P.o.V Celin

Abro los ojos, me siento muy mareada, pero aun así puedo ver el paisaje, un inmenso bosque con abundantes árboles y cantos de pájaros. Desde mi asiento huelo un dulce aroma a libertad y no reconozco al hombre que está a mi lado, aunque no lo puedo ver bien por mi mente nublada; unos segundos después estoy dormida de nuevo.

Escucho cómo el hombre que me ha salvado llama a alguien, pero no puedo oír mucho más ya que entro y salgo muy rápido de la inconsciencia.

Unos treinta minutos después una mujer está a mi lado. Escucho que me habla palabras reconfortantes mientras noto una presencia dentro de mí que poco a poco hace que se vaya el dolor. Emito un gimoteo y la persona que me habla pregunta:

—Ed, ¿qué pasó?

Así que mi salvador era aquel lobo que iba a ser mi cita.

—Un maldito loco quiso tomarla a la fuerza, te juro que lo voy a buscar hasta el fin del mundo y lo descuartizaré...

—Ed, tranquilízate, ella estará bien. Todos los golpes que tiene no son profundos y los puedo curar, aunque tiene una pequeña contusión. Puede ser que se despierte de medianoche porque le di un somnífero para que no sienta el dolor de la magia. Pero dime, ¿sabe papá que tu compañera es una humana?

—No, y debe aceptarlo, ¿sabes? por ahora no hablemos de ello.

—Ed, ¿por qué no te has unido?, no puedo olerte en ella.

—A penas nos hemos conocido, ella todavía no sabe que es mi compañera. Esta noche se lo confesaré. Antes no quería hacerlo porque pensaba que era parte del culto, ese que ha matado a cinco de mis hombres y ha secuestrado a otros, pero me he dado cuenta de que he estado a punto de perderla y no quiero eso.

—Ella te aprenderá a amar, como todos, aunque también te querrá matar, hermanito, a veces eres exasperante. Hablemos del niño que encontraron, y no me mires así, lo sé porque Morgan me llamó anoche para decirme que era súper secreto y que solo yo podía curarlo. Pobre niño, le habrán hecho tantas pruebas y cosas que estaba aterrorizado de los médicos y de lo que tiene dentro. Siento su lobo, pero sin embargo sus padres fueron humanos, no sé si se podrá transformar algún día.

¿Qué será eso de una compañera, un culto y un pobre niño traumatizado?, eso cada vez está más raro. Es lo último que pienso antes de que el sueño me lleve.

''''''Acuérdate de nuestra cita te espero en la puerta. Edward. : P'''''''''''

Dios, voy realmente tarde, pasé una hora en el baño, debía lavarme, afeitarme, ¿en que pensaba cuando dije que sí?, "sabías muy bien en qué Celin".

—Cierto, pero ¿no deberías ayudarme a mí, subconsciente?

Con el apuro elegí un vestido azul marino hasta el medio muslo, maquillaje mínimo y mi perfume de coco. Quedaban quince para las seis y había terminado a tiempo.

Cercano a la puerta puedo ver al guapo hombre que me espera, lleva vaqueros apretados y rayados en la parte de las rodillas, una camiseta azul y su pelo, Wow....., ¡ese pelo! Con cada paso que doy, y estoy más cerca de un cuerpo, huelo más su aroma, el que explota de testosterona.

Pero siento que alguien grita mi nombre y me giro hacia la puerta. No hay nadie, así que miro a mi lobo y él dice mi nombre.

Abro los ojos dejando atrás esa maravillosa cita de ensueño. Delante de mí está el hombre de mis desvelos, espectacularmente guapo, mirándome tiernamente, pero no sé dónde estoy y no se me ha olvidado cómo me plantó.

—¿Dónde estamos?

—En mi casa, o más específico en mi cuarto.

La casa debe de ser preciosa, porque el cuarto, con el piso de mármol negro y paredes de color celeste, es del tamaño de mi casa completa.

—¿Y qué hago en tu cuarto si se puede saber?

—Celin, tranquilízate, aquí estás a salvo.

—Sí, puedo estar a salvo de muchas cosas, pero no de ti.

—Yo nunca te haría daño, amor.

—Ahh, no, ¿y crees que no me dañaste con ese mensaje?, no había una disculpa sincera, ni palabras bonitas, solo decías que cambiabas la fecha porque a ti te daba la gana.

—No era así, bueno no era eso, solo que quería decir que lo siento, vale.

"Déjalo que se explique Celin". Cállate, conciencia, estoy muy enfadada, no estoy de ánimos para ti.

—Escucha, en ese momento estaba en algo muy importante y solo escribí algo rápido porque Marisa me dijo que estabas enojada.

—¡Qué bien!, te hundes más, así que Marisa te dijo, deja que la coja.

—Nunca pensé que una discusión fuera así de divertida, y deja a Marisa que no tiene la culpa.

—Pues no, solo se le soltó la lengua.

—Bueno, deja eso, te traje algo para que comas, espero que tengas hambre, y te sientas como en tu casa.

En casa, ni loca, esto nunca se parecerá a mi pequeña casa, pero de seguro quiere ser caballeroso, para que me relaje un poco.

Mmm, de verdad tengo hambre.