ALICE

-¿No quieres que dejen de tratarte como idiota? –Dice con ironía –bueno te estoy mostrando la solución.

¿Cómo bailar en la fiesta de alguien que no me soporta podría ser la solución?

-Andrea no creo que ésta –digo haciendo señales de coma con los dedos –sea la solución, al contrario, nos van a calificar de prostitutas o algo por el estilo.

Andrea cerró los ojos por un momento como si procesara algún tipo de información y luego dijo algo que me dejó pensando.

-Eres muy inteligente sis, también eres muy fuerte y valiente –agregó –pero…..te falta algo que yo desarrollé todos estos años mientras esquivaba a los Dunne…. ¡estrategia!

Tenía un punto, debo admitirlo, pero estaba equivocada al decir que no tenía estrategia. De no haberla tenido Erick me hubiera hecho polvo a la primera semana, pero si tenía razón al decir que estaba más experimentada que yo ya que no podía descifrar como hacer lo que estaba planeando iba a ser beneficioso para nosotras.

-¡Te escucho! –exclamo cruzando los brazos.

-No vamos a bailar un tubo ni nada parecido….

-Espera, ¡¿vamos?! –La interrumpo – ¡eso me suena a multitud!, no sé si estás al corriente, pero bailar nunca ha sido mi fuerte.

-Sí, ¡si lo es! –Dijo resoplando –de lo contrario, no fueras tan buena karateca.

-¿Y eso que tiene que ver? –sigo sin entender la referencia.

Si hubiera sabido que Andrea era tan perspicaz no la hubiese puesto al corriente de todos mis problemas. Es en momentos como estos que comienzo a pensar que en lugar de estudiar Artes Escénicas debió haber estudiado Psicoanálisis o tal vez Criminología.

-¿No te dijo tu profesor de karate que los movimientos de los deportes de lucha siempre son sincronizados, como si se tratara de una rutina? –comenzamos a caminar hacia la piscina.

Estaba bastante informada mi hermana, y sí, algo había escuchado, pero como nunca me interesó el tema, no le había prestado mucha atención.

-¿Y como esto, hará que Virginia deje de fastidiarme? –pregunto mientras me sentaba en una de las sillas reclinables que estaban en frente de la hermosa piscina.

-¡Sencillo! –Exclama con suficiencia -¿Qué es lo que Virginia odia más en el mundo?

-Que sean mejores que ella, más bellas…..no lo sé.

-¡Exacto! –dio un golpe en mi silla –debiste haberla visto en clases, cree que es la mejor bailarina y voy a hacerle ver que no es mejor que yo solo porque bailaba en ese club nocturno.

¡Pobre Andrea! Virginia es como un súcubo, se alimenta de los miedos y las desgracias de los demás y se considera mejor solo por el hecho de que nunca lo vivió en carne propia. Siempre intentando amedrentar a todos para luego esconderse detrás del poder de su padre.

-Andrea, ¡deja el asunto por la paz! –le advierto y se ofusca.

-¡Claro que no! –Me grita –no fuiste tú la que fue expulsada por no estar de acuerdo con sus acciones.

¡Auch! Eso dolió.

-Sí, pero solo porque esas acciones estaban lastimando a personas inocentes que no sabían cómo defenderse –le explico pero no logro que se calme.

Aleska había estado escuchando nuestra conversación sin mencionar una sola palabra, estaba absorta en sus pensamientos, como si su mente no estuviera presente, hasta que de repente se nos quedó viendo.

-Andrea tiene razón –dice al fin.

-¡¿Qué?!

-Conozco a Andrea desde siempre –empieza a hablar –a veces me visitaba, pero siempre estábamos en contacto. Son muy parecidas ustedes dos saben, deberían tratar de entender sus puntos de vista mutuamente.

-¿Y que sugieres para que esta loca acción se lleve a cabo sin que eso nos cause inconvenientes? –le pregunto y se pone en pie de un salto.

Comenzó a dar vueltas alrededor de la piscina, Andrea y yo estábamos un poco aturdidas de su súbito conocimiento del asunto y  sorprendidas de su reacción. Luego de unos minutos se paró frente a nosotras muy alegre y nos dijo:

-Tenemos que buscar enemigos en común que estén de acuerdo con lo que vamos a hacer –nos cuenta emocionada –Montaremos un cuerpo de baile y nos presentaremos en su fiesta y al final del espectáculo todos dejaran al descubierto sus identidades.

-¡Valla Aleska! –Exclamo sorprendida – ¿no es demasiado?

-Ya he calculado todas las probabilidades de que algo salga mal –nos guiñó un ojo –de hecho hay un 75% de que todo salga bien y tan solo un 15% de que falle.

-¡Créele Alice! –Dice Andrea orgullosa –nunca falla en haciendo cuentas.

Si todos estaban de acuerdo, hasta Aleska, ¿cómo podría negarme? Y si iba a servir para para mantener a Virginia y a Erick alejados de mí, manos a la obra… ¿qué podría salir mal?