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Estrategias

RELATO POR LEONEL:

Ese día pasó a ser uno de mis preferidos.

Esa mañana devolví el auto que había alquilado ayer. Traté de buscar otro hotel cercano, ya que estaba evitando cruzarme nuevamente con Pilar. Tampoco quería crear algún tipo de confusión con mi mujer y las intrigas que aquella bruja podría causar entre los dos.

Quería un comienzo, no un problema que remediar.

Encontré una habitación disponible a dos cuadras en otro hotel, cercano al pub de anoche. En la tarde decidí salir a hacer algo de ejercicio. Me sentía con energía de sobra y con ánimo de respirar algo de aire libre, aprovechando que el día estaba nublado y no lloviendo como lo hizo anteriormente.

Hacía frío, pero no me importaba, las vueltas a la plaza me darían el calor que necesitaba. 

A cada instante revisaba mi móvil mientras seguía oyendo un par de músicas que animaban mi recorrido. 

Hasta que sentí unos golpes en mi hombro y me di vuelta para saber quién me había seguido.

—Leonel, aún estas por aquí.—

—¿Johan? ¿Eidan? ¿Ethan? Perdón, soy muy distraído con los nombres. ¿Trabajas con Pilar?— y estiré mi mano para saludarlo. A lo que él no me devolvió el saludo. Solo cruzó sus brazos y trató de ocultar su mirada de desagrado. 

—¿Qué quieres con Pilar?— preguntó y levantó su mandíbula. Estaba comenzando a notar que tal vez esta conversación no iría a terminar en buenos términos.

—Mira, no quiero problemas. Ya me fui del hotel. No pretendo cruzarme con ella. Pero Pilar sabe que me debe unas respuestas.— y traté de seguir mi recorrido. 

—¿Por qué sigues buscando a Lis?— disparó el extraño. 

Entonces me comenzó a molestar que Pilar a otras personas ajenas a mi pasado, podrían y conocian acerca de Lis. Paré y me di vuelta para encararlo. ¿Quién era ese imbécil para pedirme explicaciones?

—No te incumbe, no preguntes y no me hables.— avisé apuntando a su cara con mi dedo. Este era uno de los temas que me sacaba rápidamente de quicio cuando alguien trataba de opinar.

Pero él festejó que había logrado enfadarme con una sonrisa burlona. Y ensanchó su pecho, acercándose peligrosamente a mi. En realidad quién corría peligro era él por la cercanía.

—Déjala en paz. Lo de ustedes terminó hace mucho tiempo atrás, pasaron años y ella no quiso volver contigo. Su vida está mucho mejor sin ti.— provocó el idiota y se fue corriendo en dirección apuesta a donde estaba.

Siguiendo su rutina de ejercicios como si nada hubiera dicho.

Sin embargo yo seguía congelado en mi lugar.

No por el frío, sino por lo que el señor protector de las brujas había dicho.

¿Su vida está mucho mejor sin ti?

Mi cabeza comenzó a latir en un dolor insoportable, que sentí necesario mirar a mi alrededor, buscando un asiento cercano, pero sin poder encontrar nada allí, me senté en el frío césped. 

Pilar hizo un funeral a escondidas a veinte años atrás.

Pilar declaro a su hermana como fallecida a veinte años atrás.

¿Y el imbécil había dicho que "pasaron los años y ella no quiso volver"?

No oí cuando mi teléfono sonó con la llamada de quién tanto esperaba: Marie. Pero tratando de volver a la realidad la llamé y por suerte me respondió.

Traté de recuperar el aliento y pensar en tranquilizarme, pero mi mente seguía dando vueltas.

Por su voz también percibí que algo había ocurrido. Aunque me calmó el hecho de que es misma noche la iría a ver otra vez. Cuando volví a ponerme de pie, ya casi estaba anocheciendo y corrí al hotel en el que estaba actualmente.

Bajo la ducha seguía preguntándome si esto era otro intento de chantaje psicológico o de castigo de Pilar. Aquella mujer tenía variadas estrategias para derrumbar mi paz.

¿Y si Lis estaba viva? ¿por qué no quiso volver? ¿por qué me dejó sólo con nuestra hija?

RELATO POR LOUISE:

La policía gentilmente pasó nuevamente por el departamento para saber cómo habíamos pasado el día, luego de alertar que nuevamente habían ocurrido una irrupción en el departamento de Marie.

Afortunadamente esta vez no habían roto ni vandalizado nada. Por lo que los despedí muy agradecida.

Este episodio ya ocurrió con Marie en su antiguo departamento, del otro lado de la ciudad, cuando aún compartía el piso con Pilar. 

Lo extraño que ocurrió en casi la misma fecha y con el mismo modus operandi. 

Por suerte el cerrajero y la seguridad del edificio fueron rápidos y cambiaron las tarjetas y claves de acceso al departamento. Se revisaron las cámaras de seguridad y nada fuera de lo común aparecía. 

El único extraño fue con quién ella durmió anoche. Pero ya habíamos constatado que él durante todo el día había realizado otras tareas en distintos puntos de la ciudad.

Por lo cual estaba descartado como sospechoso.

Para completar el colmo de extrañezas Lennox había decidido ir hasta allí, para saber cómo estaba pasando su cómplice preferida. Y por supuesto, atormentarme.

Luego de lo que pasó anoche, esperaba que por lo mínimo tuviera otra de sus pérdidas convenientes de memoria cuando se trataba de recordar con quién había dormido. Pero desafortunadamente el descarado fotógrafo había decidió recordármelo.

Mientras esperábamos a Marie terminar de cambiarse de ropa por quinta vez para ir hasta el pub, él decidió acorralarme en el sillón.

—Louise, ¿vamos a mi departamento hoy?— preguntó y luego comenzó a besar mi cuello. Con sus manos me abrazó por la cintura y me pegó a su cuerpo.

Lennox era el típico macho que pretendía ser irresistible a cualquier fémina. Según su ego  nadie se resistía. Pero cometí el gran error de seguirlo hasta su departamento y dormir con él por una borrachera. 

—¿De qué estas hablando, Lennox?— me zafé y corrí hasta la cocina. 

Por supuesto que él no se dio por vencido y me encerró entre su cuerpo y la heladera.

—Estoy hablando sobre anoche, sobre tú y yo, sobre cómo estuvo fantástico verte desnuda en mi cama, sobre cómo nos despertamos haciendo el amor esta mañana.—y me besó descaradamente, aún cuando intenté empujarlo lejos.

—Fue un error. Quiero que lo olvides, como a todas las demás. Trátame cómo una de esas modelos que acostumbras engañar.—

—No, no eres como las demás. Louise, contigo es diferente.— insistió, llevando su mano hacia mis caderas y acariciando mis muslos.

Mi otro error fue cerrar mis ojos y morder mi labio inferior mientras el sonreía.

—No me interesa... No... Lennox, basta. — intentaba responder al mismo tiempo que él mordía mi mentón, bajando por el escote de mi vestido y tratando de bajar mi ropa interior con sus manos. 

La sacó lentamente acariciando mis piernas y besando mi entrepierna, luego olió mi prenda robada y guardó en su bolsillo trasero del pantalón.

—Entonces será en el tuyo, Louise.— y se apartó dejándome totalmente sin noción de dónde o cómo reaccionar a lo que había ocurrido.

El momento fue interrumpido por los aplausos de nuestra amiga.

Marie estaba riéndose y dando saltos en la puerta de su dormitorio. Hasta amenazó en publicarlo si no le relataba lo que exactamente había ocurrido, porque ya había presenciado lo que estábamos haciendo.

Admitía que no había explicación lógica y comencé a dar mi versión de lo ocurrido.

Entre tanto Lennox se divertía con algunos detalles más picantes y pervertidos.

Yo sabía que su estrategia era volverme completamente loca.

Y lo peor era que estaba logrando.

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