Capitulo 8: Viaje a Milan.
Capítulo 8
Viaje a Milan.
Esa mañana no tenía muchas ganas de levantarse al trabajo. Tampoco ganas de hablar. Durante todo el camino estuvo en silencio. Patricia notaba su mal humor y no la molestaba en lo absoluto.
Un poco desanimada revisaba la organización de su escritorio para dejarlo e ir a casa. Justo cuando se levantaba Erín entraba con dos hombres, uno de su edad más o menos, y otro un poco más viejo.
—Rochel, conoce a los Díaz. Ellos son parte de la firma de abogados que compartirá piso con nosotras. Los expedientes de clientes muy atrasados con pagos de alquileres, rentas y servicios, van ahora a departamento legal directamente.
—Hola señores Díaz. Un placer trabajar con ustedes. —Rochel los miró, era un hombre de unos sesenta años y otro bastante joven, como de unos veinte y tantos. No les llamó mucho la atención. Su ansiedad se la estaba comiendo.
—El placer es nuestro, señorita Rode. —El más viejo le ofreció la mano y ella la tomó, después le dio la mano al otro joven, que le sonrió.
—Ya sabe que para cualquier cosa estamos aquí. —dijo el más joven.
Rochel asintió, entonces Erín se llevó al más viejo, aun agarrada del brazo como lo trajo, y el joven se quedó allí todavía.
—Así que tú eres la asistente de Erín.
—Sí... ¿por?
—Nada. Te han mencionado mucho, que hablas varios idiomas y eres muy eficiente, Erín siempre te menciona.
—¿Son muy cercanos ustedes?
—Somos muy allegados. Mi papá y el papá de Erín son primos lejanos. Compartimos un montón.
—Que bien.
—Fue un placer conocerte al fin Rode, repito, si necesitas algo, no dudes en buscarnos.
—Gracias. —dijo atenta sonriendo mientras él salía. Tomó su bolso y cerró la oficina.
Fue a casa y se encerró en la habitación desde temprano. Ni siquiera tenía deseos de comer. Estaba en un completo desanime. La abstinencia de no verlo le hacía mal. Y era ridículo su malestar. Porque Jorge simplemente no debía ocupar un lugar en sus pensamientos ni ser razón de nada en su vida.
Al otro día, se sentía mejor. Tenía tiempo para responder las solicitudes por correo.
—¿Puedes creerlo? —Erín entraba a la oficina con una gran sonrisa en el rostro.
—¿Qué pasó?
—Por favor acompáñame Ro. —Volvió a salir de la oficina y ella se levantó de inmediato con el bloc de notas. La siguió hasta el ascensor, y cuando estuvieron en el último piso supo que ella iba a la oficina del señor Jorge. El nerviosismo que le entró hizo que tropezara, se le secó la boca y quiso detenerse. Ella iba abriendo la puerta y pensó que ya se había enterado de todo.
Entró primero que Rochel, ya para cuando había entrado ella estaba sentada inclinada hacia delante, con un papel tendiéndoselo a su padre, quien lo tomaba para leerlo, y ni siquiera se había dado cuenta de que ella estaba allí.
Y Rochel, estaba de pie, sin tener la menor idea de que ocurría. Fueron los segundos de mayor intriga en su vida. Estar parada allí, esperando su sentencia de muerte.
—¿A Milán?
—¡Sí! —Erín saltó de alegría, y miró a Rochel.
El señor Jorge alzó la vista y le miró el rostro, después miró a Erín, la cara de preocupado no se le iba.
—Erín, no es posible.
A Erín se le borró la sonrisa del rostro.
—Pero papá, una oportunidad así... si no vendo esa propiedad no nos darán la exclusividad, mis informantes me dijeron que nadie había vendido aún. Si puedo demostrar que fui capaz de vender una sin siquiera estar el proyecto listo, entonces ellos me darán la exclusividad.
—Si no te dan esa, te pueden dar otras. No puedo acompañarte a Milán.
—Rochel si puede. —Erín dijo.
Entonces ambos miraron a Rochel, y respiró de alivio. —Hola. —dije.
—¿Tú viajas?
—Sí, tengo la ciudadanía norteamericana y el visado para la unión europea.
—¿Viste? Ella no va a tener problema en acompañarme, solo serán tres días. Nos iremos el sábado y volvemos el lunes.
—Se te ha olvidado algo.
—¿Qué? —preguntó Erín, perdiendo esperanzas.
—Tu departamento, tu oficina, ¿Quién atenderá a los clientes? Si se descuida se verá reflejado al final de este semestre de ventas.
—Solo son tres días. —Ella repitió.
—Tal vez yo pueda quedarme Erín y hacerme cargo de su puesto hasta que usted vuelva. —Se dirigió a Erín.
—Volvemos al punto inicial, no puedes ir sola. —Jorge habló detrás de Rochel.
—Papá, el primo me puede acompañar. Le diré a él. ¿Bien?
Jorge lo pensó. —Bueno, si él acepta, puede que puedas ir. —Levantó la mirada y le miró. Tal vez le hacía miles de preguntas. Pero él no tenía derecho a hacerle ningunas.
Erín sonrió ajena a la situación, como quien ya resolvió todo. Rochel fue la primera en salir. Erín iba directo a la oficina de su primo y Rochel se desvió hasta su puesto de trabajo. Necesitaba que se le calmara el corazón, porque latía y estaba consciente de que era por Jorge.
○
Se fueron a Milán. Ella y su primo, le habían dejado la oficina solo a Rochel. ¿Le tenían mucha confianza quizá? Lo estaba manejando muy bien. Haciendo las llamadas, revisando los correos. Posponiendo las citas. Así que estaba segura de que Erín iba a estar muy conforme con su trabajo.
A las tres de la tarde entró la llamada de un cliente. Decía estar interesado en reunirse para que le mostraran la propiedad que estaban vendiendo. La misma por la que Erín había viajado a Milán.
Salió de la oficina y tomó el ascensor hasta el piso de Jorge. Le pidió a la recepcionista que lo quería ver.
Tal vez estaba bien porque necesitaba hablar con él.
Le autorizaron pasar y allí estaba, frente a él. La forma en que le miró hizo que su corazón se detuviera. Y su boca se secara. La imagen de él casi besándola en su vehículo le saltó a la cabeza. Era demasiado para ella, no podía concentrarse en su trabajo.
—Hola Ro. —dijo con confianza. ¿Por qué no la llamaba señorita Rode? Así sentía menos familiaridad.
—Señor Jorge, estoy-aqui-porque-han-llamado-justo-ahora-y... —dijo apilando las palabras, miró el papel que tenía en la mano y se dio cuenta que estaba haciendo el ridículo por cómo le temblaba la mano. Volvió a mirarlo, él tenía una ceja alzada. Se veía concentrado en el trabajo—. El señor Terrence quiere reunirse con Erín para que le muestre el proyecto. Dice que viajará mañana y no tiene más fechas libres. Sé el proyecto y se lo puedo mostrar. ¿Me autoriza salir a reunirme con él?
Los empleados no podían salir de la empresa sin autorización, y mucho menos reunirse con clientes fuera en nombre de la empresa sin que estos supieran.
Jorge no le había dejado de mirar, sonrió de pronto. —¿Dónde te reunirás con él?
—Plaza Pianti, en el restaurante.
—Bien, te llevo, ¿a qué hora es?
—Ah, eh... debo confirmarle que sí iré primero.
—Bien, llámalo, dile que puedes verlo en quince minutos.
Asintió y se dispuso a salir.
—Te veo en el parqueo en cinco minutos.
Afuera, camino a la oficina de Erín, Rochel buscó en el celular el contacto, y notó que le temblaban los dedos, se detuvo y esperó que contestara.
Debía actuar profesional, y olvidar todo lo ocurrido entre ellos dos. Aunque era algo difícil, e inimaginable, debía hacerlo. No es como si tuviera de otra.
Decidió bajar las escaleras desde el quinto piso hasta el primero solo para evitar cruzarse con él en el ascensor. Era algo inútil, él le había ofrecido llevarla a una reunión. Con la carpeta en la mano y la respiración un poco agitada decidió esperarlo.
Cuando lo vio se mordió la mejilla por dentro. Porque todo en él le llamaba demasiado. Vestía con esos trajes hechos a la medida y se veía condenadamente bien.
Señor usted me gusta tanto.
Lo dijo en su mente, convencida. Quería que la besara. Quería que la hiciera suya. Todo tipo de pensamientos excitantes le vinieron a la cabeza y olvidó su deseo de olvidarse de él.
Pero unos segundos después de él salir, su esposa salía detrás con él. Se le enfrió todo. Se puso seria y su quijada tensa. Si seguía apretando la mandíbula le iba a doler la cabeza.
—Venga señorita Rode. —dijo él al pasarle por al lado y abrir el asiento de atrás para ella. No espero a que ella subiera para cerrarle la puerta, le pareció increíble que el la tuteara cuando nadie estaba presente.
Su esposa Margaret se subió adelante, le dijo un hola tan bajo que ella casi no lo pudo percibir.
Rochel se sentó y pegó su cabeza del asiento del vehículo. Estaba exhausta. Debía de dejar de soñar despierta.
Lo decidió allí cuando él le pidió que lo llamase al terminar la reunión, se iría a casa y se tomaría el día libre sin comunicárselo.
Ya en casa, en la noche, Rochel se sintió tonta, porque pensó mal. Pensó demasiado, recordar la forma en que iban delante hablando, era prueba clara y obvia de que debía recordar que ese hombre era casado, y que era imposible para ella, en todos los sentidos.
Se sentó en la sala frente al televisor comiendo un dulce de leche mientras veía un reality show. Miranda llegaba del trabajo recién y se sentaba junto a ella.
—La cena navideña de los Hernández es en tres semanas y ya estoy estresada. —Miranda se quejaba—. No te imaginas el estrés que es, es que todas están hartas del maldito uniforme. Así que cuando llega esta fecha, todas se esfuerzan en lucir fenomenales y poner a la señora Hernández de todos los colores.
—A mí no me han invitado. —Rochel comentó, devorando el dulce.
—Lo harán. Te lo aseguro.
Miranda fue a la habitación, y desde allá voceó.
—Sé que no te gusta este tipo de cosas, pero es una gala que no debes perderte.
—No me la voy a perder.
○
En el tercer día Erín volvió de Milán. No tenían muy buenas noticias, el italiano que quería la propiedad no le gustó el tipo de proyecto. Así que Erín no estaba de buen humor. Rochel sospechaba que había tenido un argumento con su papá. Gastaron más de cinco mil dólares en ese viaje que no rindió frutos. El estrés de conseguir vendedor estaba acabando con ella.
Por un segundo Rochel pensó que Erín no tenía veinte años como ella. Que era ya una persona de treinta con demasiado estrés como sería lo saludable.
—Erín, ¿Y si salimos un rato? Te puedo llevar a un sitio que te va a encantar. ¿Qué dices?
Erín frunció el ceño, mirando a Rochel por encima de sus lentes que usaba para leer únicamente. —Que rayos Rochel. Perdón, pero, ¿no te has dado cuenta de mis problemas?
Rochel hizo una mueca de arrepentimiento.
—Por cierto, te llama mi papá. Tiene que comunicarte algo. Ahora está en el comedor. —Se puso la mano en la cabeza—. Ve corriendo, hace tiempo me dijo. Lo olvidé.
—¿Sabes para que me necesita?
—Algo que hiciste Rochel mientras yo no estaba. —Le sonrió—. Maldición, tengo una jaqueca.
Rochel asintió dejando a Erín sola. Se notaba que andaba muy estresada. Bajó al primer piso, al área del comedor. Era las diez de la mañana. Jorge estaba sentado en una mesa con una manzana en la mano sin morder. Lucia imperturbable cuando una Rochel nerviosa se le sentó al frente.
—Buen día señor Jor...
—Solo dime Jorge. —Le pidió.
—Jorge, Erín me dijo que usted me mandó a llamar.
—Sí, ayer te fuiste sin llamar y me dejaste esperando. —Dejó la manzana encima de la mesa—. Me preocupa su falta de confianza a subirse a un vehículo conmigo señorita Rode.
Rochel no sabía que responder, sentía que él le insinuaba cosas.
Cuando vio que ella no diría nada, siguió hablando. —Al parecer la reunión que tuvo con el señor Terrence fue muy amena. Me comunicó Fior que el señor llamó para cotizar un financiamiento y comprar esa propiedad. Quiere decir, que si él es elegible para el financiamiento, Erín venderá la propiedad.
Rochel se impresionó, sonriendo y subiendo las manos a la mesa, olvidándosele por completo de quien estaba al frente de ella. —¡Wow! —No podía borrar la sonrisa—. ¿Erín ya lo sabe?
—No se lo digas aún, solo te quería dar las gracias por ser tan eficiente.
—De nada señor, digo, Jorge, señor Jorge. Jorge. De nada. —negó para sí misma, ¿por qué se le mezclaban las palabras?
—También espero que pierdas el miedo a subirte al vehículo conmigo Rochel —susurró serio—. Te invito a salir si quieres, para perder el miedo.
Rochel dejó de sonreír. Miró alrededor. A unas dos mesas estaban unas empleadas. Lo miró de vuelta a sus ojos celestes.
—Jorge, ¿Cómo me pide eso? —le cuestionó, el corazón volvió a acelerar su ritmo cardiaco.
—Piénselo señorita Rode. —Se levantó de la mesa—. Le regalo esta manzana. Felices fiestas.
o
n/a: Espero seguir con las actualizaciones por semana, gracias por apoyar la historia♥ Unanse al grupo de facebook Gaby Aqua Wattpad para estar atento a cuando publique capítulos nuevos!
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