CAPÍTULO 06
Dani apagó el despertador y volvió a taparse con las sábanas. ¡No tenía ganas de levantarse! Los grandes números rojos marcaban las 5:30 de la mañana y ella prefería seguir durmiendo a levantarse y ayudar a la señora Rossi a preparar el desayuno como se lo había prometido la noche anterior.
La chica se levantó de muy mala gana y caminó hasta el cuarto de baño para tomar una ducha. El agua caliente la relajó y cuando abandonó el baño se sintió con más ánimos de comenzar su día. Abandonó el pequeño cuarto que le servía de habitación y corrió hasta la cocina para reunirse con la señora Isabella.
-¡Buenos días! - saludó la chica y se acercó a la mujer para darle un fuerte abrazo y un beso en las mejillas.
-¿Cómo amaneciste, mi niña? - preguntó Isabella Rossi mientras sacaba un pastel del horno - ¿Dormiste bien?
-Estoy un poco adolorida - respondió Dani tomando un rodillo para extender la masa y hacer galletas - Han sido muchas emociones fuertes en los últimos días, creo que necesito relajarme. - exclamó y lanzó un suspiro - Pero pasado mañana debo volver a la oficina y encontrarme con mi destino. - dijo con un aire de tristeza - Estoy segura que he perdido mi trabajo.
-¡No digas eso Dani! - Murmuró Isabella - Eres un gran elemento en esa empresa y estoy segura que no te echarán sólo porque el señor Riley ya no esté con nosotros - Suspiró la mujer - De cualquier modo, sabes que tienes todo mi apoyo - Sonrió la señora y le acarició la mejilla.
-¡Gracias! - Exclamó la joven dedicándole una sonrisa a la mujer - Pero lo que me temo es que quizá la señora Theodora cancele la gran donación que Hank nos prometió - Dijo con preocupación - Si eso sucede, ¡no sé qué vamos a hacer! Contamos con ese dinero para...
-Deja de preocuparte, Danielle - La interrumpió la señora Rossi - No creo que la hija del señor Riley sea tan mala persona...
-¡No la conoces! - Gimió Dani - Es un monstruo.
-Entonces conseguiremos la ayuda en otro lado - Exclamó Isabella - Ellos no son los únicos que pueden ayudarnos. Me has dicho que hay mucha gente interesada en apoyar, ¡haremos cambios! No pondremos condiciones como nos sugirió el señor Riley, aceptaremos toda la ayuda posible - Sonrió - Lo importante es ayudar a los chicos y sacar adelante tu sueño... ¡lo estás haciendo bien, Dani! - Dijo la mujer y la tomó de la mano - Ten fe, Dios no va a dejarte sola, ¡nunca te ha dejado sola! Seguramente pronto te mandará un buen ángel protector.
-¡Espero que así sea! - Murmuró Dani y volvió a sonreír.
La chica reflexionó. Debía relajarse y no preocuparse tanto. Sólo era una mala racha, no tenía que ser tan extremista. Pronto las cosas mejorarían para bien. Y si ella no conservaba su empleo en Ferguson & Son Company, podía encontrar algo mejor en cualquier otro lugar.
Durante los días que Dani estuvo en compañía de la señora Rossi y los niños del orfanato, la chica estuvo poniendo orden en la oficina de la directora del orfanato. Se dedicó a ordenar los libros de contabilidad, a redactar algunos informes, revisar el control de adopciones que para su sorpresa, habían sido bastantes ese año. Además de jugar por ratos con los niños más pequeños y preparar un pequeño festival navideño.
Además de eso, también ayudó en la cocina del lugar con la preparación de unos pasteles que estarían vendiendo para recaudar fondos para la institución. ¡Había demasiadas cosas por hacer en el lugar! Por desgracia, su tiempo libre era bastante reducido y pronto, las breves vacaciones terminaron para la joven.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
El lunes por la mañana, Danielle entró en la empresa. Se notaba que el caos reinaba en el lugar y parecía que todos habían llegado temprano excepto ella. ¿Qué estaba sucediendo? La gente corría de un lado a otro, llevando informes o buscando documentos antiguos de años atrás. Parecía que los jefes se reunieron más temprano de lo habitual.
-¡Dani! - La voz de la recepcionista la hizo volver el rostro y saludarla con una sonrisa -¡Ven acá! - La llamó la mujer - ¿Ya te enteraste?
Danielle frunció el ceño, realmente no estaba enterada de nada, ¿qué pasaba? Si ella no estaba enterada, seguramente era gracias a Theodora. Esa mujer no la iba a mantener informada sobre los cambios que habría en la empresa. La chica caminó rápidamente hasta donde se encontraba la recepcionista y le devolvió el saludo.
-¡Buen día Karen! - Sonrió Dani - ¿Cómo has estado? - Preguntó arqueando la cejas - ¿Qué novedades hay?
-¡De lo que te perdiste! - Se rió la mujer - Fue todo un suceso, por eso nos traen de un lado a otro - Suspiró Karen - Desde el jueves en la mañana, esta empresa se ha vuelto un manicomio - Exclamó - ¿Por qué te fuiste?
-Me debían esos días - Respondió Danielle un poco molesta por no haber sido tomada en cuenta - Así que decidí tomar un breve descanso luego de...
-¡Oh sí! - Gimió Karen - La muerte del señor Riley, ¡fue una gran pena! - Bufó - Lamentablemente no nos dejaron guardar luto, ¡cómo a ti por ejemplo! - Exclamó Karen con tono mordaz - Pero lamento mucho tu pérdida - Dijo mientras la abrazaba y a Danielle ese abrazo le supo a pura hipocresía - Sé cuanto lo apreciabas.
Dani se apartó de Karen y la miró con los ojos entrecerrados, ¿qué estaba insinuando esa mujer? ¿Qué ella gozaba de privilegios? ¡Estaba muy equivocada!
-Gracias - Dijo Danielle con dignidad - Pero dime, ¿qué es lo que está pasando?
-El jueves por la mañana llegaron unos hombres y pidieron hablar con el señor Roberts - Exclamó Karen - Roberts estaba pálido, discutieron largo rato en la sala de juntas y después de eso, se nos reunió a todo el personal en el auditorio y cuando digo todos es ¡TODOS! - Enfatizó la mujer - Jamás había pasado algo así en el tiempo que llevo trabajando aquí y créeme que tengo aquí como siete años.
-Pero, ¿qué les dijeron? - Preguntó Danielle apresurándola - Anda, ¡continúa!
-¡Nos presentaron al nuevo dueño de la empresa! - Dijo Karen y se cubrió la boca con ambas manos.
-¿Qué? - Gritó Dani - ¿La señora Theodora ha...?
-No, Teddy Riley no - Corrigió Karen - Se trata de otro hombre... ¡Helmut Ferguson! - Dijo y sonrió - ¡Es muy guapo! Al parecer es el hijo del antiguo dueño o ¡qué sé yo! Un pariente o eso.
Dani guardó silencio, analizando las palabras de Karen. ¿Un nuevo dueño? Se preguntó la chica. Si había un nuevo dueño en la empresa, habría montones de cambios y quizá muchos perderían su empleo. Todo lo malo iba a salir a relucir.
Danielle se dio la vuelta al sentirse observada. Un hombre muy elegante, pulcramente vestido, de mirada fría y penetrante. A pesar del ceño fruncido y de la barba que cubría su rostro parecía muy atractivo. No era muy alto, sin embargo, su fuerte presencia se apoderó inmediatamente del lugar, apropiándose de él. Ese hombre la observaba con descaro, ni siquiera se atrevía a disimular su mirada atrevida. Por un instante sus miradas se cruzaron y él esbozó una sonrisa cínica. ¡Tenía unos labios muy tentadores! Él siguió observándola mientras su mirada fría, aunque con cierto brillo de interés la despojaba de la ropa que llevaba puesta.
Danielle levantó la barbilla, e intentó mostrarse indiferente y distante ante esa ardiente mirada. Detestaba sentirse una mujer objeto y ese hombre la miraba de esa manera. Sin embargo, no pudo moverse, estaba paralizada, inmóvil ante ese hombre que la miraba con fijeza. Un profundo calor cobró vida en su vientre, propagándose por todo su cuerpo. De pronto, la atención del sujeto fue captada por la de otro hombre y fue ahí cuando Dani reparó en la silueta de ese sujeto, simpático, más relajado, de una pequeña barba oscura y cabellera llena de rizos.
¡Esa voz! Sensual, varonil y aterciopelada. El hombre habló rápidamente y ella apenas logró entenderle ya que arrastraba un poco las palabras, ¡pero era cuestión de acostumbrarse! De inmediato desechó esa idea e intentó concentrarse en Karen, que continuaba hablando, ahora de su nueva conquista; el guardia de seguridad.
El hombre continuó mirándola, hasta que apareció el señor Roberts y ambos se fueron con él. Dani suspiró, felicitó a Karen por su nuevo novio y decidió que ya era hora de ir a trabajar. La mujer se despidió de la recepcionista y entró a su oficina. ¿Quién sería el nuevo dueño? Se preguntó, ¿acaso sería ese hombre que la miraba? Danielle acababa de sentarse frente al ordenador cuando la puerta de su oficina se abrió. Era el señor Roberts.
-¡Buen día señor Roberts! - Saludó Dani con una sonrisa cálida - ¿Cómo ha estado?
-Buenos días Danielle - Murmuró Roberts - Estoy bien, gracias - Dijo y se pasó la mano por el cabello - Imagino que ya sabes las nuevas - Añadió de inmediato mientras la chica asentía - ¡Bien! - Carraspeó - Debes presentarte inmediatamente en la antigua oficina del señor Riley, te está esperando Helmut Ferguson, el nuevo dueño de esta empresa.
-¿Ahora? - Preguntó Dani con sorpresa - Voy llegando, tengo unos asuntos...
-¡Ahora mismo! - Aclaró Roberts - Es muy urgente que te presentes y hables con él - Finalizó y salió de la oficina de la muchacha.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Helmut observó asqueado la oficina en la que Hank había muerto. Estaba más que claro que comenzaría de inmediato con las remodelaciones. Pronto, Ferguson & Son Company volvería a su gloria de antaño. Al menos en esos días había logrado cambiar algunos muebles y retirado todas esas estúpidas "condecoraciones" que ya no valían para nada. Sin embargo no estaba del todo satisfecho con su victoria. Hank estaba muerto, ¡hasta para eso tenía suerte el perro! Se libró de las humillaciones y de la venganza que tenía pensada.
Sus ojos se encontraron con un retrato de Hank y el primer ministro. Helmut frunció el ceño, cada vez más asqueado. A su mente llegó la imagen de Dani, ¡esa rubia había sido la querida de ese bastardo! Pensó y arrojó la fotografía al cubo de la basura
-¿Qué carajo está haciendo? - Dijo una voz cristalina y seductora.
Helmut alzó la cabeza y un súbito deseo sexual se apoderó de él al contemplar a Dani parada frente a su escritorio. La parte de su anatomía que no podía controlar volvió a contraerse dentro de sus pantalones a la medida. Helmut la miró detenidamente, como hacía un rato. ¡Era hermosa! Parecía un ángel. Su cutis perfecto y esos ojos felinos centelleaban con coraje. Sus suaves curvas estaban cubiertas por un vestido recto arriba de la rodilla. El hombre controló su deseo y sintió aversión por ella. ¿Cómo esa mujer podía haberse entregado a un viejo y, sobre todo, a ESE viejo? Se preguntó mientras continuaba mirándola con deseo y fascinación.
Dani se ruborizó de nuevo ante esa penetrante mirada, pero se controló. Levantó el rostro y lo miró de manera desafiante.
-Acaba de tirar una fotografía del señor Riley - Murmuró Dani tratando de sonar molesta - Eso podría tener un gran valor sentimental para la familia de Hank Riley.
-Si tanto la quieren - Exclamó Helmut con voz cortante - ¡Qué vayan y hurguen en la basura! - Dijo y la miró fijamente - Me voy a deshacer de todo lo que no sirve y estorba en esta empresa - Murmuró mientras Dani parpadeaba, intimidada por esos ojos que relampagueaban - ¡Y eso la incluye a usted, señorita Lennox!
Danielle lo miró estupefacta. No comprendía las palabras de ese hombre. ¿A qué se refería con ello? ¿Acaso la iba a despedir? ¡Ay no! No podía, ella cumplía bien con su trabajo y no se aprovechaba de nada. Nunca se sintió privilegiada, al contrario, ella trabajaba duro como el resto de sus compañeros en esa empresa. A pesar de que estos cuchicheaban y hablaban a sus espaldas, ella siempre les demostró que sus habladurías eran sólo eso; chismes. La chica agachó la mirada y contuvo las lágrimas. Si ese hombre la despedía, ¡todo estaría perdido! Respiró profundo y levantó la vista para volver a mirar a ese hombre. Sus ojos se posaron en esos ojos cargados de odio y con ello confirmaba que Ferguson estaba hablando en serio.
-¿Va a echarme? - Preguntó la joven - ¿Estoy haciendo mal mi trabajo? - Continuó cuestionándolo.
Helmut rodó los ojos. ¡La niña se estaba haciendo la víctima! Quería fingir inocencia, pero con él no podía ocultarse detrás de esa cara bonita y sus modales de princesa. ¡Él sabía quién era ella en realidad! Era una mujerzuela, una zorra que sólo andaba detrás del dinero... la copia de Hank Riley. Helmut apretó los puños y bufó con desprecio.
-¿No va a responderme? - Insistió Dani mirándolo a los ojos - ¡Necesito una respuesta!
-¡Claro que voy a echarla! - Dijo Helmut por fin - Usted sólo tiene un puesto de relleno en esta empresa y a mí no me sirve para nada...
-¡Pero...! - Gimió Dani - Mi puesto es importante - Murmuró la chica casi a punto de desmoronarse.
-¡Sí, claro! - Exclamó Helmut con burla - ¡Gestión de obras de beneficencia! ¿Qué estupidez es esa?
-¡Le exijo respeto, señor Ferguson! - Gritó Dani muy molesta - Yo no estoy burlándome de usted, he sido respetuosa en todo momento - Murmuró recomponiéndose. No iba a mostrar debilidad delante de ese hombre - Además, mi trabajo es importante en esta empresa - Bufó la chica tensando la mandíbula - No sólo estoy involucrada en la gestión de obras de beneficencia - Suspiró - También era la secretaria del señor Riley...
-¡Y no sólo la secretaria! - Exclamó Helmut con esa sonrisa cínica en los labios, desesperando aún más a la joven - Usted también era su...
-¡Basta! - Gritó Dani e intentó abofetearlo.
Con un veloz movimiento, Helmut detuvo la mano de la joven, atrapándola entre sus manos. Dani ahogó un jadeo y lo miró a los ojos. Ella estaba furiosa, muy molesta con ese tipo odioso, grosero y atrevido. Sin embargo un cosquilleó la traicionó. El tacto de ese hombre era muy suave, se podía decir que delicado. El roce de su mano sobre la suya provocó extrañas sensaciones en ella que lograron se le irguieran los pezones.
Helmut tocó esa mano, estaba fría pero era delgada y suave. Al sentir esa piel de porcelana rozando la suya, una descarga eléctrica recorrió su cuerpo y el pulso se le aceleró levemente mientras se imaginaba esa mano suave y tersa recorriendo los músculos de su pecho, descendiendo por su abdomen y tomando delicadamente su miembro para acariciarlo.
El hombre se molestó consigo mismo por esos pensamientos. No solía reaccionar así con las mujeres. Muy raramente se dejaba llevar por el deseo sexual y no permitía que este le nublara el pensamiento. Pero había algo en esa mujer, algo que lo tenía hechizado y le impedía mantener el control. Podía sentir como Danielle temblaba ante su tacto. Ella parecía desconcertada, ¡cómo si fuera una niña inocente! Pero él sabía que esa mujer se había estado acostando con un hombre que por la edad ¡podía ser su abuelo! Era una experta en fingir excitación sexual y también era buena fingiendo ser una chica inocente y pura.
Helmut la deseaba, desde el primer momento que la vio. Sin embargo, Danielle Lennox era una mujer sucia que ya se había entregado al enemigo. Volvieron a cruzar miradas y él la soltó rápidamente y se limpió la mano en los pantalones.
Dani apretó los puños, ¡ese hombre era detestable! Su trato hacia ella era grosero y rudo, ¡estaba lleno de odio! No alcanzaba a entender porque ese hombre sentía tanto odio hacia ella. Ella jamás lo había visto, no conocía nada sobre él, pero parecía que Helmut Ferguson la conocía muy bien, incluso mejor de lo que se conocía a ella misma.
La chica respiró profundo y de nuevo sintió unos enormes deseos de llorar. Si ella dejaba la empresa, la fundación "Home, Sweet Home" desaparecería y con ello, los sueños de muchos niños y niños huérfanos que aspiraban a un mejor futuro. Tenía que hacer entender a Helmut Ferguson que su trabajo era importante para Ferguson & Son Company. Que de su trabajado dependía el futuro de muchos niños y jóvenes a los que les había sido negada una familia, esos niños que no conocían lo que era tener un hogar. Dani suspiró y se aclaró la garganta, iba a enfrentarse a ese monstruo. Helmut tenía que escucharla y ese hombre debía entender que su trabajo no era de relleno, que lo que ella estaba haciendo tenía un propósito muy importante.
-Yo... - murmuró y guardó silencio por unos instantes.
Danielle tenía miedo, sus ojos se posaron en el rostro de Helmut Ferguson que la miraba con desprecio y en espera de que continuara hablando. La chica temblaba de pies a cabeza, pero tenía que expresarle a ese hombre que su proyecto tenía que llevarse a cabo de una forma u otra.
-¿Qué ibas a decirme? - Preguntó Helmut con desesperación - ¡Habla niña! Qué no tengo todo el día.
-Yo... - Danielle se aclaró la garganta y suspiró - Estoy trabajando en un proyecto muy importante con la ayuda de esta empresa - Murmuró y trató de mantener una voz firme.
-¿Y qué proyecto es ese? - Preguntó Helmut arqueando una ceja - ¡Quiero todos los detalles al respecto!
-De momento no los tengo a la mano - Comentó Dani - pero si usted me lo permite yo... ¡podría hacerle un informe! - Exclamó y esbozó una breve sonrisa, ¡se emocionaba tanto con ese proyecto!
-Dame un resumen, ya te dije que no tengo todo el día - Comentó el hombre, impaciente.
Dani suspiró y lo miró de nuevo. ¡Definitivamente era un tipo odioso y desesperante!
-Estoy por lanzar una iniciativa - Dijo Dani llena de ilusión - Se trata de una fundación para ayudar a chicos huérfanos y en situación de calle o chicos de escasos recursos - Comentó la mujer mientras sus ojos brillaban - La fundación se llama "Home, Sweet Home" y, junto a esta empresa estábamos buscando patrocinadores, padrinos, gente de buena voluntad que deseara ayudar a estos chicos - Suspiró - El señor Riley prometió ayudarme con una gran suma de dinero, haciendo una donación de cien mil libras, las cuales se utilizarían en algunas becas para los chicos que desearan ingresar a la universidad...
-¡Ay sí, por supuesto! - Murmuró Helmut con sarcasmo - ¡Para los chicos de la universidad! - Rió - Estoy muy emocionado, ¡Hank siempre dispuesto a ayudar a los más necesitados! ¡Era un santo ese hombre! - Continuó burlándose - ¡Rápido! Llamemos al Vaticano para que lo canonicen...
Dani no podía dar crédito a las palabras de Helmut. Ese hombre era grosero, maleducado, arrogante, egoísta y sin empatía por los demás. ¿Cómo podía burlarse de una noble causa?
-¡No se burle, señor Ferguson! - Gritó Danielle llena de coraje - Lo que le estoy diciendo es algo serio y delicado - Suspiró - Si me despide, ¿qué va a suceder con la fundación? ¡Esos niños tienen las esperanzas puestas en esta ayuda y...!
-Póngalos en lista de espera - La interrumpió Helmut - La verdad, usted está despedida, porque esta empresa ha cambiado de dueño y nos estamos deshaciendo de cosas innecesarias - Bufó - ¡Y usted es innecesaria! Ya se lo dije ¿o quiere que le explique con manzanas? ¡No queremos cosas que estorben! - Murmuró mirándola a los ojos - Voy a investigar su supuesta fundación, porque la verdad no me creo ni una puta palabra de lo que me acaba de decir... ¡ese vestido Carolina Herrera me dice todo lo contrario! - Dijo mientras señalaba el atuendo de Danielle - Pero no se preocupe, le sienta demasiado bien, me encanta cómo se le ciñe a la cintura y le resalta las nalgas, ¡muy hermoso todo! Pero dudo que con su miserable sueldo de empleada usted se pudiera costear un vestido como ese - Exclamó sin dejar de burlarse - A menos que su amante, con todo el dinero que se ha robado, se lo haya regalado.
-¡Es usted un imbécil! - gritó Danielle llena de coraje, su mente simplemente no podía procesarlo todo - ¡Qué desgraciado y arrogante! - Bufó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas - ¡Está destrozando los sueños de muchos niños...!
-No soy un monstruo, pero cuido mis intereses - Dijo Helmut - Investigaré a fondo su supuesta fundación y si me entero de alguna anomalía, lo llevaré hasta las últimas consecuencias - Exclamó y la miró fijamente a los ojos - Ahora, ¡fuera de esta oficina! Tiene dos horas para desalojar esta empresa.
Danielle se limpió las lágrimas, no quería que ese hombre la viera llorar ni que se diera cuenta que era una mujer débil. Levantó el rostro y le dedicó una mirada de profundo desprecio. Dio media vuelta y abandonó la oficina sintiéndose desfallecer, ahora, ¿qué iba a suceder con su fundación? ¿Cómo les diría a aquellos niños que debían esperar por sus sueños? Dani suspiró y comenzó a llorar; estaba dispuesta a no darse aún por vencida, ¡tenía que luchar a como diera lugar para sacar adelante su trabajo! Y haría lo que fuera para lograr su cometido.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
¡Vaya primer encuentro entre ambos! Helmut está siendo muy injusto al sentir tanto odio por Danielle dado que ni siquiera la conoce. Ella no tiene la culpa de haber sido la protegida de Hank, sin embargo eso le ha traído muchos problemas porque la gente la juzga y la señala sin conocer realmente la historia detrás de la muchacha y debido a esa relación, Helmut tiene un muy mal concepto de Danielle.
¿Qué les pareció este encuentro? ¿Creen que fue justo el trato que recibió Danielle? Espero sus respuestas y gracias por su apoyo a esta historia.
Maria Decapitated
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