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Capítulo 44

Miyeon se sorprendió al ver a la alfa líder tan cabizbaja, miraba sus manos, tenía una figura de madera tallada la cual parecía estar algo desgastada. No sabía si era correcto acercarse a ella, podía ser que inclusive no le dijera absolutamente una palabra, pero debía intentarlo.

—¿Pasa algo, alfa líder? —preguntó, Jennie por fin levantó su mirada para poder observar a quien le hablaba en ese momento, se percató de que se trataba de la joven que ayudaba a la princesa.

—¿Eres omega, cierto? —peguntó, Miyeon dio un pequeño asentimiento en respuesta—. Sonará algo extraño supongo, pero... —apretó levemente sus labios—, ¿qué tan malo puede ser utilizar la voz de mando en tu destinada?

Por unos instantes Miyeon había pensado que seguramente Jennie ya se había percatado de que la princesa omega es su destinada, pero dejó su emoción de lado para pasar a responder.

—La voz de mando afecta mucho, dependiendo del modo en que la utilices.

—¿Y si la utilizo en un intento de reprimenda? —preguntó casi en un susurro y volviendo a ver la figura en sus manos.

—Eso afecta mucho —la castaña la volvió a mirar—, la voz de mando es fuerte para todo omega, puede causar desde una completa sumisión, hasta lograr aterrarlos.

La alfa líder cerró la figura con su mano, envolviéndola casi por completo, soltó un suspiro, definitivamente no había sido bueno sacarla, había asustado a la princesa omega, estaba consciente de lo que había hecho.

—¿A qué se deben esas preguntas, alfa líder?

—He cometido un error muy grave, y... —soltó un suspiro—, he utilizado mi voz de mando con la princesa —Miyeon asintió, comprendiendo la situación—. ¿Hay alguna manera de que pueda disculparme con ella?

Miyeon colocó su dedo sobre su mentón, su mirada pasó hacia arriba, analizando las cosas que podría hacer la alfa líder para lograr que Lisa aceptase una disculpa de parte suya, pero ciertamente le parecía que lo único que debía de hacer, era ir hacia la rubia y que las palabras fluyeran para que así pueda disculparse.

—No puedo dar algún consejo muy claro —respondió Miyeon—, pero debería hacerle caso a su loba, es quien sabe perfectamente qué es lo que debe hacer.

La castaña sabía escuchar a su loba, se entendían a la perfección, pero ahora el problema era que prácticamente no podía comprenderla del todo, la escuchaba claramente, pero todo le indicaba que estaba igual de confundida que ella, por una parte, comprendía las palabras de la princesa, y a veces estaba de acuerdo con lo que decía, pero otras veces se comportaba reacia ante las palabras, su loba en verdad se sentía demasiado extrañada por todo lo que estaba pasando, y no entendía la razón.

—Gracias, Miyeon.

La omega dio un asentimiento y por fin se retiró de allí, dejándola sola, pensativa.

¿Qué debía hacer?

¿Ir con la princesa omega?

Tal vez sea una solución mucho más razonable, pero aún así estaba en duda, no le gustaba estar tan pensativa con respecto a sus acciones, a una buena líder no le ocurre algo como eso. Una buena alfa líder sabe lo que tiene que hacer, tanto ella como su loba están de acuerdo con las decisiones tomadas porque se consideran una sola, pero ahora se sentía tan inexperta, que posiblemente el escuchar a su parte animal podría volverlo más un debate que una ayuda.

De todas formas, con valor, comenzó su camino hacia la habitación de la princesa, quería pedirle una disculpa, utilizar su voz de mando de aquella forma había sido totalmente incorrecto, ni siquiera hacer tales acciones iba con su propia persona. Debía averiguar lo que le estaba sucediendo, porque ciertamente no podía comprenderlo, era como si su loba quisiera decirle algo de inmediato, pero a la vez se estaba negando a hacerlo, demasiado incomprensible para ella.

Unos sollozos llamaron por completo su atención, encontró a la omega fuera de su habitación, abrazando sus piernas contra su pecho y con su rostro escondido, sus cabellos rubios caían sobre sus rodillas, largas hebras, delicadas y llenas de vida.

—Princesa Lalisa —su voz había salido en un susurro, y los sollozos habían dejado de escucharse por unos instantes, la omega asomó dejando ver su rostro, pero en cuanto vio que allí estaba la alfa líder volvió a ocultarlo, encogiéndose un poco más en su sitio.

Jennie caminó despacio hacia ella, sentándose justo a su lado, y pasando su brazo por los hombros de la menor. Lisa de inmediato quiso separarse, pues no quería que Jennie se molestara por la cercanía, no quería volver a escuchar la voz de mando.

—Lo lamento, princesa —Lisa dejó de forcejear y miró a la castaña, quien mostraba total arrepentimiento en su mirada, entonces prestó atención—, no debí hablarle de aquella forma, me descontrolé por unos momentos. En verdad lo lamento.

—No, no debes disculparte, no es culpa tuya —por unos momentos, al escuchar eso, Kim pensaba que la princesa se estaba echando por completo la culpa.

—No es su culpa mi comportamiento, princesa, en verdad lo lamento.

—Deja de preocuparte, alfa, no es culpa de ninguna de las dos.

Entonces Jennie frunció un poco el entrecejo.

—¿A qué se refiere con eso, princesa?

—Tenemos que ir con Dasom, ella te lo explicará.

La cabeza de la alfa líder se había llenado de tantas preguntas en ese momento, que no sabía si podría recordar cada una de ellas cuando estuvieran frente a la hechicera.

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