*Dentro de lo oscuro hay algo bueno*
P.o.v Celin
Delante de mí esá ocurriendo algo que no pensaba que podría existir.
El hombre al que la señorita amenazadora, la cual todavía sigo sin conocer su nombre, me ha dicho que observe, está cambiando completamente de estructura como uno de esos Transformers, justo en frente de nosotras.
Siento que estoy alucinando, después de haberme dado una pequeña sonrisa bastante significativa, que solo él entendió. El chico de repente pone un semblante concentrado, y después de unos pocos segundos empiezo a oír un crujir de huesos y puedo ver cómo se va transformando lentamente a otro organismo de vida completamente diferente al de un humano, algo que es imposible científicamente hablando.
Observo con horror y fascinación que va aumentando de tamaño desgarrando sus ropas, cierro los ojos y pienso :¿esto está pasando?. tomo una respiración profunda y poco a poco abro mis ojos, pero ya no hay un hombre sino una hermosa águila negra de ojos ambarios.
Miro hacia todos lados buscando la confirmacion de que es una locura. Pero nadie está sorprendido, solo yo. Regreso mi mirada hacia el águila. Estoy en shok, ya volvió a ser un humano. "Joder, esto le partiría el cerebro a alguien"
Con cuidado me acerco para confirmar que es cierto. Lo examino y le pregunto si puedo tocarlo, él cabecea como dándome a entender que puedo, y lo toco ligeramente, mientras pienso que me he vuelto loca o me han dado algunos alucinógenos, porque se siente muy real.
Salgo de mi embobamiento y noto que la herida que tenía, que ahora está en la pata del animal, se ha desgarrado por el cambio y ahora sangra más.
–Por favor, vuelve a tu forma humana, tu herida sangra demasiado.
Poco después de hablar, veo que su herida comienza a sanar a una velocidad sorprendente, se puede ver el proceso a simple vista, poco después de cerrarse completamente, el águila vuelve a ser humano, con un único y pequeño detalle que nadie se molestó en advertirme, el chico está ahora totalmente desnudo.
"Joder"
De inmediato cierro los ojos y me giro, dándole la espalda. Al sentir que alguien se acerca los abro y me encuentro de frente a la "señorita amenaza".
–¿Todavía crees que somos una leyenda? –me pregunta burlonamente con una sonrisa en la cara, aunque también le noto curiosidad en lo que vaya a decirle.
–Tengo que admitir que estoy convencida. –Al ver que me sigue mirando con expectación, tardo un poco en comprender lo que espera de mí– Despreocúpese, no me va a dar un ataque de pánico o algo así, o al menos no por ahora No sé si más tarde cuando se asiente bien la información en mi cabeza pase, pero por ahora estoy bien.
Después de ver algunas de las peores condiciones de pacientes con enfermedades que ni empezarías a comprender, en estado crítico, una desarrolla una cierta tolerancia a los imprevistos y sorpresas, muy pocas cosas me harían hiperventilar a este punto.
–Chica dura, aprecio eso —dice con una pequeña sonrisa que cambia rápidamente a un semblante amenazante– entonces supongo que no debo advertirte que esta información jamás saldrá de tu boca, ¿verdad?
–Está más que claro.
Tras un momento de silencio mientras la "señorita amenaza" (definitivamente se quedará con ese nombre si no me dice el suyo rápido) me mira con cautela, decido cambiar de tema.
–Son criaturas preciosas cuando se transforman, bueno, por lo menos él lo era –digo mientras miro al hombre-águila que ahora ya se encuentra vestido– Eres precioso, ese fue el ave más hermosa que he visto en mi vida, gracias por mostrármelo –sigo diciendo mientras le regalo una tímida sonrisa al chico.
–Cuidado con lo que dice y hace doctora, los cambiantes también somos muy territoriales –me advierte la señorita amenaza.
Lo que hace que me gire de nuevo a mirarla.
–¿Qué quiere decir?
–Es solo una advertencia amistosa. Si piensa estar con un hombre cambiante, tenga cuidado, somos muy posesivos.
–Vale, gracias.
Cuando lo noto, tengo a todos mirándome, me examinan con sus miradas mezcladas de curiosidad y desconfianza. Al parecer ya sabrn que me hospedaré aquí por un tiempo. Supongo que no soy la única humana en haber pasado por esta situación, dado que no se muestran amenazantes.
Todavía estoy un poco en shock sobre el asunto, pero lo estoy sobrellevando bastante bien, o al menos eso creo yo.
Realmente no me puedo creer todavía la existencia de los cambiantes, después de haber vivido toda la vida pensando que no existían. Es un cambio chocante, pero al menos me alegro un poco de estar aquí, en vez de en una verdadera cárcel.
Este pensamiento hace que caiga en la cuenta de que tal vez mi profesor sabía de este lugar. Y si es así, tengo muchas preguntas que hacerle.
–Vamos, sígueme.
Ante mí aparece el señor que me ha llevado a la sala donde he firmado el acuerdo.
"Qué mandón es este hombre".
No me queda otra que seguirlo, he comprobado que el acuerdo de confidencialidad, que pensé antes era porque traficaban órganos matando a los presos o algo así, no es para nada lo que temía.
Aunque a pesar de sentirme un poco más liviana, ya que mis preocupaciones han disminuido en un gran margen, todavía estoy molesta con este hombre, que es otro que no se ha dignado en decirme su nombre, por esa sonrisa triunfal en su cara.
Atravesamos toda la plaza, en la cual observo una gran cantidad de mujeres y niños, y a continuación me lleva hacia un edificio de dos pisos, donde entramos y paramos frente a la habitación número 102.
–Comienzas mañana a las 8 am; tus cosas están ya en tu habitación, si tienes hambre o necesitas algo puedes usar el teléfono que está en la habitación, solo marca el cero y se te redirigirá al personal que esté a cargo en ese momento, si no necesitas nada, trata de descansar, mañana será un largo día. – No se aleja cuando me dice de repente–: un consejo, cierra bien la puerta. Has dejado impresionados a los cambiantes como ningún humano que haya pasado antes por aquí hizo nunca. Todos siempre salen corriendo, se vuelven locos o les dan ataques de pánico, tú al contrario, fuiste diferente, lo tomaste con calma y eso les impresionó, y eso es algo difícil de hacer, jovencita. Bueno, solo quería decirte esto, ya me voy, descansa.
Antes de que se aleje más, lo llamo.
–Señor... no me ha dicho su nombre aún.
–Oh, cierto, que no te había dicho mi nombre, soy Morgan.
–Y se puede saber qué papel juega en este lugar, ¿es humano como yo?
–No, no soy humano, para nada, soy el administrador de Los Arcángeles, aunque ustedes los humanos dirían que soy su director y aparte de eso también soy un licántropo y el beta de la manada.
–Vale... gracias por la información, supongo. –Después de explicarme quién es, tras invitarme a descansar, se va dejándome sola con mis pensamientos.
Bien, al parecer el tipo, que ahora sé que se llama Morgan, tiene un cargo elevado, y aunque no estoy muy segura de lo que significa ser un beta, he visto en algún lugar que es como el segundo al mando en las manadas. Aunque eso es en el mundo animal y en este caso no sabía si se aplicaba.
De lo que sí estaba segura es que es mi director.
Entrando a la que será mi habitación durante el tiempo que esté aquí, notl que es bastante acogedora. Tiene una cama matrimonial y un escaparate, y las paredes están decoradas con cuadros hermosos. También cuenta con un baño, en el cual hay un inmenso jacuzzi que me llama.
Gracias a todo lo que ha pasado hoy estoy más que exhausta y me merezco un baño de burbujas, así que eso es exactamente lo que hago.
Sin siquiera ponerme ropa para dormir, me acuesto y caigo rendida inmediatamente, con la idea de que al día siguiente debo llamar a mi mamá para contarle que he llegado bien, pues dada la hora que es solo puedo mandarle un mensaje. Y también llamaré a mi profesor, que me tiene que explicar bastantes cosas.
Apenas me quedo dormida me despierto abruptamente por el sonido de mi alarma que, a pesar de odiarla con toda mi ser, doy gracias a Dios de haberla dejado puesta como venía siendo habitual para la escuela, a las siete, porque si no, no llegaré a tiempo.
Necesito media hora para estar lista, y cuando voy a abrir la puerta y a salir, justo en ese momento alguien llama. Al abrir hay una señora mayor con un coctel de frutas en la mano.
–Doctora, va un poco tarde como para llevarla a desayunar, así que le traje esto, me encargaron guiarla por el complejo y preguntar sobre sus preferencias para las comidas, pero como estamos un poco cogidas por el tiempo le iré explicando por el camino.
Cojo lo que me ofrece para comer mientras le agradezco y la sigo mientras voy comiendo.
"Creo que esto no será tan malo como me lo dejaron ver"
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