CAPÍTULO 05
Dani entró corriendo al consultorio de la empresa, buscando desesperadamente al médico. La enfermera al verla tan desesperada le dijo que el doctor no se encontraba en ese momento, que estaba en su consultorio ya que tenía cita con un paciente. Dani le agradeció a la mujer y salió rápidamente de la empresa, abordó un taxi y en el trayecto llamó al médico, pero no recibió respuesta. La chica estaba muy desesperada y triste. Temía que algo grave le sucediera a Hank. Estuvo tentada a pedirle al conductor que diera la vuelta y regresara a la empresa, pero faltaban sólo un par de calles para llegar al consultorio.
La chica bajó del taxi cuando este se detuvo frente a la clínica donde trabajaba el médico. Pagó al chofer y entró a toda prisa en el lugar buscando al médico. Por suerte logró encontrarlo; el doctor iba de salida rumbo a su casa. Dani lo detuvo, explicándole lo sucedido.
-Pediré una ambulancia para el señor Riley - Murmuró el médico con preocupación - Si no lo atendemos a tiempo, puede suceder lo peor - Suspiró y condujo a la chica hasta la salida - Espérame aquí, Danielle, no tardo.
Dani esperó durante unos minutos hasta que vio salir al médico, el hombre le hizo una seña y subieron a su auto. Detrás de ellos iba una ambulancia. La chica se retorcía las manos, tenía miedo; era posible que cuando llegaran se encontraran con una imagen que ella no deseaba ver. De inmediato descartó esa idea y decidió pensar de una forma más positiva. ¡Hank estaría bien! Se repitió a sí misma hasta que llegaron a la empresa y subieron hasta la oficina de Hank.
La chica abrió despacio la puerta de la oficina. De momento no vio nada, de hecho, Hank no se encontraba en el lugar. Suspiró aliviada y abrió la puerta de golpe y retrocedió horrorizada ante la escena que se encontraba frente a ella. Hank estaba tirado en el piso, muerto, en una posición bastante inusual. Dani lanzó un grito y comenzó a llorar mientras corría hacia donde se encontraba el hombre.
El médico y los paramédicos entraron rápidamente y miraron el cuerpo de Hank. De inmediato, uno de los hombres retiró a Dani, mientras el médico y otro de los paramédicos se acercaban a auxiliar al hombre.
-Ha sufrido un paro cardiaco - Dijo el doctor - Aún está vivo, pero debemos llevarlo al hospital o no resistirá.
-¡Por dios! - Gritó Dani llorando a lágrima viva - ¡Hank! ¡Hank! - Exclamó tratando de acercarse al hombre.
-Ven con nosotros Dani - Murmuró el médico - Y por favor, avísale a sus familiares, deben estar pendientes de Hank pues temo lo peor.
Dani asintió y caminó detrás del doctor y los paramédicos. Afuera se había reunido un montón de personas que al ver al médico y los paramédicos, de inmediato los siguieron para averiguar de qué se trataba. Dani los escuchó cuchichear y murmurar a sus espaldas, mientras la señalaban, como si ella hubiese sido la culpable de lo sucedido con Hank. La chica suspiró y levantó la cabeza, ¡no le importaba que la vieran llorar! Caminó a prisa y subió a la ambulancia que los condujo de inmediato a la clínica.
En el camino al hospital, los paramédicos junto con el médico trataban de reanimar a Hank, hicieron hasta lo imposible para volverlo a la vida, pero desgraciadamente ya nada se pudo hacer. ¡Era demasiado tarde! El hombre murió camino al hospital.
-Lo lamento mucho, Dani - Murmuró el doctor una vez que estuvo a solas con la chica - Es imposible seguir luchando - suspiró - Él murió, comprendo tu dolor, Hank era como un padre para ti.
-¡Pero es que no! - Gritó Danielle entre lágrimas - ¡No! Él estaba bien - Suspiró - ¡Está bien! Tomaba su medicina, lo tenía controlado...
-Lo siento Dani, pero no era así - Exclamó el médico - Desde hace como seis meses, Hank ya no se presentaba a la consulta y se automedicaba, ¡no hacía las cosas correctamente! - Bufó - Además, Roberts me dijo que estaba sometido a mucho estrés y, creo que eso fue lo que acabó con él. Su debilitado corazón no logró soportar tanto.
Dani asintió y se echó a llorar. ¿Qué le iba a decir a la familia de Hank? Sobre todo a su hija Theodora, que la despreciaba. Hank Jr. era más indiferente y esa actitud le agradaba a la chica. Dani tomó su teléfono y marcó el número de Hank. ¡Se lo diría a él! No quería enfrentarse a Theodora, no en ese momento.
-¿Qué quieres Danielle? - Murmuró Hank con voz molesta - Estaba trabajando.
-Perdón que te moleste - Balbuceó la joven - Pero es un asunto muy delicado e importante - Suspiró - Se trata de tu padre - Gimió.
-¿Y ahora que le ocurrió a ese vejete? - Preguntó el chico con desprecio - Mira, si está metido en un lío, ¡es asunto de él! No mío.
-Tu padre está muerto, Hank - Murmuró Dani con voz queda - Lo encontramos moribundo en su oficina y...
-¿Qué carajos? - Preguntó Hank - ¿En dónde estás? - Murmuró el hombre y Dani le dio la dirección.
-Por favor, ¿podrías avisarle a la señora Riley? - Exclamó la joven.
-No te preocupes, yo le diré a mi hermana - Suspiró Hank - En un rato nos reuniremos contigo en la clínica - Finalizó y terminó con la llamada.
Dani caminaba de un lado a otro, esperando a los hermanos Riley. Estaba nerviosa, preocupada y temerosa de la reacción de Theodora. ¡Debía estar preparada para todo! Porque sabía que no recibiría un buen trato de parte de Theodora. La muchacha bebió un sorbo de su café y volvió a mirar hacia la entrada, fue ahí cuando retrocedió asustada. ¡Teddy caminaba furiosa hacia ella!
-¿Qué le hiciste a mi padre, zorra malagradecida? - Gritó y señaló a Dani - ¿Por qué no lo cuidaste, maldita huérfana? ¡Era tu responsabilidad! Debías estar con él las 24 horas del día.
-Theodora, ¡basta! - Gritó su hermano - No es culpa de Danielle... ¡es nuestra culpa! - Bufó el chico - Desde que murió mamá lo hemos tratado mal y lo desatendimos.
-¡Cállate! - Gritó Theodora - A ella le pagaba para eso, ¿no? - Exclamó furiosa - Y para otras cosas más... al menos debía desquitar su sueldo.
-¡Por favor! - Murmuró Dani, avergonzada al notar que todas las miradas de la gente estaban sobre ella - ¿Podría bajar un poco la voz señora Riley? Estamos en un hospital y...
-¿Dónde está? - Exclamó Theodora mirándola con odio - ¿Dónde está el cadáver de papá?
-El doctor Robinson se está encargando de eso, pero necesita hablar con ustedes - Respondió Danielle - Tiene que hacerse cargo del cuerpo y...
-¿Nosotros? - Gritó Teddy dejándose caer sobre una silla - ¿No ves que estamos devastados? ¡Estamos tristes y dolidos por la muerte de papá! - Gimió y se echó a llorar - ¿Qué vamos a hacer, pobres huérfanos?
-¡Theodora! - Gritó Hank - El papel de mártir no te queda - Gruñó el muchacho - Quédate aquí, acompañaré a Danielle a ver al médico y nosotros nos haremos cargo...
-¿Y esta por qué? - Bufó Theodora - Ella no es nada, tú sabes muy bien que era la querida de papá y ahora que él está muerto, ¡no tiene voz ni voto aquí! - Dijo mirándola con frialdad - Así que será mejor que se largue y no regrese...
-¡Pero...! - Balbuceó Dani.
-¡He dicho que te largues, maldita huérfana! - Gritó Theodora - ¡Fuera! No tienes derecho a estar aquí, mucho menos a estar presente en el funeral de nuestro padre.
-¡Theodora! - La reprendió su hermano - No puedes hacerle esto a Dani, ella...
-Es una oportunista, trepadora, ladrona, golfa - Gruñó Theodora - Una meretriz que sólo buscaba fortuna... ¡pero no la obtendrá! - Murmuró la mujer empujando a la pobre chica - Porque si la vuelvo a ver cerca de nosotros, ¡juro que le daré una paliza! - Gritó - Lárgate de aquí, furcia arrastrada.
Dani no esperó a recibir más humillaciones, tomó sus cosas y salió corriendo de la clínica. No iba a quedarse ahí para seguir siendo maltratada por Theodora. Todo lo que esa mujer decía sobre ella era una vil mentira. Hank no le daba dinero, sino todo lo contrario, Dani tenía que trabajar como cualquiera y sobrevivir de su sueldo. Quizá en un principio la ayudó a entrar a la Universidad, pero a pesar de todo, Dani trabajaba en la empresa como la chica del archivo. Al graduarse, Hank la puso como su asistente y comenzaron a planear la fundación. Dani no buscaba un interés monetario, no esperaba ganancias ni nada por el estilo. Ella sólo deseaba ayudar ya que no deseaba que lo chicos pasaran una situación como la de ella.
Volvería a la empresa para poner un poco de orden y hablar con Roberts, después regresaría a su casa. Lamentablemente no podía volver a la clínica, mucho menos presentarse en el funeral de Hank. Eso le dolía en el alma. Quizá se tomaría un par de días de descanso, los que le debía la empresa, iría a visitar a la señora Rossi y a los chico del orfanato. Realmente necesitaba un buen descanso y sólo en ese lugar podría encontrar un poco de paz.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Dani pagó el taxi, el chofer le ayudó con su maleta, dejándola en la puerta del orfanato. Se despidió de ella con una breve sonrisa y subió a su vehículo, perdiéndose en la esquina de esa calle. Danielle suspiró y se ajustó la chaqueta; no le gustaban las tardes lluviosas y con niebla. ¡Pero así era Londres! Especialmente ahora que el invierno estaba cada vez más cerca. La chica lanzó un nuevo suspiro y llamó a la puerta.
Un rato después, la sonrisa cálida y amable de Isabella Rossi la recibió. Para Danielle, volver a ver a esa mujer fue como un bálsamo para aliviar su dolorido corazón. De inmediato, la joven se arrojó a los brazos de la mujer y se echó a llorar como si fuera una niña pequeña e indefensa.
-¡Pero Dani! - Gimió Isabella - ¿Qué te ha pasado mi niña? ¿Por qué lloras así cariño? - Preguntó la mujer mientras la conducía adentro del edificio.
Danielle no podía parar de llorar. Lloró durante todo el trayecto hasta la oficina de Isabella quién no sabía qué hacer para tratar de tranquilizarla. Isabella la sentó en un sillón y le ofreció una taza de té para los nervios. Dani bebió unos cuantos sorbos del líquido y continuó sollozando. La mujer sólo la abrazaba para reconfortarla, le acariciaba el cabello, o le daba suaves palmaditas en la espalda. La dejaría desahogarse hasta que Dani le hiciera saber el motivo de su tristeza.
-¿Te sientes un poco mejor? - Preguntó Isabela cuando la chica se limpió el rostro con un pañuelo desechable y se sonó la nariz.
-No - Exclamó con voz apenas audible y volvió a abrazar a la mujer - Ha pasado algo terrible - Suspiró con la cara oculta en el pecho de Isabella.
-¿Y me dirás que fue lo que sucedió? - Volvió a preguntar la señora Rossi - ¿O sólo vas a quedarte callada como lo sabes hacer?
-¡Murió el señor Riley! - Susurró Dani para romper en llanto nuevamente.
Isabella no podía creer lo que acababa de escuchar. Hacía unos días habló con el señor Riley, el hombre parecía sano, jovial... ¡incluso rió y bromeó con los chicos del orfanato! El hombre les había prometido muchas cosas, lo chicos estaban emocionados porque tendrían un gimnasio nuevo y arreglarían el jardín para tener una pequeña cancha de fútbol. Si el señor Riley estaba muerto, esos planes se vendrían abajo, especialmente los de aquellos jóvenes que estaban esperando una beca para poder continuar con sus estudios.
-¡Qué terrible noticia! - Exclamó Isabella - ¡Que Dios lo tenga en su gloria! - Murmuró santiguándose - ¿Cuándo sucedió? ¿Cómo? ¡Es imposible! Se veía tan bien - Dijo apesadumbrada.
-Fue esta tarde - Murmuró Dani limpiando de nuevo sus ojos hinchados y enrojecidos a causa del llanto abundante - Fui a su oficina a afinar algunos detalles sobre la fundación y lo noté pálido, demacrado... ¡enfermo! - Suspiró y lanzó un par de sollozos - Hablamos un rato, pero yo no estaba tranquila, no me gustaba su respiración agitada y parecía que tenía malestar en el pecho - Murmuró y cerró los ojos - Fui a buscar al médico hasta el hospital y, cuando regrese con él a la oficina, ¡lo encontramos muerto! - Gimió y se arrojó a los brazos de la señora Rossi.
-¡Ay Dios mío! - Exclamó la mujer - ¡Qué terrible fue para ti mi niña! - Murmuró estrechando a Dani con más fuerza entre sus brazos - Él era como un padre para ti... a pesar de todo - Añadió la mujer que conocía la historia de Danielle y Hank Riley.
-Tengo miedo - Murmuró la chica - Mucho miedo de lo que suceda más adelante - Dijo en un susurro.
-¿Por qué lo dices corazón? - Murmuró la señora Rossi - ¿Hay algo de lo que yo no esté enterada?
-Bueno, ¡hable con el señor Roberts! - Exclamó la chica - Dijo que todo estaba en orden respecto a la empresa y que no me preocupara por nada. Pero no sé cómo vayan a actuar los hijos del señor Riley - Gimió - Temo que no me vayan a seguir apoyando con lo de la fundación - Lloró y se cubrió el rostro con las manos - ¡No quiero que los niños se queden sin nada! Están muy emocionados y felices con todo lo que les hemos prometido - Murmuró.
-¡Lo tendrán! - Comentó Isabella - No creo que los hijos del señor Riley sean tan...
-¡No conoces a Theodora! - Chilló Dani - ¡Es un monstruo sin sentimientos! - Suspiró - Me echó del hospital y me dijo que no me quería ver en el funeral de su padre - Murmuró - Supongo que he perdido mi empleo y mi casa...
-¡Qué desgraciada! - Gritó Isabella - Ella no puede hacerte eso, ella no es la dueña de esa empresa. Seguramente el señor Roberts tomará el puesto de presidente y...
-Yo espero al menos conservar el empleo y de la mano del señor Roberts poder sacar adelante la fundación. - murmuró la chica - Aunque lo difícil será encontrar un alquiler barato.
-Por el alquiler no te preocupes, mi niña- exclamó la señora Rossi - Puedes quedarte aquí - dijo la mujer y besó sus mejillas - Ocuparías el cuartito que está en el jardín, sabes que tiene todos los servicios y que lo remodelamos hace un par de meses. - murmuró - Otra cosa, hablaré con mis contactos para ver quién tiene una vacante disponible y puedas tener un nuevo empleo. - dijo Isabella con una gran sonrisa - Yo no voy a permitir que vuelvas a quedar desamparada.
-Gracias, gracias. - respondió la chica mientras la abrazaba con todas sus fuerzas.
Por eso había recurrido a ella, sabía que no la iba a dejar sola y a su suerte. Isabella Rossi era la única persona en la que podía confiar en estos momentos. Ella era como su madre y si Dani la necesitaba, jamás le iba a dar la espalda.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Simon entró en la biblioteca, había estado buscando a Helmut por toda la casa sin poder encontrarlo. Finalmente decidió buscar en la biblioteca donde lo encontró sentado en un enorme sillón mientras miraba con atención un álbum familiar.
-¡Por fin te encuentro! - Murmuró Simon sentándose frente a su sobrino - ¿No tienes hambre? - Preguntó y Helmut negó con la cabeza - De todas formas te aviso que acabo de encargar la cena, tengo antojo de hamburguesas...
-Está bien, tío - Sonrió Helmut - Yo acabo de comer algo y aún no siento hambre - Dijo a la ligera y volvió a centrar toda su atención en las fotografías - Recuerdo este verano en Ibiza - Murmuró el hombre - Fue poco antes de la muerte del abuelo, las últimas vacaciones de la familia completa.
Simon le echó un ojo a la foto y sonrió. En esa foto estaba toda la familia reunida. Helmut era un niño de escasos diez años, tenía ese perro pulgoso que rescató de un embarcadero y que se convirtió en su mejor amigo. También estaba él junto a su novia de ese verano, sus padres que sonreían en esa foto, tomando a Helmut de la mano; un par de meses después murió su padre y fue muy doloroso para todos esa perdida. Sin embargo, esas vacaciones habían sido memorables.
-Te veo feliz y animado - Murmuró Simon - Pero me imagino que no todo es gracias a estar mirando fotos viejas.
-No, no te equivocas - Respondió su sobrino - Estoy feliz por otras cosas...
-¿Y se puede saber cuáles son? - Preguntó su tío cruzando las piernas y recostando la cabeza en el respaldo del sillón.
- Hoy le hice una visita a nuestro amigo especial... - dijo Helmut con una gran sonrisa.
-¿Qué hiciste qué? - lo interrumpió Simon. El hombre se notaba molesto ante la confesión de su sobrino, ¿por qué se había adelantado a los hechos? - ¡Pero qué imprudente eres, Helmut! - exclamó el hombre - No debiste hacerlo, no es el momento para...
-Fue un impulso y lo siento - respondió Helmut poniendo cara de inocente - Pensé que iba a encontrarme con un enemigo imponente, pero Hank se ha convertido en poco más que despojos... ¡es una piltrafa! - exclamó Ferguson y se rascó la barbilla - Ya no queda nada del gran Hank Riley, está enfermo y viejo.
-Es obvio - respondió Simon - Los años no pasan en vano, además Hank nunca cuidó su salud. Sabía por boca de tu padre que Hank estaba enfermo y luchaba constantemente con un padecimiento crónico. - murmuró el señor Ferguson - Últimamente ha estado sometido a demasiado estrés y descuidó su salud, ¡pobre tipo!
-¡Cómo sea! - dijo Helmut con desprecio - La vida se ha encargado de cobrarle todo lo malo que ha hecho y ahora es nuestro turno de hacerlo pagar por el daño que nos hizo a nosotros - exclamó con aire triunfal - El lunes tomaré posesión de su empresa y en su cara, delante de todos, expondré todas sus porquerías. - murmuró - Voy a gritarle todas sus verdades a la cara y la gente conocerá la clase de mierda que es Hank Riley.
-Pues yo creo que no se va a poder - murmuró Simon mordiéndose el labio - Es por eso que te buscaba...
-¿De qué hablas tío? - gritó Helmut y se puso de pie - ¡Explícate! ¿Qué quieres decir con eso de que no se va a poder?
-Hace un rato llamó Lucas y me dijo que estaba intentando comunicarse contigo. - respondió su tío - Pero que no respondías ni sus llamadas y tampoco sus mensajes. - exclamó Simon y rascó la cabeza - Te estuve buscando por cada rincón de la casa pero no te encontré, así que volví a llamar a Lucas para saber qué era lo que deseaba informarte.
-Ya basta de rodeos, Simon. - exclamó Helmut con desesperación - ¿Qué fue lo que te dijo Lucas?
-Él me dijo... - Simon guardó silencio - ¡No sé como decírtelo! Es tan difícil...
-¡Dilo ya! - exigió Helmut - Te dije que basta de rodeos y ve directo al grano, Simon Ferguson.
-¡Hank está muerto! - respondió Simon y volvió a rascarse la cabeza - Murió está tarde, supongo que fue después de tu visita. - dijo y suspiró - La niña que te gusta y su asistente Roberts lo encontraron moribundo en su oficina y...
-¡Eso no puede ser cierto! - lo interrumpió Helmut y apretó los puños - ¡Hank no puede estar muerto!, estaba bien cuando me fui de ahí. - dijo el hombre y se dejó caer en el sillón - Un poco alterado por lo que le dije pero... ¡Yo no lo maté!
-No estoy diciendo que lo mataste - exclamó Simon - Te he dicho que estaba muy enfermo, tú sólo lo ayudaste a buen morir.
-¡No digas estupideces, Simon! - gritó Helmut - ¡No puede ser verdad!
-Es verdad - dijo Simon - De hecho llamé a Theodora para confirmar la noticia. - murmuró - Ella no estaba, pero la niña Francine me lo confirmó.
-¡Maldita sea! - gritó Helmut y se llevó las manos a la cabeza - ¡Maldito Hank! Gracias a esto no podré llevar a cabo mi venganza... ¿o sí?
Simon lo miró, no sabía que responderle. Su sobrino estaba muy alterado por esa noticia, ya que todos sus planes poco a poco se iban desestabilizando. Con Hank fuera del camino, las cosas iban a ser diferentes y Simon estaba seguro que Helmut no se iba a quedar de brazos cruzados y que alguien iba a pagar los platos rotos.
♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Los deseos de venganza de Helmut se han roto gracias a la muerte de Hank. ¿Qué sucederá ahora? Seguramente Helmut buscará con quién desquitarse y en quién descargar toda su furia y nosotras sabremos muy bien de quién se trata.
¿Qué les pareció el capítulo? Espero lo hayan disfrutado.
No olviden dejar sus votos y comentarios. Muchas gracias por su apoyo, se les quiere.
Otra cosa, a partir de hoy, estaré publicando esta historia todos los miércoles.
Maria Decapitated
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