Aclarando rumores
Relato por Mariana:
Mientras Pilar arrastraba por los pasillos hasta el ascensor aquel pobre hombre en shock y soltaba un par de amenazas antes de que se cerraran las puertas, vi en el suelo un hermoso ramo de lirios blancos.
Me agache para recogerlo y dejarlo sobre el escritorio de Pilar. Cuando levanté la vista ella regresaba resoplando y maldiciendo a los cuatro vientos.
Al entrar a la oficina cerró la puerta y recostó su frente sobre el frío cristal antes de darse vuelta y acuchillarme con miles de preguntas.
- ¿Te acostaste con Ethan? En tres días se casará con Isadora.- casi gritaba mientras me sacudía por los hombros.
- No lo recuerdo, Pilar.- y traté de zafar de su agarre buscando donde sentarme. Conociéndola, no tardaría mucho en abofetearme si no respondía a sus interrogantes.
- ¿ Y esa es tu excusa para evadir tu responsabilidad?-
- Es la verdad, no lo recuerdo. Y si lo hiciera sería mucho mejor para ambos. Al menos tendría el porqué de pedir disculpas.- respondi mirando al techo de su oficina.
- ¿Cómo crees que se siente Ethan?- preguntó Pilar, era un golpe bajo a mis remordimientos. Siempre lo hacía de forma magistral para que jure nunca más hacerlo.
- Está molesto. Y lo entiendo. En el camino hasta aquí no pronunció ninguna palabra.-
- ¿Quieres que hable con él, Mariana?-
- Tal vez, si el quiere hacerlo. Maldita hora que vuelven mis pérdidas de memoria, Pilar.-
- ¿Te olvidaste de tomar tus medicinas? Sabes que son muy importantes para que....-
- Las tomé, Pilar.- y saqué de mi bolso el frasco con las pastillas blancas.
- Bien, entonces debemos esperar a que Ethan quiera aclarar lo sucedido.- dijo para provocar otra vez mis remordimientos. Solté fuertemente el aire por mi boca y sostuve el ramo de flores que estaba en mi frente sobre el escritorio.
Mi vida caótica nuevamente estaba sofocando mis intenciones de al menos no lastimar a los pocos amigos que tenía incondicionalmente.
Ethan era uno de ellos. Admito que siempre he tenido una debilidad por él y sus sonrisas. Es el tipo de hombre que jamás se deja abatir por más presiones o problemas que tenga. Su buen humor contagia a las demás personas y no hablemos de su físico.
Creo que en este hospital la mitad del personal estaba locamente enamorado del. Sin embargo sólo una había logrado que se comprometiera al matrimonio: Isadora.
- ¿Sabes algo curioso, Pilar?-
- ¿Hay algo más? Por favor, Marie, deja de llevarme al borde del ataque cardíaco.
- Ethan también me llamó Lis. Al igual que el extraño muy sexy que empujaste hasta el ascensor, doctora Pilar.-
- ¿Qué?-
- Repito: Ethan y el extraño tipo sexy me llamaron en el día de hoy por el nombre de Lis. -
- ¿Y?- trató de disimular su incomodidad, dándose la vuelta y evitando el contacto visual.
- Mira quién está evadiendo los problemas.- dije irónica. - Seré irresponsable y egoísta, lo admito. Pero no creo en coincidencias.-
- Ya hablamos lo suficiente. Tengo que trabajar y tú debes volver a tu vida. NO OLVIDES TUS MEDICINAS. -
- Me lo llevo. Son demasiado hermosas para este lugar.- dije sosteniendo el ramo de lirios en mi pecho. Luego le tiré un beso al aire y me fui hasta el ascensor. Ella se quedó sacudiendo su cabeza y tratando de disimular una sonrisa divertida, sentada en su escritorio.
Cuando se cerraron las puertas pensé en apretar el botón a planta baja e irme de allí, escapando de mis problemas. Pero sin embargo mis dedos fueron hasta el número del piso donde estaba Ethan: pediatría.
Mariana, admite de una vez que siempre estuviste enamorada de tu mejor amigo.
Los escasos minutos que estuve encerrada en el ascensor fueron suficientes para que unos flashes de mis recuerdos volvieran.
Flashback
Ethan estaba sobre mi en la cama, besándosme el cuello. Tenía una mano sujetando mis muslos como si se aferrara a un pedazo de un delicioso pastel y su otra mano sosteniendo mi nuca para que luego nuestros labios no se apartan de una exquisita batalla de besos que nos dejaba sin aire.
El entraba y salía de mi con el mismo esmero que pretendía hacer que sus labios y lengua poseían los míos. Yo gemía y con mis manos arrañaba su espalda al mismo ritmo que sus caderas.
Cada embestida me empujaba más y más al clímax. El calor de nuestros cuerpos y nuestro sudor hacia que la fricción fuese tan salvaje y pasional como si quisiéramos arrancarnos la piel.
De repente el se aparta, con un rápido movimiento me da vuelta y me quedo apoyada sobre la cama con mis manos y mis rodillas.
Ethan vuelve a entrar en mi con una gran estocada que me hace gritar su nombre y en seguida soltar un chillido. Espera unos segundos y comienza con movimientos certeros y rápidos.
Con cada embestida me sujeta más y más a mis caderas, hasta que me hace explotar.
En medio a un sin fin de temblores y éxtasis susurro un "te amo", mientras el responde apoyándose con las manos en la cama, muy cerca a mi oido: "yo también, Lis".
Fin flashback
Cuando se abrió las puertas del ascensor y el enorme cartel que señalaba el piso de pediatría en mi frente me enfrentaron a la realidad, ya no sabía si mis piernas temblaban por el miedo de perder a mi mejor amigo o por el hecho de que estaba excitada nuevamente por el delirante recuerdo.
Mariana, fue sin dudas la mejor conmemoración de cumpleaños en tantos años. Hasta creo que debía aplaudir.
Pero hice algo que nunca me atreví. Camine hasta su consultorio y toqué la puerta. Oí un "pase", giré el pestillo al mismo tiempo que exhalaba el poco aire que lograba entrar a mis pulmones, y di un par de pasos hasta poder cerrar la puerta.
- Estoy ocupado, Marie.- dijo cortante mientras se acomodaba su uniforme.
- Lo recordé, Ethan. Ya me voy.- susurré y me proponía girar sobre mis pies para irme cuando sentí que tomó mi brazo y me empujó hacia el. Choque bruscamente con su cuerpo y hubiera caído al suelo como el ramo de flores, si no me sujetaba de la cintura con sus manos.
- ¿Recordaste todo, mi amor?- dijo mientras me mostraba una enorme sonrisa victoriosa y sublime que hacían resaltar aún más sus perfectas facciones.
- Recordé que hicimos el amor anoche...- y me interrumpió con un delicado beso, que apenas rozó mis labios.
-Te amo tanto.-
- Recordé que me llamaste Lis.- y me aparté de sus brazos. Ya estaba comenzando a irritarme con ese nombre.
- ¿Estas arrepentida?-
- ¿Y tú? ¿Quién es Lis, por cierto?-
- No, no lo estoy. Como ya te dije: "Te amo".-
- Yo también, Ethan. Siempre lo hice, supongo.- y le robé otro beso colgandome de su cuello. El respondió alzando mi cuerpo para que pudiera cerrar mis piernas en su cintura y llevarme hasta apoyar mi cola en su escritorio.
- Dilo otra vez, mi amor. Creo que estoy soñando.- me pidió mientras me acariciaba una mejilla y la otra hacía un recorrido por mis senos.
- Te amo, Ethan.-
No lo hicimos en su consultorio. Pero no negaré que estuvimos a punto si no fuera por la enfermera que anunciaba que los pacientes de Ethan ya habían llegado a su cita.
Como pude acomode mi ropa y el su uniforme mientras no borraba su sonrisa de su cara.
Nos dimos unos rápidos besos de despedida y levanté del suelo el ramo de lirios blancos. Salí cabizbaja del consultorio en dirección al ascensor, porque de seguro estaba tan ruborizada como el cartel de incendio de la escalera.
Bajé y me dispuse a salir del edificio. Caminé por la acera hasta el cordón perdida en las sensaciones que me quedaban de los besos de Ethan en mis labios.
Mariana, ¿qué te está pasando? Pareces una adolescente enamorada.
Pero así me sentía. Hasta que la realidad nuevamente me golpeaba de frente, como una piña al estómago.
En mi frente tenía a Isadora, examinando mi cara de horror.
- Buenos días, desaparecida. Feliz cumpleaños para ti.- y me abrazó tan cálidamente que sentí nuevamente como mi consciencia me daba otro golpe en mis costillas.
Ella era de las personas que jamás haría daño conscientemente. También trabajaba allí, con Ethan y Pilar. Era el ser humano más bondadoso y generoso que he conocido.
Isadora era todo lo perfecto que nunca lograría ser. Ella y Ethan hacían la pareja perfecta. Ambos tan hermosos y con almas iluminadas.
Mariana, eres tan asquerosa como la basura.
¿Qué tan miserable podría ser con Isadora?
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