—¿Cómo se siente ahora, princesa? —preguntó Miyeon con una sonrisa.

—Un poco mejor, ya he pasado lo peor del celo —suspiró más calmada, todavía seguía con algunas prendas de ropa que la alfa líder le había entregado y es que tenían impregnado el aroma de Jennie, así que Lisa las necesitaba para sentirse más que aliviada—. ¿Mi padre se encuentra bien?

—¡Sí! Está entusiasmado, casi salta de la emoción al saber que la alfa líder se encontraba contigo —las mejillas de la menor se pintaron de un rosa pastel—, no debes avergonzarte, tu padre quiere lo mejor para ti, y sabes muy bien que Jennie es ese alguien que tu padre considera como apropiada.

—Lo sé, aun así, me siento avergonzada, debo pedirle disculpas a Jennie.

Sabía todo lo que había pasado durante su celo, desde sus repentinos celos por escuchar la preocupación de su alfa por otra omega, hasta impedir que se fuera de su lado por dos noches seguidas, y obligarle a que le dejara algunas de sus prendas con su aroma para que se sintiera más tranquila. Al menos Jennie no se había molestado con respecto a todo eso, y había accedido relativamente fácil.

—Por cierto, Miyeon —la mencionada prestó atención a la princesa—, ¿en dónde está Jennie?

—Está haciendo guardia por los pasillos, evitando que alguien se acerque a tu habitación, al menos me ha dejado venir a verte.

Sonrió ante aquello, Jennie sí que se esforzaba mucho para que la dejaran en soledad rodeada de su aroma, y es que en verdad se sentía mucho mejor ahora.

—¿Podrías pedirle que venga? —Miyeon de inmediato dio un asentimiento.

—¿Deseas algo más? —preguntó antes de por fin llegar a la entrada.

—No —negó con la cabeza—, sólo quiero que venga aquí la alfa líder, te lo agradecería mucho, Miyeon.

—Por supuesto, de inmediato le diré que venga contigo. Me retiro.

Nuevamente Lisa se encontró sola dentro de su habitación, sostuvo entre sus brazos una de las prendas de ropa de Jennie, aún podía percibir su aroma tan fuerte que le gustaba, sonrió complacida al sentirlo de nuevo, simplemente su omega podía sentirse en paz con aquel olor, tan relajante y protector, esa es su alfa.

Sabía que aún quedaba mucho que hacer, aunque Jennie podía mostrarse demasiado accesible con respecto a estar con ella, entendía que todavía no había logrado que la alfa la quiera más allá de una posible amistad, o simplemente compañerismo, quería lograrlo, para así poder ayudarla a unir su lazo y ser felices juntas.

El tiempo podía transcurrir rápido, pero sabía que podía lograrlo, esperaba que funcionara, y que todo fuera a tiempo para que ni ella ni Jennie sufran las consecuencias de los actos de la princesa Juhyun. ¿Quién diría que Juhyun sería capaz de hacerle tal cosa? Nunca lo imaginó, ahora sabía que siempre tenía que hacerle caso a ese sexto sentido que le indicaba que algo podría salir mal en algún momento, tal vez si desde un principio le hubiera obedecido, todo esto no habría ocurrido.

Aunque a veces el destino juega muy distinto, y puede dar otro giro inesperado, si esta es la forma en la que puede demostrarle a Jennie que su yo del pasado solamente se trataba de una niña que simplemente no sabía nada de la realidad, entonces se lo demostraría, pero se ha percatado de algo, y es que al parecer la alfa líder no sabe nada acerca del cortejo que anteriormente había tratado de intentar con ella.

¿Será debido a la separación de su lazo formado por el destino?

Quizás lo sea.

—Princesa —la omega miró hacia la entrada y sonrió al ver a Jennie esperando la orden para poder entrar.

—Pasa, por favor, Jennie —la castaña de inmediato dio un paso dentro de la habitación—, me alegra que estés aquí.

—Es mi deber obedecerle —la rubia soltó una suave risa—. ¿Para qué ha querido verme?

—Sé que puede sonar algo repentino, pero me gustaría pedirte disculpas —la mayor la escuchaba atentamente—, mi comportamiento fue muy extraño en el celo, y más con respecto a ti, espero me perdones si es que llegué a incomodarte en algún momento.

—Para nada, no debe disculparse, de cierto modo ver aquello fue algo divertido —le mostró una sonrisa—. Debe dejar de preocuparse, princesa, hacerle compañía en su celo ha sido bueno, y me siento halagada de haber tenido el privilegio.

—No debes sentirte así —Lisa no pudo evitar sonreírle—, eres mi alfa, tenías que venir conmigo, en verdad estoy muy agradecida por tu compañía, y gracias por no hacerme daño.

—¿Por qué lo haría? Eres mi predestinada.

Las palabras de la muchacha hicieron que tanto ella como la princesa se sorprendieran, Jennie de nuevo había dicho algo como eso, ¿por qué? ¿Qué estaba pasándole? ¿Por qué no protestó ante la afirmación de Lisa que era su alfa?

—Lamento lo que he dicho —se disculpó Jennie.

—No lo lamentes, es la verdad.

—No, princesa Lalisa, no lo es —hizo una pequeña pausa—, creo que... debería dormir un poco —Kim fue acercándose a la entrada.

—¡Jennie! —se detuvo en cuanto escuchó el llamado de la omega—. Eres mi destinada, sé que no quieres admitirlo, pero...

La alfa negó lentamente con la cabeza.

—Las palabras salieron solas —murmuró por lo bajo, sin mirar a Lisa—, en verdad lamento esto, princesa, con su permiso, debo retirarme.

Sin esperar palabras de la otra, salió de la habitación, no entendía lo que le pasaba, las palabras habían salido sin su permiso, su loba se removía de un lado a otro como si hubiera descubierto algo que ella ni siquiera había logrado entender por completo, o tal vez solamente estaba sintiendo algo de hambre, ya no estaba segura de nada.