CAPÍTULO 39
Helmut miró el reloj, faltaban algunos minutos para la hora del almuerzo. También le echó un ojo a la agenda del día, quería estar seguro de no tener más pendientes esa mañana. Por fortuna había sido un día relajado y tenía tiempo suficiente para invitar a Dani a almorzar. El hombre se levantó de su asiento, dispuesto a buscar a la chica y preguntarle si había recibido su regalo. Helmut estaba caminando rumbo a la puerta cuando esta se abrió y apareció Danielle, esbozando una enorme sonrisa.
La chica lucía encantadora enfundada en ese traje gris. Los pantalones ajustados se ceñían perfectamente a su cuerpo, resaltando su cadera. Y para quitarle un poco lo formal a su ropa, llevaba puesta una camiseta de una banda de thrash metal y stilettos rojos.
-¿No me digas que ya te vas? - Preguntó Dani frunciendo los labios, borrando la sonrisa de su rostro.
-En realidad iba a buscarte - Murmuró él y la abrazó delicadamente mientras besaba su frente.
Dani lo abrazó también y se puso de puntillas, buscando los apetitosos labios del hombre. Él se inclinó y la beso apasionadamente. Las manos masculinas deambularon por la espalda de la chica, mientras que ella lo ceñía con fuerza. Después de algunos minutos, amos se apartaron de mala gana. Ella lo miró, sonrojándose y sonriendo ampliamente.
-Tienes un poco de... - Exclamó y llevó sus dedos a los labios del hombre - Brillo.
-Sabe a fresa - Dijo él entre risas y suspiró - ¿Tienes algo qué hacer más tarde?
-Mucho papeleo, Wazowski - Exclamó la joven y bufó - ¡Detesto hacer papeleo!
Helmut se rió y volvió a besarla con ternura, palmeándole tiernamente el trasero.
-¿Te gustaría acompañarme a almorzar? - Preguntó Ferguson.
-¿Es una cita? - respondió Dani arqueando la ceja.
-¡Por supuesto! - Murmuró Helmut ofreciéndole el brazo - ¿Qué te parece si me acompañas a mi departamento? - Continuó mientras caminaba junto a Danielle rumbo a la salida.
-¡Me encantaría! - Sonrió Dani y se recostó en el hombro de Helmut - Pero se me antoja la comida japonesa. Tengo antojo de una sopa de miso, tofu, arroz, donburi de cerdo y sushi...
-¡Lo que tú quieras! - Murmuró el hombre y ambo siguieron caminando.
Helmut estacionó su auto y ayudó a Dani a bajar del vehículo, la chica tomó la comida que compraron en ese pintoresco restaurante japonés y juntos entraron al edificio, subieron al ascensor el cual se detuvo en el ático del edificio.
-¡Linda choza! - Bromeó Dani mirando atentamente el lugar - ¡Me gusta!
-Puedes mudarte si quieres - Comentó él y tomó la comida - Prepararé la mesa, ponte cómoda - Dijo caminando hacia la cocina.
-¡Yo te ayudo! - Exclamó Dani siguiéndolo.
Después de poner la mesa, la pareja tomó asiento y comenzaron a comer. Dani tenía bastante apetito y comía con gusto, mientras que Helmut apenas si probaba bocado; estaba embelesado observándola.
-Por cierto - Murmuró la chica - Debo agradecerte por el hermoso detalle de hace un rato - Suspiró.
-¿De verdad te gustó? - Preguntó él arqueando las cejas.
-¡Me encantó! - chilló Dani, emocionada - Especialmente el juego de frases - Comentó mordiéndose el labio - ¡Fue muy romántico! - Suspiró.
-Se me ocurrió de último minuto - Murmuró Helmut - La verdad soy malo para estas cosas, así que debo decir que hice mi mejor esfuerzo y que la frase la tomé de internet.
Dani e echó a reír a carcajadas. En realidad no importaba que la frase fuera sacada de un sitio web, lo que realmente importaba era el detalle que Helmut había tenido con ella.
-La intención es lo que cuenta, ¿no? - Preguntó Danielle.
-Supongo que sí - Sonrió - Pero al leer esa frase, inmediatamente pensé en ti y en mí. En lo que yo siento - Suspiró Helmut - Apareció así en ese sitio web cursi y bobo, pero fue la frase perfecta.
-¡Es que eres cursi y bobo! - Dijo Dani y se acercó a él para besarlo en la nariz - Pero me gusta más este lado de Helmut, el otro era demasiado odioso y gruñón. ¡Eras un loco controlador!
-Estaba cegado por el odio hacia Hank - exclamó Helmut - Pero sabes muy bien que estoy arrepentido por comportarme contigo de esa manera tan cruel y despiadada.
-Y yo te he perdonado, cielo - respondió Dani y lo volvió a besar.
-¡Te adoro! - murmuró Helmut y besó su frente - ¿Quieres un poco de postre?
-¡Muero por probar ese exquisito pastel de chocolate! - exclamó Dani con una gran sonrisa.
-¡Yo también! - dijo el hombre levantándose para cortar dos enormes rebanas de pastel.
-Además de trabajar, ¿qué fue lo que hiciste mientras estabas en los Estados Unidos? - Preguntó Danielle al tiempo que devoraba un enorme trozo de pastel - Tengo curiosidad por saber lo que hiciste en este año ausente. ¿No tuviste ni siquiera cinco minutos para llamarme?
Helmut la observó detenidamente. Dani hablaba en tono de reproche y sus bellos ojos se entristecieron. Él había intentado llamarle montones de veces, pero siempre se arrepentía y no lograba concretar la llamada. Tenía miedo que ella lo rechazara y tampoco se sentía seguro. Durante ese tiempo ausente pudo reflexionar y estar en paz consigo mismo.
-¿No me vas a decir nada? - Volvió a preguntar la chica - Sólo te quedaste mirando a la nada, con los ojotes bien abiertos.
-Te miraba a ti - Suspiró él - Veía lo hermosa que estás, cambiaste, lo noté. Ya no eres la chiquilla tímida e insegura que conocí. Ahora veo a una mujer más madura y que se enfrenta a la vida por sus propios medios.
-Tenía que cambiar - Comentó ella - Me dejaste sola e hice caso a tu sugerencias, ¿no estás orgulloso?
-¡Estoy muy orgulloso de ti! - Murmuró el hombre acariciando la mejilla de Danielle - ¡Fui un idiota por no llamarte en todo este tiempo! - Gruñó - Buscaba cualquier excusa para llamarte, ¡pero también buscaba excusas para no hacerlo! - Bufó - Me refugié en el trabajo y prefería estar solo. No niego que tuve algunas citas con mujeres pero nada que no pasara de una sola noche. Tu recuerdo estaba presente en mí - Sonrió - Y yo no podía serte infiel, ¡ni con el pensamiento! - Exclamó y le besó la mano - Pero el estar alejado de ti también me ayudó a replantear mi vida y lo que quería en ella.
-¿Y qué es lo que quieres? - Preguntó la joven llena de emoción al escuchar las palabras de Helmut.
-¡Casarme contigo! - Sonrió Ferguson entregándole un nuevo estuche.
Dani lo abrió y comenzó a reír. Era un hermoso anillo, sin embargo, aún no estaba dispuesta a ceder. La ponían loca sus intentos de reconquistarla, le encantaba tenerlo a sus pies, rogándole.
-Lo siento, Helmut - Dijo Dani empujando su mano - Pero no puedo aceptar - Suspiró - Recuerda que yo aún tengo novio y Ben merece un respeto, no puedo simplemente decir que sí y botarlo sin darle una explicación lógica. Yo me...
-¡Lo sé, lo sé! - Rió Helmut guardando el anillo en la bolsa del saco de Dani - Te entiendo, sin embargo, no voy a dejar de intentarlo... ¡todas las veces que sean necesarias!
-¡Sólo no se te ocurra pedírmelo delante de Ben! - Río la chica.
-O quizá el me lo pida - Murmuró Helmut y comenzó a reír con grandes carcajadas, siendo imitado por Dani - Está muy interesado en mí. De hecho, me invitó a almorzar hoy, pero me negué ya que yo tenía otros planes - Sonrió - Pero acepté su invitación a cenar.
-¿En serio? - Preguntó la chica bastante sorprendida - Está muy interesado en un ascenso.
-Lo sé, me lo dijo claramente - Comentó él - Dice que está dispuesto a sacrificarlo todo por obtener un mejor puesto - Murmuró Helmut y la miró a los ojos.
-¿Todo? - Preguntó Dani arqueando la ceja.
-Eso dijo - Exclamó Helmut levantándose - Pero ¡ya no quiero hablar de Ben! - Dijo y le tendió la mano a la chica - Vamos, te llevaré a la oficina.
-Sí, porque ya es tarde y tengo mucho papeleo pendiente - Murmuró la chica y se puso de pie - Gracias por el almuerzo y la charla.
Dani lo abrazó y levantó el rostro. Helmut también la abrazó, se inclinó un poco y unió sus labios a los de la chica para besarla con pasión.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
-Muchas gracias por la cena, señora Doherty - Exclamó Helmut mientras tomaba asiento en uno de los sillones de la sala para disfrutar de un aromático café y galletas recién horneadas - Todo estuvo delicioso.
-Me alegra saber que le gustó, señor Ferguson - Exclamó la mujer entregándole la taza - Y estas galletas también le van a encantar, son mi especialidad - Dijo y sonrió orgullosa - Pero olvídese de mí - Continuó - Yo espero que se haya fijado en los dotes de mi muchacho. Ben es un gran elemento, un hombre muy inteligente...
-¡Madre! - Intervino Benjamin - Por favor.
-Tu madre tiene razón - Comentó Helmut - Por algo te elegí como uno de los candidatos para dirigir mi empresa más importante - Sonrió - Pero a quién deberías agradecerle es a mi tío ya que él me dio muy buenas referencias sobre ti, al igual que la señorita Lennox.
Benjamin asintió y bebió de su café. Helmut estaba a punto de añadir algo más, para alabar las dotes de Benjamin; Ferguson estaba moviendo cuidadosamente sus piezas, conocía las capacidades de Doherty y sabía que era el candidato perfecto para dirigir la empresa en Florida. Si lo enviaba a los Estados Unidos, Helmut estaría matando dos pájaros de un tiro, se desharía de Ben y tendría el camino libre para recuperar a Dani y por supuesto, su empresa quedaría en buenas manos. El hombre abrió la boca, pero la señora Doherty se le adelantó.
-¿La señorita Lennox dando buenas referencias de mi hijo? - Preguntó la mujer - ¡Esa tipa es lo peor que le ha podido pasar a mi Ben!
-¡Mamá, por favor! - Exclamó Benjamin más rojo que un tomate - No sigas.
-¡No mamá! - Intervino la hermana de Ben.
-¿Por qué lo dice? - Preguntó Helmut con curiosidad - A mi punto de vista, la señorita Lennox no tiene nada de malo, es un excelente elemento en nuestra empresa, además de ser una mujer de buen corazón, dispuesta a ayudar a todo el que lo necesite.
El rostro de la señora Doherty se descompuso en una mueca de odio y desprecio hacia Danielle. Su cara estaba roja de coraje y había apretado los puños de sus manos para calmar las ganas que tenía de tapar la boca de Helmut para que no siguiera hablando de esa mujer.
-Es lógico que la señorita Lennox quiera ayudar a sus similares - exclamó la madre de Benjamin - A personas que como ella, no valen nada y que sólo viven de la caridad. - murmuró la mujer - La gente que se cría a la voluntad de Dios son unos bárbaros y son personas en las que no debemos confiar.
-¡Basta mamá, por favor! - suplicó Ben pero la mujer lo ignoró.
Continuó hablando pestes no sólo de Danielle, también del pequeño Jack. Para ella, el niño no era capaz de poder llevar a cabo su trabajo. No era lo suficientemente bueno para dirigir una empresa que estaba a punto de colapsar, y que sin embargo había logrado mantener estable.
Y no conforme con ello, también habló mal del trabajo del señor Roberts. Quejándose de que era un hombre demasiado viejo para dirigir una organización.
¡Esa mujer estaba loca! ¿Cómo se atrevía a expresarse así de Danielle, de Jack y del señor Roberts? ¿Qué le daba derecho a hacerlo? El rostro de Helmut también se descompuso en una mueca de odio y desprecio hacia la señora Doherty. Iba a añadir algo pero prefirió guardar silencio y lo mejor que pudo hacer fue despedirse para ya no seguir escuchando más insultos en contra de Dani y los demás. ¡Sí, sí! Para esa mujer lo único perfecto era su hijo, quizá lo fuera pero su hijo era un blandengue sin opinión propia, sometido a la voluntad de su madre.
-Ha sido un placer cenar con ustedes - Murmuró Helmut poniéndose de pie - Pero debo retirarme ya que mañana me espera un día muy pesado - Se excusó - Hasta luego, señora, señorita - Dijo con una inclinación de cabeza - Ha sido un gusto conocerlas.
Helmut caminó hacia la salida, seguido de Benjamin, quién inmediatamente se excusó por la falta de tacto de su madre. El hombre estaba muy turbado y verdaderamente avergonzado del comportamiento de su mamá.
-Disculpe a mi madre, señor Ferguson - Dijo Benjamin - Siempre mete la pata - Se excusó el hombre - Sé que sus intenciones no son malas, pero...
-A mí me pareció que lo hizo deliberadamente - Comentó Helmut - Así que por favor te pido de la manera más atenta que le digas a tu madre que si vuelve a expresarse así de Roberts, Danielle, Jack o cualquier otra persona, me veré en la penosa necesidad de no tomarte en cuenta para ir a Florida, ¿de acuerdo?
-Sí, señor. Como usted diga - Murmuró Ben más blanco que el papel - Discúlpeme, por favor.
Helmut asintió y se despidió de Benjamin con un fuerte apretón de manos. Ferguson se dio la vuelta y caminó hasta su auto, lo mejor era alejar cuanto antes a ese hombre y su familia de Danielle.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Dani llamó a la puerta de la oficina de Ben y este la hizo entrar inmediatamente. El hombre se encontraba sentado frente a un montón de documentos que debía revisar. El lunes presentaría un informe de los últimos gastos a la junta directiva y tenía mucho trabajo por hacer, pues deseaba tener el fin de semana libre para pasarlo junto a su madre y su hermana en la Riviera Francesa. La chica se acercó lentamente hasta el escritorio y lo saludó con una enorme sonrisa.
-¡Hola, Ben! - exclamó Dani sin dejar de sonreír - He terminado mi jornada y me preguntaba si te gustaría cenar conmigo esta noche, ¿se puede?
-¡Hola, Danielle! - respondió Benjamin - Por desgracia no puedo, tengo que terminar este informe que me ha pedido el señor Ferguson. - murmuró.
-Puedes terminarlo mañana, yo te ayudo. - dijo la chica con optimismo.
-¡No! - exclamó Ben de manera brusca - Es mi trabajo y no me iré de la oficina hasta terminarlo.
-De acuerdo, como digas. - dijo Dani encogiéndose de hombros - ¿Y qué tal mañana?
-No puedo, este fin de semana no. - respondió Ben - Les prometí a mi hermana y a mi madre que pasaríamos el sábado y el domingo en la Riviera Francesa.
-Entiendo - suspiró la chica con decepción. Esa relación era un caso perdido, ya no había nada que salvar. Estaba claro que ella no era importante para Benjamin, sólo su hermana y su madre. ¡Y eso estaba bien! Ellas eran su familia y Ben no tenía a nadie más - Entonces diviértete con tu madre y tu hermana. - exclamó - Nos vemos el lunes y disculpa la molestia.
-En verdad lo siento, Dani. - se excusó Ben.
-No te preocupes. - finalizó la chica y salió de la oficina.
Dani caminó arrastrando los pies hasta detenerse en la puerta de su oficina. ¡En verdad lo había intentado! Pero Benjamin ya no tenía ningún interés en ella, lo mejor era hablar seriamente con él y cortar por lo sano. De cualquier manera, su relación estaba más muerta que un cementerio.
-¡Dani! - dijo una voz detrás de ella - ¡Iba a buscarte a tu oficina!
-¡Hola Jack! - saludó la chica y buscó a Helmut con la mirada.
-Vine solo, Helmut está en una llamada. - respondió el niño - Y me dio permiso de salir, ¿qué vas a hacer esta noche?
-Creo que encargaré una pizza y veré una película. - exclamó Dani y lo abrazó.
-Nosotros tendremos una pijamada - dijo Jack con una gran sonrisa.
-¿Quiénes? - preguntó Dani - ¿Invitarás a tus amigos de la universidad? - dijo y comenzó a reír.
-¡No, tonta! - se río Jack - Helmut y yo haremos una pijamada, encargaremos pizza y veremos algunas películas de Star Wars. - exclamó el chico - ¿Gustas acompañarnos?
-¿No es noche de chicos? - preguntó Dani con curiosidad - No me gustaría arruinarles su noche.
-No lo harás, a Helmut le va a encantar que nos acompañes. - sonrió el chico - Él está loco por ti y pone cualquier pretexto para verte.
Dani se río y tomó al niño de la mano para entrar en su oficina. Un rato después salieron para dirigirse a la oficina de Helmut. El hombre ya había terminado su llamada y estaba recogiendo sus cosas. Al escucharlos entrar, inmediatamente se dio la vuelta y caminó para recibir a Danielle con los brazos abiertos.
-¿Aceptaste? - fue la pregunta de Helmut para la chica.
-¿Qué cosa? - dijo Dani soltando una risilla.
-Pues nuestra invitación para una pijamada - dijo el hombre y chocó su mano con la de Jack.
-¿Así que ya lo habían planeado? - preguntó la chica fingiendo molestia mientras los varones se echaban a reír - ¡Sí acepté!
-Entonces... ¡ya vámonos! - exclamó Helmut - ¿O aún tienes cosas que hacer? - preguntó.
-No, he terminado por fortuna. - dijo Danielle - Sólo necesito ir a mi casa por mi pijama y algunas cosas que necesito.
-¡Sí, como tu ropa para el fin de semana! - murmuró Helmut y le guiñó un ojo a Jack.
-¡Sí que tenían todo planeado, par de pillos! - exclamó Dani y se soltó de Helmut para besar a Jack en la mejilla.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Dani observó enternecida cómo Helmut acomodaba Jack sobre la cama, lo arropaba bien y depositaba un suave beso sobre la frente del chiquillo. Después acarició su rostro y encendió la lámpara de la mesita de noche.
-No le gusta dormir con las luces apagadas - Murmuró Helmut - Está en proceso de vencer el miedo pero no quiero que nos despierte a mitad de la noche - Rió y se apartó para que Dani se acercara y besara las mejillas del chico.
-Lo va a superar, ¡ya lo verás! - Exclamó Dani besando a Jack - Pensé que jamás se dormiría - Añadió mientras dejaban la habitación - Sabe todo sobre Star Wars... ¡y yo no sé nada! - Gimió - Jamás había visto una película de la saga.
-Con Jack aprenderás mucho - Dijo Helmut y abrió la puerta de su habitación para que Dani entrara en ella - Puedes dormir aquí - Sugirió - Yo dormiré en el cuarto de Jack, sólo necesito mi ropa...
-¡La cama es muy grande! - Murmuró coqueta y lo tomó de la mano para que también entrara - ¿Acaso no extrañas dormir conmigo? - Le preguntó haciendo un puchero - ¡Porque yo sí!
-¡Claro que lo extraño! - Suspiró él - Pero lo que más extraño es despertar con tus pies en mi rostro - Comentó mientras se echaba a reír.
Danielle no dijo nada, sólo se mordió el labio inferior al tiempo que le dedicaba una mirada llena de amor y pasión. La chica se levantó de puntillas para besarlo y Helmut, sin perder el tiempo, la estrechó entre sus brazos, aferrándose a Danielle. ¡Cómo la echaba de menos! El hombre lanzó un suspiro antes de apoderarse de la boca de la chica, con un beso desesperado y agresivo. Helmut introdujo su lengua dentro de la boca de la chica y ella la atrapó con sus labios, succionándola. Ese beso fue el detonante para que sus cuerpos comenzaran a arder, despertando el deseo en ellos, excitándolos.
Inmediatamente, Danielle intentó sacar la camiseta del cuerpo de Helmut, añoraba tocar su piel, sentirlo junto a ella, gozando de su calor. Helmut sonrió y la ayudó con su tarea, lanzando la prenda al piso para dejar su torso libre y así ella pudiera tocarlo a su antojo.
Dani suspiró y se mordió el labio inferior mientras ahogaba un gemido. Se abalanzó contra él para deslizar su lengua por sus pectorales. Helmut jadeó al sentir cómo poco a poco estaba perdiendo el control de sí mismo, la boca y la lengua de Dani seguían haciendo de las suyas sobre su pecho. Lentamente, la chica fue descendiendo por el abdomen del hombre, topándose con la cinturilla de sus pantalones, la cual inmediatamente desabrochó y de un tirón los bajó, junto con la ropa interior. Los ojos de la chica brillaron intensamente al contemplar la erección de su amado, que se erguía imponente delante de sus ojos. Dani levantó sus ojos y lo miró con un poco de perversión, mientras se lamía los labios.
Helmut gruñó y jadeó al darse cuenta de las intenciones de Dani. La piel del hombre se erizó cuando la suave mano de la joven comenzó a acariciar su erección antes de acercarla a su boca. La humedad y tibieza de su lengua hicieron que Helmut se estremeciera y lanzara un profundo gemido. Dani lamió el glande, mientras se deleitaba al ver como Helmut se estremecía de placer ante esa caricia. La chica sonrió y deslizó su lengua por toda su longitud para finalmente, introducirlo en su boca y comenzar a succionar suavemente moviendo su cabeza de abajo hacia arriba. El cuerpo del hombre se tensó un poco mientras ella continuaba chupando.
-¡Oh, joder! - Gruñó Helmut al tiempo que sus manos se posaban sobre la cabeza de Danielle
Dani ahogó un gemido y colocó sus manos en las nalgas de Helmut, clavando ligeramente las uñas mientras los movimientos de su cabeza se aceleraban. A sus oídos, llegaban los suspiros y sonidos guturales que se escapaban de los labios entreabiertos de su hombre. Levantó la vista y lo miró, Helmut se encontraba con los ojos cerrados, concentrado en el placer que ella le brindaba. Verlo así la calentó, avivando la llama del deseo dentro de ella, sintió cómo la humedad corría por entre sus piernas. Helmut abrió los ojos y miró a Danielle, que lo contemplaba al mismo tiempo que seguía con la felación. Él sabía que no podía contenerse por mucho tiempo, así que se apartó y la sujetó del brazo, pese a las protestas de Danielle.
Helmut la ayudó a incorporarse, ambos temblaban, embriagados por la lujuria y las ganas de hacerse el amor. Danielle quedó de pie frente a Helmut, quién se abalanzó sobre ella para besarla con frenesí. Sus lenguas danzaron a la par, enredándose mientras el beso se hacía más y más intenso. Sin dejar de besarla, el hombre le quitó la camiseta y la lanzó por los aires. Las manos del hombre estrujaron los senos de Dani, quién lanzó un sonoro gemido, pegándose más a él.
-¡Hazme el amor, Helmut! - Le suplicó - Te necesito tanto - Susurró y volvió a besarlo con intensidad.
Después de ese beso apasionado, Helmut volvió a apartarse para terminar de desnudarse, sin apartar la mirada de la mujer. Caminó un par de pasos, acortando la distancia entre ellos y la tomó por la cintura. La espalda de Dani se arqueó, ofreciéndole sus senos, y él sin pensarlo más, los tomó con su boca, succionado, lamiendo y mordiéndolos.
La boca de Danielle se deshacía en gemidos y suspiros ante ese indescriptible placer. Helmut la tomó entre sus brazos y ella lo rodeó con sus piernas. Él la condujo hasta la cama para depositarla con suavidad sobre el colchón. Después, él se arrodilló sobre este, inclinándose para besarla con fervor y desesperación, explorando la boca de la chica con su lengua. El cuerpo de Dani se arqueaba, frotando sus senos contra el pecho desnudo de su amante.
Los labios de Helmut abandonaron su boca y descendieron por su cuello, las manos masculinas acariciaban sus pechos hinchados y su vientre para bajar sus pantalones y sacarlos de su cuerpo. Paulatinamente, la boca de Helmut dibujó un camino de besos húmedos, deteniéndose en su monte de Venus, recorriendo con la lengua la entrada de su feminidad. Dani suspiraba, estremeciéndose ante el íntimo contacto.
Las manos de Helmut abrieron lentamente sus piernas y las colocaron sobre sus hombros, Dani apoyó ambas manos sobre el colchón, echando la cabeza hacia atrás, la punta de la lengua del hombre dibujaba suaves círculos sobre sus pliegues y jugueteaba con su clítoris. Danielle se sintió invadida por millones de pequeñas descargas eléctricas que nacían en su vientre y recorrían todo su cuerpo, haciéndola gritar de placer, empujando sus caderas, pidiendo cada vez más del hombre.
Helmut se estaba tomando su tiempo, adoraba tener el control y provocar todas esas emociones en Dani, veía con deleite cómo ella se volvía loca y se entregaba gozosa. Él tampoco podía más, pero se estaba controlando. Ahora le tocaba a ella disfrutar, ¡y vaya que lo estaba haciendo! Esos gemidos y sus gestos le indicaban que se estaba dejando llevar por el placer. Helmut la mordió y la chica lanzó un chillido para entregarse por completo al éxtasis, estallando de placer. Helmut se incorporó lamiéndose los labios, observando cómo Dani jadeaba, intentando recobrar el ritmo normal de su respiración.
-¡Ay! – Gimió la chica - ¡Hoy estás muy intenso, cielo! – Dijo con una sonrisa.
-Es que te eché mucho de menos - Suspiró el hombre y le sonrió.
Dani le devolvió la sonrisa antes de que él la besara apasionadamente para recostarla sobre la cama. Dani apoyó sus caderas sobre el colchón y clavó su mirada en su amado que no dejaba de sonreír mientras se colocaba un preservativo. Helmut abrió un poco las piernas de la chica y posó sus manos sobre sus senos, para después introducirse lentamente dentro de ella. Danielle elevó un poco sus caderas para recibirlo y sin dejar de mirarse, comenzaron a moverse pausadamente. Las manos de Helmut estrujaban sus senos y le arrancaban gemidos de placer. Dani contemplaba embelesada el rostro del hombre, quién tenía la boca entreabierta y dejaba escapar algunos sonidos guturales. Su frente estaba bañada en sudor, así como su torso. Ella apoyó sus manos en sus brazos y se recargó completamente sobre la cama para dejarse llevar.
Sus cuerpos se mecían al mismo ritmo, que sin poder evitarlo, se fue intensificando. Una de las manos de Helmut se mantenía acariciando los senos de Dani, en tanto que la otra había descendido hasta su pubis y después un poco más allá, haciendo maravillas con su clítoris. El cuerpo de la mujer se convulsionaba, pues el calor y el placer estaban consumiéndola, su razón la estaba abandonando, para sólo concentrarse en esas deliciosas caricias y la maravillosa unión de su cuerpo con el de su amado.
Helmut se movía cada vez más rápido, sus acometidas iban aumentando así como su pulso, sentía que estaba a punto de colapsar, pero aún no era momento de entregarse al placer, trataría de prolongarlo hasta que ya no pudiera más. Dani le clavó las uñas en los brazos, sentía que se sofocaba y que ya no aguantaba. Sus senos se bamboleaban con cada acometida y Helmut apretaba cada vez con mayor fuerza. La espalda de la joven se arqueó, empujando con fuerza sus caderas para llenarse de él. Helmut se inclinó y la besó con pasión para así, ambos arder en el fuego del deseo.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Helmut lanzó un hondo suspiro y lentamente se soltó de los brazos de Dani. Ella lo contempló con curiosidad mientras él hurgaba dentro del cajón de la mesa de noche. La chica esbozó una sonrisa, ¡ya se imaginaba lo que él haría! Pero la disimuló en cuanto él volvió a recostarse sobre las almohadas.
-Sé qué no es el momento más idóneo para hacerlo pero... - Carraspeó Helmut - El amor no conoce barreras. Se saltan obstáculos, se saltan vallas, penetra en las paredes para llegar a su destino lleno de esperanza... Mi destino está a tu lado, ¿te quieres casar conmigo? - Exclamó y le mostró otro anillo a la chica.
La cara de Dani estaba radiante de felicidad y emoción. Estuvo a nada de decir que sí, pero se contuvo. No era la manera correcta, no mientras ella tuviera esa "relación con Benjamin". La chica suspiró para controlarse y tomó la mano de Helmut, cerrando la caja que contenía el anillo.
-Te diría que sí - Murmuró la joven con tristeza - Pero mientras no arregle mis asuntos con Benjamin, mi respuesta sigue siendo no - Exclamó y lo estrechó entre sus brazos - ¡Te amo Helmut! Pero...
-De cuerdo, de acuerdo - dijo él un poco decepcionado -Voy a ser paciente y esperaré porque Ben está a nada de dejar de ser un obstáculo entre nosotros.
Dani se rió y sujetó el rostro del hombre para besarlo apasionadamente. Ella sabía que Helmut tenía bien trazados sus planes, sólo era cuestión de tiempo para estar junto a él para siempre.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Creo que esto se está saliendo de control, pero es bueno que Helmut quiera hacer las cosas bien. Pero él tuvo la culpa, si desde el primer momento hubiera tratado a Dani de manera diferente, ahora le toca sufrir un poco.
Ya estamos a un paso del final, no se pierdan el ÚLTIMO CAPITULO este MARTES 2 de MARZO.
No olviden dejar sus comentarios y votos.
Gracias, mil gracias por su apoyo.
Maria Decapitated
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