P.o.V Edward

La miro mientras baja las escaleras junto a mi hermana, sé que se impresionará con el montón de gente que me rodea.

-Sorpresa -gritamos todos juntos.

Su cara es tan expresiva que puedo ser capaz de leerla como a un buen libro

Sobre la mesa se encuentran muchas variedades de aperitivos, pastel; la música llena la estancia envolviéndolos a todo con mi felicidad. Me acerco y la toml de la cintura dando vueltas como un trompo.

-¿Te gusta, mi amor?

-Me encanta, gracias por esto. ¿Y tu padre?, no lo veo. -Tiene que hablar de mi jodido padre, que no es ni capaz de conocer a su nuera, la próxima luna de la manada. Pero no va a estropear esto.

-Te mereces esto y mucho más. Mi padre no vino, y no hablemos de eso que solo empeoraría el ambiente. No puedo esperar para tenerte en mi cama.

-¡Ed!, quiero disfrutar un poco con las personas que ahora formaran parte de mi familia.

-OK, lobita, pero después de las doce serás mía.

Y así lo hago después de que todos se vayan, todos ya sabían lo que tenía en mente, excepto sofí, que se queda a dormir en su cuarto. Vamos, que cuando uno quiere privacidad ahí están los hermanos.

-Bueno, te llevo a tu cama, a tu nueva cama.

Llevo a Celin entre mis brazos escaleras arriba hasta mi habitación, que es la de mis padres, pero en este momento estou tomando lo que será mío a partir de ahora, le guste a quien le guste. Abro la puerta, la depositl suavemente en la cama antes de darle un beso, doy dos grandes zancadas hasta la puerta y la cierro tras de mí.

-Toma hoy como el primer día de los mucho que vas a tener de nuestra luna de miel.

-Ed, sé que piensas que ya estamos casados y eso, pero yo soy humana y tengo una familia humana, y me gustaría casarme con vestido y todo.

-Lo que quiera mi reina lo tendrá, pero para mí eres mi mujer hasta el fin de mis días a pesar de no llevar alianza, solo con mi mordida es suficiente.

Se ha quitado su abrigo y está acostada en mi cama, a merced de este lobo que hará de todo para hacerla feliz. Está estupenda con sus pequeños shorts y su pulóver, de tan solo pensar en quitarle su ropa, mis vaqueros se sienten de repente muy apretados. Pero esas largas piernas y... ¡mierda!, esos pechos tan llenos.
Tomo una respiración intentando relajarme quiero esta vez amarla.

-¿Estás bien?

-Estoy bien -le digo mientras me acerco a la cama, me siento en el borde y ella viene y se acurruca a mi lado. Dios, su carne tan caliente al lado mío.

-Solo estoy tratando de ser bueno, quiero que esta vez sea todo bonito.

-Pero si contigo todo es bonito. -Me giro para poder mirarla a los ojos.

-La primera vez ll arruiné porque era tu primera, vez tenía que haber sido cariñoso y no un animal en celo.

-Pues eso es lo que eres, y a mí me gustó.

La miro a los ojos y se está riendo.

-Dios, ¿qué voy a hacer contigo?

-Pues hacerme el amor, no entiendo por qué estas todavía sentado.

No hay manera de ocultarle que estoy duro. La giro poniéndola de espalda a la cama y debajo de mí.

-Está bien, nena, te voy a dar lo que quieres, pero primero creo que te sobra ropa.

Le quito la blusa, no lleva sujetador. Observo sus pechos, ¿es posible estar más duro?, creo que no. Muevo mi boca hacia la suya, le muerso el labio inferior y suelto un pequeño gemido provocando que abra su boca para mí. Mi traviesa lengua explora toda su boca, degustando su sabor, esto es un lujo para mis papilas gustativas. Puedo sentir el olor de la excitación de mi compañera, ahora si está en el cielo, ¡por fin tengo a mi hembra y es mía, solo mía!

"Joder, mira que te gusta hablar contigo mismo, y eso que estoy yo aquí"

"Cállate, quiero disfrutarla, yo no soy el animal aquí, ese eres tú que solo quieres follar"

"Por lo menos soy sincero"

Y así como vino, se fue el muy cabrón, pero es mejor que me deje la situación a mí.

Mis manos se mueven hacia sus pechos, tomo un pezón que ya está duro con las manos y otro con la boca. Cuando su primer gemido salió de su boca me siento el rey del mundo, el puto amo.

-Ed, esta vez quiero hacer algo y después sigues, ¿sí?

¿Cómo le voy a decir que no? Me giro sobre mi espalda y la atraigo hacia mí, poniéndola a horcajadas. Me da un suave beso antes de quitarme la camisa, hace un recorrido de besos de mi boca hasta mi abdomen. Cuando llega a la cintura de mi pantalón, ya me está derritiendo.

Levanto mi cadera para que pueda quitarme los pantalones, noto su aliento sobre mi erección, y es magnífico. Su pequeña mano recorre mi polla y siento salir el maldito líquido pre-seminal. Aprieto su agarre y dejo de respirar por unos segundos para comenzar a mover la mano con más vigor.

Estoy disfrutando, no me falta mucho para llegar, entonces la miro. Su olor, su mirada y su rápido movimiento hacen que me corra, hasta creo haber gruñido. Mi cuerpo está confuso después de este clímax.

-¿Te gustó ?

-Joder, nena, ese fue el mejor orgasmo de mi vida, ¿cómo no me va a gustar?

-Déjame que me limpie, parece como que necesitas respirar.
Se fue al cuarto de baño dejándome a mí ahí, tratando de respirar.