muy sorprendida con que Marie también está muy bien contigo. Eres el primero que acepta como "amigo" y nos presenta sin tratar de librarse de ti.- respondió sonriendo y untando algunos panes que casi nos aventa por demorar en aceptarlos.

-¿Sabes que es difícil que el Alter de protección te acepte como un amigo y no te rechace como una amenaza?- intervino el fotógrafo y saludó con un beso en la frente a mi mujer, que estaba aferrada a mi brazo. -Lis tiene el trastorno de identidad disociativa, o como lo decían antes personalidad múltiple.- agrego viendo mi cara de confusión y conmoción. Ya no tenía control sobre mis lágrimas.

Traté de acomodarme en mi lugar y oír a todos explicando que estaba ocurriendo. Sus amigos llevaban años a su lado, y como ella pasaron varios años en sanatorios, consultas médicas y medicamentos. Oírlos hablar era como estar frente a verdaderos académicos y doctores.

En algunos momentos ella volvió a sollozar y pedir disculpas por su ausencia. Pero no permitiría que se alejara de mi.

Nunca más.

Aunque era demasiada información sobre todo, logré deducir como Pilar aprovechó su condición para separarnos.

¿Cuál sería su disculpa egoísta por aislar a su hermana?

¿Por qué la mantenía prisionera?

¿Por qué la alejó de nuestra hija y de mi?

Pedí un momento a solas con ella.

Lennox y Louise salieron, entendieron que necesitábamos ese espacio para nosotros.

-¿Me odias?- preguntó en un hilo de voz, abrazando sus piernas sentada en la cama.

-Nunca, amor. Ni que lo quisiera. Me odié a mi por no decirte lo suficiente que te amaba aquella noche.- respondí secando mis lágrimas y buscando sus manos.

-De verdad lo siento tanto, no quise lastimarte. Pero en aquel entonces no sabía que tenía, oía voces en mi cabeza y estaba segura que no iba a ser una buena madre para Camila.- lamentó balanceándose por sus nervios.

-¿Quién te dijo eso? ¿Pilar?- pregunté conteniendo mi rabia.

-El accidente fue mi culpa. Te lastimé y luego perdiste el control del vehículo. Todas las noches sueño cómo te rescataron de los metales y te llevaron en una ambulancia. Si hice eso con el amor de mi vida, ¿qué tan peligroso sería dejarme con una bebé ta chiquita?- afirmó golpeándose con sus puños.

La abracé.

Lloramos los dos.

Nos besamos.

Volvimos a repetir la misma promesa que hicimos cuando niños.

Ahora me proponía estar con mi mujer. Pero luego iba a buscar a Pilar para que oyera todo lo que tenía guardado por tanto tiempo.

Cerré mis ojos y agradecí al destino.

Nadie podrá creer que después de veinte años ella volvío a mi.

Ni en las más locas series y novelas estos giros son creíbles.

Lis volvió a mi vida.

La paz volvía a mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro