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CAPÍTULO 16

Helmut lanzó un profundo suspiro y llamó a la puerta de la habitación de su tío. Esta se abrió lentamente, mostrando la silueta de Simon quién le dedicó una mirada paternal y le hizo una seña par que entrara. El hombre cerró la puerta y se sentó sobre la cama, Helmut miró a su alrededor y cogió una silla para sentarse frente a su tío.

-Yo... - Murmuró Helmut mirando sus manos - Creo que te debo una disculpa por lo de hace rato en la biblioteca. - dijo bastante apenado.

-¡La cagaste! - fue la respuesta de Simon - Creo que deberías tener más tacto con esa muchacha y tomarte un tiempo para conocerla. - murmuró el tío - Existe un dicho que dice que "las apariencias engañan". - exclamó el hombre y sonrió - Has sido muy duro con Dani, es a ella a quién debes pedirle disculpas. - dijo Simon - Por mi parte estás disculpado, yo te conozco bastante bien y sé cómo lidiar contigo, pero Danielle no.

-Es que esa chica es muy irritante... - respondió Helmut.

-No pongas pretextos - lo interrumpió su tío - En lugar de perder el tiempo aquí conmigo, sal de esta habitación y ve a buscarla. - sonrió - Necesita de un fuerte abrazo y de un amigo. - dijo y caminó hasta la salida de su habitación para abrir la puerta - ¡Ya no te demores!

-¡Bonita manera de echarme de tu habitación! - se quejó Helmut y salió de ahí, no sin antes cerrar la puerta de golpe.

Simon esbozó una sonrisilla burlona. Si su intuición no le fallaba, Helmut estaba loco por esa muchacha. Desgraciadamente, la maldita sombra de Hank lo oscurecía todo. Su sobrino necesitaba de todo su aplomo para poder borrar ese oscuro pasado, enterrarlo en lo más hondo de sus recuerdos y darse un tiempo para poder sanar y así quizá podría darse cuenta que esa muchacha no era lo que él creía.

Helmut caminó hasta su habitación, abrió lentamente la puerta y entró en la estancia. Danielle estaba sentada frente al escritorio, trabajando en el ordenador. De vez en cuando revisaba los libros que tenía abiertos delante de ella y tecleaba rápidamente. Helmut la estuvo observando durante un rato; ella estaba tan absorta en su tarea que ni siquiera notó su presencia. Los ojos de Helmut recorrieron el bello rostro de la joven, Dani era la belleza personificada, tenía porte, gracia, inteligencia y una hermosa nariz llena de diminutas pecas apenas perceptibles.

Danielle levantó la mirada luego de sentirse observada con detenimiento. Sus ojos verdes se encontraron con los de Helmut. El hombre estaba de pie, mirándola atentamente. Por un instante ella se ruborizó, ¡estaba tan guapo! Dani lanzó un bufido y regresó a sus actividades; no debía permitir que él la distrajera. No tenía porque darle tanta importancia, además, ella tenía que trabajar en su tesis su quería entregarla a tiempo y Helmut Ferguson era una gran distracción. ¡Debía ignorarlo!

-¿Me va a decir algo o se va a quedar ahí parado toda la tarde? - Murmuró la joven luego de un rato ya que Helmut no había dejado de mirarla en todo ese tiempo - Su presencia me desconcentra y yo tengo que avanzar en mi tesis. Me han pedido un adelanto para la próxima semana, antes de que comiencen las vacaciones.

-Sólo te estaba mirando - Comentó Helmut arrastrando las palabras y con esa nota sensual en su voz - No sé porque pero me resulta placentero observante - Dijo y le guiñó un ojo.

Dani se estremeció al escucharlo, ese tipo acababa de ponerla nerviosa y parecía que lo disfrutaba ya que su reacción fue bastante evidente. Debería trabajar un poco más en el asunto de ignorarlo o mostrarse más indiferente delante de él.

-¡Perfecto! - Murmuró Dani, intentando sonar casual - Entonces continuaré trabajando antes de la cena...

-Quería invitarte a cenar fuera - Exclamó Helmut avanzando un par de pasos hacia ella - ¿Qué dices?

¿Era una cita? Se preguntó Danielle mientras en su rostro se dibujaba una mueca de sorpresa. La chica mordió distraídamente su pluma, pensando en las palabras de Helmut. Eso le sonaba a trampa porque sabía que cuando estuvieran solos, él iba a intentar seducirla de nuevo o terminarían discutiendo. Y lo que menos deseaba Danielle era que Helmut volviera a insultarla y a tratarla mal.

-¿Y cree que con una cita va a arreglar su metida de pata de hace rato? - Preguntó Dani sin querer - ¡Olvídelo! No estoy muy contenta con usted, ¡señor Ferguson! - Bufó la chica poniéndose de pie - Usted me ha tratado de la peor manera y ¡míreme, sigo aquí! - Suspiró - Como un perro fiel... aunque creo que hay dueños que tratan mejor a sus mascotas...

-¡Por favor! - Murmuró Helmut acercándose a la muchacha - No digas esas cosas - Suspiró mientras se rascaba la cabeza - Lamento mucho lo que sucedió en la biblioteca y lo que ha sucedido en otras ocasiones - Exclamó mientras intentaba abrazarla, pero Dani, con un grácil movimiento se apartó de él - Te pido por favor que me perdones - Dijo con sinceridad.

Danielle abrió la boca, sorprendida por lo que acababa de escuchar. ¿Helmut Ferguson pidiendo disculpas? ¡Pero si él era un jotun! Un gigante de roca y hielo; un tipo sin sentimientos. Sin embargo, parecía sincero y que estaba realmente apenado por lo sucedido. ¿Por qué no salir a cenar con él y aceptar sus disculpas? ¡Ella era muy diferente! Y también tenía que demostrarle a Helmut Ferguson que ella no era como él pensaba.

-Disculpas aceptadas, señor Ferguson - Sonrió Dani y le tendió la mano - Sólo espero que no vuelva a repetirse.

-Lo intentaré - Exclamó Helmut sujetando la delicada mano de Danielle entre las suyas mientras la acariciaba - Entonces, ¿me acompañarás a cenar?

-Si usted quiere... - murmuró Danielle y se ruborizó ante la mirada intensa de Helmut.

-Por supuesto que quiero - Dijo el hombre y esbozó una sonrisa - ¡Ponte algo bonito! - Murmuró Helmut - Te espero en la sala en media hora - exclamó y abandonó la habitación.

Danielle suspiró y se acercó al armario, revisando la ropa que se encontraba ahí. No tenía muchos atuendos, así que eligió su vestido Carolina Herrera que ya había usado en varias ocasiones, pero que a ella le encantaba. Se arregló rápidamente y tomó su bolsa para salir de la habitación y encontrarse con Helmut en la sala. Dani contuvo el aliento cuando lo vio, ese hombre nunca se veía mal, así vistiera un costal de papas. Siempre sensual y gallardo. Helmut se dio la vuelta y la miró con atención, ¡otra vez ese vestido! Sin embargo, le gustaba como lucía en ella.

-Estoy lista - Murmuró Dani sin poder apartar su mirada del hombre.

Helmut no respondió, sólo le dedicó una sonrisa coqueta y le tendió la mano. Danielle lo sujetó con timidez y ambos salieron de la casa para subir al auto y dirigirse a un elegante restaurante a las afueras de Londres.

-¿Comeremos aquí? - Preguntó Dani arqueando las cejas. Conocía el lugar; se trataba de un sitio demasiado ostentoso para su gusto.

-Por supuesto, ¡es mi lugar favorito! - Murmuró Helmut tomándola del brazo para entrar en el lugar.

De inmediato fueron atendidos por un mesero, quién los condujo hasta una mesa apartada del resto. Dani se sentó frente a una fuente y tomó la carta, en espera de Helmut que daba instrucciones al mesero. La chica leyó con atención cada platillo y se llevaba la mano a la boca al ver los precios de la comida. ¡Mejor hubieran ido a comer una hamburguesa! Helmut la observaba, parecía que Danielle no tenía idea de que ordenar, así que se ofreció a elegir por ella.

-Si lo deseas, yo puedo ordenar por ambos. - exclamó el hombre y la chica asintió.

Helmut hizo una seña al mesero quién inmediatamente se acercó y tomó la orden, para desaparecer inmediatamente de su vista.

-Espero te guste el Quiche Lorraine que ordené - murmuró Helmut sirviendo un poco de vino - ¿Habías estado aquí antes? - preguntó, pues recordó la primera vez que vio a Danielle.

Ella estaba con Hank en ese mismo lugar y parecía que la chica disfrutaba del sitio. Pero no estaba seguro si lo que había visto era verdad o se trata sólo de un teatro montado por Hank y la joven era una gran actriz.

-He venido un par de veces - susurró Danielle - Pero no comía nada en realidad, sólo una pequeña ensalada y un poco de agua. - exclamó con una sonrisa torcida - Hank siempre decía que yo estaba a dieta y él disfrutaba de los platillos exóticos que ofrecen en este sitio.

-¡Desgraciado tacaño! - gruñó Helmut con molestia - ¿Cómo pudo tratarte tan mal?

-Quizá no quería compartir conmigo la comida y con lo que me daba en casa era más que suficiente para mí. - dijo la chica, reflexiva.

Danielle guardó silencio pensando en lo que acababa de decir. Ahora que lo analizaba, Helmut tenía razón. ¡Hank era un desgraciado tacaño! En un principio se mostró generoso y no escatimaba en gastos. Pero con el paso del tiempo, esa generosidad disminuyó y con el sueldo que Danielle recibía por su trabajo en la empresa, comenzó a comprarse todo lo que necesitaba. ¡Hank jamás volvió a darle nada! Y cuando necesitaba que lo acompañara a un evento social, todo lo que ella usaba era prestado.

-Te quedaste callada - Murmuró Helmut bebiendo un poco de vino - ¿Hay algo que te molesta, Dani?

-No, no es nada, señor Ferguson - Murmuró la joven - Es sólo que... - Suspiró - Su comentario me ha puesto a reflexionar y creo que tiene razón.

-¿La tengo? - Exclamó el hombre, sorprendido por la respuesta de Danielle - Cuando yo lo conocí, él gastaba a manos llenas, por eso siempre estaba con problemas financieros.

-Nunca supe lo que hacía con su dinero - Dijo Dani encogiéndose de hombros - De lo que sí estoy segura es que la señora Riley siempre estaba en su casa exigiéndole dinero a montones. Y si no se lo daba, armaba un drama y amenazaba con suicidarse si no le daba lo que necesitaba. Ella siempre estuvo llena de deudas...

-Loca, dramática, parásito y enferma... - Murmuró Helmut como si lo dijera para él mismo - De tal palo, tal astilla - Susurró - Incluso su mujer era así, estaban enfermos de dinero y hacían de todo para conseguirlo, sin importar las consecuencias...

-Por ese motivo sus padres murieron y usted fue a parar a la cárcel, ¿no es así? - Exclamó Danielle, recordando lo dicho por Simon.

Al escuchar esas palabras, el rostro de Helmut se descompuso. Había estado tan tranquilo, hasta que Dani abrió la boca para sacar a relucir esos temas que tocaron sus fibras más sensibles. Una mueca de rabia y dolor apareció en el semblante del hombre. Ella lo miró y pronto se dio cuenta de su error.

-No quiero hablar de ello - Murmuró Helmut con sequedad - No en este lugar, ¡mucho menos contigo! - Dijo de manera fría e hiriente - No eres una persona de fiar, no te tengo confianza, Danielle - Exclamó y apuró el contenido de su copa antes de volver a servir más vino - Te estoy investigando, primero necesito saber si puedo confiar en ti - Comentó el hombre mientras la miraba detenidamente y con los ojos entrecerrados.

Danielle se ruborizó intensamente al escuchar su respuesta. Había tenido muy poco tacto a la hora de sacar a relucir ese tema. De hecho, no debió hablar de eso, no en ese momento. Ahora Helmut estaba molesto y comenzaría a reñir con ella otra vez. Dani suspiró y guardó silencio. Para su fortuna, el mesero apareció con su orden, rompiendo la tensión en la que la pareja se encontraba.

-Bon appétit - exclamó el mesero y se alejó a toda velocidad, volviendo a dejarlos solos.

La chica lanzó un suspiro y miró el enorme plato que tenía delante de ella. De un momento a otro, sus ganas de comer habían desaparecido. Pero no quería ser descortés otra vez, así que hizo un esfuerzo para comer y degustar el delicioso platillo que le acababan de servir.

-Yo... - murmuró Danielle con nerviosismo - Lo siento mucho, señor Ferguson. - gimió - No volveré a...

-Está bien - la interrumpió Helmut - Déjalo así - dijo con frialdad - Mejor hablemos de otra cosa. - murmuró - Dime, ¿tienes aficiones o intereses? ¿Qué haces en tu tiempo libre? - exclamó Helmut cambiando drásticamente de tema.

Danielle se mordió el labio, en realidad no tenía mucha aficiones que pudieran ser interesantes para ese hombre, que seguramente trataban con mujeres más interesantes que ella, con una infinidad de aficiones y temas de los cuales hablar. Ella era una chica simple y sencilla, en una palabra; ¡aburrida!

-Me gusta jugar soccer - Murmuró Dani con timidez - También disfruto de pasear en bicicleta, ¡me encanta leer! Sobre todo, novela negra y ciencia ficción - Suspiró - Aunque también disfruto de tocar el piano y cantar - Dijo y esbozó una encantador sonrisa - creo que cantar y la música es lo que más me apasiona.

-¿En serio? - Preguntó Helmut arqueando la ceja - Es interesante... mi madre también cantaba y tocaba el piano, ella era maestra de música - Dijo y un brillo de felicidad apareció en sus ojos - De hecho, recuerdo que me sentaba en su regazo y tocaba el piano para mí - Suspiró - Me compuso un par de canciones...

Helmut guardó silencio de pronto; ya no pudo continuar. Un nudo cerró su garganta al evocar esos hermosos recuerdos junto a su madre. Dani lo miró atentamente, dándose cuenta de la reacción del hombre. De pronto lo notó vulnerable, ¡Helmut era un hombre sentimental! Al evocar el recuerdo de su madre, su corazón se reblandeció, sacando a relucir una cara de Helmut que hasta el momento para ella era desconocida. La chica se enterneció; de pronto le dieron ganas de estrecharlo entre sus brazos, consolarlo y llenarlo de besos.

Dani levantó lentamente su brazo y acarició con suavidad el rostro del hombre. Helmut le dedicó una mirada ardiente y rápidamente la sujetó por la nunca, atrayéndola hacia él mientras devoraba su boca con un beso ardiente y pasional.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Helmut entró a su casa, el hombre estaba hecho una furia. Caminó velozmente hacia la sala, buscando a su tío. Esperaba encontrarlo ahí, ya que necesitaba decirle algo muy importante y, con su ayuda, poder encontrar una solución inmediata a ese terrible problema. Lamentablemente, el tío Simon no se encontraba en el lugar. Helmut caminó hasta la cocina y preguntó al ama de llaves por su tío. La mujer le dijo que Simon estaba en la biblioteca preparando su próxima conferencia.

El hombre agradeció y caminó a toda velocidad hasta la biblioteca. La puerta estaba entreabierta y por tal motivo no llamó, entró a paso veloz y encontró a su tío sentado frente a su ordenador mientras redactaba algunos escritos.

-¡Hola! - saludó Simon al sentir la presencia de Helmut - Me han pedido que participe en un simposio en los Estados Unidos, lamentablemente no podré viajar hasta que todo esté más tranquilo. - murmuró el hombre - Así que he decidido participar, pero a través de una video conferencia.

-Me alegra mucho tío - murmuró Helmut - Pero ya después me contarás a cerca de ese evento - exclamó - ¡Estoy hecho una furia! - gritó y golpeó el escritorio con los puños - ¡No puedo creer por todo lo que estamos pasando!

-¡Tranquilo! - exclamó Simon - Siéntate y trata de relajarte para que le digas a tío Simon que es lo que está sucediendo.

Helmut se sentó y respiró profundo para tratar de serenarse, ¡pero no podía hacerlo! Lo que acababa de descubrir empeoraba la situación de la empresa. ¡No podía creer que cada día se encontraba con más pérdidas monetarias! El chico volvió a respirar y miró fijamente a su tío quién también lo observaba en espera de una respuesta.

-¿Y bien, hijo? - Preguntó Simon poniendo la mano sobre el hombro de su sobrino - ¿Qué ha pasado ahora? ¿Más desgracias para nosotros?

-¡Exactamente! - Bufó el chico - Estuve con Roberts y con los contadores, revisando las finanzas de la empresa, necesitábamos hacer algunos balances generales para evaluar al cien por ciento la situación de la empresa - Suspiró y se pasó ambas manos por la cabeza, guardando silencio por un instante.

-¿Encontraron más mierda en la cloaca? - Preguntó Simon arqueando la ceja.

-Descubrimos que desapareció el dinero del bono navideño y el de la caja de ahorros de los trabajadores - Dijo mientras apretaba los puños y los dientes - ¡El hijo de puta arrasó con todo! ¡Nos ha dejado sin nada! - Gritó y golpeó nuevamente el escritorio.

-Esas son muy malas noticias - Murmuró Simon rascando su barbilla.

-Ahora la empresa tiene más deudas, ¡y con sus empleados! - Murmuró Helmut apesadumbrado - Ese dinero no pertenecía a la empresa, si no a nuestro personal - Suspiró - Y si no hacemos algo, nos van a demandar y terminaremos peor de lo que estamos - Gruñó - Y no me apetece pasar otra tiempo en la cárcel.

-Entones Hank arrasó con todo - Suspiró Simon mientras que Helmut asentía - Quizá no lo haya gastado, es posible que Hank lo mantuviera oculto por si necesitaba escapar, sabes que estaba lleno de deudas gracias a los malos manejos en sus empresas y a su afición por el juego.

-¡Ese hijo de perra! - Gritó Helmut - Destruyó todo lo que mi padre y mi abuelo construyeron con esfuerzo y sacrificios. Vividor malnacido, ¡ojalá se pudra en el infierno!

-¡No digas eso de Hank! - La voz de Danielle retumbó con fuerza en el lugar - ¡Él era un hombre muy bueno! - Gimió - No es verdad lo que están diciendo.

La presencia de Danielle tomó por sorpresa a ambos hombres, la chica había aparecido prácticamente de la nada y estaba ahí, escuchando una conversación privada y para colmo, defendiendo al malo del cuento como si se tratara del hombre más bueno del mundo.

-¡Sólo están levantando falsos! - Chilló la chica - Él siempre fue bueno con todos.

Helmut la miró con ira, apretando los puños y los dientes. ¿Qué carajo hacía ella ahí? Se preguntó y ¿por qué demonios estaba escuchando lo que no le importaba? El hombre achicó los ojos, apretando los labios. ¡Estaba furioso! Especialmente porque Danielle defendía a ese sujeto y a ellos los tachaba de mentirosos.

-¿Qué estás haciendo aquí? - Gritó Helmut acercándose a la mujer y tomándola del brazo, apretándolo - Veo que eres muy entrometida, te gusta escuchar las conversaciones ajenas y te escondes detrás de las puertas...

-¡No es verdad! - Gimió Dani tratando de soltarse, pues Helmut le estaba haciendo daño - Yo sólo estoy aquí por casualidad - Exclamó mirando aterrada a ese hombre que tenía el rostro descompuesto en una mueca de odio - La señora Rogers me pidió de favor que les avisara que la cena estaba lista.

-¿Y pretendes que te crea? - Preguntó Helmut mientras la zarandeaba como si Dani fuera un guiñapo - ¡Eres igual que Hank! Una tramposa, una embustera... ¡Por eso lo defiendes!

-¡Suélteme! - Murmuró la chica haciendo uso de todas sus fuerzas para empujar a Helmut - ¡Me está lastimando!

-Helmut, suéltala por favor - Intervino Simon al ver que su sobrino casi le rompe el brazo a la pobre mujer - No deberías tratarla así.

Helmut lanzó una maldición y soltó a la chica, que fue a parar a los brazos de Simon. El tío de Helmut la detuvo, de lo contrario, Dani hubiese caído al piso. La chica gimió y rápidamente se apartó del mayor de los Ferguson, limpiándose las lágrimas que brotaban de sus hermosos ojos verdes. Después le dedicó una mirada a Helmut, quién continuaba mirándola con furia y con ganas de destrozarla con sus propias manos.

-Están mintiendo - Susurró la muchacha - Hank se esforzó por tener a tiempo el dinero del bono de Navidad, ¡yo estuve con él! - Exclamó y le dedicó una mirada al tío Simon - Él jamás se detuvo para intentar conseguirlo, ¡fue muy difícil! Pero no se dio por vencido, hasta que...

-¡Es obvio que no! - Gritó Helmut - Necesitaba ese dinero para no quedarse en la calle - Exclamó y comenzó a caminar en círculos - Es un asqueroso ladrón, un gusano de mierda...

-Hay cosas que debes saber respecto a Hank, Danielle - Exclamó Simon - Hank no era la persona que decía ser, ¡ya te lo dije! - Suspiró y también miró a su sobrino, quién asintió - Hace años, Hank cometió un enorme fraude e involucró a la compañía. Robó mucho dinero, ahorros de personas, donativos y dinero destinado a ayudas médicas para enfermos - Murmuró Simon mientras conducía Dani a un sillón - Muchas personas murieron porque no recibieron el dinero para sus tratamientos.

-Hank mintió - Intervino Helmut - Y cómo sabía que estaba hundido y que su teatro se venía abajo, engañó a mi padre, culpándolo de todo - Bufó y se sentó en el extremo del sillón, intentando tranquilizarse.

- Sin embargo, no contaba con que iba a ser descubierto por mi hermano - Dijo Simon con tristeza - Al saberse descubierto, llevó a cabo un maldito plan, su último movimiento - Bufó Simon y la tomó de la mano, mientras la chica lo miraba con sus ojos bien abiertos y sorprendidos - Y en la fiesta de aniversario de los padres de Helmut, compró al equipo de seguridad de la casa y contrató un grupo de sicarios para que los asesinaran.

-Y ese mismo día - Susurró Helmut - También murieron asesinadas su esposa y su sobrina quién era mi prometida - Dijo y se levantó de pie para golpear la pared, ¡otra vez estaba fuera de sí! - Y el muy bastardo ni siquiera me dejó guardar luto, porque el mismo día en que enterré a mis padres, ese día me refundió en la cárcel, dónde pasé cinco putos años, acusado de un fraude que no cometí.

Dani estaba anonadada, escuchando las palabras de eso hombres. Su cerebro no alcanzaba a procesarlo todo, ¡era demasiado! No podía creerlo, ella siempre vio a Hank como la personificación de la nobleza, tan humano y lo más cercano a un padre para ella. Ahora todo ese concepto que forjó sobre esa persona se había desmoronado, dando paso a la imagen de un hombre cruel y ruin. Un hombre capaz de hacer daño; un ladrón y un asesino.

Las lágrimas inundaron los ojos de la mujer y comenzó a llorar desconsoladamente. ¡Ella le había ayudado! De cierto modo, ella también estaba involucrada en los malos manejos y en toda la porquería creada por Hank. Ahora entendía el odio de Helmut hacia su persona.

-Yo... no sabía - Gimió Dani apretando sus manos.

-¡Claro que lo sabías! - Gritó Helmut - ¡Por algo estabas tan entusiasmada con tu fundación y todo el provecho que ibas a sacar de ella! - Continuó el hombre con crueldad - ¡Ambos son unos ladrones! Unos asquerosos estafadores.

-¡No es cierto! - Chilló Danielle - ¡Ya basta! ¡Ya cállese!

-¿Cuánto dinero ibas a obtener de todo esto? - Preguntó Helmut haciendo caso omiso de las quejas de la mujer - ¿Qué fue lo que te prometió Hank?

-¡Nada! - Gritó Dani - ¡Yo no sabía nada! - Murmuró mientras volvía a echarse a llorar.

-¡Claro que lo sabías! - Continuó el hombre y se acercó a ella para sujetarla por las mejillas, apretando su rostro con furia - ¡Respóndeme, maldita mujerzuela!

-¡Basta ya, Helmut! - Intervino Simon, bastante molesto al ver la postura de su sobrino - ¡Déjala en paz! Ella no sabe nada, ¡está diciendo la verdad! - Dijo dándole un empujón para que la soltara.

-¡No la defiendas, tío! - Exclamó Ferguson mientras bufaba de coraje - Por algo se enredó con ese malnacido, ¡son tal para cual! - Se burló.

Danielle estaba a punto de decir algo, ¡pero prefirió quedarse callada! Su cerebro estaba demasiado confundido y no sabía cómo actuar ante todas esas acusaciones. ¡Ella era inocente! No sabía nada respecto a Hank, todo aquello que acababa de escuchar era nuevo para ella. Necesitaba estar sola para poder procesarlo, sin embargo, Helmut se empeñaba en señalarla como la culpable, haciéndola sentir mal.

-Yo no lo sabía - Balbuceó Danielle - No tenía conocimiento de nada.

-¡Claro, porque eres una idiota! - Exclamó Helmut - Lo estás encubriendo.

-Si vuelves a gritarle a Dani, voy a atravesarte un golpe que te hará escupir los dientes - Gritó Simon amenazando a su sobrino - ¡Cállate de una vez! No tenemos pruebas para inculparla.

Dani suspiró y se limpió las lágrimas. ¿Por qué tuvo que conocer a esos hombres? Hank y Helmut sólo habían aparecido en su vida para arruinarla y traerle problemas. Le dolían las palabras tan duras de Helmut y que este la juzgara de esa manera, tachándola de lo peor. Él único sensato y con más sentimientos era el señor Simon.

Simon abrió uno de los cajones del escritorio y hurgó en su interior, extrayendo de este una gruesa carpeta llena de anotaciones y postis. Se la entregó a la chica, quién lo miró con curiosidad.

-En esta carpeta hay una gran cantidad de información respecto a Hank Riley - Suspiró - Esto te va a sacar de dudas y quizá podrá ayudarte a comprenderlo todo - Murmuró - Si necesitas alguna aclaración extra, ¡cuenta conmigo! - Dijo y la abrazó para tratar de consolarla.

Helmut, al ver la escena, salió velozmente de la biblioteca. Su tío se empeñaba en proteger y tratar bien a esa chica que era sólo una oportunista que sabía fingir inocencia. Pero su voz interior le hablaba a gritos diciéndole lo duro que había sido con esa joven. Su conciencia le recriminaba su pésima actitud y que ni siquiera se había atrevido a escuchar a Dani o a darle el beneficio de la duda. Quizá su tío tenía razón y ella era inocente; como él, una víctima más de Hank Riley.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

A pesar de que ya está muerto, Hank sigue trayendo problemas. Y la furia de Helmut no tiene control. La que paga los platos rotos es la pobre de Danielle, que cada día descubre algo nuevo y se da cuenta de la clase de hombre que era Hank.
¿Qué les pareció el capítulo? Espero que lo hayan disfrutado.
Gracias por su apoyo y no olviden dejar sus votos, comentarios e impresiones.
¡Hasta el próximo capítulo!
Maria Decapitated

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