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Félix despertó un par de horas después, Hyunjin estaba sentado frente a el con la cabeza entre sus palmas. No iba a preguntar algo que ya sabia, suficiente tenia con escuchar a su lobo aullar de manera lastimosa en sus adentros. Lo que era peor es que el también se sentía igual, era una vida pero ahora ya no estaba.
Solo le quedaría el recuerdo de como se sentía desapareciera.
—,Despertaste — murmuró el mayor nuevamente centrando su atención en Félix y las pequeñas gotas de agua que se deslizaban por sus pecosas mejillas. —.lo siento… perdí el control y de a verlo sabido–
El golpe en su mejilla lo interrumpieron, sin embargo de no haber sido por que sabía que lo merecía hubiera reaccionado de otra forma.
—¡MATASTE A MI HIJO, TE ODIÓ, ERA MIO!— grito golpeándole el rostro y pecho del mayor. —¡DEBISTE DEJARME MORIR TAMBIEN!— sollozo gruñendo con lágrimas saliendo de sus ojos.
¿Eso era lo que quería? Morir sabia que su vida ahora con esto no iba a ser la misma. Hyunjin negó con la cabeza envolviendo a Félix con sus brazos para que se detuviera, sabia que para un omega no era facil superar la muerte de sus cachorros, incluso pueden perder la cabeza por eso.
—¡Basta, basta!— susurro abrazándolo contra su pecho, escuchando los sollozos del menor —no iba a dejarte morir, eres mío—
Félix siguió llorando, tratando de alejarse de Hyunjin sin éxito. Teniendo en cuenta que ahora era peligroso dejarlo solo.
No iba a dejar que Félix corriera la misma suerte que su madre.
Un rato después Félix se quedo dormido, con la gran tristeza de a ver perdido a su primer hijo. Sabia que le llevaría mucho tiempo para recuperarse.
«una semana después »
Félix apenas probaba bocado, y lo que era peor su depresión estaba empeorando. Las cosas no iban bien con el, Félix estaba triste y ignoraba por completo a el mundo entero.
Ahora estaba mirando por las ventana, y cierto ahora tenían barrotes, además de que la seguridad que ahora era mucha mas que antes. Odiaba estar ahí, todo lo que pudiera servir para hacerse daño estaba lejos de su alcance por lo que mirar como obscurecía era su único pasatiempo
La puerta abriéndose bruscamente llamo su atención, sin embargo su mirada siguió sobre el cristal mientras empezaba a amanecer.
—Hola... estas desierto.— susurro Lía dejando su desayuno, iba a decirle lo que pasaba pero Hyunjin entro tensando a Félix que solo suspiro mirando por escasos segundos ignorando la presencia de Hyunjin. —permiso,— se retiró haciendo una reverencia.
Dejando a los dos solos sin embargo nadie dijo nada, hasta que dos personas entraron con lo que parecía ser estuches y otras dos con un traje cubierto de una tela negra.
—¿Que es eso?—. El omega se dirigió a el mayor, que solo hizo una seña para que todos salieran. —¿que coños esta pasando?—
Posteriormente la puerta se cerro detrás de ellos, mientras tanto Hyunjin se acercaba a el.
—.Todo esta listo para nuestra boda,— dijo dejando un beso sobre el cabello del mas bajo.
—.¿q-ue? No, eso no.—
negó con la cabeza.
—No esta a discusión, nos casamos y es mi ultima palabra—.
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