Capítulo 43
—Bueno, al menos espero que dejes así tu estado de rebeldía —mencionó Miyeon mientras seguía con su mirada sobre la marca que traía Jisoo, para la omega eso no era un signo de no seguir con su rebeldía.
Kim soltó un bufido mientras rodaba los ojos, Miyeon sonrió al ver aquello, desde pequeña Jisoo siempre había mencionado que sería la omega más difícil de todas y que jamás iba a dejar que un alfa terminara reclamándola con una marca, pero claro, el destino le tenía algo muy distinto preparado sólo para ella.
—No refunfuñes, deberías estar feliz —dijo Cho—. Por cierto, ¿podrías traerme esas manzanas?
La omega miró hacia las frutas, tomó el canasto que las contenía y se acercó a Miyeon para que las tomara en sus manos.
—No lo entiendes, Miyeon, ¡no quería esto! —levantó su labio inferior—. Además, ¿por qué piensas que esto es mejor y podría estar feliz?
—Porque es así como debes de estar, que una alfa te marque y que sea tu destinada, eso sí es una bella historia de romance —Miyeon comenzó a cortar las manzanas en media luna—, a mí en lo particular me encantaría que algo como eso me pasara.
Miyeon no ha tenido mucha suerte con su destinado, nunca lo encontró, y llegó un tiempo en el que se había resignado a quedarse sola de por vida, después de todo, hay veces que las parejas destinadas no llegaban a encontrarse y era una situación triste, una que lamentablemente tendría que vivir.
—Para mí no lo es —la azabache cruzó los brazos sobre su pecho.
—No digas eso, niña —Miyeon soltó un pequeño suspiro—, sé feliz, has encontrado tu destinada, algunas no tenemos la misma suerte que tú, inclusive para la princesa ha sido difícil tratar de convencer a Jennie.
Eso era cierto.
Jisoo debía admitir que no le había gustado tal forma de haberla encontrado, pero debía admitir que el poco odio que le tenía a Rosé se había vuelto todo lo contrario, y a pesar de que tenía algo de miedo por sentir tales emociones dentro de ella debía admitir que experimentarlas de tal forma era más que magnifico.
—Por cierto, ¿cómo están ellas? —preguntó Jisoo.
—La princesa ha estado la mayoría del tiempo con la alfa líder, aunque —habló Miyeon con una sonrisa—, debo admitir que Jennie se ve algo fastidiada con la presencia de la princesa.
***
—Princesa —Jennie no sabía cómo esa omega ya le estaba haciendo perder la poca paciencia que le quedaba, y es que Lisa parecía un pequeño polluelo que no quería alejarse ni un solo segundo de su madre.
—No te molestes, alfa —y luego estaba eso, decirle alfa significaba que la está considerando como su alfa, y eso para ella no era más que una mentira, no eran nada.
Se supone que cuando tienes a tu predestinado cerca lo sabes a la perfección, y con Lisa no se sentía de la misma forma como antes le habían dicho. Puede ser que su loba a veces se removiera un poco, pero esa no era suficiente señal como para convencerla del todo.
—Princesa Lalisa, le he dicho cientos de veces que no soy su alfa —soltó un resoplido, estaba cansada de escuchar lo mismo una y otra vez—, ¿por qué no lo comprende?
—Lo eres —Lisa miró hacia aquella figura de madera que antes iba a ser su regalo—, eso tiene un gran significado.
La castaña miró hacia el lugar en donde estaba mirando la princesa y entonces tomó la figura de madera en sus manos.
—¿Esto? —preguntó, pero de inmediato negó con la cabeza—. No lo tiene, ni siquiera recuerdo el por qué lo traigo conmigo.
Lisa frunció el ceño, ¿no lo recordaba? ¿Por qué no lo hacía? No lo comprendía, lo podía atribuir al lazo del destino que estaba completamente separado del suyo, tal vez los intentos de cortejo se fueron por eso, y con eso también se había ido por completo los recuerdos.
—Significa mucho, porque fuiste tú quien me lo dio —respondió la omega.
—Si fue así —Jennie miró a los ojos a la menor—, ¿por qué lo tengo yo?
La rubia bajó la mirada, ¿estaría bien decirle el porqué? La verdad es importante, pero hay algunas verdades que pueden lastimar a alguien de por medio, y esa era una de esas verdades, y ahora comprendía que no solamente lastimaba a la alfa líder, sino que también se lastimaba así misma.
—¿Princesa?
—Y-yo... —tragó saliva con pesadez, miró por escasos segundos a los ojos afilados de la alfa, y por fin habló—, r-rechacé tu regalo...
—¿Ahora lo ve? Si fuera mi destinada no habría pasado algo como eso.
—Jennie....
—No, escúcheme —la alfa líder no se escuchaba para nada contenta—, es una completa tontería que siga pensando que somos destinadas, los destinados no se rechazan, los destinados se quieren, porque saben que estarán juntos para toda la vida, y no sé lo que quiera intentar, princesa Lalisa, pero le agradecería que dejara esto de lado, no quiero que vuelva a decir que somos alguna clase de destinadas, porque no lo somos —Lisa se percató de como Jennie agarraba aquella figura y la tiraba al suelo.
—Jennie-
—¡Basta! —la voz de mando. Lisa bajó la mirada al instante, temblando por haber escuchado aquella voz grave, profunda, que haría a cualquiera agachar la cabeza al instante—. No vuelva a buscarme para esto, no soy su alfa y usted no es mi omega, compréndalo de una vez por todas, princesa.
La mayor observó como por las mejillas de la omega comenzaban a bajar las lágrimas, deslizándose por su fina y suave piel, y allí fue cuando se sintió sumamente extraña, verla llorar, ¿por qué le afectaba tanto?
—Princesa.
—P-perdona... —apenas y había sido clara aquella palabra al salir de sus labios, Jennie observó como daba media vuelta y a pasos lentos se iba de allí, dejándola sola.
Miró la figura de madera tallada que seguía en reposo en el suelo, se agachó para recogerla y la miró con detenimiento, su loba no estaba contenta, e inclusive ella se sentía extraña, tal vez había sido demasiado dura con la princesa.
¿Maratón? 😼
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