Capítulo 7
Su cuerpo se siente rodeado de algo cálido y muy suave, no quiere despertar pero una molesta campana suena a lo lejos.
¿Es un despertador?, se pregunta al fruncir el ceño. Cuando trata de mover sus manos toca algo suave, por lo que abre los ojos rápidamente. Ayla suelta un pequeño chillido al encontrarse atrapada en los brazos de Cruz. El gran cuerpo del muchacho la rodea, dejándola contra su pecho mientras el mentón de éste se apoya suavemente sobre su cabeza. Él la sostiene, una de las manos está en su espalda y la otra en su pierna, el borde de la camiseta que viste está levantada, dejando ver la parte inferior de su cuerpo y la ropa interior.
—Cruz, Cruz —le susurra con delicadeza para despertarlo, en respuesta él baja la cabeza para colocarla en el cuello de Ayla y suspirar. Ella insiste hasta que el castaño abre los ojos sólo para frotar su cabeza contra la de ella, primero roza sus mejillas una contra otra y luego sus narices, finalmente lame los labios de la chica como saludo y le sonríe.
—Buenos días. —Su voz suena un poco ronca y adormilada, inexplicablemente Ayla siente un pequeño escalofrío al oírla—. ¿Qué podemos hacer hoy? Seguir con los besos o pasar a las marcas —piensa en voz alta al ver la mordida que Mako había hecho en el cuello de la chica.
En eso él nota algo y baja el cuello de la camisa un poco, así descubre el que pecho de Ayla está cubierto por cientos de pequeñas manchas moradas. Entonces suelta un suspiro y mira a un lado, pensaba marcarla pero ya se le adelantaron, como en todo.
—¿Pasa algo? —pregunta al verlo con las orejas agachadas.
—Hum, no... Este día le toca a Azrael de nuevo, te va a decir como hablar, como vestir y esas idioteces de etiqueta —habla mientras se coloca una camiseta que recogió del piso—. Vamos a desayunar —agrega cuando extiende su mano hacia ella.
Ayla duda, debido a que viste una simple camiseta, ya imagina la reacción de los otros hermanos e imagina lo que le harán. Cruz, la ver que no se mueve y sólo mantiene la mirada abajo, termina tomándola de la mano para sacarla de la habitación. Ambos caminan por los pasillos, siguiendo el sonido de esa campana hacia el comedor, ya que es la hora de desayunar.
—¡¿Que?! —suelta Mako cuando los ve llegar. La chica huele a Cruz completamente, demás está usando la ropa de éste.
—Ayla, ¿estás bien? —Llantén se acerca rápidamente a ella y le da un abrazo—. Yo pensé que la pasaríamos bien en la fiesta pero él te llevó lejos —comenta para luego mirar a Cruz con el ceño fruncido.
—¿Por qué no regresaron a la fiesta? —cuestiona Azrael, quien ya está sentado en la mesa y espera el desayuno.
—Porque no —contesta el castaño simplemente. Él suelta a Ayla en ese momento para tomar su lugar en la mesa, ella da unos pasos para seguirlo, aunque recuerda lo que le había dicho.
—Es el turno de Azrael —le indica Mako. Sin embargo ella no tiene el valor de sentarse junto al nombrado. Sólo permanece de pie a una distancia segura.
—Tienes que comer, eres muy delgada —le pide Llantén.
—No hace falta que esté a mi lado hermanos —habla Azrael—. Puede sentarse allí —señala el lugar en la otra punta de la mesa, el cual Ayla toma con gusto.
En ese momento los sirvientes traen la comida, dejando frente a ella un plato con un emparedado y frutas, acompañados por un gran vaso de batido fresco. Ayla comienza a salivar cuando siente el pan crujiente y caliente en sus manos, el queso se encuentra derretido y el aroma es exquisito. Da unos grandes mordiscos hasta que sus mejillas quedan regordetas y sus labios llenos de migas.
Cruz suelta una risa mientras que Llantén le ofrece una servilleta, por otro lado Azrael permanece muy quieto en su lugar, observando cada movimiento de la muchacha mientras la punta de su cola se menea de un lado al otro.
—¿No vas a comer? —le pregunta el teñido, haciendo que él reaccione y mire su plato.
—Si —responde al tomar los cubiertos. Su vista baja a su propio plato y da los primeros bocados, serenando su mente y cuerpo, aunque sus sensibles oídos alcanzar a escuchar los sonidos de la muchacha comiendo. Ella tararea de gusto con cada bocado, disfrutando de los diferentes sabores y, sin que sea consciente de ello, provocando que Azrael imagine todas las posibilidades en donde Ayla haga esos sonidos, pero mucho más intensos.
Él comete el error de cerrar los ojos, potenciando sus sentidos que le dan mucho más claridad a las imágenes de su mente. Ayla tiene una expresión de satisfacción demasiado real mientras suelta esos gemidos lastimeros, él adora escucharlos.
De repente muerde su propia lengua en un mal movimiento al masticar, pero esto logra traerlo a la realidad donde continúa sentado en la mesa, aunque ahora se siente dolorosamente apretado en sus pantalones.
El primero en levantarse de la mesa es Llantén, diciendo que este día debe subir nuevas fotos, luego le sigue Mako y Cruz, este último se despidió de Ayla diciendo que iría a prepararse para su próximo encuentro. Esto le resultó bastante extraño al hermano mayor, él y la chica son los únicos que quedan en la mesa ahora, y el silencio es incómodo.
—Lamento haberte dado una muy mala primera impresión de mí —comienza luego de aclarar su garganta. Ayla simplemente asiente—. Yo no sé qué me pasó, incluso ahora... —agrega, sintiendo la necesidad de darle una explicación aunque eso significa hacerle conocer la bochornosa situación en la que se encuentra.
Azrael busca las palabras correctas, pero le es muy difícil concentrarse en su estado actual, esto le lleva a dar un fuerte pisotón a su cola. El dolor opaca a la excitación rápidamente, por lo que, unos minutos después, se pone de pie para caminar hacia Ayla.
La ve temblar ligeramente por la cercanía, esto le duele un poco ya que ella parece estar más relajada en compañía de Llantén o de Cruz.
—Voy a empezar de nuevo... Soy Azrael Nikolay De Luca —se presenta al mismo tiempo que hace una pequeña reverencia.
—S-Soy Ayla Zas —contesta en un tono de voz bastante bajo.
—Ayla De Luca, no necesitas usar tu apellido —corrige dándole una sonrisa. Él extiende su mano hacia ella, con duda acepta acompañarlo a donde quiera que quiera llevarla. Después de todo no pretende hacerlo enojar.
Para su sorpresa Azrael le ordena a unos de los sirvientes preparar el auto y en un minuto ya se encuentran dentro del vehículo. Ayla al principio se resistió a ir por lo que vestía y él la tranquilizó diciendo que eso mismo irían a buscar. El auto los llevaría a comprar ropa a medida para ella.
El interior del coche está completamente equipado y Ayla se distrae viendo la televisión de pantalla plana que está frente a ellos. También toca los botones que encuentra aquí y allá, encendiendo varias cosas al mismo tiempo que Azrael las debe apagar. En un momento ella accidentalmente se sienta sobre la cola de éste y termina en un rincón temblando debido al rugido que él soltó por el dolor.
—¡Tranquila, está bien! —le dice rápidamente—. Es que me asusté, nada más —agrega en un tono suave mientras se acerca a ella lentamente.
—¿No e-estás enojado?
—No, para nada —contesta cuando se sienta a su lado. Ayla relaja un poco su cuerpo, sin embargo continúa alerta y coloca sus manos en el pecho de Azrael cuando la abraza. En ese momento comienza a escuchar unos sonidos muy familiares para ella y que son producidos por el muchacho.
Unos fuertes ronroneos salen del pecho de Azrael mientras frota su cabeza contra la de Ayla. Ella poco a poco baja sus defensas, dándole más espacio para frotarse, como el cuello y hombros. Justo en esa parte tan sensible, roza la punta de su nariz un par de veces y termina dejando un pequeño beso.
Todos esas caricias y pequeños besos hacen que la muchacha se relaje poco a poco. En eso sienten como el coche se detiene, por lo que Azrael se detiene para acomodar su cabello. Una vez listo es el primero en salir y extiende su mano hacia ella nuevamente.
—Hay muchas personas. —Se niega a salir luego de ver que están frente a las puertas de un gran centro comercial.
—Oh, no te preocupes —contesta mientras se quita su chaqueta, la cual termina atando en la cintura de Ayla. La prenda cubre un poco más sus piernas, como una falda, por lo que ahora sí acepta a acompañarlo.
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