Capítulo 23
Luego de una corta siesta, la campana del almuerzo despierta al teñido. Adormilado, mira a su lado para encontrar a Ayla sentada en la cama con esas mordidas y manchas de sangre. Inmediatamente se levanta para llamar a los médicos aunque se detiene al saborea la sangre en sus labios, descubriendo que era el responsable.
—¿Qué pasó? ¿Duele mucho? —La boca y mentón de Mako están manchadas por lo que rápidamente se dice que hizo una pregunta estúpida.
—¿No recuerdas nada? —pregunta la morocha en un tono bajo.
—Bueno... era muy temprano y te traje a mi cuarto. No recuerdo mucho después de la tercer mordida. Lo lamento, eso pasa cuando bebo demasiada sangre —murmura pensativo, entonces la envuelve con las sábanas para acompañarla al baño del cuarto. Ayla mira sorprendida los cientos de envases con cremas, tratamientos capilares y tinturas que Mako utiliza para teñirse.
Él abre el grifo para llenar la bañera con agua caliente, mientras deja a Ayla allí, busca su celular y llama al médico familiar para que atiendan tus heridas.
—¿La temperatura del agua está bien?
—Si y... yo estoy bien. No hace falta llamar a nadie —responde al darle una leve sonrisa.
—Debemos asegurarnos —dice al sentarse en el borde de la bañera para comenzar a humedecer la cabellera de de la chica—. Han pasado unas semanas desde que llegaste y tal vez ya estés embarazada, así que un chequeo no está de más.
Ayla guarda silencio mientras deja que él lave su cabello, el agua tibia hace arder un poco las heridas pero Mako es cuidadoso al limpiar su cuerpo, dejando la piel suave y perfumada.
—Quiero hacerte una pregunta... —suelta al momento de enjuagar la espuma del cabello, Ayla en respuesta dirige su mirada hacia él en silencio y espera dicha pregunta—. ¿Por qué no intentas escapar? —desde la charla con su padre no ha dejado de pensar en ello.
—No tengo a donde regresar —contesta la morocha haciendo que Mako cambie su expresión.
—No lo sabía, pero ahora este es tu hogar, ¿bien? —él la abraza por la espalda para luego dejar unos besos en sus labios.
Para cuando llega el momento de que Cruz pase tiempo con Ayla, él queda horrorizado al ver al médico salir de la habitación de la muchacha. El hombre le dice que todo está en orden aunque ella no se encuentra embarazada por el momento, Cruz les da las gracias sin embargo al entrar a la habitación ve a Ayla cubierta de gasas y vendajes.
—¿Qué te hizo Mako? —pregunta rápidamente al acercarse, sus manos no se atreven a tocarla a pesar de que quiere abrazarla.
—Mordidas —comenta para luego extender sus brazos hacia el castaño. Cruz entiende el gesto y se acerca para abrazarla. Él rodea la cintura de Ayla con cuidado y apoya su mentón en el hombro suavemente.
—El almuerzo ya está listo, ¿vamos?
—Claro —responde con entusiasmo ya que debido a Mako no pudo desayunar.
Ya en el comedor ambos encuentran al teñido comiendo, entonces se sientan en la mesa mientras le sirven sus platillos. Cruz está molesto y gruñe hacia su hermano por obvias razones, aunque éste no le presta atención mientras revisa su celular en silencio.
Ayla come un sándwich pero se detiene al notar que Cruz no ha tocado su desayuno. Obviamente la cosas es seria para que él no tenga hambre.
—Hey, ¿te disculpaste con Ayla? —suelta con los dientes apretados, le molesta que Mako esté tan tranquilo.
—Por supuesto, no pude contenerme y lo siento, ¿contento hermanito?
—Debes tener el control de ti siempre en esos momentos, eso dicen los libros de comportamiento —le reprocha, entonces el pelaje del castaño vuelve a rizarse debido al toque inesperado de Ayla. Ella se estira para alcanzar sus orejar y las acaricia para tranquilizarlo.
A pesar de resistirse Cruz acaba frotándose contra su pequeña mano para conseguir más caricias. Mako suelta una risa entonces se levanta de la mesa luego de haber terminado su desayuno.
Una vez solos Cruz regresa a la realidad y baja sus orejas para comenzar a comer en silencio. La muchacha a su lado también lo hace. Sin embargo una duda viene a su mente en ese instante, por lo que jala la camiseta del castaño para llamar su atención.
—¿Desde cuando conocen a Gala?
—Desde que tengo memoria —masculló al recordar esos momentos—. De niños venía a jugar con Llantén y Mako pero siempre me molestaban, no soportaba su voz chillona.
—A ella le gusta Llantén pero... ¿Qué hay de Mako?
—No lo sé, creo que para ella sólo es su mejor amigo. Colorín tampoco demostró interés en Gala —contesta pensativo para luego sacudir su cabeza—. Ya terminé, ¿vamos afuera a jugar? —propone al tomarla de la mano.
Ayla acepta con una pequeña sonrisa mientras lo acompaña al gran jardín trasero, a lo lejos está el laberinto pero Cruz prefiere correr bajo las sombras de grandes árboles y revolcarse en el césped. Lamentablemente su ánimo decae al no encontrar su disco favorito donde lo dejó.
—Alguno de los sirvientes debió recogerlo y enviarlo a mi habitación —dijo pensativo para luego arrojarse al suelo. Ambos están bajo la sombra de un imponente sauce, algunas ramas son tan grandes que tocan la tierra creando una cortina natural que se mese con el viento—. No quiero volver a dentro.
Cruz mira a su alrededor, encontrando a Ayla sentada a su lado. No puede evitar pensar que se ve muy bonita con ese vestido corto de color celeste con estampado y el cabello recogido con una cinta negra. Aunque su expresión cambia al ver las marcas y mordidas que Mako dejó en su cuerpo. Cruz no pudo evitar acercarse y tocar las marcas rojas en su cuello, a un lado estaban las vendas que cubrían las mordidas.
—Y luego yo soy el salvaje de nosotros —murmura mientras las yemas de sus dedos acarician el delgado cuello de la morocha—. T-También tus muslos.
—No sé hasta dónde dejó marcas, ¿puedes mirar? —Cruz asiente a la petición, piensa que es una oportunidad para avanzar con Ayla, sin embargo está un poco nervioso.
Ayla se acerca quedando sentada frente a frente, entonces desliza las tiras de su vestido, descubriendo su pecho. Él traga saliva ya que no está usando sostén sin embargo aclara su garganta para decir que tiene marcas en su pecho y vientre, luego ella se gira y más marcas rojas adornan su espalda.
Cruz maldice nuevamente a Mako en sus pensamientos aunque regresa a la realidad cuando escucha un gemido de la muchacha. No sabe en qué momento sucedió pero se encuentra besando esa delicada espalda. Rápidamente se disculpa y le acomoda el vestido. Por su parte Ayla sonríe para sí misma entonces se acerca más hasta terminar sentada sobre su rezago, la cola del castaño moviéndose de un lado al otro le causa ternura.
—¿Ayla? —pregunta al sentir los suaves movimientos de sus caderas, ella rodea su cuello con los brazos, por lo que quedan muy juntos. Su calor se comparte y sienten la respiración del otro—. No podemos... Estamos afuera-
Su aliento se entrecorta cuando ella baja su cierre para liberarlo, al tocarlo consigue suspiros pesados que la alientan a seguir. Por su parte Cruz niega y detiene a Ayla sosteniéndola de la cintura.
—Espera... espera. No hagas e-eso, además estás l-lastimada —dice mientras ella aprovecha para acariciar sus orejas. En esa zona las manos de Ayla se sienten muy bien, aunque lucha consigo mismo por mantener el control—. Alguien p-puede... vernos.
—Sólo verán que estoy sentada sobre ti —respondió al acomodarse mejor. La falda cubre el regazo de ambos aunque él la puede sentir, ella aparta la ropa interior tanto suya como la de Cruz y baja poco a poco mientras ve las reacciones del castaño. Él está muy sonrojado y mantiene sus orejas hacia atrás, al momento de estar unidos todo su pelaje se eriza.
—A-Ayla... se... s-se siente-
—Me moveré, ¿si? —responde al momento de levantar su cadera de manera suave, haciendo que él cierre los ojos.
—No, no —niega con la cabeza—. Es c-caliente... me derrito.
Ella suelta una risa baja mientras continúa moviéndose. Cruz la sujeta de la cintura para detenerla pero no tiene la fuerza para hacerlo al estar siendo golpeado por cientos de sensaciones nuevas en ese momento.
—Basta, n-no... Ayla, por favor —susurra entre gemidos graves, entonces la muchacha lo calla con besos. Sus labios se rozan una y otra vez hasta que él lleva su cabeza hacia atrás al momento de llegar a su límite.
Su corazón late muy rápido y, al levantar la mirada, se topa con los ojos de Ayla. Eso es lo último que ve antes de que su vista se vuelva borrosa. Ella lo sostiene antes de que caiga y lo recuesta por el por tronco del sauce.
—Se desmayó... —susurra sorprendida, aunque un momento después sonríe de lado—. ¿No querías? Sólo eran excusas, lobito.
~~~~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro