—Juan, ¿verdad? —suspiro conteniendo mi enojo—. Dime, Juan, ¿nos conocemos de antes o por qué te sientes con el derecho de hacer esos chistes sobre mí? —los demás miran expectantes.

—Uy, el cristalito no aguanta una bromita.

—Yo no te pedí que bromearas, apenas nos conocimos hoy. Te voy a pedir, no, exigir, que no te atrevas a volver a hacer comentarios así —me doy la media vuelta.

Me pareció escuchar un «me las pagarás jotita», pero no estoy seguro.

Mi primer día de trabajo y ya tengo enemigos, definitivamente los dioses me odian.

Hola, mi nombre es Jerry Solís, sí, como el ratón de los dibujos animados. Tengo 24 años y soy recién graduado de contaduría no es la carrera más emocionante, pero bueno, acabo de entrar a una pequeña empresa dedicada al marketing no es tan grande y ultra famosa, pero le dan oportunidades a los jóvenes como yo. El señor Martínez, nuestro jefe, es un hombre muy amable así que me esforzaré.

Habitualmente no soy de conflictos, detesto los problemas, pero siempre termino envuelto en algo, soy muy salado y como soy homosexual pues creo que a muchos no les agrado, sí, gay y estudié algo lleno de viejos «fifes» rancios no fue lo más inteligente, pero me gustan los números.

Tampoco creas que soy todo rosa y como un malvavisco, no me dejo. Homófobo que veo, homófobo que pateo. Me costó mucho aceptarme como para dejar de cualquier tarado se cague en mí.

En fin, mientras conozco un poco los pasillos de «M-media» te cuento un poco de mí. Vengo de un pequeño pueblito de pescadores al sur del país que es muy poco importante, pero tranquilo. Mi familia es de bajos recursos, pero nos apoyamos y logré hacer una carrera en la universidad pública que barata no era. Intenté encontrar trabajo, pero como estoy recién graduado y no tengo cincuenta años de experiencia y dos doctorados más un súperpoder no me daban trabajo.

Encontré en Tinkedinch una vacante, pero era hasta la capital, La ciudad de México, pero no había opción o era morirse de hambre y no quiero morirme de hambre así que me vine, ahora vivo en cuartito todo feo, pero barato. Nada que valga la pena es fácil, algo así leí una vez y es verdad, a veces tenemos que migrar para encontrar mejores condiciones de vida. Extraño mucho a mi mami, a mis hermanos, hasta a los bobos de mis sobrinos, en esta gigantesca ciudad no conozco a nadie.

No importa, es por ellos y por mí.

Por cierto, ya te dije que soy homosexual, pero te confieso algo, nunca he tenido novio. No sé que tengo de malo, o sea, guapo no soy, pero asco tampoco doy. No soy alto, bueno, estoy chaparro y un poquito gordito, pero no soy feo. Dice mi mamá que cuando me arreglo me veo bien. ¿A quién engaño? Las madres siempre dicen eso. Como sea, tengo ojos negros al igual que mi pelo y soy de piel morena. En resumen, creo que moriré solo y virgen.

Perdón, te he estado diciendo cosas «random» de mí, a veces divago un poquito. Ya perdí el hilo. A ver... ¡claro!, te decía que hoy es mi primer día de trabajo en M-media en el departamento de finanzas y contaduría, o sea, los dineros. Como es una empresa bastante joven en el mercado el espacio lo compartimos con los de marketing y publicidad apenas separados por unos cristales, no es lo más listo, ya que siempre hay una lucha entre gastar lo mínimo y hacer algo súper, creo que al señor Martínez le gusta el caos.

Por cierto, que el señor Martínez es un señor como de unos 40 años, es más bajito que yo y es muy bueno. Lo poco que he logrado averiguar es que lo respetan mucho.

No como a ese tipejo, ¿cómo que cuál? El tipo este que me hizo el comentario fuera de lugar. Juan de contaduría, es un bruto pelirrojo de ojos claros que mide como dos metros, pero lo que tiene de bueno, perdón, de grandote, lo tiene de imbécil. Es el típico macho «fife» ... ay, espera, a veces creo que todos hablan mi lenguaje. ¿Vez que uso algunas palabras como «fife»? A ver qué te explico:

Me gusta mucho todo lo relacionado a las redes sociales y a las tribus digitales, entonces los «Potaxies» es una que me parece chistoso, es una subcultura de internet que nació de un vídeo viral de comedia y les gustan las cosas chinas y alterar canciones con frases chistosas o picantes, no quiero ahondar mucho, pero la mayoría de sus miembros son de la comunidad gay entonces los «Potaxies» en su jerga, a los hombres heterosexuales les dicen «fifes» y siempre ha existido una guerra entre fifes y potaxies. Algo así.

Bueno, como decía, este Juan es un fife. Desde que llegué se la ha pasado haciendo comentarios en doble sentido. Me iba a almorzar y me dijo: «claro, sí te vez bien tragón». Y sabemos que no se refería a la comida, pero es lo que me busco por una estudiar una carrera llena de fifes.

Lo peor que su lugar de trabajo está literalmente frente al mío. ¿Decirle al señor Martínez?, ¿estás loco? Yo soy el nuevo y ese fósforo lleva años aquí, no quiero arriesgarme a que me corra, es mi primer día, pero tranquilos gente. No me dejaré de ese pelos de elote por muy bueno que esté el idiota musculoso ese.

—¡Señor Martínez!, ¿cómo se encuentra?... ¡no, sin problemas, gracias por preguntar! —el señor Martínez me mira atravesó de sus lentes que no sé cómo siempre parecen estar reflejando luz y no veo sus ojos, parece un personaje de animé japonés. Sí, soy Otaku también.

—Muy bien, trabaja duro Jerry.

—¡Sí capitán, digo, jefe!

Me mira como si estuviera loco, es que me agarró sumido en mis pensamientos. Ya se fue, menos mal. Tengo hambre, Giovana Chan, una chica de marketing me recomendó los taquitos de la esquina, pero me da pena salir, mejor veré que pido en la aplicación de «Sapid».

—El cabeza de calabaza ya se fue —me informa don «Guicho», compañero de contaduría que es un señor ya viejo y muy amable.

—Qué bueno —suspiro.

—No te ofusques es así con todos, es el compañero incómodo, pero es un maldito genio en su trabajo debo reconocer.

—Para algo debería servir mínimo ese patán —dice Martita, la única mujer del equipo de contaduría y sí, no solo parece, es lesbiana. Es una mujer enorme, músculos por todos lados, se ve ruda seguro que si me peleara con ella me rompería en dos. Seguro por eso el Juan no se mete con ella, con esas manotas le vuela la cabeza, pero no te fíes, es una mujer súper relajada y atenta.

—Oh, pero claro que se quiso pasar de listo conmigo, pero le hice una llave de lucha y entonces aprendió que no se debe meter con Mamá Bulldog —dice flexionando sus bíceps.

Ahora entiendo ese cuerpazo, práctica lucha o algo así. Miro mi pancita y mis brazos flácidos, creo que le pediré que me lleve a su gimnasio.

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