—¡Espera! —gritó Miyeon, se veía alarmada—. ¿Qué quieres decir con ayudarte a cocinar?

—Bueno —las mejillas de Lisa comenzaron a ponerse de un rojo muy intenso—, quiero tu ayuda para darle algo de comer a Jennie, es sólo eso.

Miyeon quería gritar de la emoción, y más por la adorable expresión de la princesa al ponerse tan tímida frente a ella, Lisa no se había comportado de esa manera de nuevo, antes se avergonzaba mucho con algunas otras cosas, y más cuando tenía que dar algún discurso frente a su padre, pero ahora el sonrojo era inclusive más notorio que antes, la vergüenza estaba en todo su ser.

—Así qué... ¿Quieres prepararle algo de comer a tu alfa?

—¿Podrías dejar de preguntar lo mismo? —la castaña soltó una risa al ver de nuevo esas mejillas sonrojadas.

—No debes de estar avergonzada, princesa —sonrió, dándole ánimos—. Esto es una gran noticia, debes admitirlo. Mostrar interés por tu alfa es bueno.

Era increíble que Lisa no hubiera negado en ningún momento que Jennie Kim es su alfa, eso le daba esperanzas a Miyeon de que por fin la muchacha haya aceptado a su pareja predestinada.

Aunque el problema era que Jennie la aceptase de vuelta a su vida.

—¡Tengo una idea! —exclamó con una enorme sonrisa en su rostro, buscó a su alrededor—. ¡Dale esto!

Lisa miró como Miyeon colocaba algunos pequeños panes de avena sobre un pequeño plato, formando con ellos una pequeña montaña.

—Será un buen comienzo, tómalo como un acercamiento hacia ella, y veamos lo que sucede.

Cuando por fin Lisa tenía el plato en sus manos, el agradable aroma del pan llegó a sus fosas nasales, no cabía duda que estaban deliciosos. Miyeon de inmediato se acercó hacia la entrada de la cocina, y le indicó a la rubia que la siguiera.

No era una novedad, los alfas que se encargaban de la guardia, usualmente les gustaba entrenar un poco más, querían siempre medir sus habilidades contra la alfa líder, y eso es lo que estaban haciendo en ese preciso momento, mientras que Minnie y Somi se encargaban de vigilar, Rosé le había pedido un desafío a Jennie, quien gustosa había aceptado.

La princesa junto a Miyeon caminaron hacia el área del jardín trasero y escucharon como si alguien estuviera teniendo una pelea.

—¡Vamos, Jennie! —y allí estaba un grito de ánimo de parte de Jisoo, quien estaba muy emocionada mirando la batalla que se estaba dando entre las dos alfas.

—¿Cómo entraste? —preguntó Miyeon cuando por fin lograron acercarse, tanto ella como Lisa.

—Fue fácil, aunque Jen logro atraparme, me dijo que debía utilizar la puerta principal sino quería que fuera arrestada —Lisa apretó la mandíbula levemente.

Sabía del interés que Jisoo tenía con Jennie, y de cierto modo le fastidiaba que así fuera, no era para nada agradable escuchar como le hablaba, pero debía de mantenerse tranquila, Jennie es su predestinada, no de Jisoo.

—¿Es lo mejor que tienes, Roseanne? A este paso terminaran matándote —eso hizo que la vista de las tres fuera dirigida de nuevo hacia lo que acontecía en los jardines.

Rosé estaba en el suelo, respirando agitadamente, sus manos estaban temblorosas, no entendía como Jennie podía seguir de pie, no parecía nada cansada. Se incorporó un poco más, pero sentía que su cuerpo ya no podría aguantar con otro ataque de parte de la alfa líder.

—Descansa —Lisa bajó la mirada al instante al escuchar la voz de mando de Jennie, era potente, y había hecho a Rosé caer de rodillas y soltando el palo que estaba utilizando como arma, la alfa líder se acercó hacia ella y la ayudo a incorporarse para que fueran adentro y tomara un descanso.

Ciertamente Jennie merecía el puesto en el que había quedado, no había alguna duda, Rosé se sentía un poco decepcionada por haber fallado en su pequeña misión de impresionar a la omega de nombre Jisoo.