—La princesa Juhyun del imperio vecino quiere darnos una pequeña visita —dijo el emperador con una sonrisa.

Lisa simplemente no podía parar de sentirse disgustada, no le agradaba en lo absoluto aquella omega, todos sabían lo que había pasado la última vez. Además ¿qué es lo que quería? Para Lisa, ella estaba mejor encerrada en su palacio que en lugar de que saliera a darles una visita, no debería de estar haciendo planes de visitar otros imperios en este momento.

—¿No puedes hacerla venir después? —preguntó quejosa.

—No seas así, hija, eres una princesa, deja ese comportamiento, que no será una vista para siempre. Solo quiere darle unos regalos a la guardia del palacio y a ti por lograr cumplir la mayoría de edad.

¿Por qué querría darle regalos a la guardia? No tenía que darles nada, ni siquiera tenía que darle algo a ella. En serio, ¿por qué alguien como ella sería capaz de hacer tal cosa? Para la rubia, allí había muchas preguntas que debían ser contestadas, pero no con la visita de aquella princesa a su imperio.

—Lamento interrumpirlos —la voz de Jennie se hizo presente, haciendo que tanto el emperador como la menor la mirasen—, pero la hechicera Dasom me ha dicho que necesitaban esto.

Lisa se sonrojó de inmediato al ver las hierbas que Jennie traía en sus manos, esas siempre las utilizaba para poder calmar su celo y que no llegara tan fuerte. Muy pronto sería, así que debía de tomar precauciones.

La risa del emperador se escuchó; no era de burla, pero al ver a su hija avergonzada, le había causado algo de ternura.

—No serán necesarias —dijo su padre.

—¡Sí lo son! —respondió de inmediato Lisa, se acercó hacia la alfa líder, estaba a punto de agarrar las hierbas, mas su padre se adelantó y las arrebato de las manos de Jennie—. ¡Padre! —Lisa estaba molesta, y la vergüenza era más que evidente.

—Cálmate, Lisa —respondió el hombre con una sonrisa—, ahora Jennie está aquí, puedes pasar tu próximo celo con ella —empujó a la muchacha hacia la alfa—, tengo que arreglar unos asuntos pendientes, hablaremos luego sobre los planes para la visita de la otra princesa.

Sin más que decir, el emperador salió de allí, Lisa aún estaba cerca de la castaña cuando se percató de eso. De inmediato dio un paso hacia atrás, sentía sus mejillas arder en demasía, odiaba sonrojarse, y ahora con las palabras que su progenitor había dicho, la situación era cada vez mucho más vergonzosa.

—No debe preocuparse, princesa, conseguiré las hierbas para su celo.

—G-Gracias, Jennie —le dedicó una pequeña sonrisa, Kim de inmediato dio un asentimiento, tenía que seguir con su guardia—, Jennie...

—¿Sí, princesa? —preguntó, mirándola, esperando por sus palabras.

—¿P-Podrías acompañarme en m-mi celo? —no se refería a nada sexual, y eso Jennie lo pudo ver en sus ojos, pero la alfa no quería hacerlo.

—Lo lamento, princesa, pero no puedo hacer tal cosa.

—Solamente por u-un día, p-p-por favor —la mayor pudo ver la suplica en los ojos de la omega, en verdad quería que la acompañase.

Sabía que los celos en los omegas siempre eran fuertes, además de que duraban tres días aproximadamente, y siempre querían tener la atención de su alfa, querían que estuvieran a su lado. Y aunque las hierbas siempre daban un efecto calmante, la necesidad de estar con la alfa, era evidente.

—Usted me dirá cuándo será su celo —dijo, aceptando de ese modo—, y allí estaré para brindarle compañía.

—Te lo agradezco, alfa.

Jennie solamente dio un asentimiento y continuó con su camino para seguir con su deber.