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El camino de los Gugos

Bañados en lodo y con trapos viejos, los caballeros descendian por ese camino pedregoso e inclinado.

Llegaron a la entrada de una enorme cueva, ahí tres goules les esperaban, los Canes les informaron que era el momento, tenían que avanzar despacio y en completo silencio, ya que los Gugos siempre dejaban un vigía, Pickman les deseo suerte y regreso junto a sus "amigos".

-andando y recuerden, debemos evitar a toda costa un enfrentamiento.

Omega, veía fijamente a Krest, sabía que el chico les guarda un odió profundo a esas creaturas.

A regañadientes Krest acepto, mientras mordía sus labios y apretaba los puños hasta tornarlos blancos, tenía unos deseos enormes de despeyejar a esas cosas.

Ingresaron a la cueva, era fría y húmeda, el aire se sentía turbio y pesado, avanzaban despacito y en fila, los goules les habían regalado una especie de candiles a cada uno, parecía una botella de vidrio redondo, las cuales albergaban una luz muy tenue que alumbraba solo lo suficiente para ver por dónde caminas, de esta manera no llamarían la atención.

¡Brrrrghhhj!

Se escuchó una especie de gruñido, como un ronquido áspero y profundo.

Ricardo levantó su "lámpara" más no se veía nada, salvo una negrura espesa y....¿Eso era una montaña? ¿Había cordilleras en el interior de esa enorme cueva?

-de acuerdo a ésto, las escaleras deben estar al frente.

-andando.

Avanzaron rápido, encontrando un camino hecho con enormes lápidas de piedra que les recordaron un poco a los escalones de las doce casas...¡Unas cien veces más grandes! Esto parecía haber sido construído por gigantes.

-avanzen rápido y no se separen o...¡Abajo!

Alfa se lanzó contra Aeras, que iba al frente, tacleandolo.

-no se muevan.

Susurro el can. Todos se agacharon, quietos, incluso Hakurei aguantaba la respiración, agudizaron su vista lo más que podían, sus ojos ya comenzaban a acostumbrarse a esa inmensa obscuridad.

Les costó mucho, pero lograron ver algo frente a ellos, una de esas creaturas, enorme, el Gugo caminaba a unos cincuenta metros frente a ellos, despacio, cuidando los alrededores. Andaba sobre sus dos patas, en sus brazos bifurcados sostenía cada mano una especie de arma, cuchillos hechos con huesos, pero más resistentes que el acero mismo.

-es el centinela

Susurró el can.

Estos extraños simios siempre dejaban a un guardián velando el sueño de sus hermanos, los cuales se encontraban apilados en lo más profundo de la cueva, esa "cordillera" que a capricornio le pareció ver eran los Gugos.

El vigía dió una vuelta cerca de ellos, sus ojos buscaban algún intruso, pero los caballeros lograron ocultarse entre las rocas, parece que no había nada cerca de la entrada, estaba por girar cuando algo captó su atención, un ruido muy tenue.

Apretó con fuerza los cuchillos que cargaba en su mano y en tres zancadas ya estaba frente a los chicos, con dos de los cuchillos al aire listo para atacar.

Ricardo apretó con fuerza su puño, preparándose para la defensa mientras sostenía con su otra mano el collar, pidiendo fuerza a capricornio para luchar.

Pero el golpe no fue directo a él, este fue más arriba, golpeando la roca unos metros lejos.

¡Ghhhh!

Se escuchó un chillido agudo, casi como el llanto de un niño pequeño al cual están lastimando.

El caballero de la décima casa logró ver una figura salir de la obscuridad, un humanoide, de piel muy amarilla y brillante, con ojos rojos, carecia de nariz y frente, no tenía labios pero si unos afilados dientes, era muy delgado, aunque no en sus piernas, las cuales eran musculosas en su pantorrilla y la parte alta, pero estaban dobladas, casi parecían las de un...canguro, solo que con grandes garras negras, en pies y manos.

¡Un lívido!

Menciono Alfa

¡Corran!

Grito Omega

Los caballeros no entendían lo que ocurre, pero no dudan en obedecer, salen corriendo de su escondite y siguen a los canes, el Gugo se sorprende al no haber captado a esos intrusos, pero estaban cubiertos por el barro y musgo, dónde Pickman los obligó a bañarse, algo común en esa zona, engañando su vista, intenta atacarlos pero un segundo lívido aparece.

Los chicos giran para ver qué ocurre.

Desde la obscuridad manchas amarillas aparecen, brincan cual pequeños canguros y se lanzan contra el Gugo, el enorme simio intenta defenderse, pero estos son mucho, diez o trece.

Una pequeña sonrisa se dibuja en la cara de Krest, a él también le gustaría darle una paliza a esas cosas.

-¡Apresurense! Tenemos que salir de aquí.

-¡Rápido, antes de que alerte a los demás!

Pero los chicos no escuchaban nada, ningún grito de pelea o algo proveniente del simio, solo los chillidos de esas cosas y..

¡Cuidado!

Una roca enorme salió disparada al techo de la caverna, el impacto fue tal que ocasionó que la cueva temblará. Con sus últimas fuerzas el Gugo alcanzó a arrojar a uno de los pilares para despertar a sus hermanos, el temblor que esto provocó logró despavilar a los dormidos Gugos.

¡Maldición....chicos ocultense!

Los canes corrieron a esconderse tras unas rocas. De improviso la tierra comenzó a temblar, tambaleándose los caballeros lograron llegar a las rocas y ocultarse.

Enormes Gugos corrían a la entrada de la cueva, algunos tan grandes y corpulentos como aquellos que les atacaron, otros incluso más grandes, como de seis u ocho metros de alto.

¡No!

Alfa logró sujetar a Krest de su ropa, impidiendo que luchará, Aeras se acercó y cubrió su boca mientras lo abrazaba con fuerza para que no saliera, cuando esas cosas pasaron corriendo todos guardaron silencio absoluto, los gugos no poseen olfato u cuerdas vocales, pero su sentido del oído estaba muy desarrollado.

-debes controlarte, si peleas ahora morirás...y nadie salvará a tu hijo, piensa eso.

-...

-calmate Krest...llegará el momento de hacerlos pagar, pero ahora no.

-...

El castaño solo acepto.

Se quedaron en silencio, escuchando la pelea, pasados unos minutos comenzaron a avanzar, despacio.

-hey...miren.

Encontraron un escalón enorme, era la escalera que les llevaría al bosque de los zoogs.

Comenzaron a subir desplazándose tan rápido como podían, los chillidos de los lividos habían dejado de oírse por lo que la pelea terminó, era una escalera enorme, la cual se volvía cada vez más empinada.

Un ligero temblor les alertó, los Gugos regresaban a la "ciudad" se detuvieron en seco, pensaban esperar a que comenzarán a dormir de nuevo pero Omega les hizo la seña que era imposible, los Gugos duermen cada centuria y no podían perder el tiempo ahí, por lo que tendrían que seguir sin ser descubiertos.

Los escalones eran interminables, cada vez más altos, incluso se vieron en la necesidad de subir uno arriba del otro para llegar, estaban cada vez más alto y el aire comenzaba a faltar.

¡Ahhh! ¡Ahhh!

Hakurei y Krest cayeron al suelo, estaban exahustos, lo mismo que Ricardo y Aeras, los cuales ya sentían un fuerte dolor de cabeza por la falta de aire, se sentía como si estuvieran escalando una montaña en tiempo récord.

Se preocuparon un poco al ver cómo los canes caían.

-no...no respiró...

-....yo tampoco... hermano... estoy...

Alfa cayó inconscientemente, por desgracia al hacerlo una de sus patas empujó una roca. Una minúscula roca, no mayor a los diez centímetros, pero que por desgracia al caer, en ese lugar desprovisto de luz y sonido, cayó con tal fuerza y estruendo que su eco resonó en toda la cueva.

Los Gugos que regresaban de la "batalla" escucharon claramente el golpe, esto les puso alerta, tal vez algún livido había escapado y se interno en su hogar, agudizaron sus oídos y lograron percivir una serie de ruidos, eran...pisadas...muchas pisadas que provenían de las escaleras prohibidas.

Sus cuerpos temblaron de furia, todo su lenguaje corporal pedía a gritos sangre y muerte, corrieron apresurados a ese lugar, listos para terminar con los intrusos.

Los chicos sintieron el piso temblar y se asustaron, sabían lo que eso significa, los habían descubierto.

-...ra... rápido.

Intentaron subir tan rápido como les era posible, pero sus fuerzas ya estaban agotadas y...

-Aeras... atrápalo.

Hakurei y Ricardo les ayudaron a subir a Krest y Aeras, para después arrojarles a los inconscientes canes. No sabían cuánto les faltaba, pero los escalones cada vez se volvían más altos, incluso Krest comenzó a crear escaleras de hielo para apurar el paso.

-ah...ya...ya no puedo...no... necesito...aire.

-...cof...cof...yo... también...

-tenemos...que...

¡ZAZZZZ!🗯️

Un temblor y un fuerte golpe los asustó lograron sentir como la tierra se cimbró a sus pies.

-¿Que fue eso?

-no lo sé pero...

¡ZAZZZZ!🗯️

Otro golpe igual de fuerte, pero más cerca, a esté le siguieron otros tres.

-¿Que está pa....

Cuando Hakurei se giro a ver se aterró al mirar una enorme roca disparada en su dirección, por fortuna el proyectil se estampó tres escalones abajo, pero asiendo temblar la estructura que cayeron al suelo.

Los Gugos les arrojaban piedras intentando darles, los más "pequeños" subían apresurados la escalera para capturar a los intrusos.

-....no

Sacando fuerzas de flaqueza Krest creo otro par de escalones para acceder al siguiente, mientras arrojaba lanzas de hielo contra esas bestias.

-¡Malditos

Aeras no tardó en llamar a Sagitario y comenzar a disparar sus flechas cargadas de cosmos, no era tan poderoso, pero si lograba herir a esas bestias que se acercaban poco a poco.

-rapido, tenemos que...ahu...

Hakurei intento seguir avanzando al siguiente escalón, con los dos canes en sus hombros, más al hacerlo choco contra un muro, arrojo la lámpara un par de metros arriba, para ver dónde terminaba, más resultó que ya no había más escalera, habían llegado al final.

¡Lo logramos!

Dejo a los canes en el suelo y comenzó a empujar, de acuerdo con Pickman está era una especie de trampilla, tenían que empujar para salir.

-¡Vamos!

Ricardo llego corriendo y le ayudó, entre los dos empujaban con fuerza mientras sus camaradas mantenían alejados a esas cosas, por desgracia sus fuerzas comenzaban a sucumbir.

-¡Con fuerza!

Podían sentir como todo su cuerpo temblaba, se supone que ellos eran capaces de alterar el flujo de una cascada, de mover montañas y partir los iceberg a la mitad, pero por Athena, que no conseguían girar esa maldita trampilla.

¡Ondas Infernales!

El cosmos comenzó a emanar de las manos del portador del Ara, las ondas Infernales crearon una especie de espiral al rededor de las manos del joven, este las junto, parecía que tenía un taladro en sus manos.

¡Ahhhhhhhh!

Hakurei comenzó a juntar todo su cosmos, enfocandose en sus manos, destruiría ese muro así sea lo último que haga.

¡Más,mas, más!

¿Hakurei?

Ricardo le miró preocupado, más no dudo en seguir su ejemplo, si no se deshacían de ese muro pereserian ahí y nadie salvaría a su ahijado.

¡Excalibur!

Siguió el ejemplo de su compañero y junto todo su cosmos en su "espada", preparándose para el ataque.

¡Aurora Boreal!

¡Quasar luminoso!

Estaban exahustos, pero seguían luchando, cuatro Gugos pequeños fueron encerrados en ese espiral de luz creado por Aeras, los anillos se comprimieron hasta incinerar a esas bestias, otro Gugo de unos seis metros quedó convertido en estatus de hielo, Krest se concentro e hizo explotar la escultura, creando una mini avalancha que arrojo contra los simios, estos prácticamente estaban ya en sima de ellos.

¡Ahora!

Ara y Capricornio se sincronizaron y lanzaron su ataque en conjunto, el impacto dió de llenó en la trampilla, está pareció simbrarse, pequeños restos de polvo comenzaron a caer, mientras la enorme lápida de piedra empezaba a ceder, el impulso creado por ambos cosmos comenzaba a abrirla.

Pero las fuerzas de los caballeros estaban a su límite, sentían como su cosmos se agotaba, sus músculos se sentían arder y su conciencia empezaba a ceder, sus ojos se cerraban, estaban a nada de desfallecer.

(Concentrense, no se rindan)

(Están a nada de moverla, sigan así)

(¡Vamos Hakurei, esto no es nada!)

(¡Andando Ricardo, parte esa roca a la mitad!)

(¡NO SE RINDAN!)

-ya no puedo...

Las fuerzas les fallaron, Krest terminó en el piso al igual que su compañero, Acuario y Sagitario regresaron a sus "urnas", desesperados porque sus arcontes se habían desmayado, más la calma regreso a sus corazones al sentir dos cosmos muy conocidos.

¡ÁBRETEEEEEEEE!

Las armaduras brillaron con fuerza, lograron sentir como su cuerpo se calentaba hasta el grado de extinción, después de ello...paz, una infinita calma.

Los Gugos miraron asombrados como la trampilla era pulverizada, un halo de Luz los golpeó de lleno, quemando su retina, pero no fue todo, aquellos que estaban a nada de atrapar a Krest y Aeras fueron partidos en cachitos los cuales fueron incinerados por un fuego azul. Los Gugos restantes solo lograron ver dos figuras imponentes, seres antropomorfos que recogían a sus inconscientes camaradas para salir de un brincó de ahí, mientras arrojaban un ataque que partía la escalera por la mitad y volvía a sellar el pasó.

*****////
Un pequeño zoog se escurría entre las espesas plantas, buscando alguna fruta...u carne.

De la nada un fuerte temblor lo hizo tambalear, sus enormes y curiosos ojos lograron divisar como restos de piedra salían volando, ahí donde estaba la entrada al mundo inferior de este mundo onírico.

Curioso, por su naturaleza, comenzó a brincar en esa dirección.

La puerta estaba destruida, solo quedaban escombros de está, se acercó, olfateando y sintiendo con sus tentáculos.

¿Que habrá pasado?

¿Los Gugos estarían luchando entre ellos...o con alguien?

Tomo un cacho de roca, iba a lamerlo cuando escucho un golpe a su espalda, algo había caído, al girarse a ver se llevó un gran susto.

Una especie de "profundo" y una...¿Cabrá? Estaban frente a él, cada uno sosteniendo a un inconsciente humano...y can.

El zoog solo giro la cabeza mirando con curiosidad.

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