CAPÍTULO 20
Helmut exhaló lentamente, mirando cómo Dani abandonaba el salón. Frustrado, se frotó el rostro con las manos, decidido a salir en pos de ella. Había dado un par de pasos cuando su móvil comenzó a vibrar. El hombre trató de ignorarlo, pero el teléfono seguía vibrando. Lo extrajo de su saco y se dio cuenta que tenía una llamada de Lucas. Debía ser algo muy importante o su secretario no se atrevería molestarlo a esas horas de la noche; así que respondió inmediatamente. Entretanto, Danielle había desaparecido de su vista.
-¿Qué sucede Lucas? - Preguntó Helmut lanzando un hondo suspiro.
-Perdón que lo moleste a esta hora, señor Ferguson - Exclamó el hombre - Sé que está muy ocupado en su cena de negocios pero hay algo muy importante que debe saber.
-No te preocupes - Murmuró Ferguson - No es una fiesta muy interesante que digamos - Exclamó caminando en dirección a la salida - Pero dime, ¿qué pasa? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme? - Dijo mientras sus ojos miraban a todos lados buscando Danielle.
-Sólo llamaba para decirle que la investigación que me encomendó a cerca de la señorita Danielle Lennox está lista - Respondió el secretario - Le he enviado el documento a su correo electrónico, supuse que deseaba analizarlo cuanto antes. El lunes le entregaré la investigación en formato físico.
-Te lo agradezco Lucas - Comentó Helmut satisfecho con el trabajo de su asistente - Una vez que esté en casa le echaré un vistazo - Suspiró - Pero antes dime, ¿encontraste algo extraño o fuera de lo común respecto a Dani?
-¿Con la señorita Lennox? - Preguntó Lucas un tanto sorprendido por la pregunta de su patrón - ¡Nada señor Ferguson! - Añadió de inmediato - Ya se dará cuenta por usted mismo, la señorita ha trabajado de manera honesta y todo bajo la vía legal - Murmuró - De hecho, la fundación está registrada y toda la documentación se encuentra en perfecto orden - Rió - Nunca había conocido una mujer tan meticulosa como ella.
-Muchas gracias, Lucas. - respondió Helmut - Ahora debo dejarte, te veré el lunes. - murmuró y finalizó con la llamada.
Helmut gruñó, estaba molesto consigo mismo por haber juzgado sin fundamentos a Dani. Pero estaba cegado por su odio hacia Hank y Danielle al tener una estrecha relación con ese sujeto, se ganó su desconfianza y desprecio. ¡Jamás le dio el beneficio de la duda! Y ahora después de humillarla y llamarla con toda clase de adjetivos, ella había desaparecido de su vista. ¿A dónde podría haber ido? Se preguntó Helmut acercándose a su limusina.
-¿Viste pasar a la señorita Lennox? - preguntó Helmut a su chofer.
-Ella tomó un taxi hace unos minutos. - respondió el hombre - La llamé un par de veces para decirle que la llevaría a casa, pero me ignoró. - exclamó el chofer - Afortunadamente, uno de los guardaespaldas la ha seguido, ¡llámelo! - murmuró y le dio el nombre del sujeto.
-Gracias - respondió Helmut tomando de nuevo su móvil para ponerse en contacto con su guardaespaldas.
El hombre habló con Helmut y le dijo que la chica se dirigía a la casa, que no había nada de qué preocuparse, que todo estaba bien ya que la mujer no huiría a ningún sitio. Ferguson agradeció brevemente y haciendo una seña a su chofer, abordó la limusina, pidiéndole que lo llevara a casa, orden que inmediatamente fue cumplida.
Durante el trayecto a la casa Ferguson, Helmut descargó la investigación enviada por Lucas para dar un chequeo rápido. Concentrándose en "Home Sweet Home" y en unos documentos que le parecieron algo sospechosos. Respecto a la fundación; Lucas ya le había confirmado que todo estaba en regla y que no existía ningún tipo de treta oculta por parte de Dani; pero respecto a Hank, había mucha mierda oculta que necesitaba investigar. De hecho, estaban esos documentos firmados por Danielle donde le daban acceso a Hank para retirar o transferir dinero desde la cuenta de la fundación a otras cuentas.
¡Debía hablar con Danielle! Pero debido a su gran estupidez y anticiparse a los hechos, ¡ella lo odiaba!... ¡Y no la culpaba! Después de haberla juzgado tan duramente, lo único que podía recibir a cambio era el desprecio de la muchacha.
Helmut bien podía dejarla a su suerte, que Dani se fuera y continuara con su vida, pero si se descubrían las cosas turbias de Hank y todos sus fraudes, ella iría a prisión debido a que en ciertos documentos, figuraba como representante de ese hombre. Ferguson sabía que eso era falso, que Hank era un maestro en las artes de la falsificación y que ella sufriría al igual que él las consecuencias de haber confiado en Hank.
Helmut no comprendía aún porque esa chica le importaba tanto, pero algo dentro de él le decía que debía hacer las paces con ella y que quizá, si todo salía como él esperaba, ella le regalaría una de sus encantadoras sonrisas. Esperaba encontrarla despierta para hablar con ella y pedirle disculpas por lo sucedido en la reunión... y por todo lo malo que él le había hecho en los últimos días.
El hombre entró en la casa y subió corriendo las escaleras hasta detenerse frente a la puerta de su habitación. Helmut giró la perilla y abrió con cuidado para hacer el menor ruido posible. Las luces de la alcoba aún estaban encendidas, el hermoso vestido de Danielle estaba tirado sobre la alfombra y los zapatos estaban esparcidos por la habitación, sin embargo no había rastros de Dani por ninguna parte.
Helmut levantó el vestido y los zapatos y los colocó sobre una silla. Se quitó el saco y el moño que llevaba en el cuello, así como el chaleco y la camisa y los arrojó sobre la cama. Estaba por sentarse sobre el colchón para quitarse los zapatos, cuando de pronto, escuchó ruidos provenientes del cuarto de baño.
El hombre se puso de pie y se acercó lentamente hasta el baño. Lanzó un suspiro al escuchar los fuertes sollozos de Danielle. ¡Ella estaba llorando! Y lloraba por su culpa, por su maltrato y por su falta de tacto para con ella. Helmut volvió a suspirar y levantó la mano, un poco titubeante ente llamar o entrar así como así. Cerró los ojos y golpeó rápidamente la madera con sus nudillos. Los sollozos cesaron, pero no hubo respuesta alguna.
-Dani - Dijo tratando de sonar lo más dulce posible - ¿Estás ahí?
Silencio... Danielle no iba a responderle, así que tendría que armarse de paciencia y esperar a que la joven se dignara a abrir la puerta.
-¡Por favor! - Murmuró Helmut después de unos minutos - ¿Puedo entrar? ¡Necesito hablar contigo!
-¡LARGO! - Gritó Danielle desde el interior del cuarto de baño - ¡Usted y yo no tenemos nada de qué hablar! Ya me lo ha dicho todo y no necesito escuchar más de sus insultos y groserías - Bufó - ¡Estoy harta!
-Yo... - Suspiró Helmut - Lo lamento - Murmuró con sinceridad - Sé que no lo voy a arreglar con unas simples palabras pero...
-¡CLARO QUE NO! - Exclamó la joven con ira - Usted es peor que un ogro malvado, ¡es el mismo Lucifer! - gritó Danielle - Lo único que usted sabe hacer y muy bien, es herir a los demás. - bufó la chica - Se divierte y se llena de gloria cada vez que hace sufrir a otros. - dijo la chica y abrió la puerta con tanta fuerza que golpeó el brazo de Helmut.
Helmut se hizo hacia atrás y la miró fijamente. Se había quitado el maquillaje y ahora llevaba puesto uno de sus ridículos pijamas de franela, además se trenzó el cabello y estaba descalza. Se veía tan pequeña, tan vulnerable y tan infinitamente hermosa. Sintió el impulso de acercarse a la joven, abrazarla y limpiar las lágrimas que aún brotaban de sus bellos ojos verdes.
Dani se dio cuenta de las intenciones de Helmut y retrocedió, intentando alejarse de él. No quería estar cerca de ese hombre, sabía que su cuerpo la iba a traicionar como ya era costumbre. Además, ¿cómo no excitarse con tan solo verlo? Desaliñado, sin camisa, imponente y sensual. Parecía un dios sexual.
-¡Yo también estoy asqueada! - Continuó Dani - ¿Cómo iba a saber yo la clase de hombre que era Hank? - Le preguntó mirándolo a los ojos - ¿Cómo iba a imaginar que un hombre tan bondadoso era un sucio asesino? - Murmuró mientras volvía a llorar - Supongo que yo te parezco repugnante por haberme relacionado con Hank. Por eso me trataste de esa manera, volcaste en mí todo el odio y el desprecio que sentías por él - Suspiró y se recargó en la pared - Pero, ¡yo no soy Hank! - Dijo con voz queda - Me doy asco a mí misma por aceptar todo lo que me propuso, pero... ¿qué podía hacer yo? ¡Sólo era una tonta y estúpida huérfana necesitada! - Gimió y se echó a llorar.
Helmut intentó acercarse de nuevo a ella. Le dolía verla así, deshecha, triste e inconsolable y todo por culpa suya. Porque se centró en su propio sentir, olvidándose por un momento que esa joven también era un ser humano con sentimientos y virtudes. A Helmut le dio un vuelco el corazón; esa muchacha comenzaba a significar algo para él. Dentro del hombre se libraba una batalla de sentimientos y contradicciones.
-Bien, te comprendo - Suspiró Helmut - Mis padres, ¡yo mismo! Fuimos víctimas de ese hombre - Murmuró y colocó su mano sobre el hombro de Dani - Pero dime, ¿por qué dejaste que un viejo como Hank se acercara a ti? - Preguntó con curiosidad - ¿Cómo no te diste cuenta de la clase de persona que era? ¿De lo negro de sus intenciones?
Ella lanzó un suspiro. Dejó de mirarlo y bajó los ojos, pensando en su respuesta. Tendría que hablar con Helmut, revelarle su pasado, contarle de sus carencias, de sus inseguridades y de lo desdichada que fue siempre. ¡No quería abrirle su corazón! No a ese hombre que sólo la había hecho sufrir.
-Supongo que se debe a que yo era muy ingenua - Murmuró Dani con voz apenas audible - Fue la primera vez que alguien me trataba como si yo fuera especial - Suspiró - A veces podía sentir su afecto, su protección, su cariño... - Gimió y se limpió las lágrimas - ¡Yo necesitaba todo eso! Jamás tuve una familia, ni el apoyo de unos padres... ¡Hank fue lo más cercano a un padre para mí! Y aunque en el orfanato siempre me hicieron sentir bien... - guardó silencio por unos instantes y bajó la mirada - Nunca me sentí alguien especial o importante porque la Señora Rossi nos trataba a todos por igual. Nadie tenía privilegios.
Helmut la escuchaba atentamente; Danielle hablaba de Hank como si realmente el fuese alguien... especial, único, maravilloso. Sin esperarlo, los celos se hicieron presentes en él, ¡no pudo evitarlo! ¿Por qué tener celos de Hank? Porque simplemente él no apareció antes, ¡estaba encerrado en la cárcel! Si tan sólo las cosas hubieran sido diferentes, quizá su relación con Dani tomaría un rumbo distinto y él podría haberla tratado como lo merecía, no de esa forma tan indigna e inhumana.
-Supongo que después de todo Hank aún conservaba algo de humanidad en él - Balbuceó Helmut.
-Es posible - Suspiró Dani - Nunca me obligó a nada, ni me amenazó para ayudarle. Yo lo hice por voluntad... - Exclamó con timidez.
-¿Y en el sexo? - Preguntó el hombre sin poder evitarlo - ¿Ahí si te obligaba? ¿Te sometía en la cama?
Dani lo miró con algo de decepción y compasión. ¿Acaso no se había dado cuenta? ¿Sería posible que continuara estando tan ciego cómo para no ver más allá de lo que el rencor le permitía?
-¡Por Dios! - Gruñó Dani - ¡Hank era impotente! - Dijo con voz firme y fuerte - Él estaba enfermo y su condición le impedía hacer un montón de cosas... entre ellas estaba el tener relaciones sexuales - Murmuró intentando no perder la paciencia - ¡Yo jamás me acosté con Hank! Por ese motivo yo acepté fingir que éramos amantes, porque él no iba a tocarme ni a tener intimidad conmigo...
Helmut no podía creer lo que escuchaba; ¿Hank impotente? No estaba realmente seguro pero... ¡era posible! Estaba enfermo, cuando él lo vio se le veía acabado, cansado, prácticamente con un pie dentro de la tumba. Pero aún así era un cerdo por proponerle eso a una jovencita... Aunque él también lo era, ¡quizá era peor que Hank! Aunque ahora no podía evitar sentirse aliviado al saber que Danielle no tuvo ninguna clase de contacto íntimo con ese asqueroso sujeto.
-¡Ay, no puede ser! - Gritó Helmut llevándose las manos a la cabeza - Ahora parece ser un santo a mi lado - Murmuró y después dirigió su mirada a Dani.
Ella ya no lo observaba con aversión, parecía que ahora la chica estaba más tranquila. De hecho ya había dejado de llorar. Helmut bajó las manos e intentó acercarse a Danielle. Ella no lo rechazó esta vez, se dejó envolver en los brazos protectores de Helmut.
-¿Podrías perdonarme? - Preguntó el hombre en un susurro - La verdad es que... ¡soy un imbécil! - Suspiró y la estrechó con más firmeza - Desde que te conocí ¡lo hice todo mal! Y cada vez que trato de arreglarlo, ¡lo empeoro! Soy un desastre de proporciones mayúsculas.
-Yo... - Suspiró Dani - No lo sé...
-No te pido que lo hagas ahora - Dijo Helmut y le besó la frente - ¡Tómate tu tiempo!
-Te perdono Helmut - Dijo la chica apartándose de él y mirándolo a los ojos - No soy una persona que guarde rencor. Porque el rencor es malo, es un veneno que te va acabando de manera lenta y dolorosa - Sonrió ella y le acarició el rostro - Quiero que estemos en paz, que no haya más peleas entre nosotros y, sobre todo, deseo que confíes en mí - Suspiró - Porque si no me tienes confianza, no podremos estar en armonía y me veré obligada a irme.
-Tienes razón - Suspiró Helmut - voy a tratar de cambiar, ¡por el bien de ambos! - Exclamó y le dedicó una media sonrisa - No quiero que te vayas, ¡quiero que te quedes conmigo! - Murmuró.
-¿Estás completamente seguro? - Preguntó Danielle mientras una extraña sensación la invadía. Estaba emocionada por esas palabras, ¡Helmut deseaba que se quedara!
-Nunca había estado más seguro de algo - Dijo Helmut volviéndola a estrechar entre sus brazos.
Dani le echó los brazos al cuello, dedicándole una hermosa sonrisa. Helmut le acarició la espalda y se inclinó, tocando con su frente la de la muchacha. Ella se sonrojó e intentó apartarse, pero él no se lo permitió y la apretó aún más contra su cuerpo. Danielle se estremeció entre los brazos del hombre, ¡esa mirada! Él la miraba con tanta intensidad y deseo que de inmediato ella se descontrolaba y sus emociones y sentimientos más ocultos y perversos salían a flote. ¡También le deseaba!
Helmut no podía dejar de mirarla, ¡esa cara de inocencia! El brillo en sus ojos, el rubor en las mejillas y ese jadeo apenas perceptible. ¡Cómo la deseaba! Quería lanzarla sobre la cama y arrojarse sobre ella, arrancarle la ropa para apreciar su hermoso cuerpo en total desnudez y volver a admirar sus tatuajes. Quería recorrerle el cuerpo con la lengua, llenarle de besos la piel y saborear su feminidad. Esos pensamientos lo excitaron de inmediato y sin poder contenerse, la besó de manera desesperada y llena de pasión.
Dani lanzó un gemido y se aferró al cuello de Helmut. ¡Esos besos! Le encantaba la fiereza con la que él la besaba, en esos besos él le hacía saber que era sólo suya y de nadie más. Ella estaba consciente de eso, sabía que nadie había sido capaz de despertar el deseo con tan sólo una mirada o un simple roce; sólo Helmut. El beso aumentó en intensidad. La lengua de Helmut se abrió camino entre sus labios y le penetró la boca. Sus lenguas se acariciaron, enredándose, mientras se saboreaban. Las manos del hombre descendieron hasta su trasero para estrujarle las nalgas.
-Helmut - Murmuró Danielle contra los labios del hombre - ¡Estás...! - Gimió y sin evitarlo, frotó sus pechos contra él.
Era cierto, Helmut estaba muy excitado, su sexo le rozaba el vientre, mientras él continuaba besándola sin darle tregua. Ella se entregó a ese beso, también estaba excitada, sentía los pechos pesados y los pezones endurecidos, mientras que de entre sus piernas, goteaba la cálida humedad y le empapaba la ropa interior.
Sin dejar de besarla, Helmut la soltó para desabotonar la blusa de ese ridículo pijama, la cual cayó al piso de la habitación y posó las palmas de sus manos sobre los senos redondos de la chica, estrujándolos firmemente. Ella lanzó un profundo gemido y echó la cabeza hacia atrás, ofreciéndose a él. Helmut la miró y sonrió; la carnosa boca de Helmut le recorrió el cuello con montones de besos y una que otra mordida, mientras que ella no paraba de gemir, cada vez más excitada.
El hombre tomó el cuerpo de la chica entre sus brazos y la llevó hasta la cama. Dani sólo le dedicó un sonrisilla boba y le sujetó el rostro, para besarlo de manera lenta y apasionada. Ella estaba sumida en una especie de ensueño que ni siquiera se percató de que ya no tenía puesta su blusa. Helmut volvió a llenarle el cuello de besos y continuó con su descenso para detenerse sobre los pechos de Dani, para llenarlos de besos.
La chica cerró los ojos para disfrutar de esos besos; arqueó la espalda y le acarició la cabeza y el fuerte cuello. De la garganta de la chica brotó un chillido de placer cuando los dientes de Helmut le mordieron un de los pezones, mientras el deseo se disparaba en su interior.
-¡Helmut! - Murmuró Dani - ¡Te necesito!
El hombre lanzó un gruñido mientras continuaba deleitándose con los senos de la chica. Ella lo miraba, por ese momento no tenía conciencia ni pudor. Sólo se dejaba llevar por las sensaciones que esas caricias le provocaban y sonreía como enajenada, gimiendo y jadeando cada vez que los labios de Helmut succionaban sus pezones.
Danielle se inclinó un poco mientras que él no paraba de chuparle los senos y depositó un suave beso sobre la frente del hombre. Helmut levantó la mirada y le dedicó una sonrisa encantadora antes de volver a tomar posesión de la boca de la mujer para volver a besarla de manera salvaje y posesiva.
Cuando sintió que el aire le hacía falta, Helmut se apartó de Danielle para volver a recorrer el torso de la chica con los labios y llenarlo de besos. Las manos de Dani le acariciaron la espalda mientras sus dedos dibujaban los músculos en tensión y se clavaban en su carne. El hombre gimió con fuerza y continuó con su camino de besos húmedos y sonoros sobre el vientre de la muchacha.
Sin embargo, ella aún llevaba puesto el horrible pantalón de pijama. Así que sin pensarlo dos veces, Helmut lo bajó con violencia, arrancándolo del cuerpo de la joven junto con su ropa interior. Ella sólo rió y gimió con fuerza, retorciéndose sobre el colchón cuando el tibio aliento del hombre rozó su pubis y los pelos de su cara hicieron cosquillas sobre sus blancos muslos.
-¡Tú barba me pica! – Gimió Danielle – Pero me encanta - Susurró.
Helmut gimió y frotó su rostro sobre el vientre de Dani, los muslos y su pubis antes de separarle las piernas y revelar su sexo húmedo y palpitante. Al hombre le brillaron los ojos con lujuria, entretanto, su dedo índice y medio tocaron los labios vaginales y recorrieron su sexo, abriéndose paso entre su humedad aterciopelada.
Helmut sonrió cuando el cuerpo de Dani vibró y su sexo se humedeció aún más al tiempo que lanzaba otro gemido, llevando sus manos a sus senos para estrujarlos. Ferguson se acomodó sobre la cama mientras que colocaba la pierna izquierda de Dani sobre su hombro. La punta de la lengua del hombre recorrió la intimidad de la chica, quién jadeó y se apretó aún más los senos y tiró de sus pezones al experimentar ese íntimo roce.
Los labios de Helmut succionaron los labios de la chica, ella gemía cada vez que esa lengua ancha y caliente se deslizaba por su intimidad, presionando su clítoris hinchado y cada vez más sensible. Ferguson cerró los ojos, disfrutando del olor dulzón del sexo de Dani, de ese olor que lo llenaba y lo enloquecía, excitándolo cada vez más. Helmut continuó lamiendo y chupando, brindándole placer a la mujer, que no dejaba de gemir y de tocar sus pechos y su vientre.
Helmut masajeó la pierna de Danielle y ascendió hasta uno de sus senos, lo apretó mientras que su lengua golpeaba velozmente ese botón rosado en donde el placer se concentraba y se irrigaba por todo el cuerpo de la chica, quién subía y bajaba las caderas con frenesí. Dani lanzó un profundo jadeo cuando Helmut la penetró con uno de sus dedos y lo retiró lentamente para penetrarla de nuevo, pero ahora con dos. La espalda de la joven se arqueó, mientras los dedos del hombre entraban y salían de su interior.
Nuevamente, y sin dejar de penetrarla, volvió a succionar el clítoris de Danielle. La chica lanzó un nuevo chillido apretando sus manos sobre la cabeza de Helmut. Quién recibió y saboreó la descarga de fluidos que ella lanzó al ser invadida por ese magnífico orgasmo. Él se levantó, lamiendo sus labios, su lengua limpió la comisura de estos y se inclinó sobre la joven para besarla con pasión, mientras que la lengua de la mujer penetraba en su boca, explorándola con lujuria.
-Me encantas - Jadeó Helmut acariciando suavemente los muslos de Danielle - Eres tan... intensa - Murmuró besándole las sienes - Tan entregada y apasionada...
-Yo... - Balbuceó la chica y abrió los ojos de golpe, volviendo a la realidad - ¡No soy nada de eso! - Chilló y al saberse desnuda, de inmediato se cubrió con sus brazos - No... ¡no puedo seguir! - Exclamó y lo miró asustada - Necesito tiempo, Helmut - Bufó y lo empujó fuera de la cama - No me siento preparada...
-¡Pero íbamos muy bien! - Gruñó Helmut, lleno de frustración.
-Lo sé - Suspiró Danielle - Pero... ¡debes ganártelo! - Dijo con firmeza - No me has tratado muy bien que digamos y, ¡estás castigado! - Murmuró mientras lo empujaba hacia afuera de la habitación - Mañana hablamos - Exclamó y cerró la puerta en las narices del hombre.
Helmut se quedó inmóvil, con cara de idiota. ¿Qué acababa de pasar? ¿Cómo sucedió? Ni siquiera se dio cuenta hasta que ya estaba fuera de la alcoba. ¡Dani acababa de echarlo! Comenzó a reír a carcajadas, ¡se lo merecía!
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
¡Pobre Helmut! Estaba ardiendo como el rastrojo y de pronto... ¡Dani lo echa de su habitación! Pero creo que se lo tenía merecido, además, unas horas antes, él se había portado de una manera terrible con ella. Otra cosa, sabemos que Dani es virgen y quizá quiera que ese momento sea especial. Añado algo más, Helmut ignora que ella es virgen y es posible que se lleve una gran sorpresa y esto hará también que cambie su manera de tratar a Danielle.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Y la manera de actuar de Dani? A mí me encantó, pero quiero saber sus respuestas.
Gracias por su apoyo y no olviden dejar sus votos y comentarios.
Maria Decapitated
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