CAPÍTULO 28
Simon despegó la mirada de su libro para descubrir a Dani sentada frente a él. La chica tenía un semblante preocupado, parecía que necesitaba hablar con alguien. Simon suspiró y dejó el libro sobre la mesa.
-¿Puedo ayudarte hija? - Preguntó el hombre enarcando la ceja - Te veo preocupada.
-No es que esté preocupada - Murmuró la joven - Pero me encuentro en un dilema y esperaba que usted pudiera ayudarme.
-¡Habla! Soy todo oídos - Sonrió Simon y se cruzó de brazos.
-Hoy por la mañana decidí dar una vuelta por el centro comercial - Murmuró Danielle - Estaba dispuesta a comprar los obsequios navideños - Suspiró - Entré en una elegante tienda de regalos y... - Bufó y se echó a reír - Tuve que salir de ahí porque no supe que comprar. ¡La verdad es que no tengo idea de qué regalarles! - Gimió.
-¿Y eso es lo que te acongoja? - Murmuró el hombre sin poder dar crédito a las palabras de la joven y mirándola por encima de sus gafas - ¡Simplemente no regales nada material! Un abrazo y una sonrisa es lo que necesitam...
-¡Pero es que yo quiero darles algo! - Protestó Danielle - Pero no tengo idea de qué...
-Lo que sea está bien para nosotros - Respondió Simon - Algo que nazca de tu corazón.
-¡Pero! - Gimió Danielle y lo miró con ojos suplicantes - ¿Alguna idea?
-A mí en lo personal me encantan los chocolates - Sonrió el hombre - Especialmente esos bombones cubiertos de chocolate o unas buenas trufas de chocolate - Rió - Y si me preguntas por Helmut, ¡él no necesita nada material! - Exclamó sin dejar de mirar a Danielle. La chica volvió a mostrarse un poco decepcionada - Te puedes dar cuenta de ello - Suspiró - Pero si yo fuera tú, me esmeraría en preparar un día especial para él. Helmut lo que necesita es amor y sólo tú se lo puedes dar - Dijo y le guiñó un ojo.
Dani se puso totalmente roja ante la respuesta de Simon. Pero quizá él tenía razón, porque si se ponía a pensar a conciencia, ¡Helmut lo tenía todo! Tenía varias propiedades, montones de relojes, trajes elegantes, zapatos, obras de arte, ¡todo lo que ella pudiera imaginar! Lo que Simon le había dicho era lo mejor que podría obsequiarle, ¡un día especial! Así que no perdería más tiempo y pondría manos a la obra si quería sorprender al hombre.
-Muchas gracias, tío - murmuró la chica y lo besó en la mejilla - Tengo en mente algo muy especial y estoy segura que a Helmut le va a encantar. - finalizó la chica y sonrió.
-Eso no lo dudo, hija. - respondió Simon con una gran sonrisa mientras observaba a Dani correr escaleras arriba.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Dani caminaba rápidamente hacia la sala, llevando casi a rastras a Simon y a Helmut. Los hombres caminaban de mala gana, mientras lanzaban sonoros bostezos.
-¡Por dios, hija! - Murmuró Simon - Es veinticinco de diciembre...
-¡Y son las seis de la mañana! - Se quejó Helmut y frotó sus ojos con su mano libre.
-¡Lo sé, lo sé! - Chilló Dani emocionada - Pero quería que vieran lo que Santa les dejó bajo el árbol.
Ambos hombres sonrieron y se sentaron junto a Dani, alrededor del árbol de navidad. La chica les devolvió la sonrisa y les entregó una enorme taza de chocolate caliente con malvaviscos.
-¡Tenía años que no probaba algo como esto! - Exclamó Simon saboreando el delicioso sorbo de chocolate - Me encanta, siempre desayuno café - Se rió.
Helmut también rió, pero no dijo nada. Sostuvo la taza entre sus manos y bebió un par de sorbos sin apartar su mirada de Dani, quien lucía un coqueto bigote de chocolate. No pudo resistirse y estiró su brazo para limpiar con el pulgar el labio de la joven y después lamer su dedo.
-¡Y bien! ¿Qué nos trajo Santa este año? - Preguntó Simon, tratando de ignorar las miradas de fuego que se dedicaban Helmut y Dani - ¿Podemos abrir los obsequios?
-¡Por supuesto! - Sonrió la joven y se ruborizó mientras se preguntaba ¿por qué se atrevía a coquetear con Helmut en las narices de Simon?
-¡Dani, te concedo el honor de ser la primera! - Sonrió Helmut haciéndose a un lado para que Danielle pudiera tomar una de las cajas que se encontraban debajo del árbol.
-¡FELIZ NAVIDAD, Tío Simon! - Sonrió la joven entregando el obsequio al hombre.
Simon sonrió y tomó la caja de madera que estaba decorada con un gran moño rojo. Lentamente retiró la tapa y descubrió una botella de whisky escocés, un vaso para whisky hermosamente tallado, además de una caja de trufas de chocolate.
-¡Gracias hija! - Suspiró el hombre dándole un cálido abrazo y besando las mejillas de la rubia - ¡Es un maravilloso regalo!
-Espero haber acertado - Sonrió Dani y guiñó el ojo - Helmut me dijo que ese whisky es tu favorito.
-¡Por supuesto que sí! - Murmuró el hombre volviéndola a besar en la mejilla - ¡Gracias! - Dijo una vez más mientras tomaba una trufa de chocolate y comenzar a saborearla.
-¡Este es tuyo, Helmut! - Dijo Dani tomando otra caja y entregándola a Helmut - ¡Feliz Navidad!
Helmut apretó a la chica contra su pecho y la besó repetidas veces en los labios. Dani le correspondió esos besos ardientes. Al separarse, la chica respiraba de manera agitada, tenía el cabello revuelto y las mejillas encendidas.
-¡Feliz Navidad para ti también! - Exclamó el hombre y tomó la caja de color azul metálico y adornada con un enorme moño dorado.
-¡Espero que te guste mi obsequio! - Dijo Dani esbozando una sonrisa encantadora.
El hombre sonrió y asintió, mientras abría cuidadosamente la caja para revelar su contenido. Su sonrisa se amplió cuando comenzó a sacar los objetos que esta contenía.
-¡Una corbata! - Exclamó mirando la prenda en color negro.
Dani rió y él continuó sacando más presentes. Además de la corbata, también se encontró con unas gafas de sol, un frasco de colonia masculina, un juego de gemelos, un alfiler para corbata y una bolsa llena de galletas de jengibre.
-¿Te gustaron mis obsequios? - Preguntó la muchacha con timidez.
-¡Por supuesto que sí! - Dijo Helmut y la abrazó con fuerza - Muchas gracias - Suspiró.
-Faltó esto - Susurró la chica entregándole un pequeño sobre - Léelo cuando estés a solas.
Helmut asintió y guardó la carta en el bolsillo de su bata. Instantes después, Simon entregó sus obsequios a Dani y a su sobrino. Para la chica, Simon eligió un hermoso relicario de plata, con forma de corazón y un granate en el centro.
-¡Está hermoso, Simon! - Exclamó ella con emoción - ¡Gracias!
Helmut fue obsequiado con un brazalete vikingo que ostentaba la cabeza del lobo Fenrir, además de un collar de cuero de un hacha vikinga sostenida por dos cuervos. El hombre estuvo más que satisfecho con sus obsequios y también entregó su regalo a su tío. Se trataba de un viaje a Islandia para dos personas.
-¡Gracias hijo! - Murmuró su tío - Unas vacaciones no me vendrían nada mal.
-La fecha es libre - sonrió Helmut - Sólo elige sabiamente a quién llevarás - Exclamó y le guiñó el ojo.
Simon estalló en carcajadas y abrazó con fuerza a su sobrino.
-Ahora, mi regalo para Danielle - Murmuró Helmut con la voz cargada de sensualidad.
Ella se ruborizó al sentir la mirada ardiente que la recorrió completamente. Helmut tomó una gran caja roja y dorado para entregarla a la joven, quién de inmediato la abrió y lanzó una exclamación de sorpresa al mirar su contenido.
-¡Está hermoso! - Suspiró la chica.
Dani observó el regalo, no había por dónde comenzar. La caja contenía un ramillete de rosas en distintas tonalidades, además de orquídeas y margaritas. También encontró unas elegantes sandalias de tacón en color rosa pastel y un hermoso y elegante vestido de satén de seda verde, corte asimétrico y tirantes delgados.
-¡Gracias Helmut! - Gritó Dani con emoción y se arrojó a los brazos del hombre - ¡Me encanta todo! Es precioso... ¡perfecto!
-¡Y aún hay más! - Murmuró él mientras dibujaba una encantadora sonrisa en sus labios.
Dania abrió los ojos, llena de sorpresa y hurgó en la caja, encontrando un sofisticado bolso de mano a juego con el vestido y dentro de este, también halló un par de boletos de avión.
-¿Boletos de avión? - Murmuró ella mirando con atención - ¿A dónde viajaré?
-Un pajarito me dijo que el quince de enero es tu cumpleaños - Dijo haciendo un gesto gracioso - Así que planeé unas mini vacaciones a las islas Maldivas para que tú y yo festejemos tu cumpleaños, ¿qué te parece?
-¡Me encanta la idea! - Gritó arrojándose a los brazos de Helmut - ¡Es maravilloso! - Suspiró - ¡Gracias, muchas gracias!
Helmut la estrechó con fuerza y la besó con pasión. Simon observaba la escena, ese par destilaban amor y estaban locos el uno por el otro. Le agradaba la idea de que Helmut sentara cabeza y formara una familia al lado de esa joven.
Después de abrir los regalos y compartir montones de besos y abrazos, los tres pasaron al comedor para disfrutar de un desayuno inglés de Navidad, que consistía en huevos, tocino frito, ensalada de remolacha y pepino hervidos.
-¿Vamos a cocinar juntos la cena? - preguntó Dani con una gran sonrisa mientras llevaba un gran trozo de tocino a la boca de Helmut.
-¡Por supuesto! - exclamó Simon - ¿O han cambiado de opinión?
-No, para nada. - respondió Helmut - Terminando el desayuno, comenzaremos con nuestros preparativos. - dijo y continuó saboreando su desayuno.
Después de desayunar, Simon y Helmut se encargaron de limpiar la mesa y recoger los trastos sucios. Comenzarían de una vez con los preparativos de su cena. Ambos hombres estaban muy entusiasmados con la idea de volver a celebrar.
-¿Ya leíste tu tarjeta de Navidad? - Preguntó Simon a su sobrino que se encontraba terminando de lavar los platos sucios.
-No - Murmuró él - Lo haré una vez que terminemos con esto.
-¿Y por qué no lo haces de una vez? - Murmuró su tío - Yo me encargo de esto mientras regresa Dani.
Helmut asintió y terminó de enjuagar los platos para salir de la cocina y entrar en la biblioteca, se dejó caer en un sillón y sacó la tarjeta que tenía guardada en el bolsillo. El hombre sonrió al observar las imágenes que decoraban la tarjeta estilo vintage; esta tenía un pequeño reno cuyo cuello estaba decorado con una enorme campana dorada, atada con una cinta roja. El animal estaba en un campo nevado, rodeado de avecillas. En el fondo podían observarse también un bosque lleno de abetos nevados.
Ferguson suspiró al comenzar a leer las palabras de Dani.
"La verdad es que no sé cómo empezar a escribir. Han sido casi dos meses de locura, llenos de altibajos.
Conocerte no fue una grata experiencia, de hecho lo catalogo como lo peor que me pudo haber pasado en la vida. No lograba entender el odio y la aversión que sentías hacia mí. Porque jamás me habías visto y no tenías idea de la clase de persona que era yo. Me juzgaste de la peor manera... Pero ¿sabes? ¡Te perdono!
A mí me enseñaron que la Navidad es una hermosa fecha, con ella, los fantasmas del odio, el rencor, los disgustos y la tristeza se van. Que estas fechas son para disfrutar y dar amor. Para estar unidos y reblandecer los corazones endurecidos, ¡cómo el tuyo, Helmut!
Creo que ahora que te conozco un poco más, me he dado cuenta que en el fondo... ¡en el abismo de tu corazón! Habita un hombre dulce y gentil. No eres malo como yo lo pensaba. Ambos nos equivocamos. Por ello, me gustaría que tuviéramos un nuevo comienzo, que nos renovemos y que tratemos de estar en armonía; sin odio ni rencor. Sólo amor y alegría, ¿quieres?
Porque se me ha ocurrido algo para este comienzo. Me encantaría que tú y yo pasáramos juntos todo el día de mañana. Tengo en mente algunas actividades que podíamos realizar... ¿qué dices? ¿Te agrada mi idea?
Antes de la cena me das tu respuesta...
Besos y ¡Feliz Navidad!
Con amor: Dani ♥♥♥"
Helmut terminó de leer, tuvo sentimientos encontrados con la carta escrita por la chica. Pero ella tenía razón en sus palabras, las cuales estaban llenas de sinceridad. Volvió a suspirar y esbozó una enorme sonrisa. ¡Claro que le encantaba la idea! Le emocionaba pasar un día completo sólo con ella y hacer cosas divertidas; conocerse un poco más y lo más importante, pasar un maravilloso momento al lado de esa chica que poco a poco comenzaba a ponerlo de cabeza.
Helmut regresó a la cocina para reunirse con Danielle y su tío. Ambos reían a carcajadas mientras terminaban de decorar el postre. El hombre sonrió y tomó una bandeja con vegetales los cuales comenzó a picar para preparar la ensalada.
-¿Dónde estabas? - Peguntó Dani acercándose a él para abrazarlo.
-Estaba leyendo la tarjeta que me regalaste - dijo Helmut ofreciéndole una zanahoria mini - Me gustó mucho - Sonrió y le besó la frente.
-¿No te pareció cursi o boba? - Murmuró la joven enarcando las cejas - La verdad, fue muy difícil escribirla.
-¡Me encantó! - Suspiró Helmut - Fueron palabras muy sinceras y bonitas - Exclamó y la miró a los ojos - ¡Pero ya hablaremos esta noche! - Volvió a sonreír - Ahora debemos terminar de preparar nuestra cena y... ¡mira! - Dijo buscando con la mirada a Simon - ¡El vejete se largó!
Danielle se echó a reír a carcajadas. Era verdad, ¡Simon se había escapado! Ahora ellos dos tenían que terminar de preparar su cena. Pero no sería difícil, sólo debían terminar la ensalada y el plato fuerte. El postre ya estaba hecho. Helmut también se echó a reír junto con la chica y continuaron inmersos en sus labores, aunque de vez en cuando, Helmut se las arreglaba para abrazar a la chica o robarle un beso fugaz.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
-Y... ¿qué tal me veo? - Preguntó Dani a Helmut quién acababa de salir de la ducha.
Helmut tragó grueso al mirarla. La chica llevaba puesto el vestido que él le había reglado, al igual que las zapatillas. Dani llevaba el cabello recogido en un moño a la altura de la nuca y lucía unos pendientes dorados. Sus labios rojos hacían resaltar la blancura de su piel. Los ojos de Helmut la recorrieron sin pudor alguno, ¡Dani se veía magnífica! ¡Espectacular! ¡Exquisita! De inmediato, su cuerpo reaccionó ante lo sugestivo de la pose de Danielle, quién, con la pierna sobre el sillón, mostraba sus muslos desnudos.
-¿Te gusta? - Preguntó haciendo un mohín con los labios - ¿Vas a responder, Helmut bebé?
Al hombre se le había ido la voz. ¡Por supuesto que le gustaba! ¡Le encantaba mirarla de cualquier manera! Y estaba seguro que Dani no llevaba puesta ropa interior. De inmediato, su pene comenzó a crecer, haciéndose más grueso. ¡Estaba excitado! Así que sin perder más tiempo se aproximo a la chica, pero ella lo detuvo, poniendo su mano sobre el pecho del hombre.
-¡No, no! - Rió con picardía - ¡No quiero arruinar mi peinado! - Murmuró y se mordió el labio.
Helmut dejó escapar un gruñido de desaprobación, aunque, era posible que ella tuviera razón. Sin embargo, los brillantes ojos de la joven mostraban un destello de lujuria y deseo. Lentamente la mano femenina recorrió el amplio pecho del hombre, bajando por su vientre, hasta detenerse en el borde de la toalla anudada en su cintura. Danielle dejó escapar un jadeo apenas perceptible y con un rápido movimiento, soltó la prenda que cayó al piso.
-¡Ooops! Lo lamento - Rió la joven - ¡Fue un accidente! Se soltó - Murmuró poniendo cara de inocente.
El hombre no había dicho una sola palabra, pero estas salían sobrando. La expresión de su rostro y la reacción de su cuerpo eran más que suficientes para hacerle saber a la chica lo que él estaba sintiendo. Helmut lanzó un gemido cuando la mano de la joven comenzó a masturbarlo suavemente. Danielle tenía una sonrisa perversa en sus labios mientras acariciaba sus testículos. Él cerró los ojos y se concentró en las caricias, gimiendo de manera gutural. La chica lo contemplaba embelesada mientras continuaba estimulándolo.
De pronto, Dani lanzó un gritito cuando los fuertes brazos de Helmut la aprisionaron y su boca carnosa asaltó la suya con un beso fiero y lascivo. De inmediato, la lengua de Helmut penetró la de Danielle y le acarició la lengua. Ella lo recibió, enredándose con él y lanzando un breve gemido. De manera casi instantánea, él la contagió con su calor, el cual se concentro en su vientre y sus pechos. Los pezones se le endurecieron y de entre sus piernas brotó un manantial.
-¡Helmut! - Susurró Dani contra la boca del hombre - Se va a hacer tarde.
Él no respondió, sólo lanzó un nuevo gruñido, su boca descendió por su barbilla hasta su cuello, mientras que con una mano bajaba los tirantes de su vestido.
-¡No, Helmut! - Gimió ella frotándose contra la pelvis del hombre.
-¡Tú comenzaste! - Jadeó él - Y vamos a terminar... ¡no me gusta dejar nada a medias!
Danielle gimió y arqueó su espalda, ofreciéndole los pechos. Helmut sonrió, inclinándose para lamer y morder la suave piel. Chupando de vez en cuando los pezones erguidos y sonrosados. Dani volvió a gemir. ¡Ya estaba muy caliente! Lo deseaba con urgencia. Los labios de Helmut le quemaban los senos y sus dientes mordían con muy poca delicadeza las areolas, haciéndola chillar de placer.
-¡Helmut! - Susurró Danielle y se aferró a sus hombros - ¡Ay Dios, Helmut! - Volvió a jadear mientras su vestido caía al piso.
Helmut sonrió complacido. ¡Lo había adivinado! Ella no llevaba nada debajo. La contempló por unos instantes, llenando sus pupilas con la desnudez de la chica, quién se ruborizó intensamente. Una vez más, él la beso apasionadamente, deslizando su mano por sus nalgas y sus muslos, subiendo lentamente hasta su pubis.
-¡Abre las piernas! - Le ordenó.
Ella obedeció y abrió las piernas. Helmut gimió a la par de ella cuando sus dedos invadieron su feminidad, acariciándola, mojándose con su aterciopelada humedad. La penetró y ella gritó, arqueando la espalda y agitando las caderas sobre su mano.
-Si me vas a provocar - Susurró Helmut con voz ronca - Hazlo con la perversa intención de complacerme, ¿de acuerdo? - Exclamó retirando lentamente sus dedos.
Dani bufó, pero él no le dio tiempo de nada más. La besó con urgencia, apretándole las nalgas, al tiempo que se dejaba caer sobre el sillón Dani quedó a horcajadas sobre las piernas de Helmut. Él la miró a los ojos y le acarició el rostro, la chica sólo le sonrió y volvió a besarlo, balanceando la pelvis sobre el sexo del hombre.
-Eres la tentación a la que no me puedo resistir - Exclamó Helmut mientras le apretaba con fuerza las nalgas - Así que prepárate, porque te voy a coger bien duro. - Gruñó - ¡Tú te lo buscaste!
Dani se carcajeó y continuó frotándose contra el hombre. ¡Eso era lo que ella quería! Ansiaba estar con él, quería que la cogiera de una forma perversa y a la vez romántica. Deseaba gritar, reír, gozar junto con él.
-Entonces - Gimió la chica - ¿Qué estás esperando?
La joven levantó las caderas, él sólo gruñó y sujetó su pene, buscando la entrada de su vagina. La penetró lentamente, mirándola a los ojos. Dani gimió una vez más y le rodeó el cuello con sus brazos, dejándose caer sobre su miembro, jadeando junto con él al lograr su anhelada unión. Juntos comenzaron a moverse con premura, con violencia. Queriendo acabar con las ganas que los estaban consumiendo. Helmut la penetró una y otra vez hasta hacerla gritar. Danielle se entregó a él hasta tocar las estrellas.
Luego de ese orgasmo, siguió uno más, la chica estaba perdida en el placer. Nunca había hecho el amor de esa manera con Helmut, ni tampoco se había portado tan atrevida con él como hacía unos instantes, provocándolo de esa manera.
Helmut le besaba los labios, el cuello, los senos. Arremetiendo contra ella. A veces gruñía, otras eran potentes gemidos los que se escapaban de su garganta. Su acto sexual se tornaba ora violento, ora lento, delicado, mientras ella temblaba entre sus brazos, entre un orgasmo y otro.
Sin embargo, él colapsó, entregándose al placer al tiempo que ella era sacudida de nuevo por los espasmos del placer. La besó con violencia, con ansias, acariciándole la espalda y el trasero, hasta que ella se apartó de sus labios y gritó su nombre, quedando exhausta entre sus brazos.
-Te quiero, Helmut - susurró contra los labios del hombre - ¿Tú me quieres? - preguntó y lanzó un jadeo.
-Mucho, Danielle. - fue la respuesta del hombre y la besó con dulzura.
Ella lanzó un suspiro y recargó su cabeza en el pecho del hombre. Ambos permanecieron abrazados por un buen rato entre besos y caricias. Dani alzó el rostro lanzando un suspiro y se levantó lentamente mientras miraba el enorme reloj que colgaba de la pared. Faltaban pocos minutos para la cena.
-¡Ya es tarde! - murmuró y levantó su vestido del piso - ¿No está muy arrugado? - preguntó mientras se ponía de nuevo su vestido y se acercaba al espejo para retocar su maquillaje.
Helmut lanzó una carcajada y también se levantó del sillón para vestirse a toda velocidad. Estaban a punto de salir de la habitación cuando alguien llamó a su puerta.
-¿Están listos? - preguntó Simon detrás de la puerta - No puedo esperar a que bajen, tengo algo importante que decirles.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Parece que a Danielle le está saliendo su lado atrevido y puede que tengamos momentos más intensos entre la pareja. Quizá algunas prácticas más ardientes, más extremas. ¡No lo sé! A ver que se me ocurre.
Aunque me alegra que Helmut y Dani se estén llevando mejor. Ella ha preparado algo especial para ambos, ¿en qué terminará ese día?
Espero sus respuestas.
Ahora díganme, ¿qué les pareció este capítulo?
No olviden dejar sus votos y comentarios. Y gracias, muchas gracias por su apoyo a esta historia. Un beso.
Maria Decapitated
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