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CAPÍTULO 02

-CUATRO AÑOS DESPUÉS DE LA MUERTE DE LOS FERGUSON-

-Es hora, Dani - Murmuró Isabella Rossi, directora del orfanato - Es momento de que emprendas el vuelo y que te demuestres a ti misma de que eres independiente - Suspiró la mujer y la tomó de las manos - Ya no puedes estar aquí ¡lo sabes! - Sollozó - Desgraciadamente yo no puedo ayudarte, aunque así lo deseo. Sólo puedo decirte que si algo sale mal, ¡no dudes en buscarme! - Exclamó la mujer y le entregó un sobre a la chica - No es mucho, pero te ayudará a sobrevivir por unos días en lo que encuentras un empleo.

-¡Yo no puedo aceptarlo! - Gimió Danielle Lennox con los ojos llenos de lágrimas - ¡No quiero irme de aquí! - suplicó la chica - Puedo trabajar en la cocina, haciendo la limpieza, ¡lo que sea! - dijo la muchacha entre lágrimas - Pero por favor, no me eches a la calle.

-No te estoy echando - respondió Isabella - Son las reglas y tengo que cumplirlas, al igual que tú. - dijo la mujer y la abrazó con fuerza - Ya he pasado por esta situación muchas veces, desgraciadamente no pueden quedarse. - sollozó - ¡Lo harás bien! Confió en ti, harás cosas buenas y...

-¡No puedo! - la interrumpió Dani y se apartó lentamente de Isabella - Sé que no va a ser fácil sobrevivir allá afuera. - murmuró - Cuando se enteren de donde vengo, todos me repudiarán... ¡nadie quiere a los huérfanos!

-¡No digas eso! - exclamó la señora Rossi - Tú eres una gran chica y sé que más de alguna persona te va a apreciar, sólo tienes que vencer el miedo. - dijo la mujer - Pero te lo repito, si algo no sale bien, debes venir a buscarme. - murmuró - Aunque vaya contra las reglas, ¡yo te ayudaré!

-Muchas gracias, señora Rossi. - murmuró Dani sin poder contener las lágrimas - Voy a ser fuerte y trataré de salir adelante por mí misma. - dijo la chica y se limpió las lágrimas con la manga de su suéter - ¡Hasta pronto! - suspiró y se dio la vuelta para salir de la oficina de Isabella Rossi.

Dani caminó lentamente hasta su habitación y tomó su mochila. Ahí llevaba sus pocas pertenencias. En realidad ella no tenía nada, sólo un par de conjuntos para vestir y un par de zapatillas deportivas. En esa mochila también llevaba el único recuerdo que tenía de su madre, una fotografía de una mujer rubia muy parecida a ella con un bebé en brazos. ¡No tenía nada más!

La chica respiró profundo y se ajustó la mochila al hombro. ¡Era la hora de salir al mundo exterior! Ya tenía dieciocho años y era mayor de edad, ¡no podía quedarse en el orfanato para siempre! Aunque así lo deseara, pero ese lugar era lo único a lo que podía llamar hogar. Todos los que estaban ahí eran su familia y la señora Rossi era como su madre.

Danielle había quedado huérfana a la edad de cinco años. Su madre había muerto a causa de una congestión alcohólica, ya que desde muy joven se refugió en la bebida para olvidarse de sus problemas. Con tan sólo quince años, había traído al mundo a Danielle. La mujer estaba sola y su única compañía era su madre, quién también era alcohólica.

La pequeña Dani sufrió carencias y fue maltratada por su madre y su abuela, quienes sólo la veían como un estorbo y una boca más que alimentar. Cuando las autoridades intervinieron, ya era demasiado tarde. Su madre estaba muerta y su abuela no dudó en entregarla a los servicios infantiles que de inmediato la colocaron en el orfanato que era dirigido por la señora Rossi, con la esperanza de que alguien la adoptara de inmediato, pues era una niña rubia y hermosa, que parecía una muñeca.

Sin embargo, de poco sirvieron esos encantos. Nadie se interesó en la pequeña Danielle, ya que era una niña enfermiza y de carácter débil, además de llorona y miedosa. La chica permaneció ahí durante trece años. En el orfanato, Dani aprendió a leer y escribir, era una chica lista y dedicada, siempre obtenía buenas notas y destacaba como una de las mejores alumnas del colegio del lugar.

Danielle no sólo era buena en la escuela, la niña mostró interés en las artes y aprendió a tocar el piano y la guitarra. Además de cantar como los ángeles, o al menos eso le decía Isabella Rossi cada vez que la escuchaba cantar en el salón de música.

Gracias a sus aptitudes, Danielle obtuvo una beca para estudiar la secundaria y el bachillerato en uno de los mejores colegios de Londres. Fue una de las pocas afortunadas en poder del salir del orfanato y asistir a una escuela "normal". Desgraciadamente, la chica sufrió el rechazo de la mayoría de sus compañeros de clase, quienes la llamaban con desprecio "huérfana" y se burlaban de su uniforme y sus libros de segunda mano.

A pesar de todo eso, Danielle intentó superar ese rechazo cubriéndose con un escudo y una máscara de indiferencia. Tratando de ignorar cada comentario despectivo, cada burla y cualquier cosa que le hiciera daño. Se prometió a si misma ser fuerte y no llorar, lo mejor era alejarse de la gente y tratar con ellos en lo mínimo. No iba a forjar ningún tipo de lazo afectivo con nadie, mucho menos iba a enamorarse. Escogió la soledad y aplicó el dicho "mejor solo que mal acompañado". Se había hecho a la idea de no tener amigos, pues cuando intentaba forjar una amistad, al revelar su condición, de inmediato era rechazada y tratada con frialdad e indiferencia.

Dani sabía que las cosas eran muy diferentes allá afuera, ¡no conocía el mundo! Había sido una tonta al creer que siempre estaría en el orfanato, ayudando a la señora Rossi o haciendo cualquier trabajo en la institución a cambio de un techo y comida. Ahora tenía que estar sola allá afuera, enfrentarse a lo desconocido y tratar de sobrevivir por cuenta propia. La chica contó el dinero que tenía y lo guardó cuidadosamente entre su ropa. Lo primero que debía hacer era buscar un lugar donde quedarse, así como un empleo. Quizá con algo de suerte lograría conseguir un trabajo como camarera en algún local de comida.

Antes de salir del orfanato pasa siempre, Danielle se despidió de todo el personal y de los niños del lugar. Entre besos, abrazos y lágrimas la chica abandonó la institución y se echó a andar sin rumbo por las calles de Londres.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Danielle estaba desesperada, ¡no podía conseguir empleo! Llevaba un semana buscando y no encontraba nada, sólo trabajos de un día o una tarde pero la paga era muy precaria y apenas podía comprar algo para comer. El dinero obsequiado por Isabella le sirvió para pagar el alquiler de un cuarto de hotel. Sin embargo, el dinero no es eterno y este se terminó, dejando a Danielle desamparada y en la calle.

La chica lanzó un suspiro y se acomodó en una de las bancas del parque, dormiría ahí o intentaría hacerlo. Dani tenía mucho miedo, no le agradaba aquél sitio a pesar de que aún había varias personas en el lugar, pero estas no le inspiraban confianza. Poco a poco los transeúntes fueron desapareciendo del parque y el cielo se tornó más oscuro.

La luna brillaba con intensidad sobre el cielo de Londres y las estrellas titilaban presentando un hermoso espectáculo. Dani cerró los ojos por un instante y de pronto, el aullido de un perro la hizo despertar sobresaltada. Los dientes le castañearon y se hizo un ovillo sobre la banca del parque para intentar volver a dormirse. Desgraciadamente no pudo hacerlo, pues un grupo de perros se acercaron a ella y comenzar a ladrarle con fuerza. La chica temblaba de miedo y se levantó para quedar de pie sobre el asiento del banco del parque y ponerse a salvo. Aunque fue en vano, pues los perros callejeros subían y bajaban de la banca ladrando con intensidad.

Un fuerte grito logró que los perros se pusieran alerta y corrieran hacia el lugar de donde provenía el alarido. Dani quiso gritar pero se contuvo, se llevó las manos a la boca y ahogó el grito. Volvió a escucharse otro grito y la piel se le erizó, así que como pudo bajo de la banca del parque y corrió con toda la velocidad que le permitieron sus piernas hasta alejarse de ese lugar.

No tuvo idea de por cuánto tiempo estuvo vagando por las calles. La chica tenía hambre y frío, pero también tenía miedo y a cualquier sonido volteaba la cabeza y echaba a correr hasta ponerse a salvo o al menos eso era lo que Dani quería creer.

La noche parecía eterna para la muchacha, el tiempo no avanzaba y la oscuridad parecía que no desaparecería nunca. Dani continuaba caminando por las calles solitarias, los pies le punzaban y el estómago le rugía con fuerza. ¡Necesitaba llegar a un lugar para poder descansar! Sin poder contenerlo, lanzó un fuerte sollozo y se dejó caer sobre una banqueta. La chica se llevó las manos al rostro y comenzó a llorar con todas sus fuerzas. ¡Era una desgraciada! Si por la mañana no encontraba un empleo, iba a morir de hambre.

Cerró los ojos para intentar contener el llanto pero era imposible. La desesperación comenzó a hacerse presente y si la chica escuchaba un ruido, inmediatamente lo asociaba con un ser de ultratumba o con la presencia de algún asesino que pudiera acercarse y quitarle la vida. Dani continuó llorando por un tiempo más, hasta que el sueño la venció. Despertó presa del pánico, cuando de nuevo un perro callejero se acercó a ella para olfatearla y lamerle el rostro. Suspiró aliviada al darse cuenta que se trataba de un animal pacífico; sin embargo, la desesperación volvió a hacerse presente cuando su estómago rugió de nuevo, dándole a entender que tenía hambre. Dani ahogó un sollozo y se levantó de esa acera para echarse a andar.

Caminó por un par de horas, ya se sentía desfallecida, no podía más. Tenía dos días sin comer y sin conseguir un trabajo decente. La chica miró su reflejo en el ventanal de un local e hizo una mueca. Su cabello estaba enmarañado y su ropa sucia de haber dormido en la calle. Sintió repulsión al verse así; ¡esa no era ella! Y con ese aspecto, nadie iba a querer contratarla.

La chica se sentó en una jardinera, de espaldas a un elegante edificio. Mucha gente entraba y salía de ese lugar sin siquiera mirarla, todos estaban inmersos en sus asuntos y apenas se fijaban en lo que sucedía a su alrededor. Danielle no pudo más y se puso a llorar, no había pasado ni una semana y ella era un caso perdido. La mala fortuna la había perseguido desde el día que nació. No quería volver con la señora Rossi, ¡no derrotada!

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Hank descendió de su auto; habló brevemente con el chofer y este asintió al escuchar las indicaciones de su jefe. El auto se alejó y Hank subió la escalinata que lo conducía a las oficinas de su empresa. Riley hablaba con uno de su guardaespaldas cuando unos gritos femeninos llamaron su atención. El hombre volvió el rostro y miró a Alonso, uno de los guardias de seguridad de la empresa que discutía con una niña, quien forcejeaba, intentando soltarse.

Hank observó con detenidamente a esa criatura de cabellos rubios, algo enmarañados y sucios. Pero lo que más llamó su atención fue su hermoso rostro de muñeca, tez blanca, ojos verdes, enormes y asustados, largas y tupidas pestañas, además de un cuerpo perfecto y de armoniosas curvas. Se trataba de una pequeña mujer, hermosa y... parecía desamparada y asustada.

De inmediato, Riley desvió su camino y se dirigió hacia la jardinera para averiguar que estaba sucediendo.

-¡No estoy pidiendo limosna! - Gritó Danielle mientras el guardia trataba de llevársela lejos - Esa persona quiso ayudarme por voluntad, ¡ya le dije que no estoy pidiendo nada!

¡Retírese, por favor! - Gritó el guardia - No moleste a nuestros clientes, su imagen da mal aspecto a este lugar.

-¡Suélteme! - gritó Danielle - Si quiere que me vaya, no hay necesidad que actúe de esta forma...

-¿Qué está sucediendo aquí, Alonso? - Preguntó Hank con voz malhumorada y el ceño fruncido - ¿Qué le estás haciendo a esta muchacha?

-¡Señor Riley! - Murmuró Alonso - Yo... perdón - Exclamó - Sólo quiero que se vaya de aquí, es una indigente que pide limosna y...

-¡Yo no soy indigente! - Gritó Danielle - Solamente estoy...

Dani ya no pudo seguir y se dejó caer en el piso para comenzar a llorar a lágrima viva. Ya estaba cansada de la actitud de ese tipo, de su mal trato y sus groserías.

-¡Déjala! - Dijo Hank inclinándose sobre la muchacha - Yo me haré cargo de esta pobre niña, ¡vete de aquí! - Gritó mirando al guardia.

Alonso asintió y rápidamente los dejó solos. Hank tomó la mano de Danielle para ayudarla a incorporarse y con su mano libre buscó un pañuelo en el bolsillo de su saco, entregándoselo a la jovencita.

-¿Por qué lloras, pequeña? - Preguntó Hank con curiosidad mientras Danielle lo miraba con esos hermosos y enormes ojos verdes enrojecidos de tanto llorar.

La chica negó con la cabeza, haciendo un intento por soltarse de las manos de Hank, pero este la asió con más fuerza, impidiéndole huir.

-¡Por favor! - Murmuró Hank con su voz más dulce y tranquila - Yo sólo quiero ayudarte, ¡no voy a hacerte daño! Puedes confiar en mí, niña - Dijo y le dedicó una sonrisa - Mi nombre es Hank Riley, ¿cuál es el tuyo?

Dani lo miró con un poco de desconfianza, sin embargo, el sujeto no parecía ser un mal tipo, parecía ser un hombre bondadoso y de buen corazón. Le habló con dulzura, la trató muy bien, defendiéndola de ese tal Alonso. La chica se relajó, no debía ser tan desconfiada, no todo el mundo era malo ni querían hacerle daño. Existía gente buena y de gran corazón como la señora Rossi o los demás que trabajaban en el orfanato.

-Me llamo Danielle Lennox - Dijo tímidamente - Es un gusto conocerlo, señor Riley.

-El gusto es mío, encantadora señorita - Comentó Hank sin borrar la sonrisa del rostro - Pero dime, Danielle, ¿por qué estabas llorando?

Danielle se sonrojó y bajó la mirada. No estaba muy segura de querer contarle todo su pasado y sus penas a un hombre que acababa de conocer. Pero el señor Riley lo habló con tanta dulzura y amabilidad que la chica no pudo más y comenzó a desahogarse, hablándole de todo lo que le había sucedido.

Hank la miró, prestando especial atención en las palabras de esa chiquilla. No podía creer en su buena suerte, ¡una huérfana! Esa niña había aparecido como una enviada del cielo. Le convenía tomarla bajo su cuidado, ayudarla, apoyarla y con ello, callaría algunas bocas que comenzaban a difamarlo. ¿Por qué no tomarla bajo su tutela? Aunque primero necesitaba ganarse su confianza y después hacerle una gran propuesta, estaba seguro que la niña no se negaría. Estaba desesperada y necesitada de dinero. Lo que él iba a proponerle le cambiaría la vida y la sacaría de esa mala racha por la que estaba pasando.

-¿Tienes hambre? - preguntó Hank con una gran sonrisa y Dani asintió - ¡Vamos a comer! - murmuró y llamó a uno de sus guardaespaldas - Jonathan, avisa por favor en la junta directiva que estaré ausente por unas horas. - exclamó Riley - Llevaré a esta dulce niña a desayunar.

-Cómo usted ordene, señor. - respondió el hombre y se alejó a toda velocidad para entrar en el enorme edificio.

Hank ofreció su brazo a Danielle, ella se aferró con timidez y caminó junto al hombre hasta detenerse frente a un elegante automóvil. Riley abrió la puerta para que la chica subiera al vehículo y abordó después de ella. Le dio unas indicaciones a su chofer y momentos después el auto se detuvo frente a otro elegante edificio.

Ambos descendieron del auto y Hank condujo a Danielle dentro del enorme edificio. La chica caminaba detrás del hombre y sus ojos se abrieron desmesuradamente al admirar un lugar como aquél. ¡Era hermoso! La decoración era elegante e impecable y la gente que entraba y salía de ese lugar, vestía de manera sobria y formal. El sitio también estaba lleno de plantas y algunos cuadros de paisajes colgaban de las paredes. Hank y Danielle subieron al ascensor, que se detuvo en el último piso del edificio.

-¡Bienvenida a mi humilde hogar! - murmuró Hank al abrir la puerta de su penthouse.

-¿Humilde? - exclamó la chica asombrada - ¡Es muy grande! - dijo mientras continuaba observando cada detalle del departamento - ¡Es hermoso!

-¡Ponte cómoda! - dijo Riley y le indico que se sentara en un blanco sillón de cuero - Pediré que preparen un suculento desayuno. - exclamó antes de perderse de la vista de Danielle.

-¡Gracias! - respondió la chica y se sentó con mucho cuidado sobre el sillón, aunque inmediatamente se puso de pie, ¡no quería tocar ni ensuciar nada!

Hank apareció después de un rato y frunció el ceño al verla de pie junto al sillón. ¿Por qué Danielle no había tomado asiento? Se preguntó el hombre mientras colocaba una bandeja que contenía un tazón de avena con canela, un omelette de espinacas, panqueques adornados con enormes rebanadas de banana, un par de tostadas francesas, leche y jugo de naranja.

-¿Por qué no te has sentado, niña? - exclamó Hank - Siéntate y come el desayuno, por favor.

-¡Pero no quiero ensuciar nada! - se quejó Danielle mientras se le hacía agua la boca al contemplar la enorme bandeja repleta de delicias.

-Después limpiarán. - murmuró el hombre - Ponte a comer, porque se nota que mueres de hambre. - dijo Riley sentándose frente a la chica.

Danielle no respondió, sólo le dedicó una enorme y encantadora sonrisa y comenzó a comer con ganas hasta dejar la bandeja vacía. Hank la observaba comer y sonreía, ¡esa niña iba a caer fácilmente! Su necesidad la iba a orillar a decir que sí y el podría llevar a cabo sus planes de la mano de esa hermosa creatura.

-¿Has terminado, muñeca? - preguntó y Dani asintió - Te llevaré a tu habitación y podrás tomar un baño caliente. Te cambiarás de ropa y podrás dormir todo lo que quieras. - exclamó - Yo tengo que retirarme por ahora, pero por la tarde estaré de regreso. - murmuró Hank - Me gustaría hablar contigo, ¿de acuerdo? - dijo y sonrió.

-¡Muchas gracias! - respondió la chica y se arrojó a los brazos de Hank para abrazarlo.

Hank la abrazó y depositó un beso en la frente de Danielle antes de marcharse. La muchacha entró en la habitación y se llevó las manos al rostro. ¡El lugar era hermoso! Parecía que esa habitación había sido diseñada para una niña. Las paredes estaban pintadas de color de rosa y había adornos infantiles como muñecas y animales de felpa. Una mesita con dos sillas se encontraba en un rincón y del otro extremo, un escritorio con un ordenador y una elegante lámpara. También había un librero lleno de libros infantiles y juveniles, así como una enorme pantalla de televisión que colgaba de la pared. Una rústica escalera llevaba hacia la cama, que se encontraba en la parte superior de la habitación, desde donde se podía observar la ciudad. ¡Todo era bellísimo!

Dani se quitó la ropa con rapidez y entró en el cuarto de baño. La chica volvió a lanzar otro grito de admiración al contemplar el interior del baño. ¡Era enorme! Tenía un elegante sanitario, una regadera cubierta por un grueso cristal, así como un enorme jacuzzi y un gran vestidor. ¡Todo era magnífico en ese sitio!

Danielle tomó una ducha y después preparó el jacuzzi para relajarse. Estuvo ahí por más de una hora, hasta que escuchó que llamaban a la puerta y respondió de inmediato.

-¿Qué sucede? - preguntó la chica con nerviosismo.

-Sólo quería decirle que su ropa se encuentra sobre la cama - murmuró la voz de una mujer - También le he dejado un refrigerio sobre la mesa - dijo la voz femenina - Si necesita alguna otra cosa, sólo toque el timbre que está junto a la mesa y de inmediato atenderemos a su llamado, señorita Lennox. - dijo la mujer y Dani escuchó cuando la puerta de la habitación se cerraba.

La chica salió del baño y miró la ropa que estaba sobre la cama. ¡Era hermosa! Se traba de un suéter con blanco con franjas en color rojo y azul, así como unos jeans rectos y unas zapatillas deportivas blancas. Dani observó también el conjunto de lencería que estaba junto al suéter, era de color de rosa y de un suave encaje.

Dani suspiró, ¡ella nunca había tenido cosas como aquellas! Todo era como un maravilloso sueño del que no quería despertar. Y Hank era como su ángel de la guarda o su hada madrina que había aparecido en el momento preciso. Sin embargo no debía confiarse, ese hombre podía tener intenciones ocultas. La chica leía las noticias y sabía de los pervertidos sexuales que se aprovechaban de jóvenes ingenuas como ella. ¡No iba a bajar la guardia! Por un momento lo hizo, pero ahora debía estar alerta.

Danielle se vistió y tomó un libro de cuentos para después acercarse a la mesa y comer los sándwiches que estaban sobre una bandeja. ¡El desayuno no había sido suficiente! Además no iba a permanecer ahí todo el día y debía comer muy bien antes de marcharse de casa de Hank.

Después de tomar una siesta, Dani escuchó que llamaban a la puerta y despertó sobresaltada. Se levantó a toda velocidad de la cama y corrió a abrir la puerta. Hank se encontraba de pie frente a ella y llevaba entre sus manos varias bolsas de tiendas exclusivas.

-Espero que te guste lo que acabo de comprarte - murmuró Hank y entró en la habitación para dejar las bolsas sobre la mesa - Quiero que te midas todo por si algo no te queda y... - dijo pero fue interrumpido por Danielle.

-Se lo agradezco, señor. - exclamó la muchacha - Pero ya hizo mucho por mí, no sé cómo voy a agradecerle toda su ayuda.

-¡Es fácil! - respondió Riley sentándose en una de las sillas rosadas - Sólo tienes que ayudarme a mí.

-¿Ayudarlo? - preguntó Dani sin entender - ¿Pero cómo?

-Escúchame y sabrás de que manera podrás ayudarme a mí y salir beneficiada. - murmuró Hank - ¿Quieres ir a la universidad? - preguntó y la joven asintió - Muy bien, y es algo que me gustaría que hicieras. - dijo y sonrió - Si aceptas ayudarme, te prometo que nada te faltará y que vivirás con todas las comodidades. - murmuró - Tendrás muchos beneficios y uno de ellos será asistir a una de las mejores universidades del país.

La muchacha escuchaba sorprendida las palabras de ese hombre. ¿Qué era lo que él quería de ella? ¿Qué tenía que hacer para poder conseguir todo aquello que Hank le ofrecía? ¡Todo era muy tentador! Pero ella no se fiaba, no tenía porqué confiar ciegamente en él, pero en su mente estaba esa vocecilla que le decía que tenía que ser agradecida con el señor Riley y ayudarle en lo que ese hombre le dijera.

-Lo escucho, señor - Murmuró Dani - ¿Cuál es su propuesta?

Hank se aclaró la garganta y exclamó con voz firme y grave.

-Quiero que te hagas pasar por mi amante.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Hemos conocido un poco de la historia de Danielle y como ha sido su encuentro con Hank Riley. Como podemos ver, el hombre se está aprovechando de la situación para obligar a Dani a aceptar su propuesta. Ella seguramente aceptará, pues lo que le ofrece es algo que ella no podrá conseguir tan fácilmente por mucho que se esfuerce.
¿Qué opinan del personaje de Danielle? ¿Y del personaje de Hank? Espero sus respuestas al respecto.
Ahora díganme, ¿qué les pareció este capítulo? Espero que lo hayan disfrutado. No olviden dejar sus votos y comentarios, y gracias, muchas gracias por leer esta nueva historia.
Maria Decapitated

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