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Capítulo 22

La fiesta trascurrió normal, Gala momentáneamente era feliz, ignorando el dolor al menos por unas horas. Al menos sabía que Mako estaba ahí para acompañarla, contaba con su amistad y consuelo. Cuando los invitados se retiraron ella volvió a estar sumergida en su tristeza.

Por otro lado los hermanos De Luca regresaron a casa, siendo Mako el más preocupado por la actual situación. Azrael mira al teñido para luego suspirar y llamar la atención de los demás en el auto.

—Ella estará bien —comenta para luego darle una sonrisa a su hermano—. Llantén también, gana lo suficiente con su trabajo de modelo. —El rizado nota un poco de alivio en la mirada de Ayla luego de sus palabras. 

El chofer les avisa que ya llegaron a la casa, por lo que todos bajan y entran por la puerta principal. Inmediatamente el mayor de los De Luca siente que algo no está bien y sus sospechas son confirmadas cuando algo roda hacia ellos. 

 —¡Cuidado! —exclamó Cruz al pensar que eso era una especie de explosivo pero un humo extraño comenzó a salir—. Arg... 

El aroma del humo era realmente desagradable para los hermanos y Cruz comenzó a tener arcadas. Por otro lado más bombas de humo rodaron hacia ellos mientras que una figura se hizo presente, se trataba de Liceo por lo que los hermanos intentaron atacarlo, más no esperaron que él reprodujera con su celular un sonido extremadamente agudo que lastima sus sensibles oídos.

 —¡Mierda, se lleva a Ayla! —exclama Mako al ver a Liceo tomarla del brazo para comenzar a correr.

Ayla intenta seguirlo con sus zapatos altos y tiene problemas bajando los escalones de la entrada. 

—De prisa, eso no los detendrá por mucho.

—¿A dónde vamos? —pregunta y hace una mueca debido a que su agarre la está lastimando.

—Te sacaré de aquí. Trabajo para una sociedad que ayuda a personas como tú. Serás libre y volverás a casa —le explica, entonces la chica se detiene de golpe. Esto también lo obliga a detenerse y mira a Ayla quien recupera su brazo—. ¿Qué pasa?

—Esta es mi casa ahora.

—¿Que? Te compraron, vi cómo esos tipos te tratan, sin mencionar que los empleados te odian sin razón —Liceo no recibe respuesta, sino que ve a la muchacha volver a la mansión. Él no sabe que hacer, no puede obligarla a acompañarlo, por lo que sólo se retira debido a que su posición ya fue comprometida—. Espero que esté bien.

En la casa Azrael intentaba levantarse pero el sonido lo tortura, ni siquiera cubriendo sus orejas dejaba de escucharlo. Entonces ve a la Ayla caminar hacia el celular, el cual se encontraba en el suelo a unos metros de ellos y toca la pantalla para ponerla fin a su sufrimiento. 

—¿E-Estás bien? —le pregunta el castaño al sacudir su cabeza, le toma un momento recuperarse al igual que sus hermanos.

—Si, ¿y ustedes? —contestó mientras es repentinamente abrazada por Cruz y Mako, quienes olfatean su cabello para reemplazar ese desagradable olor de las bombas.

Azrael toma su móvil y llama a la policía inmediatamente, luego también se acerca y toma la mano de Ayla en silencio. 

—¿Qué quería? ¿Por qué Liceo hizo esto? —se pregunta y tampoco no entiende porqué la dejó ir.

—Dijo algo de rescatarme pero... 

—Ese maldito —los gruñidos fuertes de Cruz llaman la atención de los presentes.  

—Los guardias se encargarán y ya llamé a la policía —comenta el rizado para calmar a los otros dos. El sonido agudo todavía resuena en su cabeza pero aún así se encargó de reforzar la seguridad y, al terminar, también estaba dispuesto a pasar tiempo con Ayla.  

La lleva a su habitación y cambia el vestido por un pijama cómodo. Ella está muy inquieta, un poco nerviosa ya que conoce el carácter de Azrael y su actuar calmado sólo la asusta más y más. 

Desde su lugar en la cama ve al rizado quitarse el traje para colocarse ropa más cómoda, todo aparentemente normal, pero al guardar su ropa dentro del armario él destroza con sus garras una de la maderas espaciales para rascar. Ayla al ver esto sólo se encoge en su lugar y traga saliva al momento que lo ve caminar hacia ella.  

 —No puedo creer que casi te pierdo —murmura al tomarle el rostro con sus manos. Él une sus bocas dándole unos besos entrecortada que Ayla no sigue debido a que acaban repentinamente—. No es un sueño... Realmente estás conmigo —susurra a unos centímetros de sus labios.

Ayla asiente con la cabeza ya que pensó que era descortés no responder. Azrael le da una sonrisa para luego tomarla de la nuca y esconder su rostro en el cuello de la chica. La respiración cálida en esa zona tan sensible hace que Ayla sienta escalofrío, aunque la sensaciones se intensificaron cuando él comenzó a recoger su piel con los labios lentamente.

—Esto me agrada —suelta al mismo tiempo que ronronea, las vibraciones de su voz y ese sonido tranquilizan a la muchacha—. Aquí, contigo, puedo... olvidar mis responsabilidades por un momento y... ser yo mismo —dice en voz baja, muy cerca del oído de Ayla.

Afortunadamente Azrael la abrazó y se arrojó en la cama para estar así por el resto de la noche. Ella durmió rodeada por esos fuertes brazos mientras era arrullada por el ronroneo del rizado.

Generalmente Ayla no tiene sueños o sólo los olvida al despertar, sin embargo esta vez la imagen de Llantén aparece ante ella. Le sonreí, le dice cosas bonitas y es muy amable. Creyó haber encontrado a la primera persona que la trató bien sin esperar algo a cambio pero estaba muy equivocada. Rápidamente el sueño se convierte en una pesadilla viéndose a si misma en la cama mientras estaba enferma y Llantén, en lugar de cuidarla como pensó que lo haría, estaba usando a Gala para satisfacerse.

Le hizo creer que era lo único bueno en ese lugar, diferente a sus hermanos pero las cosas se habían invertido. 

Al despertar se siente agotada, nota los rayos de sol a través de los grandes ventanales de la habitación de Azrael pero él no se encuentra en la habitación. Al lado de la cama hay una mesa de noche sobre la cual encuentra una nota del rizado diciendo que debía ir a trabajar temprano y no quería despertarla, por ello no se despidió. 

Ayla aparta la nota y se acurruca en la gigantesca cama con la esperanza de seguir durmiendo, sin embargo, unos minutos después siente movimiento a su lado. Un cuerpo se desliza debajo de las sábanas y, al levantarlas un poco, se topa con la sonrisa de Mako.

—Buenos días señorita —la saluda al estar apoyado sobre su pecho. El muchacho disfruta de la posición en la que se encuentran y aprovecha para besar sus clavículas. Sus labios le sacan suspiros a Ayla, aunque no deberían estar haciendo eso en ese lugar, es en contra de las reglas—. Vamos a mi habitación —susurra al sujetarla de la cintura para levantarla de la cama. 

Ayla no opone resistencia mientras el teñido la lleva sobre su hombro como si de un costal se tratara. En segundos él la deja sobre su cama y la acorrala contra el colchón, los últimos días ha estado esperando una nueva oportunidad para estar con ella y a diferencia de Llantén ha esperado pacientemente.

—Me siento un idiota, era el único que esperaba —murmura él mientras deja cortos besos nuevamente por todo el cuello de Ayla. Deja marcas aquí y allá, provocando que el cuerpo de la muchacha reaccione a sus caricias. 

Mako rápidamente desliza el camisón y la ropa interior fuera de su cuerpo, dejándola completamente expuesta a él. De la misma manera se deshace de su vestimenta mientras recorre las piernas de la chica con sus manos, completamente segado por sus sentidos sobre estimulados, comienza a morder la piel delicada. La cual se rompe ante sus grandes colmillos, el sabor de la sangre lo incentiva a continuar con las mordidas.

—A-Ah —Ayla no puede evitar soltar quejidos mientras siente como su cuello, hombros y espalda son marcadas. Las mordidas son dolorosas y algunas gotas de sangre comienzan a manchar las sábanas al mismo tiempo que Mako se une a ella. 

Las embestidas no se hacen esperar y Ayla sólo puede abrazar la almohada, él es un poco brusco pero nada que no pueda manejarlo. Los minutos pasan entre quejidos y jadeos hasta que finalmente Mako llega a su límite. 

—Te amo... Gala —susurra al momento de liberarse.    

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