CAPÍTULO 10
Helmut levantó la vista al escuchar la puerta de su oficina abrirse y miró a Lucas, quién entraba sigilosamente al lugar. Simon también levantó la vista de los documentos y lo miró. Parecía que el secretario de Helmut estaba apenado y necesitaba comunicarle algo urgente a su patrón.
-¿Te puedo ayudar en algo, Lucas? - Preguntó Helmut haciendo a un lado su ordenador.
-Le tengo malas noticias, señor Ferguson...
-¿Malas noticias? - Preguntó Simon con curiosidad - ¿Ahora qué pasó?
-Se trata de la señora Riley - Dijo el hombre - Ella no...
-¿Qué pasa con Theodora? - Preguntó Helmut frotándose la frente - No sé porque presiento que esa mujer se va a convertir en un dolor de cabeza para nosotros... - Bufó - No cabe duda que de tal palo, tal astilla.
-Ella se niega a abandonar la casa - Respondió Lucas - Hablé con ella como me lo pidió, señor Ferguson - Suspiró el hombre - Pero la señora reaccionó de forma muy agresiva, me insultó y prácticamente me sacó a patadas de la casa - Dijo y rodó los ojos - De hecho, envió un mensaje para usted.
-¿De verdad? - Preguntó Helmut enarcando las cejas - ¿Y cuál es ese mensaje?
-Voy a decirlo con las palabras correctas - Exclamó Lucas - No voy a utilizar el vocabulario de la señora Riley.
-¡Sólo dilo y ya! - Lo alentó Simon - Quiero saber qué te dijo esa loca.
-Que ella no abandonará la casa, hagan lo que hagan - Murmuró el secretario - Que esa casa es suya y que se va a quedar ahí para siempre - Continuó - Y que si el señor Helmut quiere que ella abandone ese lugar, ¡qué vaya el mismo a sacarla!
-¡E iré a sacarla de los pelos si es posible! - Respondió Helmut poniéndose de pie - ¡Esa casa no es de ella! - Bufó.
-¡Claro que no! - Murmuró Simon - Esa casa era de tus padres y por derecho te pertenece, ¡todo está en el testamento! - Dijo el hombre - ¡Ve y saca a esa sanguijuela de la propiedad!
Helmut asintió, tomó su saco y caminó detrás de Lucas. Hablaría con Theodora y le pediría de favor que abandonara la casa, si se negaba, utilizaría la fuerza pública para hacerlo. Sabía en qué condiciones se encontraba el sitio y lo que él más deseaba era recuperar la propiedad para comenzar inmediatamente con su restauración y establecerse de manera permanente en el lugar.
Helmut y Lucas llegaron a la mansión Ferguson. El hombre lanzó un suspiro al mirar la fachada, estaba tan descuidada como la de la empresa. Era obvio que esa gente no le tenía respeto ni cariño al lugar. En esa casa él había crecido y pasado los mejores momentos de su vida. Era hora de recuperar lo que por derecho le pertenecía, así que se acercó a la puerta y tocó el timbre. Después de esperar un par de minutos, apareció Francine, la hija de Theodora.
-¡Buenos días! - saludó Helmut mientras la chica lo miraba fijamente y con curiosidad.
-¡Buenos días! - respondió la muchacha - ¿Qué se le ofrece, señor?
-Busco a Theodora Riley - exclamó Ferguson con una gran sonrisa.
-Adelante - dijo Francine e hizo una seña para que entraran - En un momento llamo a mi madre. - murmuró mientras los conducía hasta la sala - Tomen asiento, iré a buscarla. - sonrió la muchacha y desapareció de su vista.
Helmut observó la sala y se llevó las manos a la cabeza, ¿dónde estaban los cuadros de su padre? ¿Y el piano de su madre? ¿Dónde estaban también los adornos y las fotografías familiares? Esperaba que Hank no se hubiera desecho de todos esos recuerdos o peor aún, que los hubiera vendido en alguna subasta para su propio beneficio.
La mirada del hombre siguió paseándose por el lugar y observó con detenimientos los muebles. ¡Estaban muy deteriorados! Al parecer con marcas de araños y llenos de pelos de gato. ¿Acaso Hank no se deshizo de los gatos de su madre?
-¡Ash! - se escuchó una voz femenina - ¡Ya estás aquí! - dijo Theodora acercándose a Helmut - ¿Qué es lo que quieres? - preguntó y miró fijamente a Lucas y después a Helmut - Si vienes a echarme, ¡no lo vas a conseguir! - bufó la mujer - Esta casa es mía, me la regaló mi padre y...
-¡Esta casa no es tuya! - exclamó Helmut lleno de ira - Mucho menos es casa de tu padre, ¡esta propiedad es mía! - gritó el hombre - Así que te exijo que te largues inmediatamente de aquí.
-¡No lo haré! - gritó Theodora y se acercó a Helmut para abofetearlo.
Ferguson se dio cuenta de las intenciones de la mujer e inmediatamente reaccionó, tomándola por la muñeca y apretando con fuerza.
-¡Me lastimas! - se quejó Teddy - ¡Suéltame, animal! - gritó.
-¡No lo haré! - respondió el hombre - Te soltaré hasta que te vayas de mi casa.
-Esta no es tu casa, ¿qué no te ha quedado claro, Helmut? - gritó de nuevo Theodora - ¡Lo perdiste todo! - bufó - Gracias a los fraudes de tu padre, que se aprovechó de toda esa gente que confió en él. - dijo y apretó los dientes - Papá le prestó mucho dinero y nunca le pagó, era justo que nos quedáramos con todo lo que les pertenecía, incluyendo esta casa y la empresa.
-¡Por favor Theodora! - gritó Helmut - ¿Crees ese cuento de hadas? - exclamó lleno de ira.
-Por culpa de tus padres, mi madre y Allyson murieron - gritó la mujer - Me alegra que tus padres hayan muerto también.
-¡Idiota! - murmuró Helmut y apretó con más fuerza la muñeca de Theodora - Quién planeó ese atentado fue tu propio padre.
-¡No es verdad! - gritó Teddy - Mientes, eres un mentiroso.
-¿Quieres las pruebas? - respondió Helmut y Lucas se acercó para dejar sobre la mesa un sobre - En ese sobre encontrarás todo lo que necesitas saber a cerca de tu santo padre. - dijo mientras la soltaba - Tu padre era un ruin, despiadado y maldito fraudulento... ¡un asesino! - gritó Helmut apretando los puños - ¡Me jodió la vida!
Theodora no respondió, caminó hasta la mesa y tomó el sobre para hurgar en todo su contenido. Lentamente comenzó a leer las hojas impresas. Las manos de Teddy comenzaron a temblar y llevó su mano a la boca para ahogar un grito.
-¡Esto no es verdad! - Gimió mientras sus manos temblaban y dejaban caer los documentos - ¡Esto es una maldita conspiración tuya! - Gritó - ¡Mi padre era incapaz de esto!
-Desgraciadamente es cierto - Dijo Helmut con tranquilidad - Tu padre era un monstruo, ¡por eso murió! Porque no pudo soportar la presión en la que se encontraba - Gruñó - Yo mismo hablé con él y...
-¡Tú lo mataste! - Volvió a gritar la mujer - ¡Eres un asesino! - Exclamó y se abalanzó contra Helmut.
-¡El asesino es otro! - Respondió Ferguson - Fue tu padre quién asesinó a Mina y a Ally; también mató a mis padres y a otros inocentes... ¡todo por su ambición! - Estalló Helmut - Y no conforme con asesinar, nos despojó de cuanto poseíamos. Porque a ti, Teddy, también te dejó indefensa - Murmuró y la miró fijamente a los ojos - Será mejor que te vayas de esta propiedad cuanto antes, ¡no te pertenece!
-¡No me puedes hacer esto! - Gimió Theodora - ¡No tengo a dónde ir!
-Lo siento, pero ese ya no es asunto mío...
-¡Piensa en Francine! ¿Qué va a ser de ella? - Bufó y lo sujetó de las solapas del saco - ¿Acaso piensas desampararla?
-No, a Francine la ayudaré a qué termine sus estudios. - Murmuró - También puedo ofrecerle un trabajo en cualquiera de mis empresas. - Dijo el hombre - Incluso a ti Teddy, aún sigue en pie mi oferta de trabajo...
-No queremos tus limosnas, Ferguson - Gritó Theodora histérica - ¡Lárgate de mi casa!
-¡Está no es tu casa, Theodora! - gritó Helmut - Vete ahora o de lo contrario, será la policía quien se encargue de sacarte de aquí.
-¿Qué está pasando? - Exclamó Francine, quién al escuchar el alboroto, corrió a ver qué sucedía -¿Por qué gritan tanto?
-Este infeliz - dijo Theodora señalando a Helmut - Nos acaba de echar de nuestra casa.
-Lo siento, pero está casa me pertenece - Murmuró Ferguson - Tengo una orden de desalojo y si se niegan a cooperar, será la policía quién las saque de aquí.
Helmut le mostró la orden a Francine, quién la revisó inmediatamente. Al parecer todo estaba en orden, no presentaba ningún tipo de anomalía o cualquier cosa que pudiera resultar extraña o sospechosa. Francine miró a su madre y después al señor Ferguson. Ambas debían abandonar la casa... pero ¿a dónde irían si su madre se había gastado todo su dinero?
- No tenemos a dónde ir, señor Ferguson - Murmuró Francine muy apenada - Le pido por favor un par de días más para buscar un sitio donde quedarnos...
Helmut la miró con el celo fruncido, pero no dijo nada. La pobre chica se veía desconsolada. El hombre sacó la chequera y preparó un cheque, tendiéndoselo a la joven.
- No es mucho, pero les ayudará por unos días...
-¡Ya te dije que no queremos tus limosnas! - Gritó Theodora e intentó arrebatarles el documento.
Francine fue más rápida e inmediatamente guardó el cheque en su bolsillo, fuera del alcance de su madre. El dinero en manos de Theodora era algo efímero y que duraba muy poco. La chica agradeció a Helmut y le dedicó una sonrisa.
-También te dejo mi tarjeta por si necesitas algo - dijo el hombre mientras le tendía la tarjeta.
-Gracias - Murmuró Francine - Nos iremos lo antes posible, señor Ferguson. - Finalizó la chica.
Helmut le dedicó una sonrisa y abandonó la mansión junto a Lucas. Hasta donde se encontraba podía escuchar los gritos histéricos de Theodora.
La mujer gritaba llena de rabia e impotencia. Helmut iba a conocerla, ella no iba a dejar las cosas así. Tarde o temprano Helmut Ferguson conocería la ira de Theodora Riley.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
-¡Ya deberías dejar de trabajar! - exclamó la señora Rossi entrando en el salón de música - Ya son más de las diez, Dani. - murmuró la mujer - Debes dormir y descansar, ¡también comer algo! - dijo y se paró junto a la chica - Estuvimos esperándote para cenar.
-¡Ya casi termino! - respondió la chica observando el pequeño salón - ¿Verdad que quedó precioso? - preguntó a la mujer y esta asintió - Además no debo quedarme de brazos cruzados, hay mucho que hacer aquí.
-Pero no debes exagerar - la reprendió Isabella - Hay muchos deberes en este lugar, pero no debemos abusar. - dijo la mujer y la tomó de la mano - Ahora vamos a cenar y después tomarás un baño y descansarás.
-Está bien - dijo Danielle sin ganas y se agachó para tapar el bote de pintura - ¿Sabe algo del notario?
-Lo llamé esta tarde - respondió la señora Rossi mientras salían del salón de música - Me ha dicho que nos llamará cuando regrese y eso será la próxima semana.
-Tengo esperanzas, mientras seguiré ayudando aquí para ganarme el pan. - sonrió Dani entrando en la cocina - ¿Qué hay de cenar?
-Carne con papas y gelatina de limón - respondió Isabella Rossi mientras servía una porción del platillo y se lo entregaba a la chica - ¿Sabes algo de Helmut Ferguson? - preguntó la mujer para cambiar de tema.
-¡No! - dijo Danielle tajantemente - Y no quiero saber nada de ese hombre, señora Rossi.
-Creo que tendré que ir a entrevistarme con él. - exclamó Isabella y lanzó un suspiro.
-¿Por qué lo haría? - preguntó Danielle arqueando las cejas - Ya dejó claro que no iba a ayudarnos.
-Lo que pasa es que el orfanato tiene una deuda de 25 mil libras con Ferguson & Son Company. - respondió Isabella Rossi llevándose las manos a la cabeza.
-¿Pero por qué? - exclamó Danielle poniéndose de pie - ¡Eso es mucho dinero! ¿Cómo va a pagarlo?
-Dejamos en prenda la propiedad - susurró Isabella a punto de llorar.
-¡Seré yo quien hable con ese hombre! - respondió Danielle y se acercó a Isabella para abrazarla - Llegaremos a un acuerdo, usted no tiene nada de qué preocuparse.
-¡No, Dani! - se negó Isabella - Yo hice el trato con el señor Riley y seré yo quien llegue a un acuerdo con el señor Ferguson. - murmuró - Su padre era un hombre de gran corazón, al igual que su madre, seguramente Helmut heredó algo de ellos.
-¡Eso lo dudo! - exclamó Dani sin dejar de abrazar a Isabella - Espero que el señor Ferguson la escuche y nos dé un poco más de tiempo para poder saldar esa deuda.
-Espero que sí, hija. - dijo la señora Rossi - De lo contrario todo estará perdido. - murmuró sin poder contener el llanto.
Danielle no dejó de abrazarla, ¡ella no tenía conocimiento de esa deuda! Esperaba que a Helmut le quedara algo de humanidad y se apiadara de todos esos niños del orfanato. La chica guardaba la esperanza de que en el fondo de ese corazón podrido aún se encontrara algo de compasión.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Helmut se sentó frente a su tío y lo miró atentamente. Simon tenía puestas sus gafas y estaba sumido en la lectura de algunos documentos. El menor de los Ferguson sonrió y comenzó a hacerle muecas graciosas a su tío.
-¡Deja de hacer eso, Helmut! - Murmuró Simon sin despegar sus ojos del documento - Ya no tienes cinco años.
Su sobrino se echó a reír con grandes carcajadas y colocó su mano sobre los papeles para impedir que su tío continuara con su lectura. Simon suspiró para dejar de lado lo que estaba haciendo y centrar todo su interés en su sobrino. Sabía que Helmut quería algo, ya que esa era su manera de atraer su atención.
-¿Qué necesitas hijo? - Preguntó el hombre cruzando las manos sobre su barriga y mirándolo a través de sus gafas - ¿Quieres que te tome en brazos y te haga caballito?
-¡No seas payaso! - Respondió Helmut y volvió a reír.
-Creo que hoy estás de buen humor y voy a aprovecharme - Exclamó Simon.
-No te aproveches mucho - Sonrió Helmut, inclinándose más hacia su tío - ¡Pero ya no estés trabajando! - Continuó con tono de capricho - ¡Salgamos por ahí! Michelle me llamó para invitarnos a un nuevo pub y... - Sonrió con malicia - Dijo que también invitó a una amiga para ti.
-La verdad es que no tengo ganas - Refunfuñó Simon frotándose los ojos - Además, hoy fui de nuevo al banco y hablé con el gerente, me dio un montón de material para revisar.
-¿En serio? - Preguntó Helmut cambiando el semblante - ¿Cómo qué? - Dijo mientras tomaba los documentos que su tío estuvo revisando.
-Que la empresa hizo muchos préstamos, de los cuales apenas unos pocos han sido liquidados - Murmuró Simon - Pero hay uno en especial del que quiero hablarte.
-¿Por qué? - Continuó Helmut con su interrogatorio - ¿Es muy grande? ¿Hay problemas?
-No, de hecho es el más pequeño de todos - Respondió su tío - Pero se trata de un préstamo a un casa hogar, a un orfanato - Suspiró - Originalmente el monto ascendía a cincuenta mil libras esterlinas - Comentó mientras Helmut silbaba sorprendido - ¡Ya sé que es una fuerte suma! - Añadió Simon con severidad - La tasa de interés fue nula, debido a lo especial del préstamo y al tipo de institución...
-¿O sea que en toda su puta vida Hank hizo algo más o menos bueno? - Exclamó Helmut arqueando la ceja.
-Pues algo así - Dijo su tío - El caso es que me gustaría que perdonaras la deuda a esa institución llamada "Home Sweet Home"...
-Espera... - Lo interrumpió Helmut sin poder creerlo - ¿Cómo dices que se llama esa institución?
-Home Sweet Home - Repitió Simon - Se dejó en prenda la infraestructura, el edificio en el que viven esos niños.
-¿Y quieres que perdone la deuda a esa institución? - Murmuró Helmut recostándose sobre el respaldo del sillón con aire pensativo.
-¿Por qué no? - Exclamó Simon - Yo podría pagar la deuda, sí lo que no quieres es perder más dinero - Añadió de inmediato - Sería una especie de donación...
-¡No, no! - Murmuró Helmut mientras su mente empezaba a planear algo siniestro - Me agrada tu idea - Comentó y sonrió - Sería bueno hacerles una visita, ¡yo personalmente lo haría! - Sugirió - Me pondría en contacto con la gente del patronato y les hablaría de tus buenas intenciones tío... claro que si también quieres hacer un donativo, este sería muy independiente del asunto de la deuda y así pondríamos nuestro granito de arena para ayudar a todos esos niños.
-Me agrada como piensas - Sonrió Simon poniéndose de pie para dar un par de palmadas en el hombro de su sobrino - Si quieres mañana seguimos revisando todos estos documentos - Suspiró - ¿A qué bar dices que iremos? - Preguntó cambiando el tema - Iré a alistarme.
-Es uno que acaban de inaugurar hace un par de días - Dijo Helmut caminando tras su tío - Te va a encantar, me dijo Michelle que era un sitio muy de tus gustos.
-Entonces, ¡no perdamos más tiempo! Vámonos - Finalizó Simon.
Helmut caminó lentamente detrás de su tío. De hecho a quién se le habían quitado las ganas de ir a ese bar era a él. Su mente había comenzado a trabajar, ideando un plan malvado para obligar a Danielle a aceptar su propuesta. Mañana mismo haría una visita al orfanato... sin que su tío se enterara, por supuesto. Tenía un plan que no iba a fallar.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
¿Qué es lo que planea Helmut? ¿Ustedes que se imaginan? Yo sólo puedo decir que no será nada bueno. Por ahora estaré odiando a este personaje, pero sé que en algún momento de la historia se va a redimir.
¿Qué les pareció este capítulo? Espero que lo hayan disfrutado.
Dejen sus comentarios, votos e impresiones, son muy importantes para mí. Y por supuesto, no duden en recomendar la historia entre sus contactos.
¡Un abrazo!
Maria Decapitated
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