Capítulo 46
Jisoo soltó de nuevo otro bufido al instante que escuchó la risa de la princesa.
—¡No es para nada divertido, Lisa! —exclamó a joven omega mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho—. Seguramente estarías de la misma forma que yo.
—Te aseguro que sería feliz si estuviera en tu lugar, Jisoo —unos pasos las distrajeron de su conversación.
—¡Allí estás! —y allí estaba la alfa que había marcado a su amiga, Park Roseanne a paso seguro y dando una reverencia en forma de saludo a la princesa, miró a su omega—. ¿Sigues de quejumbrosa? —preguntó la alfa.
—Es mi naturaleza y ni creas que la cambiaré —respondió de inmediato Jisoo.
—Me gusta tu naturaleza de omega rebelde —le dedicó una sonrisa—, ¿quieres algo de comer?
—¡Me encantaría! —respondió emocionada, incorporándose para acercarse a Rosé.
La más alta colocó su mano sobre la cabeza de la azabache, revolviendo sus cabellos haciendo que Jisoo frunciera el ceño y que sus mejillas mostraran un color carmín suave.
Lisa sonrió al ver aquello.
Soltó un suspiro en cuanto vio como se alejaban, la marca de Jisoo sobresalía, era como si estuviera presumiendo al mundo que tenía una alfa por fin y que es feliz en sobremanera con eso, y a pesar de que la joven omega se quejaba por su marca, podía ver la felicidad en su rostro, no había ningún rastro de disgusto.
Lisa pasó su mano por la unión de su cuello y hombro, como le gustaría tener la marca de su alfa sobre ella, y así poder estar juntas por toda una vida, ni siquiera se percató cuando la alfa líder llegó, tampoco de como había visto todas sus acciones anteriores.
A pesar de las explicaciones que le había dado la hechicera Dasom, Jennie aún no se sentía segura, creerle le estaba costando demasiado, y a su loba igual, pero la confusión podía llegar a ser más credibilidad, estaba segura de eso, jamás había dudado de todo, y ahora que lo hacía, se sentía sumamente extraña, pero debía tomar en cuenta los recuerdos desaparecidos, además de las acciones de su omega.
—¿Se encuentra bien, princesa? —preguntó Jennie, haciendo que la chica de inmediato quitase su mano de la unión de su cuello y hombro y dirigiera su mirada hacia la alfa.
—S-sí —respondió—, es sólo —soltó un pequeño suspiro—... estoy algo pensativa.
—No debe preocuparse por una marca, princesa.
Lisa apartó la mirada de nueva cuenta, estaba segura que Jennie decía aquello solamente para que dejase de pensar en alguna posibilidad de que la marcara, y eso en verdad dolía demasiado. Dolía profundamente dentro de su pecho saber que la posibilidad de recuperar su lazo atado hacia aquella alfa, iba a ser casi una tarea imposible.
—Lo lamento, Jennie —la alfa líder no comprendía el por qué de esa tan repentina disculpa.
—¿Qué dice? No me debe una disculpa.
—Claro que te la debo, por todo lo que me soportaste desde pequeñas —tragó grueso y miró directamente a los ojos a la mayor—, era una completa inmadura, no sabía lo que iba a causar con mis acciones y mis palabras. En verdad lo lamento, alfa, jamás debí haberte rechazado, y sé que ahora no recuerdas nada, pero...
—Le he dicho que no me debe una disculpa —la voz de Jennie era pesada, casi como la de mando, y eso la asustó un poco, sintió como sus sentidos se ponían alerta, Jen se enojaba con facilidad cuando le decía alfa, y lo había hecho, tenía que estar lista para lo que viniese a continuación—, será mejor que deje de pensar en esas tonterías.
—¿Y entonces qué fue aquel beso?
—Sólo lo hice para que dejase de estar triste, eso es todo, sé que ha dicho que se comportó como una inmadura, y aunque los recuerdos se hayan ido por completo de mí, créame que aunque los tuviera, ni siquiera estaría con usted —Jennie dio unos pasos hacia el frente y tomó a la princesa del antebrazo—. Escúcheme bien, deje de decir que somos predestinadas, no lo somos, y será mejor que deje esas falsas expresiones suyas solamente para que me acerque a usted, tal vez esto tenía que pasar para que dejemos de estar juntas, porque siempre saldré lastimada por culpa suya, princesa Manoban.
Y la soltó, Lisa se agarró el antebrazo, la fuerza que la alfa había aplicado sobre ella había sido mucha.
—¿Por qué no puedes admitirlo?
—Porque el destino nos preparó ahora caminos distintos, princesa Manoban, y esos son los caminos que tomaré.
—¡Prometiste que no te separarías de mí! —Kim retuvo un gruñido al escucharla.
—¿Quién dijo que debo obedecerle?
Y allí Lisa lo vio, ese brillo rojizo en los ojos de la castaña, no era Jennie, esa no era Jennie.
—Jennie —la nombrada gruñó ante aquel llamado—, no eres tú, esa no eres tú.
—Soy yo.
Lisa debía tomar un riesgo, del cual tal vez podría salir lastimada de por medio, pero aún así, tomó valor y a pasos lentos se acercó a ella, la alfa líder gruñó al ver que la princesa se aproximaba cada vez más cerca suyo.
—Ni siquiera piense dar un paso más, princesa —amenazó.
La omega ignoró por completo aquella advertencia, debía hacerlo, ese brillo no es normal, no en una alfa, y cuando por fin estuvo cerca, su mano fue a dar con la mejilla de Jennie, la alfa siguió gruñendo, casi mostrando por completo sus colmillos, y Lisa se estiró solamente un poco para poder brindarle un beso en los labios. Jennie colocó su mano en la unión del cuello y hombro de la omega, sus garras afiladas se encajaron en la piel de la menor, provocando que esta soltara un chillido, pero a pesar del dolor, Lisa no estaba dispuesta a tomar distancia.
De nueva cuenta, el color en los ojos de la alfa se esfumó poco a poco y la presión ejercida hacia la zona de la unión del hombro y cuello de la rubia disminuyó hasta que por fin la soltó. Lisa separó sus labios de los de Jennie y colocó su mano en la zona afectada por las garras contrarias, el malestar y el ardor de la herida eran ignorados por la afectada.
—Estás devuelta —mencionó Lisa, sonriéndole.
Jennie miró la mano que cubría aquella zona de unión del cuello y hombro de la princesa, y miró como la mano de la omega tenía algo de sangre. Sus ojos se abrieron en demasía al percatarse, y cuando levantó su mano para poder quitar la de Lisa, se detuvo, notó que ella misma también tenía la sangre de la princesa entre sus dedos.
—Y-Yo... —su pulso tembló—, ¿yo te hice eso? —miró a la omega, quien le dedicaba esa tenue sonrisa.
—Jennie —dio un paso al frente, pero la surcoreana retrocedió—, deja de preocuparte, es sólo una herida, me recuperaré.
—No, no es solamente una herida, te he lastimado —ella no es esa clase de alfa, no puede seguir allí—, debo irme.
—No, Jennie... —Lisa intentó detenerla—, quiero que estés conmigo...
—No, ves eso —apuntó a la herida—, no quiero hacerte daño, o peor, podría... —tragó saliva con pesadez ante su pensamiento—, podría matarte, y no quiero eso, no quiero lastimarte, lo lamento.
—¡Jennie!
Pero la alfa líder ignoró el llamado. Debía irse de allí lo antes posible, o si no podría descontrolarse, no sabe lo que le estaba pasando, su loba la felicita, pero también la reprende, es extraño, definitivamente tenía que escapar de allí, no quería volver a dañar a la princesa.
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