ᴾᵃ́ᵍᶤᶰᵃ ¹

Luego de la lluvia, se siente el calor abrazador del sol. Seguramente la arena arde en las tierras árabes mientras en el jardín, las palmeras aún dejan caer algunas gotas que han sostenido sobre sus hojas durante unos veinte minutos.

La chica poco a poco camina despreocupada por el jardín del palacio con su vestido blanco asomando su elegante y contorneado cuerpo entre las flores. Su carita es deslumbrante, su boca parece cincelada con tinta roja, su nariz es pequeña y se inclina levemente hacia arriba, y sus ojos parecen dos esmeraldas pulidas por el más experto de los orfebres; no parece nativa de una tribu indígena africana. Su apariencia pequeña y características delicadas la hacen ver vulnerable, pero su carácter guarda una fuerza que incluso ella no sabe que existe. Su nombre (como pronto descubriremos) es AYIRA.

Un joven se dirige hacia ella con andar arrogante y paso firme. Tiene veinticuatro años, lleva un uniforme de gala. Se detiene, la toma en sus brazos posando en ella sus ojos penetrantes, grises, fríos como el acero. El joven en cuestión es el apuesto y altivo emir NAEL YAMID HASSAN ABUFEHLE. Como un loco, atrevido y sin permiso, se apodera de sus labios... Ella espera indignada que el beso acabe.