Para el pecoso no era grato ver a los reporteros detrás de en o de sus hijas porque ellas aún eran muy pequeña para ser perseguidas por todo el mundo. Lo odiaba pero poco podía hacer el, y Hyunjin tomo el asunto entre sus manos.

Demando a mas de 10 de esas personas que estaban detrás de ellos, y de su familia, nadie quería meterse en problemas porque los rumores de los Hwang y la mafia eran cada vez mas escuchados que antes algunos preferían mantener su distancia pero otros no.

Ahora que iban a hospital iban custodiados por tres guardaespaldas para que nadie tomara fotografías de su omega, además de seleccionar muy bien a las personas que atenderían el parto de Félix. Asegurándose de que no hubiese cámaras ocultas porque ahora estaban siendo el central de atención por lo mucho que estaban creciendo las ganancias de lo que un día fueron las competencias mas grandes del país, ahora eran unas de las mas importantes a nivel internacional. Por lo que ahora estaba cumpliendo con sus labor de proteger a su familia de todo y todos.

A el menor se le había roto la fuente hace apenas unos minutos pero aun así todos se movían a la velocidad de la luz para atender bien a Félix.

—Uno mas, ya casi... Puja una vez más — Hyunjin lo motiva dándole un beso hasta que nace su cuarto hijo, sacándole una enorme sonrisa a  el menor.

Recibiendo a su cachorro con una enorme sonrisa feliz como siempre.

Ese día nacieron dos gemelos mas, a las 21;42 p.m, sanos y hermosos cómo sus padres.
Unas horas más tarde fueron llamados Hwang Sunghoon y Hwang Jeongin que ahora eran los nuevos integrantes de la familia.

Cuando Ryujin y Yeji conocieron a sus hermanitos los observaron con mucha curiosidad hasta que empeoraron a verlos con normalidad.

Aunque aun los bebés debían dormir bajo la estricta observación de Félix también estuvo mandando a Hyunjin a cuidar la las mayores.

Y así fue por unas semanas hasta que las cosas empezaron a ser mas o menos como entes. Excepto que ahora había mas niños que cuidar para la pareja, Félix era muy feliz cuidando a sus cachorritos como si su vida dependiera de ello.

Ocho años después

Aunque la casa casi siempre estaba patas arriba ahora que era el cumpleaños de «la mejor mama de todas» los niños y Hyunjin estaban preparando una sorpresa para Félix. Limpiando el desastre que hicieron en sus habitaciones durante toda la semana, además de ayudarle a su papá a quitarle algunas cosas a sus juguetes para pegar brazos y piernas de diferentes animales y muñecas a una pelota de algodón era un regalo que los cachorros hacían mientras tanto Hyunjin pedía un pastel de frutas entre otras golosinas para celebrar.

Afortunadamente el pecoso estaba en el salón de belleza ya faltaba poco para que  llegara a casa porque no le gustaba dejar mucho tiempo a sus cachorros en manos de nadie que no fuera el.
Se apresuro a llegar antes de lo planeado a casa.

Encontrando todo en silenció hasta que el menor de sus hijos salió de su escondite para abrazarlo, hasta que lo tomo de la mano y lo llevo a el patio donde le dieron la sorpresa.

Pero su verdadera sorpresa fue ver a Hyunjin comportándose como niño pequeño repelando por la atención de su omega. Félix estaba muy feliz de ver a sus cinco amores consintiéndolo tanto como el a ellos. Porque si Félix a todos los consentía mucho.

Después de un largo rato jugando, hasta que se hizo de noche, sus hijos le dieron algunos regalos.

—¿Quien hizo este?— pregunto conteniendo las ganas de reír por ver una pelota con diferentes cosas pegadas por todos lados.

—¿Te gusta, mami?— Jeongin lo mira con sus pequeños ojos verde y marron de zorrillo esperando ancioso la respuesta de su Madre.

—Si, mi amor aunque no se como debo llamarlo me gusta ¿quien lo hizo?—. Dice haciéndole señas a Hyunjin para que deje de reírse.

—Todos, mami... menos papá estaba hablando con alguien por teléfono — Ryujin dice y después sigue comiendo su pastel.

—Era de la pastelería, lo juro— el alfa lo abraza y le besa la mejilla.

—Eso espero... ya tenemos cuatro hijos eso ya no lo necesitarías si llegó a quitártelo.— le guiña el ojo y sigue abriendo los demás regalos.

—Eso no es gracioso, es como si yo quisier– deja de hablar cuando alguien le pega en la cabeza con una raqueta

—¡Una abeja, papá! — Gritan Sunghoon y Yeji.

—Mira eso si es gracioso— Felix le da un beso en los labios y empiezan todos a reírse. —Vamos, niños es hora de dormir son casi las diez —. Les ordena Félix y todos entran corriendo dejando a Félix y Hyunjin solos por primera vez en lo que va de la noche, y aprovechan para darse un apasionado beso, donde sus lenguas se unen también hasta que sus pulmones le piden oxígeno se separan.

—Feliz cumpleaños, precioso— murmuro Hwang hundiendo su nariz en la curva del cuello del menor, inhalando su aroma besando también la marca que aún seguía fresca.

—Vamos con los niños, quiero un bono extra hoy en la noche —. Sonrie dándole la espalda moviendo sus caderas de un lado a otro mientras sube las escaleras.

Probablemente Félix no volvería a caminar bien por un par de días, no sonaba tan mal después de todo. Aunque no disfrutaría oírlo gritar su nombre lo dejaría a cojeando por varios días.

—¡Hyunjin!— gruñe Félix desde la habitación de las niñas.